Diferencia entre revisiones de «Benny Morris»
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En [[2004]] publica un segundo estudio, ''The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited'', en el que cambia de perspectiva y afirma que las acciones de limpieza étnica fueron más premeditadas de lo que él mismo pensaba y que el mismo [[David Ben-Gurión]], primer ministro israelí, dio orden de destruir poblaciones árabes. Morris subraya, además, que los líderes sionistas, en su opinión, llevarían décadas pensando en cómo deshacerse de la población palestina de modo que el Estado hebreo fuera lo más étnicamente puro posible. |
En [[2004]] publica un segundo estudio, ''The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited'', en el que cambia de perspectiva y afirma que las acciones de limpieza étnica fueron más premeditadas de lo que él mismo pensaba y que el mismo [[David Ben-Gurión]], primer ministro israelí, dio orden de destruir poblaciones árabes. Morris subraya, además, que los líderes sionistas, en su opinión, llevarían décadas pensando en cómo deshacerse de la población palestina de modo que el Estado hebreo fuera lo más étnicamente puro posible. |
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Morris se define a sí mismo como [[sionismo|sionista]] y defiende la actuación de las tropas israelíes en [[1948]] como algo imprescindible sin lo cual el Estado judío no habría podido existir: |
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{{cita|24 [matanzas perpetraron los israelíes en 1948]. En algunos casos sólo mataron a cuatro o cinco personas, pero en otros hubo hasta setenta, ochenta o cien muertos. (...) El hecho es que nadie fue castigado por esos asesinatos. Ben Gurion silenció el asunto. Encubrió a los oficiales autores de las matanzas. (...) No hay justificación para las violaciones, ni la hay para las matanzas; se trata de crímenes de guerra. Pero en ciertas condiciones, la expulsión no es un crimen de guerra. No creo que las expulsiones de 1948 fueran crímenes de guerra. No se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos. Uno tiene que ensuciarse las manos. (...) Una sociedad que pretende matarlo a uno lo obliga a destruirla. Cuando hay que elegir entre destruir o ser destruido, es mejor destruir. (...) El Estado judío no habría nacido sin la expulsión de 700.000 palestinos. Así pues, había que expulsarlos. No había otra opción que expulsar a la población. (...) Tampoco la gran democracia estadounidense se podría haber creado sin la aniquilación de los indios. Hay casos en que el buen fin general justifica los actos implacables y crueles que se cometen en el curso de la historia.<ref name=Haaretz>[http://web.archive.org/web/20051228175320/www.newleftreview.org/PDFarticles/Spanish/NLR26002.pdf ''Sobre la limpieza étnica en Palestina. Introducción y entrevista a Benny Morris de Ari Shavit''], newleftreview.org, publicado originalmente en [[Haaretz]] en enero de [[2004]].</ref>}} |
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También afirma que Ben Gurion debió haber expulsado a más palestinos: |
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{{cita|Opino que este lugar sería más tranquilo y habría conocido menos sufrimientos si la cuestión hubiera quedado resuelta de una vez y para siempre, si Ben Gurion hubiera llevado a cabo una expulsión mayor y hubiera limpiado todo el país, toda la tierra de Israel, hasta el río Jordán. Puede que ése fuera su peor error. Si hubiera llevado a cabo una expulsión completa, y no parcial, habría estabilizado el Estado de Israel para varias generaciones. (...) Si el final de la historia resulta macabro para los judíos, será porque Ben Gurion no completó la expulsión en 1948, porque dejó una gran reserva demográfica en Cisjordania y Gaza y dentro del propio Israel.<ref name=Haaretz/>}} |
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Es también simpatizante de la teoría del [[choque de civilizaciones]]: |
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{{cita|Las bombas en los autobuses y restaurantes realmente me trastornaron. Me hicieron entender la profundidad del odio contra nosotros. Me hicieron entender que la hostilidad palestina, árabe y musulmana hacia la presencia judía aquí nos está poniendo al borde de la destrucción. No veo los actos de terrorismo suicida como algo aislado; expresan la voluntad profunda del pueblo palestino. Eso es lo que la mayoría de los palestinos quieren. (...) En el islam hay un problema profundo. Es un mundo cuyos valores son diferentes, un mundo en el que la vida humana no tiene el mismo valor que en Occidente, en el que la libertad, la democracia, la franqueza y la creatividad están ausentes. Un mundo que no juega limpio con quienes no forman parte del campo del islam. La venganza es también muy importante para ellos; desempeña un papel central en la cultura árabe tribal. Así pues, la gente a la que estamos combatiendo y la sociedad que nos la envía no tienen inhibiciones morales. Si consiguen armas químicas, biológicas o atómicas, las utilizarán. Si pueden, cometerán un genocidio. (...) En este momento, esa sociedad [la palestina] se está convirtiendo en un asesino en serie; es una sociedad muy enferma. Debemos tratarla del mismo modo que tratamos a los asesinos en serie. (...) Creo que aquí hay un choque de civilizaciones. Creo que Occidente se parece hoy día al Imperio romano en los siglos IV, V y VI: los bárbaros lo están atacando y pueden llegar a destruirlo. (...) El mundo árabe, tal como es hoy, es bárbaro.<ref name=Haaretz/>}} |
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==Críticas a Morris== |
==Críticas a Morris== |
Revisión del 19:26 18 may 2010
Benny Morris (1948, Ein HaHoresh, Israel) es uno de los más conocidos y prolíficos historiadores israelíes, perteneciente a la corriente revisionista llamada de los Nuevos Historiadores, un controvertido grupo de investigadores que han hecho aportaciones críticas al conocimiento heredado acerca de los orígenes del Estado de Israel y del conflicto palestino-israelí. En la actualidad es profesor de Historia en la Universidad Ben Gurion del Negev en (Beer Sheva), Negev.
