Diferencia entre revisiones de «Sucesos de Castilblanco»

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* [http://historiademonesterio.blogspot.com/2009/10/los-sucesos-de-castilblanco-31-de.html Los Sucesos de Castilblanco en Historia de Monesterio], de Antonio Manuel Barragán Lancharro
* [http://www.segundarepublica.com/index.php?opcion=6&id=55 Artículo de 2 de enero de 1932 en ''El Socialista'' (órgano de expresión del PSOE) sobre los sucesos de Castilblanco]
* [http://www.segundarepublica.com/index.php?opcion=6&id=55 Artículo de 2 de enero de 1932 en ''El Socialista'' (órgano de expresión del PSOE) sobre los sucesos de Castilblanco]



Revisión del 11:38 29 nov 2009

Archivo:Castilblanco en la prensa.PNG
Los sucesos de Castilblanco en la prensa de 1932.

Se conoce como sucesos de Castilblanco al enfrentamiento habido en la localidad española de Castilblanco (Extremadura), el 31 de diciembre de 1931, entre unos campesinos de la localidad y la Guardia Civil que acabó con el asesinato, tras su linchamiento, de cuatro miembros de ese Cuerpo. Los diputados por la provincia de Badajoz Margarita Nelken y Manuel Muiño, aparecen como responsables políticos de estos sucesos, pues previamente habían soliviantado los ánimos de los campesinos con sus mítines enfervorizados.[cita requerida]

Sucesos

El 20 de diciembre de 1931, los jornaleros en paro del municipio convocaron una manifestación para reclamar trabajo en el campo. La Guardia Civil, que había sido tradicionalmente utilizada por los gobiernos de la Restauración para sofocar las reivindicaciones del campesinado, y que en esos primeros meses de la Segunda República seguía bajo la dirección del general José Sanjurjo, disolvió la manifestación, contraviniendo el derecho de manifestación consagrado en la reciente Constitución Española de 1931.

Como protesta por estos hechos, la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra convocó dos días de huelga, con el objetivo de forzar la dimisión del jefe local de la Guardia Civil. A pesar de que el alcalde de Castilblanco negó el permiso correspondiente, la huelga se llevó a cabo el día 30 de diciembre.[1]​ Por orden del Alcalde los tres números y el Cabo de la Benemérita salen de la Casa Cuartel de Castilblanco y se dirigen a la cabeza de la manifestación. Según el parte Oficial “El cabo que tan solo llevaba 7 meses destinado en Castilblanco, avanzó solo y con el fusil colgado de un hombro, se dirigió al presidente de la Casa del Pueblo, a quien hallo en la margen derecha de la calle y en medio de un buen numero de socios“. Le conmina a que se disuelvan inmediatamente, pues esta concentración no había sido autorizada. Este requerimiento se encontró en uno de los bolsillos del cabo. El día anterior los huelguista disolvieron la manifestación, sin producirse altercados. De igual manera pensaba el Cabo que ocurriría esta vez, incluso dejo a sus subordinados a unos metros de distancia “con la tranquilidad del que cree parlamentar con buenos amigos se acerca a él (Presidente de la Casa del Pueblo) y con palabras amables le rogó que cesase la algarada y después circulara el grupo por las calles“. La muchedumbre empieza a abuchear a los beneméritos y se oyen vítores a la UGT y un ¡Muera la Guardia Civil¡. Alguna piedra impacta en los brillante y negros tricornios. Según el informe del fiscal: ”En ese instante, de un grupo de mujeres que venían tras los guardias, se destacó una, llamada Cristina Luengo, alias “la Machota“. Que en actitud enardecida y excitante pretendió pasar;(en busca de su marido). La requirió el Guardia Segundo Agripino para que no lo hiciera, adelanto su fusil para impedirle el paso”. En otras versiones se expresa que el Guardia la golpeo con la culata del mosquetón al intentar impedirle el paso. En ese momento, el presidente de la Casa del Pueblo agarro de los hombros al Cabo, al tiempo que otros intentaban desarmarle. La turba realiza un movimiento envolvente. Un paisano, llamado Pedro Álvarez, forcejeó con el Guardia Civil Agripino para evitar que este disparará el mosquetón.”. No obstante los Guardias disparan al aire. Suena otro disparo (de una escopeta de perrillo) que hiere en la pierna al Cabo de la Guardia Civil. En un momento el grupo rodea al cabo y a los tres números. Hilario Bermejo Corral alias “el Retuerto“ con un puñal y por detrás, le asestó al Cabo José Blanco Fernández una puñalada que entrando por la nuca le perforó la totalidad del cuello, saliendo la punta por debajo de la barba, tambaleándose y desangrándose, aún pudo llegar a la pared próxima, queriendo en un último esfuerzo apoyarse en ella para disparar su fusil contra los atacantes; al llegar él a un montón de piedras, se le abalanzaron, y, quitándole el arma, el mismo “Retuerto”, que antes le hirió le hizo un disparo al pecho cuando ya, desplomado y apoyado en la pared, se debatía en los estertores de la muerte. Como reacción el Guardia Civil Agripino Simón Martín tratando de defender a su superior dispara matando a un paisano e hiriendo a otro. Los manifestantes se echan encima de los Guardias Civiles.

