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Ingestión cáustica

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Ingestión cáustica
Especialidad Gastroenterología, Medicina intensiva, Neumología
Síntomas Dolor, babeo, vómitos, hemorragias, hinchazón de la boca y la lengua, irritación ocular[1]
Complicaciones Estenosis esofágica, cáncer de esófago, neumonía por aspiración[1][2]
Prevención Almacenamiento seguro de sustancias cáusticas[3]
Tratamiento Cirugía, medicación, observación [1]

La ingestión cáustica se produce cuando alguien ingiere accidental o deliberadamente una sustancia cáustica o corrosiva. Dependiendo de la naturaleza de la sustancia, la duración de la exposición y otros factores, puede provocar diversos grados de daño en la mucosa oral, el esófago y el revestimiento del estómago. [4]

La gravedad de la lesión se puede determinar mediante endoscopia del tracto digestivo superior, aunque la tomografía computarizada puede ser más útil para determinar si se requiere cirugía. [4]

Durante el proceso de cicatrización, pueden formarse estenosis del esófago que pueden requerir dilatación terapéutica e inserción de un stent. [4]

Signos y síntomas[editar]

Las manifestaciones inmediatas de la ingestión de sustancias cáusticas incluyen erosiones de las superficies mucosas del tracto gastrointestinal o de las vías respiratorias (que pueden provocar hemorragias si las erosiones se extienden a un vaso sanguíneo), hinchazón de la boca y la lengua, babeo o hipersalivación, náuseas, vómitos, disnea, disfonía/afonía irritación de los ojos y la piel.[1][2]​La perforación del esófago puede provocar mediastinitis o la perforación del estómago o del intestino puede provocar peritonitis.[1]​ Puede producirse hinchazón de las vías respiratorias o laringoespasmo que comprometa la respiración. Las lesiones que afectan al sistema respiratorio incluyen la neumonía por aspiración y las úlceras laríngeas.[3]​ Los signos de compromiso respiratorio incluyen el estridor y un cambio en la voz de la persona.

Las manifestaciones posteriores de la ingestión de sustancias cáusticas incluyen estenosis o estenosis esofágicas, que pueden provocar dolor crónico y malnutrición.[1]​ Las estenosis esofágicas ocurren con mayor frecuencia tras lesiones más graves de la mucosa, y se dan en el 71% y el 100% de las lesiones de la mucosa de grado 2b y 3, respectivamente. Las manifestaciones remotas de las ingestiones cáusticas incluyen el cáncer de esófago. Las personas con antecedentes de ingestión de sustancias cáusticas tienen entre 1.000 y 3.000 veces más probabilidades de desarrollar cáncer de esófago, y la mayoría de los casos se producen entre 10 y 30 años después de la ingestión.[2]

Fisiopatología[editar]

Los ácidos con un pH inferior a 2 o los álcalis con un pH superior a 12 son capaces de causar las lesiones más extensas en las ingestiones.[1]​ Los álcalis dañan los tejidos saponificando las grasas, lo que provoca una necrosis por licuefacción que permite a los álcalis alcanzar los tejidos más profundos. Los ácidos desnaturalizan las proteínas mediante necrosis por coagulación; se cree que este tipo de necrosis impide que el ácido llegue a los tejidos más profundos.[1][2]​Clínicamente, el pH, la concentración y el volumen de la sustancia ingerida, además de la duración del contacto con el tejido y el porcentaje de superficie corporal afectada, determinan la gravedad de la lesión.[1]

Diagnóstico[editar]

Clasificación[editar]

La gravedad de las lesiones de la mucosa del tracto gastrointestinal suele clasificarse utilizando los criterios de Zargar. [5]

Categoría Recomendaciones
0 Examen normal
1 Edema y eritema de las mucosas.
2a Ulceraciones o erosiones superficiales, friabilidad, formación de ampollas, exudados, hemorragias.
2b Ulceraciones profundas (ya sean discretas o circunferenciales), así como los hallazgos descritos en 2a
3a Múltiples áreas pequeñas y dispersas de necrosis.
3b Necrosis extensa

Tratamiento[editar]

Los tratamientos habituales utilizados para las ingestiones de sustancias tóxicas son ineficaces, o incluso perjudiciales, cuando se aplican en ingestiones de sustancias cáusticas. Los intentos clínicos de vaciar el estómago pueden causar más lesiones.[1]​ El carbón activado no neutraliza los cáusticos y además puede oscurecer la visualización endoscópica.[1]​ No se conoce ningún beneficio clínico de la neutralización de las sustancias cáusticas; la neutralización libera calor, además de provocar distensión gaseosa y vómitos, todo lo cual puede empeorar las lesiones.[1]

Los signos de compromiso de las vías respiratorias, como disminución del nivel de consciencia, estridor, cambios en la voz o incapacidad para controlar las secreciones orales, requieren intubación y ventilación mecánica.[1]​ A menudo se necesitan líquidos intravenosos para mantener la hidratación y reponer las pérdidas insensibles de agua.