Biografía y carrera profesional
Nació en el kibbutz Ein HaHoresh, hijo de inmigrantes británicos. Formó parte de la organización juvenil sionista Hashomer Hatzair. En 1988 fue a prisión por negarse a realizar su servicio militar en los territorios palestinos, concretamente en Nablús (Cisjordania). Se doctoró en Historia en la Universidad de Cambridge y fue corresponsal del diario Jerusalem Post.
En 1988 publicó su obra más conocida, The Birth of the Palestinian Refugee Problem, 1947-1949, sobre los orígenes del problema de los refugiados palestinos, en el que niega algunos de los mitos fundacionales del Estado de Israel. En efecto, Morris, como otros historiadores israelíes, rechaza la tesis oficial israelí (muy extendida en otros lugares, especialmente en Estados Unidos) de que los palestinos abandonaron sus hogares en 1948, durante la guerra de Independencia de Israel, de manera generalmente voluntaria, siguiendo instrucciones del mando militar árabe. Morris arguye, por el contrario, que los aproximadamente 700.000 refugiados de 1948 salieron de sus tierras debido a la presión ejercida por el ejército y las milicias hebreas para que lo hicieran. Morris documenta operaciones de limpieza étnica tales como masacres, violaciones, desalojos de poblaciones y propagación del miedo para provocar el éxodo palestino. Afirma en su libro, sin embargo, que todo ello no se debió a una operación premeditada por los líderes israelíes sino que fue consecuencia inmediata del desarrollo de la guerra.
En 2004 publica un segundo estudio, The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited, en el que cambia de perspectiva y afirma que las acciones de limpieza étnica fueron más premeditadas de lo que él mismo pensaba y que el mismo David Ben-Gurión, primer ministro israelí, dio orden de destruir poblaciones árabes. Morris subraya, además, que los líderes sionistas, en su opinión, llevarían décadas pensando en cómo deshacerse de la población palestina de modo que el Estado hebreo fuera lo más étnicamente puro posible.
Opiniones
Morris se define a sí mismo como sionista y defiende la actuación de las tropas israelíes en 1948 como algo imprescindible sin lo cual el Estado judío no habría podido existir:
24 [matanzas perpetraron los israelíes en 1948]. En algunos casos sólo mataron a cuatro o cinco personas, pero en otros hubo hasta setenta, ochenta o cien muertos. (...) El hecho es que nadie fue castigado por esos asesinatos. Ben Gurion silenció el asunto. Encubrió a los oficiales autores de las matanzas. (...) No hay justificación para las violaciones, ni la hay para las matanzas; se trata de crímenes de guerra. Pero en ciertas condiciones, la expulsión no es un crimen de guerra. No creo que las expulsiones de 1948 fueran crímenes de guerra. No se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos. Uno tiene que ensuciarse las manos. (...) Una sociedad que pretende matarlo a uno lo obliga a destruirla. Cuando hay que elegir entre destruir o ser destruido, es mejor destruir. (...) El Estado judío no habría nacido sin la expulsión de 700.000 palestinos. Así pues, había que expulsarlos. No había otra opción que expulsar a la población. (...) Tampoco la gran democracia estadounidense se podría haber creado sin la aniquilación de los indios. Hay casos en que el buen fin general justifica los actos implacables y crueles que se cometen en el curso de la historia.[1]
También afirma que Ben Gurion debió haber expulsado a más palestinos:
Opino que este lugar sería más tranquilo y habría conocido menos sufrimientos si la cuestión hubiera quedado resuelta de una vez y para siempre, si Ben Gurion hubiera llevado a cabo una expulsión mayor y hubiera limpiado todo el país, toda la tierra de Israel, hasta el río Jordán. Puede que ése fuera su peor error. Si hubiera llevado a cabo una expulsión completa, y no parcial, habría estabilizado el Estado de Israel para varias generaciones. (...) Si el final de la historia resulta macabro para los judíos, será porque Ben Gurion no completó la expulsión en 1948, porque dejó una gran reserva demográfica en Cisjordania y Gaza y dentro del propio Israel.[1]
