Diferencia entre revisiones de «Caballero andante»

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El '''caballero andante''' o la '''caballería andante''' es una [[figura literaria]], propia de los [[libros de caballerías]] y de la [[novela caballeresca]]; y un [[ideal social]], el '''ideal caballeresco''' propio de los últimos siglos de la [[Edad Media]], que el historiador [[Johan Huizinga]] denominó que cuando un caballero andante es secuestrado todo el pene se le entiesa junto con los testiculos
El '''caballero andante''' o la '''caballería andante''' es una [[figura literaria]], propia de los [[libros de caballerías]] y de la [[novela caballeresca]]; y un [[ideal social]], el '''ideal caballeresco''' propio de los últimos siglos de la [[Edad Media]], que el historiador [[Johan Huizinga]] denominó ''El Otoño de la Edad Media'', y los primeros de la [[Edad Moderna]], en que cada vez más se convierte en un ideal obsoleto y ridículo, momento en que [[Miguel de Cervantes]] escribe su famoso [[Don Quijote de la Mancha]], ''flor y nata de la '''andante caballería'''''.

Un [[caballero]], en la Edad Media, era una unidad guerrera que forma parte de la [[hueste]] (fuerza militar) de un [[señor feudal]] o de un [[rey]]. Con motivo de las [[Cruzadas]] se crearon las [[órdenes militares]], formadas por caballeros que se comprometían a [[votos monásticos]], como la [[orden templaria]] o la [[orden hospitalaria]]. En los distintos reinos se fueron creando otras órdenes, como las [[órdenes militares españolas]]. Los rituales de iniciación incluían elementos luego incorporados al imaginario de la ''caballería andante'', como el ''velar las armas'' (pasar una noche en oración ante las armas) y ''ser armado caballero'' (en una ceremonia propia del [[homenaje]] e investidura de las relaciones [[vasallaje|feudo-vasalláticas]]).


La ''orden de caballería'' era pues cada una de las [[instituciones]] formadas por caballeros organizados jerárquicamente como vasallos de un señor y que respetaban un [[código de honor]]. Se suponía que un caballero andante debía ser un miembro de una de estas órdenes que, por orden de su señor o por obligación moral (por ejemplo, por imposición de una promesa a su dama), viajaba grandes distancias, ya sea persiguiendo un objetivo concreto o no, aceptando o provocando [[desafío]]s, resolviendo ''entuertos'' ([[injusticia]]s) y protegiendo a los desfavorecidos (doncellas, viudas y huérfanos). Estos hechos (''[[hazaña]]s'') hacían ganar al caballero una gran ''[[fama]]'' (paralelo al concepto de ''honra'' u ''[[honor]]'', popularidad y prestigio, objetivos principales de la época, que equivalía a una vida más allá de la muerte -véase por ejemplo su formulación en las ''[[Coplas a la muerte de su padre]]'' de [[Jorge Manrique]]-<ref>Coplas XXXIV a la XXXVI
La ''orden de caballería'' era pues cada una de las [[instituciones]] formadas por caballeros organizados jerárquicamente como vasallos de un señor y que respetaban un [[código de honor]]. Se suponía que un caballero andante debía ser un miembro de una de estas órdenes que, por orden de su señor o por obligación moral (por ejemplo, por imposición de una promesa a su dama), viajaba grandes distancias, ya sea persiguiendo un objetivo concreto o no, aceptando o provocando [[desafío]]s, resolviendo ''entuertos'' ([[injusticia]]s) y protegiendo a los desfavorecidos (doncellas, viudas y huérfanos). Estos hechos (''[[hazaña]]s'') hacían ganar al caballero una gran ''[[fama]]'' (paralelo al concepto de ''honra'' u ''[[honor]]'', popularidad y prestigio, objetivos principales de la época, que equivalía a una vida más allá de la muerte -véase por ejemplo su formulación en las ''[[Coplas a la muerte de su padre]]'' de [[Jorge Manrique]]-<ref>Coplas XXXIV a la XXXVI
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''cuando de Bretaña vino;''
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''con aquel progreso tan dulce y tan suave de sus amorosos y fuertes fechos. Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella [[Orden de Caballería|orden de caballería]] estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo; y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente [[Amadís de Gaula]], con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso [[Felixmarte de Hircania]], y el nunca como se debe alabado [[hu ftr gjio yo y tu amigos hasta el fin) y la que he dicho es la orden de su caballería; en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y lo mesmo que profesaron los caballeros referidos profeso yo. Y así, me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos''
''con aquel progreso tan dulce y tan suave de sus amorosos y fuertes fechos. Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella [[Orden de Caballería|orden de caballería]] estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo; y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente [[Amadís de Gaula]], con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso [[Felixmarte de Hircania]], y el nunca como se debe alabado [[Tirante el Blanco]], y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don [[Belianís de Grecia]]. Esto, pues, señores, es ser caballero andante, y la que he dicho es la orden de su caballería; en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y lo mesmo que profesaron los caballeros referidos profeso yo. Y así, me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos''
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Revisión del 01:23 11 nov 2009

El caballero andante o la caballería andante es una figura literaria, propia de los libros de caballerías y de la novela caballeresca; y un ideal social, el ideal caballeresco propio de los últimos siglos de la Edad Media, que el historiador Johan Huizinga denominó El Otoño de la Edad Media, y los primeros de la Edad Moderna, en que cada vez más se convierte en un ideal obsoleto y ridículo, momento en que Miguel de Cervantes escribe su famoso Don Quijote de la Mancha, flor y nata de la andante caballería.

