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Teodora Sofía Catarineu Guillén, conocida como Dora Catarineu (Cartagena, 1946), artista multidisciplinar española, especializada en pintura, escultura y cerámica, incluso fotografía.
Biografía[editar]
Catarineu nació en el seno de una familia de tradición artística; de madre pintora y padre abogado, muy aficionado al arte por influencia de su progenitor y abuelo de Dora, Ricardo J. Catarineu, poeta y dramaturgo de la generación del 98, a quienes Dora les dedica una obra homenaje en 1995 titulada: El 98 en enero 1900. Así les pilló el siglo.[1]
Estudió en la Escuela de Aparejadores y la Escuela Náutica de Sevilla, al mismo tiempo que asistió a clases con el bailaor Enrique el Cojo (1912-1985). Después contrajo matrimonio y se trasladó a Reus. En 1973 comienza a asistir a clases de pintura en la Escuela de Pere Calderón Ripoll y posteriormente, también con Jack Salter. Todos ellos fueron decisivos para obtener una mirada abierta y novedosa sobre la creación artística, además de proporcionarle las herramientas formales y críticas que fue desplegando en toda su trayectoria al servicio de la expresividad y la libertad.[1]
En 1980, ya de vuelta en su ciudad natal, formó parte del grupo Boria junto a otras cinco artistas de Cartagena (Dori M. Bergman, Antonia Huertas y Emilia Esmenota, Manoli Escalante y María de las Huertas González Bezos), haciéndose llamar en ese momento TEO (diminutivo de su nombre de nacimiento).[1]
Junto al escultor Manuel Ardil Pagán, crea un taller de escultura y cerámica que produce una gran actividad sociocultural, llegando a asumir las características propias de un Ateneo, donde se crea y se imparten clases, además de servir de centro para presentar publicaciones o realizar recitales de poesía. Entre 1982 y 1998 Dora da clases en el Taller de cerámica de La Unión a personas adultas con discapacidad intelectual y en la Universidad Popular de Cartagena.[1]
En los años 90 deja de firmar con el nombre de TEO para tomar como firma definitiva el nombre de Dora Catarineu y traslada su estudio de Escombreras a la zona donde se ubica hoy el Museo Teatro Romano de Cartagena. En esta etapa expresa su preocupación por el papel de la mujer en el arte y reivindica las creadoras en la Región de Murcia.[1]
Trayectoria[editar]
Su obra fue expuesta en ciudades representativas del arte contemporáneo de Europa y Asia, participando en Ferias como la Documenta de Kassel en 1987, ARCO Madrid o el NICAF de Tokio. Obtuvo reconocimiento nacional e internacional, estando presente su obra en colecciones y museos de Osaka, Tokio, Bonn, Dusseldorf, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Murcia[2]. El último homenaje se le concedió en 2021 en Cartagena, su ciudad natal, con la nominación a la Sala Cultural Dora Catarineu, «en reconocimiento y homenaje a la más internacional, personal y polifacética artista plástica cartagenera».[3]
Trayectoria artística[editar]
El director del Museo de Bellas Artes de Murcia, Juan García Sandoval, dividió su trayectoria artística cronológicamente en tres etapas:[1]
Primera etapa, de 1979-1988[editar]
A este periodo pertenecen sus obras de mayor dinamismo y color, donde predomina el gesto y las pinceladas expresivas. Sus personajes están construidos con amplias masas de color, con líneas de trazo a espátula que llenan toda la composición, en una experiencia visual sobrecargada que puede resultar agresiva.[1]
En estos años, sus obras están presenten en varias exposiciones de diversas galerías de Alemania, en las ciudades de Bonn (1988), Kassel (1987) y Hofgeismar (1988), consiguiendo una amplia repercusión en la crítica alemana. En esta época, tiene su estudio en el poblado de la refinería de Escombreras, y ahí surge el estilo que la propia autora denominó “expresionismo de escombreras”.[1]
Segunda etapa, de 1988-1997[editar]
En este segundo periodo, profundizó en la representación de las figuras y su pintura se volvió más densa, incluso matérica, la pincelada gestual se transforma en mancha. Entre sus personajes cabe destacar las series de vírgenes y escenas de la Semana Santa de Cartagena, así como Los matrimonios, Los Cuatro Santos, Camareros, entre otros temas. Abordó temas como Las librerías y Los balcones, al mismo tiempo que realizó grandes y medianos paneles de cerámica.[1]
En 1993 expuso en La Sala de Arte La Muralla Bizantina de Cartagena sus Celosías hechas en cerámica y las esculturas "Peroles for flowers" y la serie de fruteros, en cuyo catálogo María Cegarra escribió: «[…] Todo es posible en su mundo de creación, el color, la luz, las líneas brotan despiertas en su amanecer de claridades que palpitan; vuelan quedándose a nuestro lado en un irse y volver de ensueño. […] Dejad que Dora haga lo que quiera, no ponerle bridas…siempre nacerá lo inesperado, bello y conmovido que es su creación artística»[4]
En 1995 volvió a exponer en la La Muralla Bizantina, con una exhibición titulada "7 meses sin azul" [5].