Es también simpatizante de la teoría del choque de civilizaciones:
Las bombas en los autobuses y restaurantes realmente me trastornaron. Me hicieron entender la profundidad del odio contra nosotros. Me hicieron entender que la hostilidad palestina, árabe y musulmana hacia la presencia judía aquí nos está poniendo al borde de la destrucción. No veo los actos de terrorismo suicida como algo aislado; expresan la voluntad profunda del pueblo palestino. Eso es lo que la mayoría de los palestinos quieren. (...) En el islam hay un problema profundo. Es un mundo cuyos valores son diferentes, un mundo en el que la vida humana no tiene el mismo valor que en Occidente, en el que la libertad, la democracia, la franqueza y la creatividad están ausentes. Un mundo que no juega limpio con quienes no forman parte del campo del islam. La venganza es también muy importante para ellos; desempeña un papel central en la cultura árabe tribal. Así pues, la gente a la que estamos combatiendo y la sociedad que nos la envía no tienen inhibiciones morales. Si consiguen armas químicas, biológicas o atómicas, las utilizarán. Si pueden, cometerán un genocidio. (...) En este momento, esa sociedad [la palestina] se está convirtiendo en un asesino en serie; es una sociedad muy enferma. Debemos tratarla del mismo modo que tratamos a los asesinos en serie. (...) Creo que aquí hay un choque de civilizaciones. Creo que Occidente se parece hoy día al Imperio romano en los siglos IV, V y VI: los bárbaros lo están atacando y pueden llegar a destruirlo. (...) El mundo árabe, tal como es hoy, es bárbaro.[1]
Críticas a Morris
Al igual que el resto de los llamados "nuevos historiadores", y en su calidad de figura más relevante, Morris ha sido atacado por otros académicos e historiadores, que han cuestionado el rigor, la metodología y las conclusiones a las que ha llegado.
Efraim Karsh, profesor de Estudios de Guerra en el King's College de Londres, ha afirmado en diversas ocasiones que Morris fabricó sus datos sobre las supuestas atrocidades cometidas por israelíes, indicando que otros historiadores que examinaron los mismos documentos no llegaron a las mismas conclusiones. Karsh escribió un libro con una exposición completa de sus afirmaciones, Fabricating Israeli History: The New Historians En su artículo «The Palestinian and The Right of Return» sostiene que el hecho de que nunca se haya presentado evidencia alguna de un plan maestro para la expulsión de árabes en 1948 es porque, en su opinión, tal plan nunca existió.[2]
Morris ha sido también atacado desde el polo opuesto por Norman Finkelstein, antisionista extremo, en el capítulo tres de su obra Image and Reality of the Israel-Palestine Conflict (2001), donde sugiere que Morris supuestamente alteraría en varias ocasiones su interpretación de las evidencias para encontrar a los oficiales del gobierno y del ejército israelíes inocentes de crímenes contra palestinos, yuxtaponiendo citas del libro de Morris con las citas completas de la fuente citada por Morris.
Obras
- The Birth of the Palestinian Refugee Problem, 1947-1949, (Cambridge University Press, 1989)
- The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited, (2004)
- Israel's Secret Wars: A History of Israel's Intelligence Service, (New York: Grove Weidenfeld, 1991)
- Israel's Border Wars 1949-1956: Arab Infiltration, Israeli Retaliation, and the Countdown to the Suez War, (Oxford: Clarendon Press, 1993)
- 1948 and after; Israel and the Palestinians, Clarendon Press, Oxford (1994)
- Righteous Victims: A History of the Zionist-Arab Conflict, 1881-1999, (Alfred A. Knopf, 1999)
- The Deportations of the Hiram Operation: Correcting a Mistake? Jews and Arabs in Palestine/Israel, 1936-1956, (Am Oved Publishers, 2000)
- The Road to Jerusalem: Glubb Pasha, Palestine and the Jews.New York: I.B. Tauris, 2003
Referencias
Enlaces externos
- Crítica del historiador israelí Shlomó Avineri sobre los "nuevos historiadores post-sionistas" (traducido al español por José Antonio)