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La mujer en la sociedad europea del Siglo XIX

Marie-Suzanne Giroust, artista plástica del Siglo XVIII.

El Siglo XIX es una centuria que se identifica por continuar con el legado que la Ilustración dejó, ya que los avances que generó el hombre siguieron revolucionando al mundo. Unas de las discusiones que continuaron dentro de la sociedad, fue el tema de los derechos civiles y la denominación del ciudadano y es aquí cuando los grandes pensadores de la época caen en una contradicción con su discurso, debido a que ellos luchaban por derechos que salvaguardaran a todos los hombres, con eso refiriéndose a hombres como género y no como especie, ya que las mujeres no eran parte del espacio público ni tenían un lugar activo y participativo dentro de la escena política ni la toma de decisiones.​

Estos actos excluyentes fueron forjando el espacio en el que la mujer estaría designada a desarrollarse, como madre de familia, acompañante, musa. La sociedad que empezaba a erguirse era un modelo con base burguesa y pilares capitalistas, donde la república y la democracia serían las normas que guiarían a los humanos en el desarrollo de sus vidas, no obstante, las mujeres no disponían de la libertad que eventos como la Revolución Francesa habían predicado; las mujeres de Europa en 1800 no podían votar; no podían pertenecer al parlamento de su país; tenían una denominación de artesanas, más que de artistas, ya que las artes vulgares fueron relegadas al espacio hogareño y las liberales al taller; la colectividad veía al género femenino como una moneda de cambio y más como un accesorio, los hombres eran quienes daban valor al nombre de éstas, su importancia radicaba en ser hijas de o esposas de, elemento que contrasta con el juego que la creciente institución burguesa venía calificando, ya que a pesar de que la mujer contara con capital de su propiedad, no podía manejarlo de manera libre si no era en alianza con un hombre.​

Sin embargo, esta nueva época también trajo consigo cambios radicales en numeroso ámbitos: Karl Marx redacta el manifiesto comunista, texto que sigue vigente y con impacto latente en el mundo actual; los Hermanos Lumiére inventan el cinematógrafo, Nikola Tesla registra alrededor de 300 patentes, como su bovina de doble filamento; Charles Darwin le da un nuevo enfoque al estudio de la evolución con su teoría, así como Thomas Alba Edison reinventa, aún sin saberlo, las telecomunicaciones con el fonógrafo. Pareciera ser que la Revolución Industrial engendró hombres ilustres que empezaron a labrar el camino de la contemporaneidad. Pero el que sólo el género masculino destaque por su desarrollo de conocimiento no es fortuito; la razón es otro sustantivo que el siglo anterior se encargó de llenar de poder y significado, gestando en el antropocentrismo la semilla de discursos racistas, clasistas, misóginos, excluyentes y de segregación.​

Sin embargo, una revolución que hasta hoy sigue tratando de remediar los huecos que el patriarcado cavó, es la Primera Ola del Feminismo, que comenzó en Francia después de la firma de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esta carta daba sustento a las limitantes que las mujeres padecían; el género femenino fue relegado de la vida pública dentro del contexto Ilustrado. Sin embargo, se puede afirmar que hubo mujeres igualmente revolucionarias que dedicaron su vida a la lucha en contra de las injusticias que denunciaban, por ejemplo Olimpia de Gouges, precursora de la lucha feminista, quien redactó la Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana en 1791; así como ella, numerosas mujeres van a comenzar a escribir una nueva historia para el género femenino y a apropiarse de elementos que el nuevo orden del mundo había propuesto, por ejemplo, la moda, que es un reflejo de cómo las mujeres empezaron a tener consciencia de ellas mismas y proyectar el crecimiento del capital.​

Véase también

• Feminismo
• Declaración de los derechos de la mujer y la Ciudadana
• Olimpia de Gouges
• Mary Wollstonecraft