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Hermes Giménez Espinoza[editar]

Hermes Giménez Espinoza[1]​ (24 enero 1953-Asunción, Paraguay; 28 noviembre 2010-Asunción), fue un fecundo escritor paraguayo tempranamente desaparecido, novelista, cuentista, poeta, actor y director de teatro, periodista y profesor. Su primera novela "El amor que te tengo” ganó el PRIMER premio del Concurso de Novela del Club Centenario para autores inéditos en 1997. En 2002 publicó su segunda novela, "Memorias de Dios"[2]​ , que lo posicionó como uno de los narradores más destacados de su generación. En 2007 publicó "Asunción bajo toque de siesta"[3]​ novela galardonada al año siguiente con el Segundo Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Asunción. Murió el 28 de noviembre de 2010, a los 57 años. Dejó varias obras inéditas: cuentos, piezas de teatro, un poemario, otras tres novelas y una narración inconclusa cuya última versión está fechada el 4 de noviembre de 2010.

Nacimiento: 24 de enero de 1953. Asunción, Paraguay

Defunción: 28 de noviembre de 2010 (57años) Asunción, Paraguay

Ocupación: Escritor, novelista, cuentista, poeta, actor, director de teatro, periodista, profesor

Nacionalidad: Paraguaya

Período: Siglo XX (Generación del 90)

Género: Novela, cuento, teatro, poesía


Biografía[editar]

Primeros años[editar]

Hermes Timoteo Giménez Espinoza nació en Asunción del Paraguay el sábado 24 de enero 1953, en la misma casa donde viviría su infancia y su juventud, situada en el barrio Pinozá (Asunción), por cuyas calles transitarían más tarde sus personajes de “Memorias de Dios”. Vino al mundo en un parto domiciliario asistido por su propio padre y por una partera llamada Virginia que lo reanimó usando sus conocimientos empíricos ya que había nacido asfixiado por el cordón umbilical. Hermes era el noveno hijo de una familia numerosa de 12 hermanos. Su padre, Virgilio Giménez Vergara, un veterano de la Guerra del Chaco, aficionado a la lectura, estimuló tempranamente su interés por los libros. Hermes fue un lector voraz que a los diez años ya había leído toda la biblioteca de su progenitor, la cual incluía los clásicos griegos y latinos, textos de filosofía y la ficción europea de los siglos XIX y XX. Su madre, Margarita Espinoza Ozuna, oriunda de Ypacaraí, un pueblito sobre el lago homónimo distante 37 Km de Asunción, era una mujer menuda y enérgica, imbuida de un profundo celo religioso y de un elevado sentido de amor al prójimo que le llevó a albergar y criar en su casa, además de sus doce hijos, a numerosos niños desamparados. Hermes era bisnieto de Lino Vergara, uno de los 45 suscriptores en 1887 del acta de fundación del Centro Democrático (Partido Liberal) a quien él recordaba como un anciano afable que vivió hasta finales de los 50s en su quinta de Lambaré. Por su bisabuela, Dolores Garay, estaba emparentado con Blas Garayconnotado intelectual paraguayo de principios del siglo XX.

Giménez Espinoza inició su formación escolar en la Misión de Amistad y realizó sus estudios primarios en la Escuela Fernando de la Mora del barrio Pinozá. Sus estudios secundarios los cursó en el Colegio Nacional de la Capital donde se recibió de Bachiller en Ciencias y Letras en 1971. En 1973 se trasladó a la Argentina y se matriculó en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (Universidad Nacional de Córdoba) en cuyas aulas todavía se vivía el ambiente del “Cordobazo” . Cursó hasta 1975, año en que la escalada represiva cerró varias universidades argentinas y él regresó a Asunción para incorporarse a un proyecto de investigación cultural. Ese mismo año contrajo matrimonio con Ella Duarte Aranda con quien tuvo cuatro hijas. Dictadura, Religión y Teatro

Dictadura, Religión y Teatro[editar]

Giménez Espinoza había nacido seis años después de la guerra civil que asoló el país en 1947 , durante la cual fue asesinado su abuelo materno Alberto Espinoza, y un año antes del golpe de Estado de 1954 que llevó al poder a la tiranía de Alfredo Stroessner . Los primeros 34 años de su vida los pasó bajo el régimen dictatorial (1954-1989) en una sociedad donde la represión, el abuso de poder, la desinformación y el miedo habían sido “institucionalizados”. Esto iba a tener un profundo impacto en su futura producción literaria.

Nacido en el seno de una familia feligresa evangélica, Giménez Espinoza recibió una estricta educación religiosa que lo convirtió a muy temprana edad en un "estudioso” de la Biblia, así como en un amante de la música clásica y del canto coral. Asistía regularmente a la escuela dominical en la Primera Iglesia Bautista de Asunción, donde su natural curiosidad hizo que se destacara como un "niño prodigio" debido a su conocimiento bíblico. Tal vez fue esa misma curiosidad la que terminó alejándolo de la religión.

