El 14 de marzo, al día siguiente de la caída de Jallais, Chemillé cayó en manos de Jacques Cathelineau. La mayor parte de los 200 guardias nacionales habían sido capturados con sus 3 culebrinas, incluyendo uno llamado Marie-Jeanne que se volvió su símbolo. Las victorias de Cathelineau llevaron a la movilización de varias parroquias en armas, entre estos nuevos rebeldes estaba Jean-Nicolas Stofflet.
El 15 de marzo, quince mil campesinos se congregaron en las cercanías de Cholet. Un emisario fue enviado a negociar la rendición con el jefe republicano local, el marqués de Beauveau, Vincent Beauvau-Tigny (1740-1793),[2] pero éste se negó; tenía 580 guardias nacionales bien armados, los creía suficientes para repeler a miles de campesinos mal armados. Se equivocaba, 150 guardias murieron y otros 400 fueron capturados junto a un gran botín; 40 rebeldes fueron muertos.
Al día siguiente los rebeldes se aproximaron a Vihiers, pero los republicanos juzgaron inútil la defensa y se retiraron. Los campesinos, que sabían que la represión era inevitable, obligaron a los nobles locales a dirigirlos en la guerra: Charles Artus de Bonchamps y Maurice Gigost d'Elbée. Los rebeldes decidieron marchar sobre Chalonnes-sur-Loire, pero los 4.000 soldados republicanos estaban desmoralizados y se retiraron a Angers. Los vandeanos se hacían con el control total de la región. Pronto vendría la contraofensiva de los ejércitos republicanos.