Allí mismo los linchan y asesinan a base de machetazos, hoces, palos y cantazos sus cuerpos son horriblemente lacerados y se oye un disparo de pistola. Destrozan los mosquetones de los Guardias rompiendo las culatas y quitándoles el cerrojo, llevándose incluso los machetes de los desgraciados Guardias. Según palabras del propio fiscal :“ La acción es tan bárbara que es propia de un pueblo en estado salvaje, todavía hay un procesado que tira piedras contra aquellos cadáveres, que los apuñala porque en la lucha no pudo hacerlo y no quería ser menos que los demás. Según dicen viendo que uno de los Guardias se movía, le da con un fusil un golpe suave en los riñones y las mujeres danzan alrededor de aquellos inanimados y algunas los pisotean…” otras juegan con los sombreros de los finados. Las mutilaciones son horribles. Dos documentos nos relatan la barbarie cometida, el primero es el informe oficial “Los ojos no existen. Los dientes han desaparecido también como consecuencia golpes recibidos.Los cráneos destrozados, dejan salir la masa encefálica y son, en fin los cuerpos despojos acribillados y finalmente machacados con piedras“.

El segundo el Parte oficial del Suceso de Castilblanco “…Rompieron la boca del Cabo Blanco, cortándola a través de los maxilares, pincharon los ojos en los que veían retratada su tragedia y machacaron los rostros de aquellos que eran el fiel retrato de bondad y nobleza….” .

Pasaron más de siete horas hasta que el telegrafista del pueblo comunico al Gobierno Civil lo que había ocurrido. Mientras los cuerpos inmolados de los Guardias no fueron movidos, tres vecinos trasladan a casa de la vecina Juliana Ayuso el cuerpo inerte del paisano muerto por el disparo del Guardia Agripino Simón. Inmediatamente se reúnen a las afueras del pueblo los autores de aquel crimen en un corral del padre del presidente de la Casa del Pueblo y allí acuerdan decir que cuando la justicia les pregunten quien mato a los Guardias Civiles, dirán a una sola voz “El pueblo los mato“. Casi de anochecida se presentaron desde los pueblos cercanos un buen número de Guardias Civiles. Al frente de aquella tropa de uniformes verdes se encuentra el teniente Coronel de la Guardia Civil Pedro de Pereda Sanz que después de dar el debido pésame a los familiares, y ante la insistencia de “las gentes de orden” deja un buen destacamento de Beneméritos. El día de año nuevo -uno de los más frios que se recuerdan- se presento en el pueblo el fiscal de la audiencia, y el Gobernador Civil que prosiguió con los pésames a los familiares de las victimas en nombre del Gobierno Republicano.