Durante su adolescencia empezó a interesarse por la literatura marxista y anarquista que circulaba en secreto en algunos círculos intelectuales de Asunción durante los años 60. A los 19 años se incorporó al movimiento de teatro independiente uniéndose al Teatro Popular de Vanguardia (TPV) dirigido por Antonio Pecci y Gabino Ruiz Díaz Torales (Rudi Torga), con quienes ensayó “Cantata Heroica” de Ramiro Domínguez que no llegó a ser representada. En 1972 ingresó al grupo “Teatro Estudio Libre” (TEL) dirigido por el mismo Rudi Torga. Su incorporación al teatro independiente coincidió con su rompimiento con la religión y su afirmación como librepensador. Su afición musical se orientó a los Beatles, Spinetta, Tarragó Ros, Sembrador y otros exponentes de la nueva música de los 60.

Actor y Director[editar]

Sus dos primeros años con el teatro independiente fueron de formación. Participó activamente de cursos técnicos organizados por la Muestra Paraguaya de Teatro y por el TEL de la mano de maestros de la talla de Enrique Buenaventura, María Escudero, Aurelia Lofrusio, Ramiro Domínguez , Osvaldo González Real , Josefina Plá y Rudi Torga.

En la puesta del “El Centrofordward murió al amanecer” de Agustín Cuzzani (1972), su primera obra con el TEL bajo la dirección de Torga, Hermes Giménez reveló extraordinarias dotes de actor. Siguieron otras puestas con el mismo grupo que le tuvieron como protagonista y asistente de dirección: "Azúcar impalpable" de Roberto Cañete y "Estimado Prócer", de Humberto Costantini (1972), “Encrucijada del Espíritu Santo” de José María Rivarola Matto (1973), “Hermano Francisco” de Josefina Plá y “Mbokajá ha' eñó” (Cocotero solitario) de Néstor Romero Valdovinos (1976), “La maestra” de Enrique Buenaventura y “Una libra de carne” del mismo Cuzzani (1978).

Durante 1975 trabajó en el proyecto Teatral “Aty-Ñe'ẽ” dirigido por Raquel Rojas , Antonio (Tony) Carmona y Alcibiades González del Valle . Este proyecto fue solventado por la Inter American Foundation y permitió al grupo desarrollar tareas de montaje, cursos y seminarios sobre teatro paraguayo y técnicas teatrales en Asunción y en los departamentos de Caaguazu, Caazapa, Concepción y Amambay, así como realizar estudios lingüísticos, sociológicos y antropológicos con miembros de la comunidad de las etnias de la familia lingüística guaraní. Con Aty-Ñe'ẽ participó del montaje de varias obras: “Yvy reñoi”, Adaptación sobre varias obras de Julio Correa, “Fábula sobre la creación del buey” recopilación de historias populares por González Delvalle y Carmona, “Perurimá” de González Delvalle, “Volpone” de Ben Jonson y “Mascarada en río revuelto”, adaptación y dirección de Antonio Carmona. A principios de 1976 se separó del grupo y se reincorporó al TEL hasta 1978.

En 1977 trabajó como actor invitado en el grupo “La Farándula” dirigido por Héctor y Edda de los Ríos en la puesta de “La fiaca” del dramaturgo argentino Ricardo Talesnik , estrenada en el Café Concert que funcionó por un breve tiempo en la segunda planta de la Estación Central del Ferrocarril. También como actor invitado hizo en 1980 “Orquesta de señoritas” de Jean Anohuil bajo la dirección del argentino Mario Gatti en el Teatro Arlequín y en 1983 “La mujer judía” de Bertold Brecht, dirigido por el uruguayo Carlos Aguilera.

En 1984 fue seleccionado para realizar uno de los papeles protagónicos en la filmación de la coproducción argentino-española “Zama” dirigida por el cineasta argentino Nicolás Sarquís y basada en el libro del mismo nombre de Antonio Di Benedetto. El filme estaría protagonizado por los actores españoles Juan Pardo y Charo López. El actor uruguayo Juan Manuel Tanuta y los paraguayos Hermes Giménez y Edda de los Ríos fueron elegidos para completar elenco de los personajes principales. La dirección de fotografía era del paraguayo Carlos Saguier y la asistencia de dirección de Antonio Pecci. El permiso de rodaje demoró seis meses después de instalado en Asunción el equipo de producción. El presupuesto de la película se estimaba en 260.000 dólares. La película requería de un centenar de actores secundarios y extras. A las demoras en el arranque se sumaron conflictos con el Centro Paraguayo de Teatro (CEPATE) que nucleaba a la mayoría de los actores que esperaban trabajar en la película y cuyas expectativas de remuneración fueron aumentando estimuladas por algunos líderes gremiales. El rodaje se suspendió definitivamente y dejó un profundo cisma entre los actores y grupos de teatro locales.

