Diferencia entre revisiones de «Escultura barroca»

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En [[España]] también se manifestó en imágenes religiosas talladas en madera, en la llamada [[imaginería]] con la que se esperaba despertar la fe del pueblo.
En [[España]] también se manifestó en imágenes religiosas talladas en madera, en la llamada [[imaginería]] con la que se esperaba despertar la fe del pueblo.



Revisión del 22:48 5 may 2010

La escultura barroca se desarrolla a través de las creaciones arquitectónicas, sobre todo en estatuas, y también en la ornamentación de ciudades en plazas, jardines o fuentes.
En España también se manifestó en imágenes religiosas talladas en madera, en la llamada imaginería con la que se esperaba despertar la fe del pueblo.

Características generales

Estatua en un jardín barroco.
  • La tendencia a la representación de la figura humana con una objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares.
  • Realización de esquemas compositivos libres del geometrismo, lo que choca con la proporción equilibrada del renacimiento. La escultura barroca se proyecta dinámicamente hacia afuera. Esta inestabilidad se manifiesta en la inquietud de los personajes, en las escenas y en la amplitud y ampulosidad del ropaje.
  • Representación del desnudo en su estado puro, como una acción congelada, conseguido con el influjo de la composición asimétrica, donde predominan las diagonales, los cuerpos sesgados y oblicuos, la técnica del escorzo y los contornos difusos e intermitentes, que dirigen la obra hacia el espectador con un gran expresionismo.
  • Se da gran importancia al desnudo, creando grupos compositivos que permiten la contraposición de las mujeres al incidir la luz sobre las superficies de las esculturas.

La escultura barroca en España

La temática tratada es casi exclusivamente religiosa y sólo en el ámbito de la corte se realiza la escultura monumental. Los temas mitológicos y profanos están ausentes. También se realizan retablos, donde aparecen figuras exentas y en bajorrelieve.

En la escultura del Barroco español destaca con mucho la imaginería, siendo el material más utilizado la madera, siguiendo la tradición hispana. En estas obras se utiliza la técnica del estofado y la policromía. Las figuras son realizadas para iglesias, conventos y para las procesiones de Semana Santa.

Se extiende el sentido realista, las imágenes aparecen con ricas vestiduras, cabello natural y ojos y lágrimas de cristal. La finalidad de estas esculturas es provocar una profunda emoción religiosa en el espectador.

En la escultura barroca española podemos distinguir dos escuelas principales, la Escuela andaluza y la Escuela castellana.

En la Escuela castellana, centrada en Valladolid y Madrid, se presenta una escultura tremendamente realista, cuyas señas de identidad son la talla completa, el dolor y la crueldad con abundancia de sangre, profundo dinamismo, caricaturización de los personajes malvados, intenso modelado y unos rostros con fuerte expresividad.
Las grandes figuras de esta escuela son el gallego Gregorio Fernández (1576-1636) que trabajó en Valladolid, Francisco del Rincón (h.1567-1608), Pedro Vicálvaro y Francisco Salzillo hijo del Napolitano Nicolas Salzillo que llegó a Murcia a trabajar en el siglo XVI-XVII.

En cambio, en la Escuela andaluza, extendida por Sevilla, Granada y Málaga, se huye de la exageración del realismo, que se idealiza, predomina la serenidad y las imágenes bellas y equilibradas con un modelado suave.
Los grandes escultores de esta escuela son Martínez Montañés (1568-1649), Alonso Cano (1601-1667), Pedro de Mena (1628-1688), José de Mora (1642-1724), Pedro Roldán, su hija Luisa Roldán (la Roldana) y Juan de Mesa (1583-1627). Además, José Risueño, Bernardo de Mora y Pedro Duque y Cornejo

