Gungnir

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Odin (1939), relieve de Lee Lawrie en el John Adams Building de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Washington D. C.

Gungnir o Gungner era la lanza de Odín. La palabra significa la producción de un violento temblor o sacudida, ya que, supuestamente, sacudía con viveza a cualquiera que era golpeado por ella. Según la mitología fue fabricada por los hijos de Ivald (los enanos), y fue dada a Odín por Loki en compensación por el robo del pelo de Sif.

Odín se lanza al campo de batalla con un casco de oro, una armadura resplandeciente y su lanza Gungnir. Esta lanza no podía jamás fallar o perder señal, y el juramento se prestaba sobre la punta de Gungnir.

Creación[editar]

Un día Loki cortó con malicia las cabelleras de Sif, la esposa de Thor. Pero cuando este último lo descubrió, agarró a Loki y le hubiera triturado todos los huesos si no hubiera jurado mandar a hacer a los Hijos de Ivald una cabellera de oro para Sif, que crecería como los otros cabellos. Loki fue pues a la morada de los enanos y ellos hicieron los cabellos, Skidblandner, el barco de Frey y Gungnir, la lanza de Odín. Entonces Loki apostó sobre su cabeza con el enano, cuyo nombre era Brok, que su hermano Sindri no sería capaz de hacer otros tres tesoros tan buenos como los que acaban de ser nombrados.

Los hermanos se dirigieron a la forja. Sindre puso una piel de cerdo en la fragua y pidió a Brok que maniobrara el fuelle y que no se parara hasta que él no hubiera retirado de la fragua lo que había colocado. Loki, disfrazado de mosca, se posó sobre la mano de Brok y le picó, pero no por eso dejó de maniobrar el fuelle, y lo que Sindri retiró fue un cerdo con sedas de oro. Luego, Sindre puso oro en la fragua. Esta vez, Loki se posó sobre el cuello de Brok y le picó más fuerte, pero no por eso dejó de maniobrar el fuelle, y lo que el forjador retiró fue la argolla de oro Draupnir. La tercera vez Sindri puso hierro en la fragua y pidió a su hermano que continuara soplando; si no, todo se perdería. Entonces, la mosca se posó entre los ojos de Brok y le picó los párpados. La sangre empezó a caer en sus ojos, de tal forma que no podía ver; entonces Brok soltó un instante el fuelle para asustar a la mosca. Lo que el forjador retiró fue un martillo. Sindri dio a su hermano estos tesoros y le pidió que fuera a Asgard a buscar a quien había apostado.

Mientras Loki y Brok llegaban cada uno con sus tesoros, los Æsir se sentaron sobre sus tronos, y deliberaron, y Odín, Frey y Thor fueron nombrados jueces para dar la decisión final. Entonces Loki dio a Odín la lanza que no debía jamás perder su señal; a Thor le dio la cabellera de Sif; y a Frey, le dio el barco Skidblandner, que siempre tenía viento favorable en cuanto sus velas eran desplegadas, sin importar a donde iba su capitán: también se lo podía plegar como una servilleta y guardarlo en el bolsillo si se deseaba. Después de esto Brok avanzó y le dio a Odín la argolla Draupnir, diciendo que cada novena noche le surgirían de ella ocho argollas de igual valor. A Frey le dio el jabalí de oro Gullinbursti, diciéndole que podría correr en el aire y sobre el mar día y noche, más rápido que cualquier otro caballo, y que, por muy larga que fuese la noche, por más oscuros que fuesen los otros mundos, siempre habría claridad donde estuviera el jabalí, tan brillantes eran sus cerdas. A Thor le dio el martillo Mjölnir, diciendo que podría golpear un objeto por grande que fuera; que jamás golpearía en falso, y que cuando lo lanzase no debía temer perderlo, pues por muy lejos que fuera a caer, volvería siempre a su amo, y según sus deseos, se volvería tan pequeño que podría esconderlo en su seno; pero tenía un defecto, su empuñadura era un poco corta. Según la decisión de los dioses, el martillo era el mejor de todos los tesoros, especialmente por la protección que ofrecía contra los gigantes del frío; en consecuencia decidieron que el enano había ganado la apuesta y este último quiso pues la cabeza de Loki.

Loki se ofreció a recuperarla de alguna manera; pero el enano no quiso aceptar ninguna alternativa. -¡Bueno, agárrame entonces- dijo Loki, y en un momento estuvo muy lejos, ya que tenía unos zapatos con los que podía correr a través de los aires y sobre el mar. Entonces el enano le pidió a Thor que lo cogiera, lo que fue hecho, pero cuando Brok quiso cortarle la cabeza, Loki dijo: -La cabeza os pertenece, pero no el cuello-. Entonces el enano cogió hilo y un cuchillo y quiso perforar los labios de Loki para conservarlos juntos para que no engañara más, pero el cuchillo no estaba lo suficientemente afilado. -Estaría bien si tuviera el aliento de mi hermano- dijo, e inmediatamente el aliento estuvo allí y fue tan afilado que Brok pudo coser los labios de Loki para que se cerraran. Mucho tiempo después, Loki pudo sacarse los hilos a pesar de todo el dolor y siguió engañando con palabras a los incautos.[1]

Simbología[editar]

La lanza simboliza la fuerza y el poder de Odín. Cuando este tiraba su lanza sobre alguien, señalaba que este le pertenecía. Incluso el mismo Odín se hirió con ella y de esta forma se consagró él al cielo.

Cuando Odín pone la lanza en manos de un guerrero, es que vela por él y dirige sus acciones de valor.

Es representada por la runa Tiwaz que a su vez tiene relación con el dios de mismo nombre, Týr, el cual es un dios anterior a Odín (proto-germánico). Este era también representado con una lanza y cumplía las funciones de dios de los cielos.

La lanza Gungnir es también un objeto relacionado de forma simbólica por algunos estudiosos y conspiradores con la lanza del destino que hirió a Jesucristo en la cruz y se la considera una reliquia con el poder de dominar y vencer.[cita requerida]

Véase también[editar]

Bibliografía[editar]

  1. Niedner, Heinrich (1997). Mitología Nórdica. Barcelona: Edicomunicación. 84-76762-781-x.