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Artículo destacado

Felipe I de Tarento

Representación de Felipe I de Tarento en la tumba de su madre, María de Hungría, obra de Tino di Camaino (1325).

Felipe de Anjou (en italiano: Filippo d’Angiò; 1276-24 o 26 de diciembre de 1331) fue príncipe de Tarento, señor del Reino de Albania, déspota de Romania desde 1294, príncipe de Acaya desde 1307 y emperador titular de Constantinopla desde 1313, así como fundador de la Casa de Anjou-Tarento.

Perteneciente a la Casa de Anjou-Sicilia, fue el cuarto hijo del rey Carlos II de Anjou y María de Hungría. En 1294, su padre le concedió el título de príncipe de Tarento y se casó con Tamar Ángelo Comneno, hija del déspota Nicéforo I Comneno Ducas de Epiro, que lo convertiría en heredero de su suegro. Con la finalidad de reorganizar las posiciones angevinas en la Grecia latina, así como de recibir un gran dominio que se extendería en ambos lados del mar Jónico, también se le confirió la soberanía y derechos sobre el Principado de Acaya, el Ducado de Atenas y Tesalia.

En 1299 participó en la guerra de las Vísperas sicilianas, pero fue vencido en la batalla de Falconara, que terminó con su captura y posterior encierro hasta recobrar su libertad con la Paz de Caltabellota en 1302. En abril de 1304, Felipe envió representantes a Epiro para reclamar la herencia que le había prometido su fallecido suegro. No obstante, su viuda, Ana Paleólogo Cantacuceno, rehusó entregársela debido a que deseaba que su hijo, Tomás, la sucediera. Ante la negativa, los angevinos respondieron con la guerra y encomendaron a Felipe de Saboya, gobernante de Acaya, invadir el territorio, pero se retiró tras aceptar un soborno. Por esta acción, Carlos II lo depuso del Principado y se lo entregó a Felipe. Cuando la guerra se había tornado en su contra, tuvo que firmar la paz con su suegra en 1306, con lo que renunciaba a sus pretensiones de gobernar la totalidad de Epiro.