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Revisión del 22:29 24 may 2010

Escultura gigante de «La Virgen de Quito», creada por Agustín Herrán Matorras, el cual se basó en la obra del escultor quiteño Bernardo de Legarda. Al lado derecho, una escultura que simboliza a uno de los tres reyes magos, colocada todos los años en Navidad.

El Panecillo es una elevación natural de 3.000 metros sobre el nivel del mar, enclavada en el corazón mismo de la ciudad de Quito (Ecuador). Por su ubicación se ha convertido en el más importante mirador natural de la ciudad, desde el que se puede apreciar la disposición urbana de la capital ecuatoriana, desde su centro histórico y hacia los extremos norte y sur. El Panecillo está coronado por una escultura gigante de aluminio de la «Virgen de Quito», creada por el español Agustín de la Herrán Matorras, el cual se basó en la obra compuesta por Bernardo de Legarda, uno de los más importantes representantes de la Escuela quiteña.

Historia

Tan ancestral como los pueblos que se han asentado sucesivamente en sus alrededores, la colina de El Panecillo divide su historia en tres grandes momentos: la época quitu-inca, la colonial y la moderna

Época Quitu - Inca

Desde épocas remotas esta colina fue un referente importante para los diversos habitantes de la región. Los quitus, una nación aborígen que habitó sus cercanías alrededor del 1400 dc y antes de la conquista inca bautizaron a este lugar como "Shungoloma", que en quichua significa "loma del corazón", seguramente por su ubicación en pleno centro de la ciudad de los Shyris (reyes quitus). De profundo significado religioso, Shungoloma se consagró como el lugar en el que el pueblo quitu rendía culto a su dios mayor: el Sol o Yavirac[1]​ .

Con la conquista de la civilización quitu por parte de los incas, alrededor del año 1500, la colina de Shungoloma siguió teniendo un lugar importante en la vida religiosa del pueblo, a tal punto que se erigió un templo mucho más grande que el que ya existía, parte de ese complejo aún existe en nuestros días con la "Olla del Panecillo", una bodega de granos que seguramente se ofrecían como ofrenda al dios Sol, llamado Inti por los incas; aunque también hay arqueólogos que aseguran que esta era una especie de cisterna desde la que se enviaba el agua para regar los sembradíos de la ciudad aborigen.

El gran templo de Inti fue destruido por el general Rumiñahui cuando se enteró de la muerte de Atahualpa, el último inca legítimo del Tahuantinsuyo. Entonces el héroe del ejército imperial se trasladó a Quitu, incendió la ciudad y se llevó los tesoros, a las Vírgenes del Sol (sacerdotisas) y a la familia real con él.

Época Colonial

Quito a inicios del siglo XIX

A su llegada a Quitu, los españoles no encontraron más que cenizas de lo que fue la segunda capital del Tahuantinsuyo; sin embargo también notaron que la antigua Shungoloma era un lugar estratégico dentro de la región, asentaron la ciudad españolizada de Quito junto a la colina y bautizaron a esta peculiar elevación con el nombre de "Panecillo" por su parecido con un pan pequeño.

Durante toda la época colonial el Panecillo marcó el fin de la ciudad por el extremo sur, y por ello los viajeros que llegaban desde ciudades como Ambato, Guayaquil, Latacunga, Lima o Cuenca sabían, al divisarlo, que su llegada a Quito era cuestión de un par de horas nada más.

Los restos de lo que un día fuera el templo aborígen de Yavirac o Inti, quedaron reducidos a la que fue bautizada por los españoles como Olla del Panecillo, y la usaron para recolectar agua de lluvia que después iría regar los jardines del extremo sur de la ciudad colonial, en especial de la Mansión Bellavista, ubicada a los pies de la colina[2]​ .

Época Moderna

Con el crecimiento de Quito tras la independencia del 24 de mayo de 1822, el Panecillo se empezó a poblar cada vez más de casitas de la gente de clase media baja y baja que encontró en estos terrenos baratos la mejor alternativa para hacerse de su vivienda propia. Hacia mediados del siglo XX, y tras el boom del crecimiento de la ciudad hacia el sur, esta colina presentaba una densidad de construcciones muy parecida a la que se puede divisar en la actualidad, con la diferencia de que en su cumbre no había nada que resalte.

En 1976, el español Agustín de la Herrán Matorras realizó un monumento de aluminio en honor a la Virgen María para adornar la cima de El Panecillo y de esa manera además, brindarle un ícono a la capital ecuatoriana. Desde entonces esta singular virgen alada custodia los días y noches de los quiteños y representa un símbolo de la arraigada religión católica de sus habitantes[3]​ . .

La Virgen de Quito

La Virgen de Quito

Compuesta por siete mil piezas diferentes, esta es la mayor representación de aluminio en todo el mundo. La obra, empezada a construir en 1976, es una réplica de la escultura de 30 centímetros realizada en el siglo XVIII por el escultor quiteño Bernardo de Legarda, la misma que reposa en el altar mayor de la iglesia de San Francisco, y que está considerada como la obra cumbre de la escultura de la escuela quiteña colonial.

La escultura representa a la Virgen María tal como se la describe en el libro bíblico del Apocalípsis: una mujer con alas, una cadena que apresa a la serpiente que tiene bajo sus pies y que representa a la bestia del 666. Es por ello que además de los nombres de Virgen de Quito ó Virgen de Legarda (por el escultor de la obra original), esta estatua también es llamada Virgen del Apocalípsis.

La escultura reposa sobre un edificio base de cuatro niveles, construido en hormigón y revestido de piedra volcánica; dentro se puede recorrer un pequeño museo en el que se relata la historia del milenario cerro y de la construcción de la escultura. Además, accediendo por este museo se puede llegar a un mirador ubicado en los pies mismos de la Virgen, desde el cual se tiene una privilegiada vista de 180 grados de la ciudad de Quito.

Sitio turístico

A pesar de haber sido un sitio visitado desde hace muchas generaciones por espectacular vista, es en años recientes, y desde que la imagen de la Virgen mítica reposa en la cima, que se ha incrementado el nivel de visitantes. Durante los primeros años del siglo XXI el Plan de Regeneración del Panecillo impulsado por el municipio de Quito, ha favorecido el surgimiento de restaurantes gourmet cafés para todos los gustos y bolsillos, una pintoresca feria de artesanías y una policía comunitaria bastante efectiva.

Referencias

Enlaces externos