Sinfonía n.º 1 (Rajmáninov)

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Archivo:Symphony No. 1, Rachmaninoff.png
El tema del movimiento inicial de la Sinfonía nº 1 (primero en el clarinete, luego en los oboes). Lo emplearía de nuevo en sus Danzas sinfónicas.

La Sinfonía nº 1 en re menor, Op. 13, es una sinfonía en cuatro movimientos compuesta por el compositor Sergéi Rajmáninov en Ivanovka, una finca cerca de Tambov, Rusia, 1895, entre enero y octubre de 1895. Esta obra fue el primer intento de Rajmáninov dentro del género sinfónico.

La sinfonía está escrita para orquesta y fue estrenada estrenada en San Petersburgo el 28 de marzo de 1897, sin que fuera interpretada nuevamente durante la vida del compositor. El estreno fue un rotundo fracaso, debido a varios motivos: el director, Aleksandr Glazunov, no solo dirigió pésimamente, sino que también hizo cortes en la partitura y varios cambios en la orquestación; incluso varios asistentes al concierto sugirieron al acabar la obra que Glazunov parecía estar borracho. Además al ser una obra escrita en un nuevo y moderno idioma, distinto al impuesto por los cánones del Círculo Belayev, liderado por Rimsky-Korsakov, no fue del gusto de los asistentes, que la consideraron ofensiva debido al uso progresista de la forma sinfónica.

Rajmáninov, que confiaba que su obra sería un éxito, recibió un duro golpe a causa de estas críticas, llegando a creer que realmente la obra era del todo mala e incluso sufrir una crisis nerviosa. Fue incapaz de componer hasta 1899, cuando familiares y amigos le convencieron de que se sometiera a un tratamiento de hipnoterapia con el Dr. Nikolai Dahl. El resultado del exitoso tratamiento fue el inmensamente popular Concierto para piano nº 2, estrenado en 1900.

Cuando Rajmáninov marchó al exilio, dejó la partitura en Rusia, la que luego se perdió.[1]​ En 1944 fueron descubiertas las partes instrumentales de la sinfonía. La partitura fue reconstruida completamente, y el segundo estreno tuvo lugar en el Conservatorio de Moscú el 17 de octubre de 1945, dirigida por Aleksandr Gauk.

Forma

Como composición sinfónica, la Sinfonía nº 1 de Rajmáninov era en general, según el compositor Robert Simpson, superior a las dos que le siguieron puesto que había sido creada «con naturalidad y sin presión»[2]​ y con los cuatro movimientos «integrados temáticamente con originalidad».[3]​ Simpson también señala que evitaba lo que él consideraba un abuso del lirismo y de los clímax forzados presentes en la Sinfonía nº 2 y los conciertos para piano.[2]​ De hecho, si se siguiera con detenimiento el progreso de Rajmáninov como compositor orquestal desde que se graduó en el Conservatorio de Moscú —en otras palabras, desde el Príncipe Rostislav- a La Roca, y desde esta última hasta la sinfonía, puede observarse un aumento en la brevedad y concisión a la hora de presentar las ideas musicales.[4]

En esencia, Simpson está de acuerdo respecto de esta economía musical, y comenta que la estructura de la sinfonía en conjunto no tenía defectos. Aunque Rajmáninov solía reducir el tempo del segundo tema del primer movimiento (una costumbre que, según Simpson, se agravaría hasta el final de su carrera), mantuvo un rígido control en la música, sin dejar que nada se le fuera de las manos. Simpson cita en especial el clímax del último movimiento como abrumadoramente poderoso y extremadamente económico en el uso de su material musical.[2]

Descripción

La sinfonía está orquestada para 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusión y cuerdas.

