Diferencia entre revisiones de «Museo de Arte Sacro de Bilbao»

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En el ámbito de la pintura, probablemente la obra más valiosa es un monumental ''Martirio de [[santa Lucía]]'', de más de dos metros de altura, pintado por [[Luis Paret]] para una iglesia de [[Larrabetzu]].
En el ámbito de la pintura, probablemente la obra más valiosa es un monumental ''Martirio de [[santa Lucía]]'', de más de dos metros de altura, pintado por [[Luis Paret]] para una iglesia de [[Larrabetzu]].


Notable es el despliegue de orfebrería en [[vitrina]]s de ajuar en [[plata]] y [[piedras preciosas]]: [[cáliz|cálices]], [[custodia procesional|custodia]]s, coronas votivas de esculturas marianas... Hay que destacar la platería anterior al siglo XIX, que suele ser relativamente escasa por los avatares bélicos y económicos; llama la atención la figura de un [[pelícano]] del [[siglo XVIII]] labrado en plata y a tamaño natural.
Notable es el despliegue en [[vitrina]]s de ajuar en [[plata]] y [[piedras preciosas]]: [[cáliz|cálices]], [[custodia procesional|custodia]]s, coronas votivas de esculturas marianas... Hay que destacar la platería anterior al siglo XIX, que ha subsistido en un pequeño porcentaje por los avatares bélicos y las crisis económicas; llama la atención la figura de un [[pelícano]] del [[siglo XVIII]] labrado en plata y a tamaño natural.


Uno de los atractivos más singulares del museo es la reconstrucción del taller del último orfebre tradicional que trabajó en Bilbao, que reúne sus muebles y herramientas así como estampas y dibujos de diseños, piezas inacabadas... De la puerta del taller cuelga aún una bata de trabajo, como si en cualquier momento el platero fuese a retomar su tarea.
Uno de los atractivos más singulares del museo es la reconstrucción del taller del último orfebre tradicional que trabajó en Bilbao, que reúne sus muebles y herramientas así como estampas y dibujos de diseños, piezas inacabadas... De la puerta del taller cuelga aún una bata de trabajo, como si en cualquier momento el platero fuese a retomar su tarea.

Revisión del 13:00 20 ago 2021

Claustro del convento de la Encarnación de Bilbao, actualmente incluido en el Museo de Arte Sacro.

El Museo Diocesano de Arte Sacro de Bilbao expone obras relacionadas con el arte religioso de la provincia de Bizkaia.

La institución se fundó en 1961 y pasó por varias ubicaciones; la actual es el antiguo Convento de la Encarnación, fundado en 1513 por religiosas dominicas y abierto al público como museo en 1995.

Colección

Debido a razones de seguridad y conservación, son muchas las imágenes religiosas y objetos litúrgicos de iglesias vizcaínas que se han recopilado en este museo; contiene centenares de piezas de gran valor artístico desde la Edad Media hasta nuestros días. La colección consta de más de 2.000 piezas, de las cuales cerca de 500 se hallan en exposición permanente. Abarcan desde el siglo XII hasta el XX, aunque hay también algunos materiales de carácter arqueológico que se remontan hasta el siglo III.

La exposición se organiza en tres grandes apartados: escultura-pintura, orfebrería y ornamentos (vestiduras). En cada uno de estos bloques se ordenan las piezas siguiendo un criterio cronológico-estilístico. La segunda planta está dedicada a manifestaciones del arte religioso a través de la historia y de los estilos, sobre todo esculturas y pinturas. También cuenta con una sala sobre arte religioso contemporáneo.

En el ámbito de la pintura, probablemente la obra más valiosa es un monumental Martirio de santa Lucía, de más de dos metros de altura, pintado por Luis Paret para una iglesia de Larrabetzu.

Notable es el despliegue en vitrinas de ajuar en plata y piedras preciosas: cálices, custodias, coronas votivas de esculturas marianas... Hay que destacar la platería anterior al siglo XIX, que ha subsistido en un pequeño porcentaje por los avatares bélicos y las crisis económicas; llama la atención la figura de un pelícano del siglo XVIII labrado en plata y a tamaño natural.

Uno de los atractivos más singulares del museo es la reconstrucción del taller del último orfebre tradicional que trabajó en Bilbao, que reúne sus muebles y herramientas así como estampas y dibujos de diseños, piezas inacabadas... De la puerta del taller cuelga aún una bata de trabajo, como si en cualquier momento el platero fuese a retomar su tarea.

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