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Desastres íntimos

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Desastres íntimos
de Cristina Peri Rossi
Género Cuento
Subgénero Ficción Literaria, Literatura erótica, feminista y LGBTQ+
Edición original en español
País Uruguay
Fecha de publicación 1997
Premios Premio Cervantes (2021)[1]
Contenido

Fetichistas

La ballena blanca

Desastres íntimos

El testigo

La semana más maravillosa de nuestras vidas

Una consulta delicada

Extrañas circunstancias

La destrucción o el amor

Entrevista con el ángel

Desastres íntimos, publicada en 1997, es una colección de cuentos de autoría de Cristina Peri Rossi.[2]​ Ganadora del Premio Cervantes en 2021,[3]​ Peri Rossi es una escritora, periodista y activista política uruguaya exiliada en España a raíz de la dictadura, en 1972.

Esta colección es sólo uno de los muchísimos textos que conforman su obra, un sinfín de poemarios, novelas, ensayos y relatos (de los cuales, este es el onceavo).[4]​ Desastres íntimos se distingue por la mirada subversiva que la autora emite sobre el cuerpo y el deseo, atravesados por el patriarcado[5]​ y el capitalismo.


Contenido[editar]

Fetichistas[editar]

Marta, una maestra que vive sola, obsesionada con los cuellos masculinos, es parte de un club de 12 fetichistas. La única mujer en él. Un estudio de los fetiches – y de quienes se entregan a su devoción –, no como objetos de investigación, sino de adoración: un asunto de la fe y del amor secreto.

“Según los tratados de psicología, los fetichistas toman la parte por el todo: un pie, los ojos, los senos, una prenda u objeto representan el todo, y hacia esa parte o ese objeto experimentan una suerte de mítica adoración, como el fiel ante la divinidad. Leímos esa definición en el club y consideramos que estaba parcialmente equivocada: para nosotros, una parte (el pie izquierdo cubierto con zapatos de charol negro de Roberto, o los opulentos sujetadores coleccionados por José, o el ojo travieso, desviado, que fotografía obsesivamente Francisco) no representa el todo, sino que es todo. De la mayoría de cuellos que he amado, sólo he amado el cuello.”[6]

La ballena blanca[editar]

“Nos ocupamos del cuerpo sólo en la intimidad – explicó el hombrecito –. Luego, los cuerpos marchan separados, autónomos, y casi se vuelven invisibles. Esto aumenta la soledad de cada uno.”[7]

Una conversación entre dos extraños – un hombre joven y un hombrecillo que espera la llegada de su pareja –, efímera y sólo capaz de existir en este espacio y tiempo tan aleatorio como preciso. En aquel, el hombrecillo habla de la mujer a la que espera: una mujer como cuerpo, una ballena blanca como mujer, objeto de una profunda adoración que no está tampoco exenta del deseo. Al contrario: es el deseo del hombre por su cualidad de ballena cual la eleva a aquella presencia ostensible que él tanto venera: “Es un cuerpo que obliga a pensar en él”.[8]

“Hay una secreta relación entre el cuerpo y los sentimientos – afirmó –. Un cuerpo tan vasto tiene muchas necesidades, es verdad: debe comer mucho, encontrar ropa adecuada, lavarlo con esmero, controlar el metabolismo de los lípidos y los hidratos de carbono, por esa cantidad de ocupaciones, y los placeres que le corresponden, dejan poco tiempo, poca disponibilidad para amar al otro. Yo creería que se trata de un cuerpo destinado casi exclusivamente a la sensualidad, no a los sentimientos. Un cuerpo que sabe autoabastecerse, suficiente.”[9]

Desastres íntimos[editar]

Desastres íntimos, nada menos que el cuento que titula esta colección, es uno de los pocos cuentos en ella que no gira en torno de lo erótico. Es un desastre íntimo en el sentido de serlo cotidiano: la cotidianidad del caos para una mujer soltera, madre de un hijo al que debe todavía llevar a la guardería; empleada en una oficina que no perdonará su retraso, y víctima de una tapa de lejía que no parece poder abrirse. Es a partir de este retazo de la mundanidad, un monólogo de ansiosas frustraciones, a primera vista inocente, que Peri Rossi empaca sus denuncias más punzantes.

“¿Los empresarios de la marca de lejía habían diseñado el nuevo tapón para mujeres-niñas que criaban a hijos-niños, que a su vez engendrarían a consumidores-niños hasta el fin de los siglos? Algo había fallado en el diseño. O era ella. Porque la tapa no se había abierto. Y se estaba haciendo demasiado tarde.”[10]

El testigo[editar]

Uno de los relatos más moralmente complejos dentro de la colección. Protagonizado por un muchacho retraído, crecido bajo el amor de la madre y sus “amigas”, las amantes femeninas que, por temporadas, aloja en su hogar; explora el descubrimiento del deseo – la pubertad precoz –, cual se ve dinamizado ante la llegada de Helena, una actriz joven y vulnerable.