La sinfonía está escrita en cuatro movimientos:

  1. Grave—Allegro non troppo en re menor
  2. Allegro animato en fa mayor
  3. Larghetto en si mayor
  4. Allegro con fuoco en re menor

El elemento más original de esta obra proviene de la red de relaciones motívicas. Rajmáninov, que ya había empleado este recurso en el Capricho Bohemio, lo lleva aquí aún más lejos. El resultado es que, mientras que la sinfonía es una obra completamente cíclica, la integración temática con la propia música es mucho más exhaustiva y completa que en la mayoría de sinfonías rusas. Los temas y fragmentos temáticos de los primeros movimientos se transforman, a veces con profundidad, para ayudar a darle forma al material o generar uno nuevo.[5]​ Al hacer esto, Rajmáninov emplea relativamente poco material musical para una composición de tal envergadura, combinando los cuatro movimientos con muchas metamorfosis temáticas y reminiscencias más evidentes. César Cui pudo haber aludido a esta característica en su crítica de 1897 cuando se quejaba de «la repetición sin sentido de los mismos trucos baratos». Otros han considerado estos «trucos» como una fortaleza de la obra y no una debilidad.[6]

La partitura ha sido estudiada por analistas motívicos y prueba que Rajmáninov realmente era capaz de escribir música sinfónica, en comparación con la música de ballet, metida con calzador en una forma sonata, escrita por muchos otros compositores rusos. Esto sugiere que el tratamiento que hacía Rajmáninov de la forma sinfónica se le debería más a Alexander Borodin que a Piotr Ilich Chaikovski, un aspecto del que los críticos de San Petersburgo de alguna manera no se dieron cuenta en el estreno de la obra. La sinfonía es la primera de una serie de obras que probarían que Rajmáninov sabía componer obras de gran escala, a la vez que detalladas y bien enfocadas.[7]

Otra idea original de Rajmáninov fue el uso de los cantos знамени (znammeny) como fuente de material para sus ideas temáticas. Si bien nunca transcribe estos cantos literalmente, el material que el compositor crea a partir de ellos tiende a darle un aire indudablemente religioso a algunas páginas de la sinfonía. En cuanto a esto, se parece a lo que Bela Bartok denominaría «música popular imaginaria», que viene del hecho de que Bartok estaba tan imbuido por el espíritu y vocabulario de las canciones y danzas populares de Europa oriental, que a veces componía en este estilo sin citar ninguna fuente del material.[8]

No obstante, la sinfonía no carece de problemas. Mientras que la impresión general da una sensación de tensión, tanto el scherzo como el movimiento lento presentan varios pasajes aburridos y carentes de brillo. Estos surgen en el movimiento lento a partir de uno central, estático, con referencias quejumbrosas al tema principal de las cuerdas graves, y al repetir incoherentemente el mismo tema en el scherzo, quitándole a la música su dinamismo rítmico. La orquestación resulta en ocasiones demasiado chillona y suena obstruida, haciendo que la pieza suene portentosa. Sin embargo, una interpretación atenta puede ayudar a minimizar los posibles errores que haya en la orquestación y clarificarla, haciendo de la sinfonía la declaración musical más oscura, vigorosa y entusiasta que Rajmáninov nunca hubiera podido pretender en un principio.[9]

Visión general

Archivo:Rahmanyinov 1897.jpg
Rajmáninov en 1897, el año en que fue estrenada su Sinfonía nº 1.

Composición

La Sinfonía nº 1 fue en realidad el segundo intento de Rajmáninov dentro de este género. Durante su último año en el Conservatorio de Moscú (1891) produjo un movimiento sinfónico en re menor, de aproximadamente 12 minutos de duración, que fue publicado póstumamente en 1947 bajo el título de "Sinfonía Juvenil en re menor". Dicha obra está escrita en la forma sonata tradicional y toma como modelo la Sinfonía nº 4 de Chaikovsky, siguiendo muy de cerca la estela del compositor. La falta de originalidad puede deberse a la ausencia de entusiasmo por parte de los profesores de composición y contrapunto de Rajmáninov, Antón Arensky y Sergéi Tanéyev.[10]​ Su Concierto para piano nº 1, que escribiría a finales de aquel año, es un indicador mejor de lo que sería su potencial con el manejo de las formas musicales de gran envergadura.[11]​ Tras su graduación, en 1894, transcribió la Sinfonía Manfredo de Chaikovsky para dos pianos, lo que le acercó todavía más al género sinfónico.[12]

