Estación de penitencia
La estación de penitencia es el nombre que se da a la procesión que las hermandades pasionistas realizan en Semana Santa por las calles, siempre y cuando durante su recorrido la cofradía haga visita (de aquí el término "estación") al menos a un templo. En caso de no producirse dicha estación, el término procesión de penitencia suele ser el más adecuado.
Características
Sea una estación de penitencia o una procesión de penitencia, los nazarenos acompañan a las imágenes titulares de sus hermandades organizados en dos o incluso tres filas (dependiendo de la hermandad) y el silencio y la oración deben estar presentes desde su comienzo hasta el final.[1]
Los recorridos de las hermandades en su estación de penitencia están regulados por el consejo o agrupación de hermandades canónicas de cada ciudad. El recorrido por el centro urbano y el paso por el principal templo de la urbe se conoce como carrera oficial.
Historia
En sus orígenes (siglo XVI) las cofradías solían hacer estación de penitencia en un número simbólico de templos (por ejemplo, cinco por las Cinco llagas de Jesucristo o siete por las Siete Palabras de Cristo en la cruz) en los que hacían adoración al Santísimo Sacramento el Jueves Santo y donde solían recoger las limosnas que les ofrecían los fieles que Jueves y Viernes Santo asistían a los Oficios Divinos o llevaban a cabo devociones privadas. En este mismo período, los itinerarios a recorrer por las cofradías no estaban previamente fijados ni pactados entre ellas; lo que daba lugar a frecuentes conflictos a la hora de determinar el derecho de paso de cada una con respecto a otra con la que se hubiera encontrado en un punto dado de su recorrido.[1]
Así pues, y para poner fin a los altercados que en estos casos se producían, ya desde principios del siglo XVII las autoridades eclesiásticas empezaron a imponer recorridos y estaciones forzosas a las cofradías. A este respecto, la normativa más conocida y la que históricamente ha dado lugar a las más famosas estaciones de penitencia de la semana santa española, fue la obligada estación a la Catedral de Sevilla impuesta a todas las cofradías de penitencia de la ciudad por el cardenal Niño de Guevara en el sínodo diocesano de 1604.[1]