Diferencia entre revisiones de «Harakiri»

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Previamente a ejecutar el haraquiri se bebía [[sake]] y se componía un último poema de despedida llamado ''[[zeppitsu]]'' o ''[[yuigon]]'', casi siempre sobre el dorso del ''tessen'' o abanico de guerra.
Previamente a ejecutar el haraquiri se bebía [[sake]] y se componía un último poema de despedida llamado ''[[zeppitsu]]'' o ''[[yuigon]]'', casi siempre sobre el dorso del ''tessen'' o abanico de guerra.
En el fatídico momento, el practicante se situaba de rodillas en la posición ''seiza'', se abría el kimono (habitualmente de color blanco, que aún hoy sólo visten los cadáveres), se metía las mangas del kimono bajo las rodillas para impedir que su cuerpo cayera indecorosamente hacia atrás al sobrevenirle la muerte; envolvía cuidadosamente la hoja del ''[[tantō]]'' (daga de unos 20 - 30 cms) en papel de arroz, ya que morir con las manos cubiertas de sangre era considerado deshonroso; y procedía a clavarse la daga en el abdomen. El ritual completo consistía en clavarse el ''tantō'' por el lado izquierdo con el filo hacia la derecha; cortar hacia la derecha firmemente y volver al centro para terminar con un corte vertical hasta casi el esternón. Pero, naturalmente, esto resultaba demasiado doloroso y al mismo tiempo desagradable para el público. Fácilmente podía resultar en la salida de parte del paquete intestinal que se desparramaría por el suelo. Además el samurái no moría al instante, sino que sufría una agonía de varias horas. Puesto que ni el practicante de haraquiri quería sufrir tanto, ni al público le apetecía contemplar ese macabro espectáculo, se ponía a disposición del practicante un ayudante en el suicidio, ''[[kaishaku]]'' en japonés. Este ''kaishaku'' era a menudo seleccionado para tal fin por el propio condenado. Numerosas veces era un amigo o un familiar. Su misión era permanecer de pie al lado del practicante y decapitarlo en el momento apropiado. Ese momento solía ser establecido de antemano a voluntad del suicida. Lo más habitual era acordar una señal que tendría que dar el que se disponía a morir, tras la cual el ayudante actuaba con rapidez. En la mayoría de los casos, las víctimas no llegaban a clavarse el ''tantō'' y el simple ademán de empuñar la daga y acercársela constituía la señal para el ''[[kaishaku]]''. Algunos samuráis cuantificaban el valor de los practicantes del haraquiri según lo lejos que habían llegado en la práctica de ritual antes de que el ayudante procediera a la decapitación, siendo considerados de excepcional valor los que llegaban a practicarse el corte vertical hacia el esternón.
En el fatídico momento, el practicante se situaba de rodillas en la posición ''seiza'', se abría el kimono (habitualmente de color blanco, que aún hoy sólo visten los cadáveres), se metía las mangas del kimono bajo las rodillas para impedir que su cuerpo cayera indecorosamente hacia atrás al sobrevenirle la muerte; envolvía cuidadosamente la hoja del ''[[tantō]]'' (daga de unos 20 - 30 cms) en papel de arroz, ya que morir con las manos cubiertas de sangre era considerado deshonroso; y procedía a clavarse la daga en el abdomen. El ritual completo consistía en clavarse el ''tantō'' por el lado izquierdo con el filo hacia la derecha; cortar hacia la derecha firmemente y volver al centro para terminar con un corte vertical hasta casi el esternón. Pero, naturalmente, esto resultaba demasiado doloroso y al mismo tiempo desagradable para el público. Fácilmente podía resultar en la salida de parte del paquete intestinal que se desparramaría por el suelo. Además el samurái no moría al instante, sino que sufría una agonía de varias horas. Puesto que ni el practicante de haraquiri quería sufrir tanto, ni al público le apetecía contemplar ese macabro espectáculo, se ponía a disposición del practicante un ayudante en el suicidio, ''[[kaishaku]]'' en japonés. Este ''kaishaku'' era a menudo seleccionado para tal fin por el propio condenado. Numerosas veces era un amigo o un familiar. Su misión era permanecer de pie al lado del practicante y decapitarlo en el momento apropiado. Ese momento solía ser establecido de antemano a voluntad del suicida. Lo más habitual era acordar una señal que tendría que dar el que se disponía a morir, tras la cual el ayudante actuaba con rapidez mortal. En la mayoría de los casos, las víctimas no llegaban a clavarse el ''tantō'' y el simple ademán de empuñar la daga y acercársela constituía la señal para el ''[[kaishaku]]''. Algunos samuráis cuantificaban el valor de los practicantes del haraquiri según lo lejos que habían llegado en la práctica de ritual antes de que el ayudante procediera a la decapitación, siendo considerados de excepcional valor los que llegaban a practicarse el corte vertical hacia el esternón.