Rajmáninov empezó a hacer un bosquejo de lo que sería la Sinfonía nº 1 al acabar de orquestar su Capricho Bohemio en septiembre de 1894.[13]​ Compuso la sinfonía entre enero y octubre de 1895. Éste fue un periodo de gestación considerablemente largo para el compositor y no exento de dificultades. Estuvo componiendo en Ivanovka, su residencia de verano, desde el 29 de julio, y a pesar de trabajar siete horas al día encontraba la composición de la sinfonía extremadamente difícil. A partir de septiembre incrementó su ritmo de trabajo hasta diez horas al día. Al abandonar Ivanovka el 7 de octubre, no solo había acabado la composición y orquestación sino que había realizado una transcripción de la obra para dos pianos.[14]

El tiempo que Rajmáninov empleó para componer la obra fue mayor de lo habitual, por lo que también tardó en conseguir su estreno. En 1895 conoció al filántropo musical Mitrofan Belyayev; gracias al interés de éste en programar una pieza de Rajmáninov, el poema sinfónico La Roca pudo interpretarse en la serie de Conciertos Sinfónicos Rusos en San Petersburgo.[15]​ Otra muestra de amistad fue que Belayev le encargó la transcripción de la Sinfonía nº 6 de Aleksandr Glazunov para dos pianos.[16]​ A lo largo de 1896, debido en gran parte a la influencia de Taneyev y Glazunov, Belayev aceptó que tuviera lugar el estreno.[17]​ Finalmente, su interpretación fue programada para el año siguiente.[16]

La impresión inicial de Taneyev acerca de la obra no fue muy prometedora. Rajamáninov le llevó el manuscrito y lo tocó en el piano. Taneyev se quejó, señalando que «estas melodías son flojas, sin color: no es posible hacer anda con ellas». Rajmáninov realizó cambios considerables a la partitura[18]​ y Taneyev le aseguró a Belayev que pronto podría enviar el manuscrito al comité de los Conciertos Sinfónicos Rusos para su revisión.[19]​ De todas maneras, Rajmáninov tuvo nuevas ideas para algunas partes de su sinfonía, visitó a Taneyev por segunda vez, y realizó nuevas modificaciones, como por ejemplo la ampliación del movimiento lento.[16]

Glazunov

Las palabras de Nikolái Rimski-Kórsakov, cuyas propias preferencias musicales en los últimos años de su carrera no eran demasiado progresistas, fueron como una advertencia previa al escuchar la sinfonía en los ensayos. Él le dijo a Rajmáninov, «Perdóname, pero no estoy del todo conforme con esta música».[20]​ Considerado como un hombre mayor, muy respetado y con mucha experiencia e influencia dentro de la música rusa, especialmente tras la muerte de Chaikovsky, Rimsky-Korsakov pudo tener justificación al decirle algo así, pero se lo dijo debido a un motivo distinto. El ensayo que él escuchó, dirigido por su amigo y protegé musical Aleksandr Glazunov, fue un desastre; muchas personas que estuvieron presentes coinciden en que fue una atroz parodia de la partitura.[21]​ No solo Glazunov dirigió mal, sino que también hizo cortes en la partitura y varios cambios en la orquestación.[22]​ Los cortes que hizo Glazunov en los dos primeros movimiento tenían poco sentido musical,[23]​ y el escaso aprovechamiento de Glazunov de los ensayos, se complicaron por el hecho de que dos obras más tuvieron su estreno en el mismo concierto.[24]

Archivo:Glazunov-1.jpg
Aleksandr Glazunov dirigió pésimamente la sinfonía de Rajmáninov en el día de su estreno.

