Impuesto inflación

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El concepto impuesto inflación enuncia que la inflación constituye un impuesto desde el gobierno hacia los ciudadanos, ya que aumentaría la liquidez del primero en detrimento de los ahorros del segundo (señoreaje[1]​).[2][3]​ La inflación monetaria redistribuye valor económico de los tenedores de activos monetarios a los primeros en recibir los nuevos activos recién creados, de la misma manera que la devaluación de una moneda metálica (mezclando el metal con otros más baratos) permite al emisor de la moneda apropiarse de parte del valor.

Cuando el emisor es un banco central, la impresión de nuevos billetes (o, más recientemente, su equivalente electrónico) permite a los primeros receptores (generalmente los gobiernos a través de instrumentos de deuda pública) utilizar este nuevo dinero antes de que los efectos de una mayor base monetaria se distribuyan por la economía, es decir antes de que suban los precios. Este efecto puede utilizarse como una vía más de financiación del gasto público, con la ventaja de que es un impuesto encubierto cuyos efectos se notan con un retardo de meses o incluso años (dependiendo de la velocidad de flujo monetario). Este impuesto tiene la desventaja de que castiga a los ahorristas, que ven mermado el valor de su dinero, impidiendo que dicho valor se traslade directa o indirectamente hacia la inversión.[cita requerida] El motivo es que dichas inversiones, son ahora inalcanzables por el aumento de los precios (o dicho de otro modo la disminución del valor de los ahorros). [cita requerida]

Historia[editar]

Hasta el siglo XX, la inflación como impuesto se utilizaba principalmente en tiempos de guerra, para evitar los efectos negativos de las subidas de impuestos directos sobre la opinión pública. Los últimos emperadores romanos famosamente pagaron a las legiones en denarios devaluados, provocando motines, deserciones e incluso golpes de estado. Con la difusión del papel moneda se facilitó aún más esta posibilidad y se amplió su utilización. En 1923 la República de Weimar utilizó cantidades crecientes de Reichsmarks para pagar a los obreros del Ruhr durante su huelga contra la ocupación francesa. Roosevelt devaluó el dólar en 1935 (y confiscó el oro en manos privadas) para financiar los planes de gasto público del New Deal. En 1971 Nixon, para financiar la guerra en Vietnam, suspendió definitivamente la convertibilidad del dólar con el oro.

Algunos otros casos históricos incluyen:

Referencias[editar]

  1. Real Academia Española. «señoreaje : Derecho económico que se reservaba al príncipe o soberano por la fabricación de moneda.». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 11 de abril de 2019. 
  2. Señoriaje (sic)
  3. Otro impuesto, la inflación
  4. López, Marcelo. «Investimentos internacionais» (html). InfoMoney.Com (en portugués). Archivado desde el original el 4 de abril de 2018. Consultado el 4 de abril de 2018. «Voltando à Roma antiga, Diocleciano, sem saber o que fazer para conter a alta nos preços, decretou o Edito Máximo, fixando os preços das mercadorias, serviços e salários – ou seja, o primeiro congelamento de preços da história. Não é preciso dizer que a medida não funcionou, mesmo a punição sendo a morte. Vimos isso aqui com o Sarney e o resultado foi o mesmo!» 
  5. Curcio, Pascualina (1 de diciembre de 2017). «Propuestas para detener la inflación inducida en Venezuela» (html). 15 y último.com. Archivado desde el original el 4 de abril de 2018. Consultado el 4 de abril de 2018. «Desde el año 1999 y hasta el 2006, los niveles de inflación se mantuvieron relativamente constantes. Los mayores incrementos de precios se registraron en 2002 y 2003 como consecuencia de la disminución de los niveles de producción de 9% y 8% respectivamente.» 
  6. «Inflación.com, Inflación en Venezuela». Archivado desde el original el 4 de abril de 2018. Consultado el 24 de mayo de 2017. 

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]