La endoscopia debe realizarse en las primeras 24-48 horas tras la ingestión, ya que el reblandecimiento posterior de la herida aumenta el riesgo de perforación.[1]​ Las sondas nasogástricas insertadas por vía endoscópica pueden servir de stent para prevenir la estenosis esofágica y permitir la alimentación por sonda.[1]​ También puede utilizarse una tomografía computarizada, a menudo mejorada con contraste, para evaluar las lesiones.[1]

Los métodos quirúrgicos más comunes de tratamiento en niños incluyen la dilatación esofágica y el reemplazo esofágico como menos comúnmente la implantación de un stent esofágico .[3]

Epidemiología[editar]

En general, la mayoría de las ingestiones en niños implican ingestiones exploratorias de pequeñas cantidades de sustancias cáusticas, con la rara excepción de los casos de maltrato infantil, en los que a menudo se ingieren cantidades mayores. Las ingestiones cáusticas en adultos suelen implicar la ingestión de mayores cantidades de material durante intentos de autolesión.[1]​Debido a la mayor cantidad de material que se suele ingerir, las lesiones suelen ser más graves en las ingestiones intencionadas de adolescentes y adultos que en las de niños.[1]​Entre las sustancias que suelen ingerirse se encuentran el hidróxido de amonio (presente en limpiadores generales y desengrasantes), el hidróxido de sodio o el hidróxido de potasio (presentes en desatascadores o limpiadores de hornos), el hipoclorito de sodio (lejía), el ácido oxálico (abrillantador de metales) y el ácido clorhídrico (limpiador de inodoros).[1]​ El almacenamiento de sustancias cáusticas en recipientes de agua o bebidas es un factor de riesgo de ingestión accidental de estos materiales, sobre todo en niños.[2]​Los niños en edad preescolar son los que corren mayor riesgo de ingestión accidental de sustancias cáusticas.[3]

Prevención[editar]

Se han recomendado medidas preventivas destinadas a disminuir el riesgo de ingestión accidental de sustancias cáusticas, entre las que se incluyen:[3]

  • Mantener sustancias cáusticas en armarios cerrados con llave o en estantes superiores.
  • No almacenar sustancias químicas en envases de comida o bebida.
  • No tener grandes cantidades de detergente en casa
  • No mencionar un medicamento como "dulce" al administrarlo como medicamento.
  • Mantener el número de teléfono para el control de intoxicaciones en el hogar
  • Mantener sustancias cáusticas en recipientes etiquetados.

Referencias[editar]

  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r Longo, Dan L.; Hoffman, Robert S.; Burns, Michele M.; Gosselin, Sophie (30 de abril de 2020). «Ingestion of Caustic Substances». New England Journal of Medicine 382 (18): 1739-1748. PMID 32348645. S2CID 217549452. doi:10.1056/NEJMra1810769. 
  2. a b c d e Hall, Alan H.; Jacquemin, Denise; Henny, Danièlle; Mathieu, Laurence; Josset, Patrice; Meyer, Bernard (3 de febrero de 2020). «Corrosive substances ingestion: a review». Critical Reviews in Toxicology 49 (8): 637-669. PMID 32009535. doi:10.1080/10408444.2019.1707773. 
  3. a b c d e Rafeey, Mandana; Ghojazadeh, Morteza; Sheikhi, Saeede; Vahedi, Leila (1 de septiembre de 2016). «Caustic Ingestion in Children: a Systematic Review and Meta-Analysis». Journal of Caring Sciences 5 (3): 251-265. PMC 5045959. PMID 27757390. doi:10.15171/jcs.2016.027. 
  4. a b c Chirica, Mircea; Bonavina, Luigi; Kelly, Michael D; Sarfati, Emile; Cattan, Pierre (2017). «Caustic ingestion». The Lancet 389 (10083): 2041-2052. PMID 28045663. doi:10.1016/S0140-6736(16)30313-0. 
  5. Ali Zargar, Showkat; Kochhar, Rakesh; Mehta, Saroj; Kumar Mehta, Satish (marzo de 1991). «The role of fiberoptic endoscopy in the management of corrosive ingestion and modified endoscopic classification of burns». Gastrointestinal Endoscopy 37 (2): 165-169. PMID 2032601. doi:10.1016/S0016-5107(91)70678-0. 

Enlaces externos[editar]