Hostia

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Hostias de diferentes diámetros.

La hostia (latín: hostia, y que significaba en la religión romana 'ser que se sacrifica en honor de los dioses') es en la religión cristiana un trozo de pan ácimo (sin levadura), de harina de trigo con forma circular que se ofrece en la eucaristía o misa cristiana como ofrenda o sacrificio incruento. Jesucristo es el cordero de Dios, el sacrificio que se ofrece a Dios Padre para alcanzar la salvación de los hombres y mujeres. Su origen estaría en la matzá, pan sin levadura que en el judaísmo se elabora y consume para la festividad de Pésaj (Pascua).

Hostia en la Iglesia Católica

Una de las partes de la misa es la plegaria eucarística. En ella el sacerdote enuncia la institución de la eucaristía por Jesús en la Última Cena, y procede a consagrar la hostia y posteriormente el vino. Los católicos creen en la transubstanciación, que consiste en la transformación, durante esa consagración, de la hostia en la carne de Cristo y del vino en la sangre de Cristo.

A partir del momento de la transubstanciación, se conoce también a la hostia con el nombre de Sagrada Forma o Forma Consagrada. Los católicos, basándose en Juan 6:51-58, creen que Jesucristo se encuentra corporalmente presente en el pan y el vino. El texto dice: "Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida". Con el fin de desterrar la noción de que, en la eucaristía, solo es recibido el cuerpo y la sangre de Cristo y no Cristo en su totalidad, el Concilio de Trento definió la Presencia Real como que se incluye en la eucaristía el cuerpo, alma y divinidad de Jesucristo.

Las hostias que no son consumidas en la comunión suelen reservarse en los sagrarios o tabernáculos de las iglesias, de forma que los católicos, que creen en la presencia de Jesucristo, puedan ir a visitarle y a adorar a Jesucristo, presente en la hostias consagradas.

Cuando se administra la comunión a un enfermo terminal, se conoce al sacramento con el nombre de viático.

Hostia en la Iglesia Protestante

Fracción de la Eucaristía.

En la Iglesia Protestante no se utiliza la "hostia" sino pan sin leudar, previamente cortado en trozos. El evangelismo no acepta la presencia real de Jesús en el pan. En la doctrina protestante el pan simbolizaría el cuerpo de Jesucristo y no sería Jesucristo mismo. En los cultos evangélicos no es considerada la presencia real de Jesús en la Eucaristía como verdadera tal como afirma la doctrina católica de la transubstanciación; una cita dice respecto del pan usado en dicha celebración religiosa:

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Hostia en la Antigua Grecia

Durante el culto público en la religión griega, en algunas ceremonias se procedía a realizar ofrendas rituales cruentas para alcanzar el favor de los dioses, en donde se inmolaban determinados animales, que en el caso de ser pequeños (corderos, palomas, cabritillos, etc.) se les denominaba hostias para diferenciarlos de cuando eran animales grandes como bueyes, caballos, carneros, etc. en cuyo caso se les llamaba 'víctimas'.[1]

Véase también

Referencias

  1. Walker, Joseph M. (1999). La Grecia Antigua. Madrid: Edimat Libros. p. 367. ISBN 84-8403-490-9. 

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