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Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid

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Fachada norte del Palacio Real.

La Biblioteca Real o Real Biblioteca es el establecimiento que se encuentra instalado en un espacio de 24 salas del Palacio Real de Madrid. Tanto esta biblioteca particular de los reyes como la actual Biblioteca Nacional se deben al impulso creador del rey borbón Felipe V. La Biblioteca Real contó con un amplio patrimonio no sólo en libros sino en otras colecciones que se pueden considerar de «cosas raras o extraordinarias» como pueden ser partituras de música, medallas, monedas, etc.

El rey Felipe V con un libro en la mano.

El rey borbón Felipe V creó dos instituciones bien diferenciadas desde el principio: La Real Biblioteca (o Librería) Particular o de Cámara para uso exclusivo de los monarcas y su familia y la Real Biblioteca Pública, pensada especialmente para uso del pueblo. Esta segunda biblioteca, de fundación real pasó a depender del Estado en 1836, bajo la tutela del Ministerio de la Gobernación, tomando el nombre de Biblioteca Nacional. Felipe V la instaló en el pasadizo que iba desde Palacio al convento de la Encarnación, en el año 1712.

Por su parte la biblioteca privada se fue organizando en el piso principal en el ala del ángulo este, al principio con los volúmenes aportados por el propio rey. La colección se fue ampliando durante los sucesivos reinados, colocándose los libros en estanterías de caoba cerradas con cristales de La Granja y colocadas a lo largo de dos pasillos y en las paredes de diez salones.[1]

En 1832 se trasladó la biblioteca a la planta baja en el ángulo noroeste. En 24 salas se guardan 300 000 obras impresas y 4 000 manuscritos; 3 000 obras musicales y 2 000 grabados y dibujos.

Ampliaciones de la biblioteca

José Celestino Mutis.

Durante el reinado de Carlos III hubo un aumento de ejemplares del libro impreso y se añadieron los curiosos manuscritos del sacerdote (matemático, botánico y lingüista) José Celestino Mutis que había estudiado las lenguas indígenas por tierras americanas y con cuyo material elaboró una serie de vocabularios de unas 100 palabras de cada idioma.

Con Carlos IV (1788-1808) se incrementó la biblioteca con colecciones particulares tales como la procedente del erudito historiador y lingüista Mayans y Siscar y Francisco de Bruna (1719-1807), Oidor de la Audiencia de Sevilla. Investigaciones recientes, sin embargo, han puesto de manifiesto que el sello tradicionalmente atribuido a Mayans, pertenece realmente al deán de Teruel, Juan Ibáñez de Segovia [2]​. Por su parte, Francisco de Bruna es un buen ejemplo del hombre ilustrado propietario de una librería ilustrada de 3 500 ejemplares entre los cuales hay 225 impresos y 35 manuscritos, buen número de incunables y demás volúmenes interesantes. Fue Carlos IV quien mandó traer las bibliotecas de dos colegios mayores desaparecidos: San Bartolomé de Salamanca, extinguido en 1798 y el Colegio Mayor de Cuenca, también en Salamanca, también suprimido.[3]

Casa del conde de Gondomar en Valladolid. La biblioteca estaba distribuida en 4 salas del piso bajo del ala oeste.

Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar y embajador en Inglaterra, llegó a poseer una inmensa biblioteca que ubicó en su palacio de Valladolid adaptando a tal efecto cuatro amplias salas. Un descendiente suyo vendió en 1806 la biblioteca al rey Carlos IV para incremento de la Real Biblioteca. Fue una gran aportación pues además de los cuantiosos volúmenes había un buen número de correspondencia manuscrita y particular.[4]

Fernando VII trajo consigo desde el exilio la mayoría de los libros que le prestó o donó su hermano el infante Carlos durante su estancia en Valençay. Predominaban los de temas piadosos y también los dedicados al aprendizaje de la lengua francesa, gramáticas etc.[5]

Siendo reina Isabel II se puso de moda hacer regalos de libros especiales, curiosos, lujosos o raros. Solían ser muy llamativos con encuadernaciones de terciopelo, broches y cantoneras de metal y muchos adornos en las cubiertas. La moda continuó hasta la época de Alfonso XII que fue cuando el Bibliotecario Mayor, señor Zarco del Valle planteó la cuestión de rechazar tales regalos. Destaca entre todos esos libros un ejemplar llamado vulgarmente Libro de los Isidros, un tomo de gran envergadura que solía enseñarse a los visitantes en el día de la fiesta de San Isidro.[5]

Tiene el citado libro encuadernación de terciopelo color morado con repujados de plata, escudos reales y letras de a pulgada. Es tan voluminoso que son necesarios dos hombres para poderlo manejar. Su título es Cien páginas sobre la Idea de un Príncipe político cristiano y su autor es José María de Laredo, Jurisconsulto y Juez de paz de Madrid, que lo escribió en 1863. Se extendió de tal manera la fama de este libro que llegó a ser muy codiciado y motivo de un hurto el 13 de noviembre de 1900, desapareciendo parte de sus adornos externos. En 1906 el platero de la Casa Real restauró las tapas maltrechas por el robo.

Siglo XXI

Libros antiguos en una biblioteca.

En el reinado de Alfonso XII empezó ya la preocupación por hacer un recuento y catalogación exhaustiva de los fondos de la biblioteca. En el siglo XXI este trabajo está ya bastante bien resuelto con la edición de catálogos que puedan difundir y dar a conocer el gran tesoro de la biblioteca, no sólo para eruditos e investigadores sino para toda clase público. Se han editado dos buenos catálogos generales con los títulos de Crónicas generales de España y Manuscritos de América. Se ha creado un boletín de noticias llamado Avisos que sale a la luz cada tres meses. Su catálogo está informatizado y se puede consultar en una página de Internet.[6]

Véase también

Referencias

  1. Répide, 1981, p. 471.
  2. «El fondo del Chantre de Teruel Juan Ibáñez de Segovia». Real Biblioteca. Avisos 66. 2012. 
  3. «Historial de la Real Biblioteca». Real Biblioteca. Consultado el 1 de agosto de 2012. 
  4. Fernández del Hoyo, 2002, p. 308.
  5. a b «Catálogo de la Biblioteca, p. CXCIX». Patrimonio Nacional. Consultado el 26 de noviembre de 2011. 
  6. «Catálogo informatizado». Real Biblioteca. Consultado el 26 de noviembre de 2011. 

Bibliografía

  • Fernández del Hoyo, María Antonia (2002). Casas y Palacios de Castilla y León. Valladolid. Junta de Castilla y León. ISBN 84-9718-090-9. 
  • Mesonero Romanos, Ramón de (1926). Memorias de un Setentón, tomo VII. Renacimiento, Madrid. 
  • Pozuelo González, José Ignacio (2010). Guía de los palacios y edificios singulares del Madrid de 1868. La Librería. ISBN 978-84-9873-099-9. 
  • Répide, Pedro de (1981). Las calles de Madrid. Afrodisio Aguado, Madrid. 

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