En 1984, Hermes Giménez creó el Grupo Pax-Teatro con el cual montó y dirigió varias puestas: “Matar el Tiempo” de Carlos Gorostiza (1984), “Cena para dos” y “Vísperas de San Simplicio” (1985), adaptación teatral de cuentos de Bocaccio y “El pretendiente inesperado” de Josefina Plá(1985-6).

En 1987 ya había decidido dejar de actuar, pero aceptó protagonizar como actor invitado a Juanito Ventolera en “Las galas del difunto” de Ramón Del Valle Inclán, con la Compañía teatral Edda de los Ríos bajo la dirección del español Juan Pastor Millet. Esta puesta marcó su despedida de las tablas.

Inicios de su carrera literaria[editar]

En 1997, diez años después de haberse alejado del teatro, Hermes Giménez ganó el Primer Premio en la categoría de autores inéditos del Concurso de Novela del Club Centenario, con su obra “El amor que te tengo”, publicada por Arandurã Editorial . La novela, que narra la historia de un periodista preocupado por cuestiones sociales que termina absorbido por una multinacional y atrapado en conflictos existenciales, ha sido valorada por el jurado- compuesto por Raquel Saguier , Jorge Aiguadé y Luis Hernáez . – por su “profundidad en el tratamiento de los temas y su exposición”.

A pesar de haber sido su carta de presentación como escritor, “El amor que te tengo” no fue su primera novela ni mucho menos su primera obra literaria. En el verano de 1985 había escrito para el Pax-Teatro “Cena para dos” y “Vísperas de San Simplicio”, dos comedias representadas bajo su dirección y que firmó con el seudónimo de Theo Espinoza. En esa misma época escribió tres obras de teatro que no llegaron a ser representadas: “Parábola del hijo pródigo”, “Camino a Emaus” y “Nita”.

Su decisión de alejarse de la actividad actoral, aunque coincidió con el clima de deterioro reinante en el movimiento teatral independiente en los 80s que se había manifestado muy claramente durante la fallida filmación de Zama (1984), se debió en realidad a que había empezado a descubrir nuevas posibilidades creativas en la literatura. En 1988 la familia Giménez Duarte se auto-exiló a Bolivia donde Hermes siguió trabajando sobre su obra “Nita” a la que dio un nuevo formato transformándola en novela que se convertiría finalmente en “Asunción bajo toque de siesta”.

Madurez[editar]

En el 2002 publicó la novela “Memorias de Dios”. En la contratapa del libro editado por Arandurã, el escritor Luis Hernáez escribió: ‘‘Algo que me deslumbró en las páginas de ‘Memorias del Dios’, de Hermes Giménez Espinoza, fue la posibilidad de vivir el alucinado, falso, pero sensiblemente sincero, mundo germinado en la mente de un ‘mita’i’ (niñito) de nueve años, que es capaz de transformar la copa tupida de los mangos en una catedral y de bajar las estrellas hasta el alcance de las manos. ‘Memorias de Dios’ es una novela que recrea desgarradoramente una época crucial de nuestra historia reciente, utilizando formas de narrar sumamente interesantes. Y la opinión que deja entrever es más fuerte, inclusive, que la expresión taxativa’’.

“Asunción bajo toque de siesta” es la primera novela escrita por Hermes Giménez (en 1975), aunque tercera en ser publicada. Escrita originalmente como obra de teatro con el título de “Nita”, la misma forma parte de una trilogía integrada además por “El amor que te tengo” y “Volver a Ucrania” (Edición póstuma en 2012), todas escritas antes de 1977. La novela fue galardonada con el segundo lugar del Premio Municipal de Literatura de la edición 2008. Milda Rivarola se refirió al mismo en ocasión de su lanzamiento en estos términos: “Hermes es un escritor con mucho oficio y conozco toda su obra anterior. Cuando comencé a leer creí que el personaje principal era un hombre, pues la voz en primera persona me hacía suponer eso, pero con satisfacción encontré que era mujer. Y mirando objetivamente la literatura de nuestro país, encuentro que los grandes personajes son mujeres. Son las que sufren, son las que pelean, son las que caen...”. Según Luis Hernáez, en Asunción bajo toque de siesta, “el autor se atrevió valientemente a bucear en cuestiones fundamentales, removiendo heridas recientes. La novela es una de las que se conocen como novela de Dictadores o de Dictadura, ambientada en una década del régimen de Stroessner. Pero gana enormemente al detenerse a analizar, con énfasis y con curiosa estrategia narrativa, hasta qué grado de deformación puede producir esta situación límite, esta forma de vida empeñada en deshacer meticulosamente en las personas de estructura de valores, de criterios, imprescindibles para la convivencia”.

