Revolución tunecina

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Revoluccion de Jasminum

Imagen del presidente Zine el Abidine Ben Alí.
Contexto del acontecimiento
Fecha 17 de diciembre de 2010
Sitio Bandera de Túnez Túnez
Impulsores Pueblo tunecino
Motivos malas condiciones de vida
Gobierno previo
Gobernante Zine el Abidine Ben Alí
Forma de gobierno República
Gobierno resultante
Gobernante Mohammed Ghannouchi
Forma de gobierno Gobierno interino

La Revoluccion de Jasminum,[1][2]​ también conocida como protestas de Túnez dieron comienzo el 17 de diciembre de 2010 cuando un joven se quemó a l,o bonzo para protestar por la acción de la policía que le había confiscdo un puesto callejero de venta de frutas, y continuaron por la reacción de la población ante el suceso, el incremento excesivo de los precios en los alimentos básicos, la corrupción, las malas condiciones de vida de los habitantes tunecinos y la falta de oportunidades para superar la población la crisis económica que sufría el país desde 2008.[3][4]​ estas fueron las más importantes de los últimos 30 años.[5]

El presidente Zine El Abidine Ben Ali, que gobernaba desde 1987,[6]​ exigió el cese de los disparos indiscriminados de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes, del mismo modo, manifestó que dejaría el poder en 2014 y prometió libertad de información en todos los medios de comunicación, incluído internet. Unos dias despues, el 14 de enero de 2011, ante la presión de las protestas, el presidente huyó del pais cediendo al poder al primer ministro Mohammed Ghannouchi, y refugiándose en Arabia Saudita.[7]​.

Protestas en distintas ciudades de Túnez

Los disturbios estallaron el 17 de diciembre de 2010 cuando un joven de 26 años se quemó a lo bonzo en la localidad turística de Sidi Bouzid para denunciar abusos administrativos, después de que la Policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle, con el argumento de que carecía del permiso para esa actividad. Desde ese día las revueltas sociales fueron protagonizadas por jóvenes que gritaban consignas contra el Gobierno, lanzaban cócteles molotov y se enfrentaban a pedradas con la Policía. Subyacía el clima de descontento por el aumento del paro (que roza el 15% y afecta sobre todo a los universitarios), la corrupción y el empeoramiento de la situación económica. Las sucursales bancarias, sedes de organismos oficiales y comisarías fueron el principal objetivo de la ira de los tunecinos en las protestas.[8]

Posición y consecuencias en el gobierno de Túnez

El Gobierno de Túnez empezó llamando “actos terroristas” a las protestas de la revuelta, desplegó al Ejército e implantó el toque de queda. El 12 de enero el primer ministro tunecino, Mohammed Ghannouchi, destituyó al ministro del Interior, Rafik Belhaj Kacem, y anunció que todos los detenidos desde que comenzaron las protestas serían puestos en libertad. También anunció la promesa de crear 300.000 nuevos puestos de trabajo. El 13 de enero fue el propio presidente, Zine el Abidine Ben Alí, el que prometió una importante reforma económico y social en el país. Anunció una bajada de precios de productos básicos, libertad de información y aseguró que no volvería a presentarse a la reelección. Con el incremento de las protestas el presidente Zine el Abidine Ben Alí disolvió el Gobierno y prometió convocar elecciones legislativas anticipadas en un plazo de seis meses, pero huyó del país el 14 de enero dejando el poder en manos del primer ministro, y trató de llegar a Francia en un avión del ejército, pero tras el rechazo del país galo, fue acoghido en Arabia Saudita.[8]

Relevo en la presidencia de Túnez

El primer ministro, Mohammed Ghannouchi, asumió la presidencia interina del país, junto a los presidentes del Congreso, Fuad Mabaza, y de la Cámara de Consejeros (Senado), Abdelah Kallel, comprometiéndose a respetar la Constitución y restaurar la estabilidad: "Conforme al artículo 56 de la Constitución y en vista de la dificultad del jefe del Estado para asegurar la gobernabilidad del país, asumo a partir de este momento el cargo de presidente interino". Tras asumir la presidencia, se declaró en todo el país el estado de excepción, prohibiéndose toda concentración de personas en la vía pública.

Posición y situación de las fuerzas políticas opositoras

Las fuerzas de la oposición criticaron la "violenta represión" de las manifestaciones y demandaron al Gobierno que estableciera un diálogo nacional entre todos los sectores políticos y sociales del país. El secretario general del movimiento Etajdid (Renovación) denunció el "fracaso de la política gubernamental, incapaz de comprender las demandas populares". Vieron en el origen de las protestas el nepotismo del Gobierno y de la familia del presidente Ben Alí.[8]

Informe de Naciones Unidas

Los informes de las Naciones Unidas señalaron que la mayoría de las protestas era de naturaleza pacífica, y que las fuerzas de seguridad habían reaccionado con una fuerza excesiva que no cumplía con los estándares internacionales. Naciones Unidas exigió que el Gobierno realizase una investigación "transparente, creíble e independiente sobre la violencia y las muertes". La Alta Comisionada para Túnez mostró su preocupación por el gran número de arrestos producidos, "incluyendo defensores de los derechos humanos, blogeros, y activistas", y lamentó los informes sobre el uso de la tortura y los malos tratos a los detenidos.[8]

Heridos y fallecidos

Oficialmente a fecha 15 de enero de 2011 las autoridades habían reconocido 21 muertes y cientos de detenciones. No obstante, la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) asegura que tenía identificados a 66 muertos a causa de los disturbios.[8]

Referencias

Enlaces externos