Hatemistas

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Los hatemistas fueron los partidarios de las tesis de Ponciano Van-Hattem, ministro protestante en la provincia de Zelanda, que seguía las doctrinas del filósofo Espinoza y por esta razón fue degradado.

Los hatemistas infatuados con la doctrina de la reforma tocante a los decretos absolutos de Dios dedujeron el sistema de una necesidad fatal e invencible y cayeron así en el ateísmo. Negaron la diferencia entre el bien y el mal y la corrupción de la naturaleza humana. De aquí sacaron por conclusión que los hombres no están obligados a hacerse violencia para corregir sus malas inclinaciones y obedecer la ley de Dios: que la religión no consiste en obrar, sino en padecer, que toda la moral de Jesucristo se reduce a sufrir con paciencia cuanto nos acontece sin perder jamás la tranquilidad del alma. Suponían además que Jesucristo no satisfizo a la justicia divina, ni expió los pecados de los hombres con su pasión, sino que por su mediación quiso solamente darnos a entender que ninguna de nuestras obras puede ofender a Dios. Así es como Jesucristo (decían, ellos) justifica a sus siervos y los presenta purificados ante el tribunal divino.

Vemos que estas opiniones tienden a extinguir todo sentimiento virtuoso y destruir toda obligación moral. Estos novatores ensoñaban que Dios no castiga a los hombres por sus pecados, sino con o mediante sus pecados; lo cual parece significar que por una necesidad inevitable y no por un decreto de Dios el pecado debe hacer la infelicidad del hombre ya en este mundo, ya en el otro. Pero no sabemos en qué hacían consistir esta infelicidad.

Referencias[editar]