Diferencia entre revisiones de «Medea (Eurípides)»

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Jasón, esposo de Medea, se promete en matrimonio a [[Glauce]], hija del rey Creonte de Corinto, ante el espanto de Medea, que ve su lecho deshonrado.
Jasón, esposo de Medea, se promete en matrimonio a [[Glauca
]], hija del rey Creonte de Corinto, ante el espanto de Medea, que ve su lecho deshonrado.


Creonte, que había planeado el matrimonio, ante el temor de que Medea, sabia y hábil, se vengue, ordena su destierro inmediato.
Creonte, que había planeado el matrimonio, ante el temor de que Medea, sabia y hábil, se vengue, ordena su destierro inmediato.

Revisión del 18:03 18 jun 2009

Medea es el título de una tragedia de Eurípides. Se representó en el primer año de la Olimpiada 87, es decir 431 a.c. Formaba parte de una tetralogía junto con las tragedias Filoctetes y Dictis y el drama satírico Los recolectores. Ganó el certamen Euforión, el segundo fue Sófocles y el tercero Eurípides.

Antecedentes

Medea, por Eugène Delacroix, 1862.

La tragedia trata la conocida historia de Jasón tras las aventuras que lo llevaron a conquistar el vellocino de oro, trabajo impuesto por su tío Pelias. Jasón, tras el trabajo, se casó con Medea y tuvo un hijo en Yolco.

El padre de Jasón, Esón, había sido asesinado a manos de Pelias, para hacerse con el poder en Yolco. A la muerte de Pelias, Jasón ha de abandonar Yolco y huir con Medea y su hijo Mermero. En la muerte de Pelias estaba implicada Medea, quien engañó a las propias hijas de aquél para que lo mataran. Por este motivo han de huir de Yolco y pasan por Corinto. Allí reina Creonte y es dónde transcurre la obra.

Análisis de la obra

Según los críticos, es una de las mejores obras de Eurípides.

Eurípides alza la figura femenina de forma extraordinaria. Medea es formidable, sabia, fuerte, hábil, luchadora y por ello es amada por unos, pero respetada y temida por todos.

Eurípides exalta los valores femeninos y defiende la condición femenina. Medea describe en la obra esta condición:

De todo lo que tiene la vida y pensamiento, nosotras las mujeres, somos el ser mas desgraciado. Empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los males. Y la prueba decisiva reside en tomar a uno malo o a uno bueno. A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo.

(En el siglo V sí podía divorciarse con el patrocinio del arconte, aunque las desprestigiaba).

Y si nuestro esfuerzo se ve coronado por el éxito, y nuestro esposo convive con nosotras sin aplicarnos el yugo por la fuerza, nuestra vida es envidiable, pero si no, mejor es morir.
Dicen que vivimos en la casa una vida exenta de peligros, mientras ellos luchan con la lanza. Necios. Preferiría tres veces estar a pie firme con el escudo que enfrentarme al parto una sola vez.
Una mujer suele estar llena de temor y es cobarde, para contemplar la lucha y el hierro, pero cuando ve lesionados los derechos de su lecho, no hay otra mente más asesina.

El coro exclama ante el trato que de la sociedad griega recibía la mujer:

Pero lo que se dice de la condición de la mujer cambiará hasta conseguir buena fama, y el prestigio está a punto de alcanzar al límite femenino; una fama injuriosa no pesará ya sobre las mujeres.

Eurípides, conocedor de todas las corrientes filosóficas de su tiempo, avisa ya de un problema que es actualidad en nuestros días: la separación entre la sabiduría y el poder social. Y hace exclamar a Medea:

Si eres considerado superior, por poseer conocimientos variados, parecerás a la ciudad persona molesta.

En esta obra existe una acerba crítica a los sofistas, por poseer conocimientos y utilizarlos en beneficios distintos de la justicia.

Personajes

Argumento

Jasón, esposo de Medea, se promete en matrimonio a [[Glauca ]], hija del rey Creonte de Corinto, ante el espanto de Medea, que ve su lecho deshonrado.

Creonte, que había planeado el matrimonio, ante el temor de que Medea, sabia y hábil, se vengue, ordena su destierro inmediato.

Pero Medea, fingiéndose sumisa, pide un solo día de plazo para salir al destierro. Ese plazo lo aprovecha para realizar unos presentes a Glauce: una corona de oro y un peplo que causan la muerte por el simple contacto. Glauce muere de forma horrible:

No se distinguía la expresión de sus ojos ni su bello rostro, la sangre caía desde lo alto de su cabeza confundida con el fuego, y las carnes se desprendían de sus huesos, como lágrimas de pino, bajo los invisibles dientes del veneno.

Tras perpetrar ese horrible asesinato, Medea se siente obligada a matar a sus propios hijos, para evitar que otras manos más crueles les quiten la vida para vengar la muerte de Glauce.

Termina la obra con Medea subida en el carro de Helios, con quien ya tenía pactada su huida a Atenas, para evitar las iras de la familia de Creonte y de su propio marido Jasón.

Desde el carro de Helios, Medea increpa a Jasón:

¡Oh niños, cómo habéis perecido por la locura de vuestro padre!.

Jasón replica:

pero no los destruyó mi mano derecha.

Medea responde:

No, sino tu ultraje y tu reciente boda.