Y en 1995, en NICAF, Tokio, Feria de Arte Contemporáneo de Japón, de la mano de la Galería La Aurora.[1]
Tercera etapa, de 1998 hasta la primera década del siglo XXI.[editar]
En este período, Catarineu incorporó elementos y estrategias narrativas en el propio lienzo, como una extensión de los elaborados e irónicos títulos. Escribió o trazó palabras, números, frases y leyendas, mensajes directos o cifrados como apoyo a la pintura, aunque, en algunos casos, estos textos llegaron a ser protagonistas únicos de las composiciones.[1][6]
Comenzó a realizar una narrativa visual que consiste en dividir la superficie del cuadro en secciones, incluso viñetas sucesivas, tal como se representaba en libros iluminados y frescos medievales o en los actuales comics. En estos cuadros relataba historias y cuentos que le interesaba dejar registrados; obras que se convirtieran en documentos custodios donde la memoria quedara fijada y protegida.[1]
A esta etapa pertenece la escultura titulada "Minera, cartagenera, taranta" que la artista donó en 2002 al municipio de La Unión, como homenaje a la Mujer cantante de las Minas, con motivo de la celebración de los 40 años del Festival Internacional de Cante de las Minas.[7][8]
En 2005 realizó el cartel del Festival internacional La Mar de Músicas, especial Turquía, en cuya sede paralela, La Mar de arte, expuso en la Fundación Cajamurcia con el título Turquesa.[6]
Sus figuras, paisajes y objetos se fueron volviendo cada vez más esquemáticos, a modo de representaciones simbólicas, llegando a un esencialismo aparentemente sencillo e improvisado y, sin embargo, dotado de gran carga conceptual. Utilizó el recurso de la seriación de cuadros y la repetición de los elementos que ya ocupaban toda la extensión del cuadro, sin apenas espacio en blanco, ni silencio, un horror vacui muy elocuente y obstinado por encontrar respuestas a los enigmas existenciales.[1]
Referencias[editar]
- ↑ a b c d e f g h i j k l m Juan García Sandoval (2018). «Antológica. Dora Catarineu» (pdf). «Exposición en Palacio Aguirre- Museo Regional de Arte Modern, Cartagena. Del 29 de junio al 28 de octubre de 2018. Organiza y promueve la Comunidad de Murcia de la Región de Murcia.»
- ↑ ««Pretérito Imperfecto», 35 pinturas y esculturas de Catarineu en Valencia». abc. 25 de mayo de 2002. Consultado el 10 de mayo de 2022.
- ↑ «EDICTO DE EXPOSICIÓN PÚBLICA DEL EXPEDIENTE PARA LA NOMINACIÓN DE LA SALA CULTURAL DORA CATARINEU EN LA CALLE RONDA». Ayuntamiento de Cartagena. Consultado el 10 de mayo de 2022.
- ↑ Cegarra, María (1993. D.L.: MU-962-1993). «Dora Catarineu». En busca del fuego.
- ↑ Lejarraga, Martín (1995. D.L.: MU. 1-1995). «Dora Catarineu». 7 meses sin Azul.
- ↑ a b Moreno Espinosa, José (2005. D.L.: MU-1.215-2005). «Dora Catarineu». Turquesa.
- ↑ XXI, Publicado por Newsletter del Siglo. «Condenan al ayuntamiento de La Unión a pagar 50.000 euros a la escultora Dora Catarineu». Consultado el 10 de mayo de 2022.
- ↑ GALINDO, MARÍA JESÚS (9 de febrero de 2010). «La obra que Catarineu donó a La Unión está irreconocible por culpa de los vándalos». La Opinión de Murcia. Consultado el 10 de mayo de 2022.
Enlaces externos[editar]