Glazunov estrenó la sinfonía el 28 de marzo, 1897. La interpretación fue un completo fracaso; Rajmáninov estaba completamente angustiado cuando acabó. El director Aleksandr Khessin, quien asistió al estreno, dijo al recordarlo: «La sinfonía no fue ensayada lo suficiente, la orquesta estaba descompensada, faltaba estabilidad en los tempos, algunos errores en las partes orquestales no fueron corregidos; pero lo que más contribuyó a arruinar la obra fue la interpretación, carente de vida, superficial y floja, sin pasión, entusiasmo o brillantez en el sonido orquestal».[25]

Además, la mujer de Rajmáninov y otros testigos, sugirieron al acabar la obra que Glazunov parecía estar borracho en el podio. Una persona en particular escribió que en el ensayo estaba «de pie con el rostro inmóvil, moviendo la batuta sin interés alguno. Rajmáninov estaba obviamente muy preocupado sobre y en las pausas se acercó a Glazunov y le dijo algo, pero nunca consiguió despertar en él nada más que un completo estado de indiferencia».[26]​ A pesar de que Rajmáninov nunca lo indicara expresamente y no ha podido ser confirmado, es no es del todo inverosímil en un hombre que, de acuerdo con su alumno Dmitri Shostakóvich, guardaba una botella de alcohol escondida debajo de su escritorio y sorbía de ella a través de una pajita durante las clases.[27]

Bebido o no, puede que ni Glazunov entendiera ni que estuviera del todo entregado a la sinfonía-una obra escrita en un nuevo y más moderno idioma y de mayor longitud (aproximadamente 45 minutos) de la que él esperaba.[28]​ Él comentó en otra ocasión sobre la música de Rajmáninov, que «Tiene mucho sentimiento... pero nada de sentido en absoluto».[29]​ El comentario en sí mismo es extraño considerando que el propio Glazunov se anticiparía al idioma musical de Rajmáninov en su Sinfonía nº 2, escrita en 1886.[30]​ (Glazunov demostró su baja estima hacia la música de Rajmáninov al dejarse olvidada la copia de la partitura del Concierto para piano nº 4 en un taxi de París en 1930. La partitura había sido un regalo del propio compositor.[31]​) Considerando lo dicho anteriormente, fue quizás una auténtica sorpresa que Glazunov dirigiera una interpretación competente de la fantasia orquestal de Rajmáninov La Roca el año anterior.[24]​ Aunque tuvo una acogida favorable en general, César Cui expuso, en un anticipo de sus comentarios sobre la sinfonía, que «toda la composición muestra que el compositor está más preocupado por el sonido que por la música».[32]

Reacciones de la época

Debido a sus éxitos pasados, Rajmáninov esperaba otro triunfo con su sinfonía. En su lugar, recibió literalmente la conmoción de su vida. En realidad no tenía porqué haberle afectado tanto. Debería haber advertido que tardó demasiado tiempo, incluso para una de sus obras, en obtener una interpretación. Debería haber dado cuenta de que en los ensayos, los cuales presenció, las cosas iban de mal en peor.[33]

El anciano Rimski-Kórsakov.

El Círculo Belayev

A pesar de todas las buenas intenciones de Belayev de intentar fomentar el talento de Rajmáninov con el estreno de la sinfonía, no era buena señal hacer que la obra se interpretara en San Petersburgo, con el comentario de Rimsky-Korsakov como un presagio de todo lo que iba a llegar. El panorama musical existente en la ciudad estaba dominado por el grupo de jóvenes compositores llamado el Círculo Belayev, liderado por Rimsky-Korsakov debido a que el mismo enseñó a muchos de ellos en el conservatorio de San Petersburgo. Los compositores que quisieran formar parte del círculo, que además deseaban el mecenazgo de Belayev tenían que escribir en un estilo musical aprobado por Glazunov, Lyadov y Rimsky-Korsakov. Debido a esto, el estilo de Rimsky-Korsakov se convirtió en el estilo académico preferido-el cual los compositores jóvenes debían seguir si esperaban tener alguna especie de carrera. Aquellos que se oponían al Círculo Belayev no tardaron en darse cuenta de esta tendencia.[34]