== Las mujeres y el haraquiri ==
== Las mujeres y el haraquiri ==

Revisión del 16:41 3 jul 2010

Grabado del general Akashi Gidayu escribiendo su poema de despedida llamado yuigon o zeppitsu antes de realizar Seppuku.

El haraquiri, harakiri o hara-kiri (腹切 o 腹切り lit. «corte del vientre»?) es el suicidio ritual japonés por desentrañamiento, si bien en japonés se prefiere el término seppuku (切腹?), ya que la palabra harakiri no se usa por considerarse vulgar.[1]​ Otras fuentes afirman que la diferencia entre seppuku y harakiri estaría en la lectura de los kanjis.[2]

El haraquiri era una práctica común entre los samuráis, que consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso, antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, recurrían con este acto a darse muerte. La práctica de seguir al amo en la muerte por medio del haraquiri es conocida como oibara (追い腹 o 追腹?) o tsuifuku (追腹?).

Etimología

Las palabras harakiri (腹切? "vientre"+"cortar") y seppuku (切腹?) se escriben con los mismos caracteres, aunque con distinto orden y distinta lectura: harakiri utiliza la lectura kun (original japonesa) y seppuku la lectura on (de origen chino). Ocurre algo similar con los términos oibara (追腹? "seguir"+"vientre") y tsuifuku (追腹?), aunque en este caso el orden de los caracteres es el mismo.

En español se prefiere la forma haraquiri frente a las grafías con k.[3][4][5]

El rito del haraquiri

Ejecutante y kaishaku.

El haraquiri era una parte clave del bushidō, el código de los guerreros samurái. El acto podía ser voluntario, usado por los guerreros para evitar caer en manos del enemigo o para expiar un fallo al código del honor, u obligatorio, por mandato de un señor feudal (daimyō), shōgun o tribunal en caso de que un samurái cometiera un delito de asesinato, robo, corrupción, etc. En tal caso, lo habitual era poner al acusado bajo la custodia de un daimyō de confianza, concendiéndosele un plazo para la consumación del haraquiri. De no producirse, el reo era automáticamente ejecutado. Lo normal era que se efectuase el haraquiri en su debido tiempo, ya que la familia de un ejecutado heredaba su deshonor y era despojada del patrimonio a su cargo, lo que significaba perder la pertenencia a la casta samurái y prácticamente morir de hambre en muchos casos.