Las interrogantes de fin de siglo[editar]

En ocasión de recibir el premio Municipal en 2008 por su novela Asunción bajo toque de siesta, Hermes Giménez explicó las motivaciones de su producción literaria afirmando: “Asunción bajo toque de siesta se asemeja a El amor que te tengo, en que ambas apuntan al deseo de desentrañar qué ha ocurrido en nuestro país y qué nos ha ocurrido a nosotros, que tenemos ahora alrededor de cincuenta años, un poco más quizás o un poco menos, y que vivimos lo más importante de nuestro ciclo vital entre 1950 y el final del siglo”. “Estas incógnitas las trato de develar a partir de personajes comunes. No existen héroes, ni prohombres, ni próceres en mis historias. Son hombres y mujeres ordinarios, imbuidos de nobleza y miseria, de propósitos altruistas, tal vez retorcidos, oscuros, mesiánicos, ingenuos o cargados de ambición. Todos agotan sus pasiones, soportan sus miedos, cometen sus crímenes y pecados, o llevan a cabo sus increíbles hazañas anónimas, teniendo como escenario de fondo los desfiles militares, los decretos prorrogando el estado de sitio, las parrilladas llenas de turistas de compra escuchando bienvenido hermano extranjero, y la sombra de policías con casco modelo nazi custodiando la paz de los sepulcros.” “Pero el otro síntoma, común a los personajes y al ambiente, es que, aún cuando cae el régimen en el año 89, todo sigue idéntico dentro de ellos. Se proclaman las libertades a los cuatro vientos, se realizan elecciones, campesinos, indígenas y maestros marchan por las calles, los periódicos ya no son secuestrados en las imprentas, pero en el fondo y un tanto desdibujados se ven y oyen en sordina el ruido de botas, de disparos lejanos y los personajes atrapados por amarras invisibles, incapaces de liberar sus movimientos y sacudirse de encima un peso que ya no existe, por lo menos físicamente.” “Hay un comentario que se oye con frecuencia: ‘Durante la dictadura por lo menos sabíamos quiénes eran los enemigos. Ahora estamos todos mezclados y confundidos’. Es una reflexión maniquea que resume con meridiana claridad la idea de que los ‘buenos’ éramos todos los que estábamos en contra de Stroessner. Sobre eso no había discusión. Pero qué tan buenos éramos que a dos décadas de la caída del régimen estronista son tan escasos los cambios y variantes, salvo los muy obvios como la libertad de prensa, la libertad de manifestarse y algunas mejoras en la evolución de las instituciones democráticas.” “Se podría decir que, de una forma casi mágica, la enorme cantidad de ‘buenos’ fueron absorbidos o mimetizados en el bando contrario. O quizás no eran tantos. O tal vez, de alguna manera, ya estaban integrados al modus operandi de los ‘malos’ y tan solo los diferenciaba alguna banderita de diferente color.”

Obra completa[editar]

Novelas publicadas:[editar]

“El amor que te tengo”, Novela Corta ganadora del Primer Premio Categoría “B” del 1er. Concurso de Novela del Club Centenario del año 1997, publicada por QR Producciones Gráficas. “Memorias de Dios”, Novela de 226 páginas, publicada en 2002 por QR Producciones Gráficas “Asunción Bajo toque de siesta”, Novela de 208 páginas, escrita en 1995 y publicada en 2007 por Editorial El Lector. “Volver a Ucrania”, 177 páginas, 1996. Publicada en 2013 por TAI Editora Poesía: “No una palabra”, Antología póstuma. Publicada en 2011 por TAI Editora

Novelas inéditas:[editar]

“De patrias, promesas y delirios” o “De patrias y traiciones”, 177 páginas, 2009. “Réquiem por un hombre ordinario”, 2007, 99 páginas. Una novela inconclusa, sin título, 73 páginas, principia con la frase “Llamó tu abuelo...

Obras de Teatro:[editar]

“Camino a Emaús”, 1984, Drama “Parábola del Hijo Pródigo”, 1984, tragicomedia “Cena para tres”, 1985, Comedia. “Vísperas de San Simplicio”, 1985, Comedia “El anillo del compromiso”, 2002, drama de un acto “Muchos verdugos para Cecilia”, 2005, Drama en un acto

Cuentos:[editar]

“La tímida Laura”. “Los que trabajan”. “Máscaras en el silencio” “Trabajo Extra”.

Referencias[editar]

  1. Portal Guarani. «Hermes Giménez, Autor». Portal Guaraní. 
  2. Gimenez, Hermes. «Memorias de Dios». Arandurá en Cervantes Virtual. 
  3. Gimenez, Hermes. «Asunción bajo toque de siesta». El Lector en Cervantes Virtual.