Mientras que Rimsky-Korsakov denominaba al grupo como «progresista» en su autobiografía,[35]​ «moderadamente académico» habría encajado mejor, con la mayoría de sus componentes considerando los logros técnicos como un fin en sí mismo-una actitud que siempre caracterizó el Conservatorio.[36]​ A pesar del rechazo de Rimsky-Korsakov a que el Círculo Belayev se pareciera al Grupo de Los Cinco bajo Balakirev, las dos facciones compartían un rasgo. Como el kuchka, el grupo de Belayev miraba con recelo aquellas composiciones que no seguían su canon.[37]

Cesar Cui lideró las críticas contra la sinfonía.

Reacciones de la crítica

Uno de los motivos sobre lo que se escribió tanto sobre la obra, fue porque el debate fue avivado por el antagonismo imperante desde hace mucho tiempo entre San Petersburgo y Moscú, que iban más allá de cuestiones musicales. Estaba también el hecho de que era una sinfonía, forma musical puesta en cuestión en esta época—forma musical que los críticos de San Petersburgo y muchos otros miembros del Circulo Belayev defendían con especial interés. En realidad le dieron buenas críticas a La Roca cuando Glazunov la dirigió. Que empleara la forma sinfónica era otro cantar.

La obra de Rajmáninov fue considerada como ofensiva debido a su relativamente uso progresista de la forma sinfónica, algo que iba en contra de las sensibilidades de los críticos los preceptos enseñados por Rimsky-Korsakov en el Conservatorio.[24]​ Alexandr Gauk, quien dirigiría el triunfal renacimiento de la sinfonía en 1945, conjeturó tanto, sugiriendo que la obra falló desde el principio «porque era una composición moderna, alejada de las de su época, por ello no satisfizo los gustos de los críticos coetáneos».[38]​ La opinión más partidista de estas críticas fue un ataque, con Cui liderando la carga:

Si existiera un conservatorio en el Infierno y uno de sus talentosos estudiantes fuera a componer una sinfonía programática basada en la historia de las diez plagas de Egipto, y si fuera a componer una sinfonía como la del señor Rajmáninov, entonces habría cumplido su tarea brillantemente y sería del deleite de los habitantes del Infierno. Para nosotros esta música nos deja una impresión maligna con sus ritmos rotos, forma oscura e imprecisa, repeticiones sin sentido de los mismos trucos baratos, el sonido gangoso de la orquesta, el forzado estrépito de los metales y por encima de todo la empalagosa y perversa armonización de sus contornos cuasi-melódicos, la total ausencia de simplicidad y naturalidad y la falta por completo de temas motívicos.[39]

Cui guardaba cierto rencor a Rajmáninov, aunque su comentario fue casi un cumplido, escribiendo, «el señor Rajmáninov evita lo banal y probablemente se siente fuerte y profundo, e intenta expresar estos sentimientos mediante nuevas formas». Este comentario pronto fue ocultado por las críticas de los demás revisores, lo que hizo que nadie se fijara en ella. Además, la antipatía de Cui hacia los compositores moscovitas estaba muy arraigada. En una carta dirigida a M.S. Kerzina fechada del día 19 de diciembre, 1904, los comparó con Richard Strauss, «cuyas absurdas cacofonías no serán música nunca incluso en el siglo 30».[40]

Una consideración más equilibrada sobre la obra, desafortunadamente demasiado tarde para deshacer el entuerto causado por Cui, vino del crítico Nikolai Findeisen en el número de abril de la Russkaya Muzykalnaya Gazeta:

El clímax del concierto, la sinfonía en re menor de Rajmáninov, no fue interpretado con mucho éxito y por lo tanto fue en gran parte malentendida y desestimada por la audiencia. Esta obra muestra nuevos impulsos, búsquedas de nuevos colores, nuevos temas, nuevas imágenes y todavía le impresiona a uno como algo que no estuviera del todo dicho o resuelto. Sin embargo, debo abstenerme de expresar mi opinión final, porque sería demasiado fácil repetir la historia de la Quinta Sinfonía de Chaikovsky , recientemente (gracias a Nikisch) "descubierta" por nosotros y que ahora todo el mundo la admira como una creación nueva, maravillosa y hermosa. Para ser sincero, pude que la primera sinfonía de Rajmáninov no sea del todo hermosa, íntegra y definida, pero algunas de sus páginas son algo más que mediocres. El primer movimiento, y especialmente el furioso final con su concluyente Largo, continen mucha belleza, novedad e incluso inspiración....[40]

Reacción del compositor

Rajmáninov escribió al compositor Alexander Zatayevich el 6 de mayo «sobre mis impresiones de la interpretación de la sinfonía, [...] aunque sea algo difícil para mí». Esta carta ha sido citada con frecuencia sobre la opinión del compositor sobre la falta de habilidad de Glazunov dirigiendo. Sin embargo, Rajmáninov también comparte exhaustivamente su propia impresión de la sinfonía:

No estoy del todo afectado por la falta de éxito, ni me siento molesto por el abuso de los periódicos; pero estoy profundamente afligido y muy deprimido por el hecho de que mi Sinfonía, la cual amé mucho y sigo amando ahora, no me complació del todo tras el primer ensayo. Esto significa, dirías tú, que está mal orquestada. Pero estoy convencido, repito, que la buena música puede brillar incluso con una mala instrumentación ni considero que la instrumentación fuera del todo exitosa. Por lo tanto quedan dos hipótesis. O, como algunos compositores, le tengo demasiada debilidad a esta composición, o esta composición fue mal interpretada. y esto es lo que realmente ocurrió. Estoy sorprendido—¿cómo un hombre con tan gran talento como tiene Glazunov puede dirigir tan mal? No hablo simplemente de su técnica de dirección (no tiene sentido preguntarse esto de él), pero sí de su musicalidad. No siente nada cuando dirige—¡como si no entendiera absolutamente nada!... Por ello supongo que la interpretación haya sido la causa del fracaso (No lo afirmo—Lo supongo). Si el público hubiese estado familiarizado con la sinfonía, culparían al director (sigo "suponiendo"), pero cuando cuando la composición es desconocida y además mal interpretada, el público tiende a culpar al compositor. Este parecer parece ser plausible, particularmente con esta sinfonía, si bien no decadente, en el sentido actual de la palabra, es en verdad ligeramente "nueva". Esto significa que debe ser tocada siguiendo las más precisas indicaciones del compositor, quién por lo tanto puede de alguna forma mediar con el público y él mismo, y entre el público y la obra (para hacer entonces la composición más inteligible al público).... Como puedes ver, ahora mismo me siento inclinado a culpar la interpretación. Mañana, probablemente, esta opinión, también, cambiará. De todas formas no abandonaré esta Sinfonía, y tras dejarla durante seis meses, la miraré, quizás corrija algo, y a lo mejor la publique, pero puede que por entonces mi parcialidad hacia ella haya pasado. En ese caso, la romperé en pedazos.[41]

Mucho después del suceso, Rajmáninov le contó a su biógrafo Oskar von Riesemann, «volví a Moscú siendo un hombre totalmente distinto. La confianza en mi mismo había recibido un duro golpe. Pasé horas angustiosas dubitativo, pensando profundamente, y llegué a la conclusión debería dejar de componer».[42]​ Sin embargo, los comentarios del compositor dirigidos a Zatayevich parecen considerablemente más racionales, incluso lógicos. Tampoco la prensa se había mostrado desfavorable del todo hacía la sinfonía (véase supra). Puede que fuera de subsiguientes reflexiones que Rajmáninov sufriera una crisis nerviosa.[43]

