Diferencia entre revisiones de «Loísmo»

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A veces cambia el significado de las frases: Cuando un "loísta" dice "Lo pegué", un no-loísta entiende que "la cosa" referida fue pegada (con un adhesivo) y no "golpeada"—que es lo que el "loísta" quería decir. Para saber si un complemento antecedido por la preposición "a", es indirecto se debe reemplazar por "para"; entonces, si el sentido de la oración sigue siendo el mismo, el complemento es indirecto. En un caso contrario, es complemento directo.
A veces cambia el significado de las frases: Cuando un "loísta" dice "Lo pegué", un no-loísta entiende que "la cosa" referida fue pegada (con un adhesivo) y no "golpeada"—que es lo que el "loísta" quería decir. Para saber si un complemento antecedido por la preposición "a", es indirecto se debe reemplazar por "para"; entonces, si el sentido de la oración sigue siendo el mismo, el complemento es indirecto. En un caso contrario, es complemento directo.


La lengua castellana mantiene la antigua declinación [[latín|latina]] y uso de los casos latinos en los pronombres personales, a pesar de la evolución de la lengua castellana hacia la eliminación total de los casos latinos, reflejo que tienen algunas personas en la tendencia a suprimir la diferencia de funciones entre el complemento directo y complemento indirecto por medio del género.
La lengua castellana Marina López Sánchez :3 mantiene la antigua declinación [[latín|latina]] y uso de los casos latinos en los pronombres personales, a pesar de la evolución de la lengua castellana hacia la eliminación total de los casos latinos, reflejo que tienen algunas personas en la tendencia a suprimir la diferencia de funciones entre el complemento directo y complemento indirecto por medio del género.
Esto se traduce en el uso de "lo" y "los" en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es del género masculino en vez de "le" y "les". Se produce por paralelismo con el laísmo: "la" y "las" para el género femenino; "lo" y "los" para el género masculino. El "loísmo" es un fenómeno paralelo al [[laísmo]] y al [[leísmo]] pero mucho menos habitual, puesto que las entidades a las que según la norma laísta/leísta refiere el pronombre "lo" raramente toman el papel semántico habitualmente asignado al objeto indirecto. Un ejemplo sería "a lo que dijiste "lo" pude haber dado más relevancia, pero no lo hice".
Esto se traduce en el uso de "lo" y "los" en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es del género masculino en vez de "le" y "les". Se produce por paralelismo con el laísmo: "la" y "las" para el género femenino; "lo" y "los" para el género masculino. El "loísmo" es un fenómeno paralelo al [[laísmo]] y al [[leísmo]] pero mucho menos habitual, puesto que las entidades a las que según la norma laísta/leísta refiere el pronombre "lo" raramente toman el papel semántico habitualmente asignado al objeto indirecto. Un ejemplo sería "a lo que dijiste "lo" pude haber dado más relevancia, pero no lo hice".

Revisión del 16:51 13 feb 2013

El loísmo es una peculiaridad de ciertos dialectos del español que consiste en la sustitución del pronombre personal "le" (que representa generalmente al objeto indirecto) por "lo" (que se reserva, en dialectos no loístas, para el objeto directo). Desde el punto de vista del español normativo la Real Academia Española condenó el loísmo en 1874 y lo reconoce como un vulgarismo, por lo que no es correcto el uso "loísta" en español normativo.

Uso normativo

A veces cambia el significado de las frases: Cuando un "loísta" dice "Lo pegué", un no-loísta entiende que "la cosa" referida fue pegada (con un adhesivo) y no "golpeada"—que es lo que el "loísta" quería decir. Para saber si un complemento antecedido por la preposición "a", es indirecto se debe reemplazar por "para"; entonces, si el sentido de la oración sigue siendo el mismo, el complemento es indirecto. En un caso contrario, es complemento directo.

La lengua castellana Marina López Sánchez :3 mantiene la antigua declinación latina y uso de los casos latinos en los pronombres personales, a pesar de la evolución de la lengua castellana hacia la eliminación total de los casos latinos, reflejo que tienen algunas personas en la tendencia a suprimir la diferencia de funciones entre el complemento directo y complemento indirecto por medio del género.

Esto se traduce en el uso de "lo" y "los" en función de complemento (objeto) indirecto; cuando el referente es del género masculino en vez de "le" y "les". Se produce por paralelismo con el laísmo: "la" y "las" para el género femenino; "lo" y "los" para el género masculino. El "loísmo" es un fenómeno paralelo al laísmo y al leísmo pero mucho menos habitual, puesto que las entidades a las que según la norma laísta/leísta refiere el pronombre "lo" raramente toman el papel semántico habitualmente asignado al objeto indirecto. Un ejemplo sería "a lo que dijiste "lo" pude haber dado más relevancia, pero no lo hice".

El "le" indirecto es ambiguo; para quitar la ambigüedad se utiliza un segundo pronombre con preposición: "Dale un beso, a ella (a él)".

Variedades loístas

Véase también

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