Un caballero, en la Edad Media, era una unidad guerrera que forma parte de la hueste (fuerza militar) de un señor feudal o de un rey. Con motivo de las Cruzadas se crearon las órdenes militares, formadas por caballeros que se comprometían a votos monásticos, como la orden templaria o la orden hospitalaria. En los distintos reinos se fueron creando otras órdenes, como las órdenes militares españolas. Los rituales de iniciación incluían elementos luego incorporados al imaginario de la caballería andante, como el velar las armas (pasar una noche en oración ante las armas) y ser armado caballero (en una ceremonia propia del homenaje e investidura de las relaciones feudo-vasalláticas).

La orden de caballería era pues cada una de las instituciones formadas por caballeros organizados jerárquicamente como vasallos de un señor y que respetaban un código de honor. Se suponía que un caballero andante debía ser un miembro de una de estas órdenes que, por orden de su señor o por obligación moral (por ejemplo, por imposición de una promesa a su dama), viajaba grandes distancias, ya sea persiguiendo un objetivo concreto o no, aceptando o provocando desafíos, resolviendo entuertos (injusticias) y protegiendo a los desfavorecidos (doncellas, viudas y huérfanos). Estos hechos (hazañas) hacían ganar al caballero una gran fama (paralelo al concepto de honra u honor, popularidad y prestigio, objetivos principales de la época, que equivalía a una vida más allá de la muerte -véase por ejemplo su formulación en las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique-[1]​), muchas veces exagerando sus proezas. La épica de los cantares de gesta, la lírica del amor cortés de los trovadores provenzales y la adaptación de leyendas como el ciclo artúrico fueron fijando a lo largo de la Edad Media el modelo ideal de caballero en la literatura y en el imaginario colectivo, convirtiéndolo en un arquetipo más que en un agente social real.

Hoy en día, la constancia de tales caballeros es prácticamente de carácter mítico y forma parte del folclore de las islas británicas y los países escandinavos. El ejemplo más claro se encuentra en la leyenda del Rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda, donde en diversas ocasiones los caballeros al mando del rey posponen sus obligaciones no inmediatas para servir al pueblo. No obstante, todavía se denomina caballeresco al comportamiento cortés y galante de los caballeros (varones) hacia las damas (mujeres); o a las actitudes desinteresadas o que respetan un código de honor, sobre todo cuando se mantienen contra el propio bienestar, interés o seguridad. Un comportamiento extremado en ese sentido llegaría a calificarse de heroísmo.

El Caballero Andante de Miguel de Cervantes

El caballero andante Don Quijote de la Mancha. La Procesión de disciplinantes (I:52)

Miguel de Cervantes nos ofrece en el capítulo XIII de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha una concisa historia y explicación de en qué consiste el oficio de caballero andante.

''–¿No han vuestras mercedes leído –respondió don Quijote– los anales e historias de Inglaterra, donde se tratan las famosas fazañas del rey Arturo, que continuamente en nuestro romance castellano llamamos el rey Artús, de quien es tradición antigua y común en todo aquel reino de la Gran Bretaña que este rey no murió, sino que, por arte de encantamento, se convirtió en cuervo, y que, andando los tiempos, ha de volver a reinar y a cobrar su reino y cetro; a cuya causa no se probará que desde aquel tiempo a éste haya ningún inglés muerto cuervo alguno? Pues en tiempo de este buen rey fue instituida aquella famosa orden de caballería de los caballeros de la Mesa Redonda, y pasaron, sin faltar un punto, los amores que allí se cuentan de don Lanzarote del Lago con la reina Ginebra, siendo medianera dellos y sabidora aquella tan honrada dueña Quintañona, de donde nació aquel tan sabido romance, y tan decantado en nuestra España, de:

Nunca fuera caballero real

de damas tan bien servido

como fuera Lanzarote

cuando de Bretaña vino;

con aquel progreso tan dulce y tan suave de sus amorosos y fuertes fechos. Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella orden de caballería estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo; y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don Belianís de Grecia. Esto, pues, señores, es ser caballero andante, y la que he dicho es la orden de su caballería; en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y lo mesmo que profesaron los caballeros referidos profeso yo. Y así, me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos ".

Véase también

Notas

  1. Coplas XXXIV a la XXXVI
    diziendo: "Buen caballero,

    dexad el mundo engañoso e su halago; vuestro corazón d'azero muestre su esfuerço famoso en este trago; e pues de vida e salud fezistes tan poca cuenta por la fama; esfuércese la virtud para sofrir esta afruenta que vos llama."


    "Non se vos haga tan amarga la batalla temerosa qu'esperáis, pues otra vida más larga de la fama glorïosa acá dexáis. Aunqu'esta vida d'honor tampoco no es eternal ni verdadera; mas, con todo, es muy mejor que la otra temporal, peresçedera."


    "El vivir qu'es perdurable non se gana con estados mundanales, ni con vida delectable donde moran los pecados infernales; mas los buenos religiosos gánanlo con oraciones e con lloros; los caballeros famosos, con trabajos e aflicciones

    contra moros."