Después del asesinato, algunos vecinos llevados por el pánico se encerraron en sus casas. Otros huyeron a la sierra, como fue el caso del Alcalde, porque, según decían, temía por su vida.

Guardias asesinados

  • Francisco González Borrego, de veintinueve años, natural de Barcarrota, único Guardia soltero del puesto, y que por esas casualidades de la vida el día de su muerte se corrían en la Iglesia las amonestaciones para su boda con una chica del pueblo, llamada Damiana López Horcajadas. Según algunos testigos era este muchacho –simpático y generoso -, y alternaba con los mozos…
  • Agripino Simón Martín, de treinta y tres años natural de Badajoz, deja viuda y un hijo
  • José Matos González natural de Badajoz, deja viuda llamada Sinforosa Rubio Reyes y dos hijos de corta edad.
  • Cabo, comandante de puesto, José Blanco Fernández, natural de Pontevedra, treinta cuatro años. Deja viuda y una niña .

Repercusión

Los sucesos de Castilblanco tuvieron una gran repercusión a nivel nacional, en el contexto de la agitada vida política y social de los primeros tiempos de la Segunda República Española. El ministro de la Gobernación, Santiago Casares Quiroga, asistió al entierro de los guardias civiles y defendió su actuación en el caso. Gregorio Marañón publicó un artículo en que justificaba la actuación de los campesinos extremeños, comparando los hechos con los presentados por Lope de Vega en su Fuenteovejuna, y señalando que los verdaderos responsables de las muertes eran aquellos que mantenían a los campesinos españoles en un estado de miseria y atraso vergonzosos.

Los campesinos acusados de los asesinatos fueron juzgados y condenados a muerte, si bien la pena capital les fue conmutada por la cadena perpetua. Su abogado defensor fue el socialista Luis Jiménez de Asúa, uno de los redactores de la Constitución republicana.

La tensión generada a raíz de los acontecimientos de Castilblanco enrareció el ambiente político y social del momento. El jefe de la Guardia Civil, el general Sanjurjo, que encabezaría un fallido golpe de estado en 1932 y sería uno de los promotores del golpe de julio de 1936 que dio comienzo a la Guerra Civil Española, se mostró indignado por lo sucedido.

Relación con los sucesos de Arnedo

La tensión generada por los sucesos de Castilblanco probablemente influyó en el trágico final de los llamados sucesos de Arnedo, ocurridos cinco días después, el 5 de enero de 1932. En esa localidad riojana se produjo otro choque con la Guardia Civil, cuando un grupo de trabajadores acompañaba a una delegación que acudía a una reunión con los patronos para negociar el fin de una huelga convocada por la Unión General de Trabajadores. Cuando la Guardia Civil se acercó a los trabajadores reunidos, estos comenzaron a increparla. Los agentes, nerviosos por los acontecimientos de Castilblanco[cita requerida], abrieron fuego contra la multitud, matando a seis personas -entre ellas un niño y cuatro mujeres- e hiriendo a dieciséis. Estos sucesos causaron un enorme escándalo. Si tras los sucesos de Castilblanco la opinión pública se solidarizó mayoritariamente con la Guardia Civil, en esta ocasión sucedió lo contrario. Las Cortes pidieron la destitución del jefe de la Guardia Civil, el general Sanjurjo. El gobierno de Azaña se negó a hacerlo, pero un mes más tarde lo sustituyó por Miguel Cabanellas y lo nombró jefe de los carabineros.

Referencias

  1. Moisés Domínguez Núñez, DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS ( Sucesos de Castilblanco 31 de diciembre de 1931)Moisés Domínguez Núñez REVISTA DE LA HERMANDAD DEL VALLE DE LOS CAÍDOS Nº 122 - Junio de 2008.

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