Este retraso en mostrarse la crisis en Rajmáninov nunca se ha explicado, y puede que nunca llegue a serlo. Una duda que muchos eruditos se han planteado es si la sinfonía tuvo una dimensión autobiográfica que hizo que el fracaso fuera algo más personal. De acuerdo con muchas fuentes, el manuscrito original, ahora perdido, llevaba una dedicatoria a "A. L." más el epígrafe de la novela de Leo Tolstoy Anna Karenina, "Mía es la venganza; yo retribuiré".[44]​ A. L. era Anna Lodïzhenskaya, una bella gitana, esposa de su amigo Peter Lodïzhensky. También le dedicó el Capricho Bohemio a ella. Si Rajmáninov la consideraba como un capricho o algo más serio no se puede saber. Ni la conexión entre ellos dos y Anna Karanina, o entre la cita bíblica y los cantos religiosos que proporcionan la base para el material temático de la sinfonía.[45]

Cuando empezaron a manifestarse los primeros síntomas del colapso nervioso, Rajmáninov quedó totalmente destrozado. Abandonó los esbozos de otra sinfonía[46]​ y no fue capaz de componer nada hasta 1899, cuando familiares y amigos le convencieron de que se sometiera a un tratamiento de hipnoterapia con el Dr. Nikolai Dahl. El famoso resultado de estas citas fue el inmensamente popular Concierto para piano nº 2, estrenado en 1900.

Abandono y desaparición

La sinfonía no fue interpretada de nuevo durante la vida de Rajmáninov.[47]​ No rompió la partitura pero tenía sentimientos encontrados respecto a la obra.[48]​ En abril de 1908, tres meses tras el estreno de su Sinfonía nº 2, consideró revisar la primera sinfonía. Escribió a su colega del Conservatorio Nikita Morozov que la sinfonía era una de sus primeras tres obras compuestas que le gustaría ver en una «forma corregida y decente». (Las otras dos eran el Concierto para piano nº 1 y el Capricho Bohemio.)[49][50]​ Le escribió en 1910 al crítico Grigory Prokovief, «La sinfonía contiene muchos pasajes exitosos en lo que concierne a su música, pero la orquestación es peor que floja, un motivo que causó su fracaso en la interpretación de San Petersburgo».[51]​ En 1917, le escribió a Boris Asafiev que no se la enseñaría a nadie y se aseguraría de poner en su testamento que nadie la viera. Se dejó la partitura en Rusia cuando marchó al exilio; perdiéndose posteriormente.[48]

Archivo:Eugeneormandy.jpg
Eugene Ormandy dirigió la primera interpretación en América de la Sinfonía nº 1 en 1948. Además, formó parte del primer concierto en ser televisado en los Estados Unidos.

Segunda vida

Poco después de la muerte del compositor, en 1944, las partes instrumentales de la sinfonía fueron descubiertas. Usando estas partes y el arreglo para dos pianos, un grupo de eruditos dirigidos por el destacado director ruso Aleksandr Gauk reconstruyeron la partitura completa. El segundo estreno de la obra dirigido por Aleksandr Gauk tuvo lugar en el Conservatorio de Moscú el 17 de octubre de 1945 y fue un gran éxito. Esto trajo consigo una renovada y entusiasta evalución de la música de Rajmáninov en Rusia.

El estreno en Norteamérica tuvo lugar el 19 de marzo de 1948 en la Philadelphia Academy of Music, con la Orquesta de Filadelfia dirigida por Eugene Ormandy. Formó parte además del primer concierto en ser televisado en los Estados Unidos. Una segunda interpretación fue emitida en la radio al día siguiente. Cabe decir que, comparado con lo que sucedió en el estreno de 1897, hicieron falta siete ensayos para preparar la obra para la audicion inicial en América, aun cuando tanto Ormandy como la Orquetsa de Filadelfia estabam familiarizados con el estilo del compositor. Con el póstumo aumento de la reputación de Rajmáninov como compositor, la sinfonía formaría parte del repertorio orquestal habitual.[52]