Previamente a ejecutar el haraquiri se bebía sake y se componía un último poema de despedida llamado zeppitsu o yuigon, casi siempre sobre el dorso del tessen o abanico de guerra. En el fatídico momento, el practicante se situaba de rodillas en la posición seiza, se abría el kimono (habitualmente de color blanco, que aún hoy sólo visten los cadáveres), se metía las mangas del kimono bajo las rodillas para impedir que su cuerpo cayera indecorosamente hacia atrás al sobrevenirle la muerte; envolvía cuidadosamente la hoja del tantō (daga de unos 20 - 30 cms) en papel de arroz, ya que morir con las manos cubiertas de sangre era considerado deshonroso; y procedía a clavarse la daga en el abdomen. El ritual completo consistía en clavarse el tantō por el lado izquierdo con el filo hacia la derecha; cortar hacia la derecha firmemente y volver al centro para terminar con un corte vertical hasta casi el esternón. Pero, naturalmente, esto resultaba demasiado doloroso y al mismo tiempo desagradable para el público. Fácilmente podía resultar en la salida de parte del paquete intestinal que se desparramaría por el suelo. Además el samurái no moría al instante, sino que sufría una agonía de varias horas. Puesto que ni el practicante de haraquiri quería sufrir tanto, ni al público le apetecía contemplar ese macabro espectáculo, se ponía a disposición del practicante un ayudante en el suicidio, kaishaku en japonés. Este kaishaku era a menudo seleccionado para tal fin por el propio condenado. Numerosas veces era un amigo o un familiar. Su misión era permanecer de pie al lado del practicante y decapitarlo en el momento apropiado. Ese momento solía ser establecido de antemano a voluntad del suicida. Lo más habitual era acordar una señal que tendría que dar el que se disponía a morir, tras la cual el ayudante actuaba con rapidez mortal. En la mayoría de los casos, las víctimas no llegaban a clavarse el tantō y el simple ademán de empuñar la daga y acercársela constituía la señal para el kaishaku. Algunos samuráis cuantificaban el valor de los practicantes del haraquiri según lo lejos que habían llegado en la práctica de ritual antes de que el ayudante procediera a la decapitación, siendo considerados de excepcional valor los que llegaban a practicarse el corte vertical hacia el esternón.

Las mujeres y el haraquiri

La esposa de Onodera Junai, uno de los 47 rōnin, se prepara para realizar jigai y acompañar así a su marido en la muerte.

Las mujeres nobles podían enfrentarse al suicidio por multitud de causas: para no caer en manos del enemigo, para seguir en la muerte a su marido o señor, al recibir la orden de suicidarse, etc. Técnicamente, el suicidio de una mujer no se considera haraquiri o seppuku, sino suicidio a secas (en japonés jigai). La principal diferencia con el haraquiri es que, en lugar de abrirse el abdomen, se practicaban un corte en el cuello, seccionándose la arteria carótida con una daga con hoja de doble filo llamada kaiken. Previamente, la mujer debía atarse con una cuerda los tobillos, muslos o rodillas, para no padecer la deshonra de morir con las piernas abiertas al caer.

La historia de los 47 rōnin

El haraquiri o seppuku forma parte imprescindible de la historia de los 47 rōnin. Suceso real a principios de la era de Edo, que posteriormente fue narrado en la obra literaria medieval más importante de Japón, e inmortalizada mediante el kabuki. La trama de la historia es la siguiente:

Dos daimyō (señores feudales) llamados Asano Takuminokami Naganori y Kira Kozukenosuke Yoshinaka se encontraban en la corte del shōgun y surgió una discusión, en la que Kira insultó a Asano, el cual desenvainó su wakizashi e hirió a Kira en la frente. Dado que estaba prohibido desenfundar ningún arma en la "gran casa" del shōgun, Asano fue condenado a cometer haraquiri. Además, por tratarse de un delito muy grave, toda su familia fue expulsada de sus tierras. Sus criados, se quedaron sin trabajo. Entre ellos numerosos samuráis, se convirtieron en rōnin (guerreros sin señor).

Este incidente fue considerado como una grave ofensa y por lo tanto se reunieron a deliberar si debían vengar a su amo matando a Kira. De todos los guerreros empleados del clan Asano, sólo se comprometieron a colaborar en la venganza unos 60, firmando con su sangre un documento. El resto se dispersó. Muchos de los guerreros que se habían comprometido, flaquearon y abandonaron su causa. Al final, tras dos años de muchas penurias, consiguieron completar los preparativos de la venganza. Una noche de diciembre mientras caía una intensa nevada, los 47 rōnin restantes asaltaron la mansión de Kira y le ofrecieron cometer haraquiri con la misma hoja que había usado su amo. Al negarse, fue decapitado, tras lo cual recogieron la cabeza y se dirigieron a ofrecerla en la tumba de su amo, que había sido enterrado en el templo budista Sengakuji.