La escultura barroca en Italia

En Italia, la cuna del arte barroco, destaca el escultor Gian Lorenzo Bernini, que domina con perfección la técnica que aprendió de su padre Pietro Bernini, escultor manierista, y el estudio de los modelos clásicos y renacentistas. Bernini eclipsó al resto de artistas y fue considerado el Miguel Ángel del siglo XVII. Acostumbraba a representar las figuras de sus obras en el momento de máxima tensión y a usar el desnudo en sus composiciones.
Bernini es el intérprete de la Contrarreforma católica, de la Iglesia triunfante y su glorificación. Posee fuertes influencias helenísticas. Su escultura se caracteriza por la teatralidad compositiva, que resuelve en escenas. Es un gran arquitecto, por lo que pone la escultura al servicio de la arquitectura. Busca efectos emotivos con el fin de conmover, para lo que emplea el escorzo y las posiciones violentas y desequilibradas. Tiene obras mitológicas como Apolo y Dafne, religiosas, baldaquino de San Pedro, Transverberación de santa Teresa, Santa María de la Victoria, fuentes de los Cuatro Ríos o de la Barcaza, y retratos, busto de Luís XIV y del cardenal Borghese, etc.

En Italia también trabajan Alessandro Algardi, un gran retratista de reyes, papas, aristócratas y burgueses. Utiliza una estética más clásica. En Nápoles trabaja Giuliano Finelli: estatuas de los condes de Monterrey, en las Convento de las Agustinas de Salamanca. Y en la Toscana Pietro Tacca: estatua ecuestre de Felipe IV en Madrid.

La influencia de Bernini se extiende al siglo XVIII con escultores como Pietro Bracci: Fontana de Trevi, Triunfo de Neptuno, Fillippo della Valle: Anunciación, Camilo Rusconi: Juan, en San Juan de Letrán, o René Michel Slodtz: San Bruno.

La escultura barroca en Francia

El barroco francés se reconoce por su carácter cortesano, mitológico y decorativo. Predominan los bustos, las estatuas ecuestres, las alegóricas y la escultura funeraria. Tiene cierta tendencia al clasicismo.

Durante el reinado de Luís XIII la escultura se reduce a los retratos casi siempre de carácter funerario. Destacan Simón Guillain y Jacques Sarrazin.

Durante el reinado de Luís XIV la escultura entra a formar parte del arte oficial que exalta a la monarquía absoluta. Versalles será el centro del arte en Francia. Aquí trabajarán escultores como François Girardon, que es el escultor más significativo, ya que tiene un gusto clásico. Realiza obras como Apolo y las Ninfas, la fuente de las pirámides o el sepulcro del cardenal Richelieu, en la cual prescinde de toda integración con la arquitectura a favor del efecto teatral. Pierre Puget es el más típicamente barroco, por su dramatismo, tensión y la violencia formal de sus obras. Está claramente influido por Bernini: Milón de Cortona, Alejandro y Diógenes, Andrómeda liberada por Perseo. Y Antoine Coyzevox que realiza numerosas estatuas para el conjunto de Versalles y los mausoleos de Mazarino y Colbert.

Ya en el siglo XVIII destacan escultores, de gusto rococó, como François Dumont, Edme Bouchardon o Jean Batiste Lemoyne.

La escultura barroca en otros países

En Inglaterra se continúa con una cierta aversión a la representación icónica típica del anglicanismo. La escultura se reduce a los motivos funerarios en los templos, que se convierten en panteones de personajes ilustres. Se trata de representaciones ostentosas que inmortalizan la fama del «gran hombre». Destacan escultores como Nicolás Stone, o los franceses Hubert le Sueur o Luis-François Roubillac.

En Alemania la escultura barroca encuentra un clima muy apropiado para su desarrollo. Predomina el estilo de Bernini, que llega a sus más altas cotas. Destacan Andrea Schliuter: retrato ecuestre del Gran Elector, y Baltasar Permoser.

En los Países Bajos los temas escultóricos alcanzaron cierta relevancia, muy lejos de la pintura. Encontraron su hueco dentro del retrato, el busto y la decoración de tumbas. En Bélgica trabajaron Jeroen Duquesnoy y Hendrik Verbruggen y Frans Verbruggen; y en Holanda Hendrik de Keyser y Rombout Verhuls.

Véase también