En cambio, la primera interpretación de la sinfonía en el Reino Unido no se llevó a cabo hasta el 2 de enero de 1964, con la Polyphonia Symphony Orchestra dirigida por Brian Fairfax. Esto sucedió en un periodo en el que la música de Rajmáninov no era muy apreciada en el Reino Unido.[53]

Referencias

  1. Norris, Rachmaninoff, 23.
  2. a b c Simpson, 129.
  3. Simpson, 130.
  4. Walker, 31.
  5. Brown, David, ed. Robert Layton, "Russia Before the Revolution (1993), 285-286.
  6. Norris, Rachmaninoff, 97.
  7. Harrison, 80-81.
  8. Harrison, 79.
  9. Norris, Rachmaninoff, 99.
  10. Harrison, 34.
  11. Harrison, 36.
  12. Harrison, 63.
  13. Norris, Rachmaninoff, 20.
  14. Harrison, 67.
  15. Harrison, 67-68.
  16. a b c Harrison, 68.
  17. Norris, Rachmaninoff, 21.
  18. Harrison, 76.
  19. Bertenssohn y Leyva, 70.
  20. Bertenssohn y Leyva, 71.
  21. Harrison, 76.
  22. Walker, 37.
  23. Harrison, 82 ft. 4.
  24. a b c Harrison, 77.
  25. Martyn, 97.
  26. Elena Yulyevna Kreutzer, citado en Martyn, 96.
  27. Norris, New Grove, 709.
  28. Walker, 37.
  29. Seroff, 57.
  30. Harrison, ft. 5.
  31. Woolridge, 266.
  32. Bertenssohn y Leyva, 68.
  33. Harrison, 76.
  34. Maes, 173.
  35. Rimsky-Korsakov, My Musical Life, 286-287.
  36. Volkov, Solomon, St. Petersburg: A Cultural History (New York: The Free Press, 1995), 349.
  37. Volkov, St. Petrersburg, 350.
  38. Cited in Gronowicz, Antoni, ‘’Sergei Rachmaninoff’’ (New York: E.P. Dutton, 1946), 67.
  39. Kyui, Ts., "Tretiy russkiy simfonicheskiy kontsert," Novosti i birzhevaya gazeta (17 March 1897(o.s.)), 3.
  40. a b Bertenssohn y Leyva, 72 ft. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «bl72» está definido varias veces con contenidos diferentes
  41. Bertenssohn y Leyva, 73-74.
  42. Riesemann, 102.
  43. Harrison, 78.
  44. Romanos 12:19
  45. Harrison, 78.
  46. Norris, New Grove, 15:551-552.
  47. Bertenssohn y Leyva, 74.
  48. a b Norris, Rachmaninoff, 23.
  49. Bertenssohn y Leyva, 144-145.
  50. Norris, Rachnmaninoff, 97.
  51. Citado por Yasser (1951).
  52. Harrison, 82.
  53. Harrison, 83 ft. 21.

Fuentes

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  • Maes, Francis, tr. Pomerans, Arnold J. and Erica Pomerans, A History of Russian Music: From Kamarinskaya to Babi Yar (Berkeley, Los Angeles y Londres: University of California Press, 2002). ISBN 0-520-21815-9.
  • Norris, Gregory, Rachmaninoff (Nueva York: Schirmer Books, 1993). ISBN 0-02-870685-4.
  • Norris, Gregory, ed. Stanley Sadie, The New Grove Dictionary of Music and Musicians (Londres: MacMillian, 1980), 20 vols. ISBN 0-333-23111-2.
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  • Volkov, Solomon, tr. Bouis, Antonina W., St. Petersburg: A Cultural History (New York: The Free Press, a division of Simon & Schuster, Inc., 1995). ISBN 0-02-874052-1.
  • Walker, Robert, Rachmaninoff (Londres y Nueva York: Omnibus Press, 1980). ISBN 0-89524-208-7.

Enlaces externos