Por este acto, los 47 rōnin fueron condenados por el shōgun a cometer haraquiri como forma de restablecer su honor (debido al delito de asesinar a un daimyō) y fueron enterrados en el templo de Sengakuji junto a la tumba de su amo.

Se puede decir que en realidad, quienes cometieron haraquiri fueron 46 rōnin, ya que al matar a Kira, uno de ellos (Terasaka Kichiemon) regresó a su pueblo mandado por Oishi a contar lo sucedido a los familiares y se libró de la ejecución, muriendo años después de viejo, a su muerte fue trasladado al templo Sengakuji en Tokio y enterrado con sus compañeros.

Hay que tener en cuenta que estos samuráis, pasaron 2 años planificando la venganza de su amo, haciéndose pasar por borrachos, vagos, vagabundos e inclusive locos, rodeándose de lo que era peor visto por la sociedad puesto que, luego de la muerte de su señor, el shōgun mandó que se les vigilase para evitar algún atentado a la vida de Kira. Tomando los guerreros esta actitud pretendían engañar a quienes les vigilaban.

Después de esos 2 años, los enviados del shōgun reportaron lo sucedido y la vigilancia fue retirada, siendo esta la oportunidad que los rōnin esperaban para vengar a su daimyō, como previamente se menciona.

Gente conocida que realizó haraquiri

Por orden cronológico:

El haraquiri en la actualidad

El haraquiri como pena judicial fue oficialmente prohibido en Japón en 1873, aunque la práctica real no terminó del todo. Se han documentado docenas de casos personas que han realizado haraquiri voluntario desde entonces, incluyendo varios militares en 1895 como protesta por la devolución de un territorio conquistado a China, el del General Maresuke Nogi (educador del Emperador Hirohito) y su esposa a la muerte del Emperador Meiji en 1912, y el de muchos soldados que prefirieron morir antes que aceptar la rendición tras la Segunda Guerra Mundial.

El 25 de abril de 1911 el famoso escritor italiano Emilio Salgari se quitó la vida en Turín practicando la técnica del Hara-Kiri.

En 1970, el famoso escritor Yukio Mishima y uno de sus seguidores realizaron un haraquiri público tras un intento fracasado de incitar al ejército a realizar un golpe de Estado. Mishima realizó su haraquiri en el despacho del General Kanetoshi Mashita. Su kaishakunin, un hombre de 25 años llamado Masakatsu Morita, trató 3 veces de decapitarlo sin éxito. Finalmente, fue Hiroyasu Koga quién realizó la decapitación. Posteriormente, Masakatsu Morita intentó realizar su propio haraquiri. Aunque sus cortes fueron poco profundos para ser mortales, hizo una señal a Koga para que también le decapitase.

Referencias

  1. El término harakiri sería vulgar en japonés
  2. Los mismos kanjis se leerían hara kiri en kunyomi y seppuku en onyomi.
  3. La RAE recomienda únicamente la forma haraquiri.
  4. *Corripio, Fernando (1995). Eladio Pascual Foronda, ed. Diccionario práctico Larousse de incorrecciones y dudas gramaticales. París / Barcelona: Larousse / Planeta. p. 273. ISBN 84-8016-025-X. 
  5. *Moliner, María (1998). Diccionario de uso del español (Segunda edición). Madrid: Gredos. p. 1458. ISBN 84-249-1974-2. 
  6. «“úŠ§ƒXƒ». Consultado el 2009.  Texto « [ƒc Eæ]•ñ E’–ŒFŒ÷‚³‚ñ » ignorado (ayuda)

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