“Estallé como una flor rota. Deflagré. Entonces, exhausto, me retiré. Las abandoné rápidamente. Antes de cerrar la puerta, le dije a mi madre: – No te preocupes por mí. Ya soy todo un hombre. El que faltaba en esta casa. “[11]

La semana más maravillosa de nuestras vidas[editar]

Este cuento hace de convento para el amorío de dos mujeres. Un amorío efímero, atrapado en el tiempo de una maravillosa semana – que después se transformaría en dos –, resguardado en una suite de hotel en Nueva York. La protagonista explora su afecto hacia la deslumbrante Eva, que pronto le confiesa estar casada. Una historia sobre los matrimonios y los engaños, y sobre la libertad sostenida por los secretos.

“La semana más maravillosa de nuestras vidas transcurrió muy deprisa. Al fin y al cabo, no eran más que siete días, se miraran como se miraran. Hasta la semana más maravillosa de nuestras vidas tiene un domingo que sigue al sábado, y entonces, en menos de lo que canta un gallo, empiezan las otras semanas, las que no son maravillosas pero duran mucho más.”[12]

Una consulta delicada[editar]

Al consultorio de psicología del doctor Minnovis, un hombre estancado en su existencia, ambivalente ante sus logros y relaciones, llega un paciente curioso: un hombre que dice sentirse mujer. Sin poder achacar el padecimiento a una depresión o desajuste, una rabia oculta brota dentro del doctor, sin saber que esta consulta también habría de cambiarlo a él.

“– No depende de mi voluntad – explicó el paciente –. No es una idea – repitió –. Es una sensación, y no hay nada que yo pueda hacer para que no aparezca. La sensación de que soy una mujer me sorprende de manera súbita e inesperada, a veces en momentos muy inoportunos. Entonces, siento que hay en mí, una mujer agazapada, oculta, que pide por salir, una mujer reprimida. Una mujer que no se anima a manifestarse, a salir a la luz pública.”[13]

Extrañas circunstancias[editar]

Una mujer se entera de la muerte de su esposo bajo “extrañas circunstancias”. Lo que primero parece ser un crimen de alto suspenso, pronto se revela como un suicidio involuntario de una naturaleza no muy alejada al culto de quienes se permiten acceder a sus deseos más profundos.

“– Todo el mundo parece dispuesto a compadecerse de alguien que muere de un cáncer, de un infarto o porque su avión se cayó. Pero si alguien se muere con una bolsa de nailon anudada al cuello y una naranja en la boca – le dijo a Laura – lo único que consigue es poner nerviosos a los que le sobreviven.”[14]

La destrucción o el amor[editar]

“Se nace revuelto y se muere en la peor de las soledades: la de un cuerpo destruido que ya no tiene eco en otro cuerpo.”[15]

El deseo en la ausencia, como una cosa que desgarra, despótica y todopoderosa: así aman Ana y Carlos. No necesitan saber nada sobre la vida del otro, ni siquiera están seguros de sus propios nombres. Este relato es casi un ensayo sobre el deseo como una fuerza que consume; sobre el sexo como un acto casi religioso, de una devoción y entereza tan profunda que brilla por sobre todas las cosas. Acompañado de una letargia de metáforas y reflexiones sobre la destrucción, el amor y el cuerpo, este relato propone al cuerpo como un campo de juegos, como un festín.

“– Me comería un buen asado de tu costado – me dice. Lame mis tetillas y mete la lengua en mi ombligo: como se lamen los animales entre sí, para curarse las heridas o demostrar su cariño.”[16]

Entrevista con el ángel[editar]

Este relato trata la historia de un hombre en víspera de su mujer anunciarle el divorcio: lo deja por otra mujer. El hombre, confundido, enojado y contrariado, resuelve por ir a un bar travesti, donde conocerá al Ángel, una personalidad absorbente con quien sostiene una conversación reveladora.

“– El deseo es un fantasma dijo el ángel –. Cada uno tiene varios fantasmas, que cambian de forma y de sexo. Pero mi fantasma era mi mujer y ella estaba con otra. Medio borracho, me reí de haber aceptado el género femenino de mi rival: ella estaba con otra, no con otro. ¿Yo era el otro de la otra?”[17]

Recepción[editar]

Cristina Peri Rossi recibió el Premio Cervantes en el año 2021. Sobre ello, el jurado menciona:

«Su literatura es un ejercicio constante de exploración y crítica, sin rehuir el valor de la palabra como expresión de un compromiso con temas claves de la conversación contemporánea como la condición de la mujer y la sexualidad». Acta del Jurado del Premio Cervantes 2021.[18]

Otras críticas apremian ampliamente su valor y trayectoria.

«Cristina Peri Rossi es la autora que corre más riesgos sin tener red debajo». Elena Poniatowska.[19]

«Peri Rossi está considerada como una de las mayores autoras latinoamericanas del siglo XX». Miguel Lorenci, La Voz de Galicia.[20]

Referencias[editar]

  1. Schmidt, María Elisa (19 de octubre del 2023) “Cristina Peri Rossi: la patria en la escritura”, Gatopardo. Consultado el 5 de junio de 2024.
  2. Instituto Cervantes (marzo de 2022), “Cristina Peri Rossi. Cronología de obras” cervantes.org. Consultado el 3 de junio de 2024.
  3. Schmidt, María Elisa (19 de octubre del 2023) “Cristina Peri Rossi: la patria en la escritura”, Gatopardo. Consultado el 5 de junio de 2024.
  4. Instituto Cervantes (marzo de 2022), “Cristina Peri Rossi. Cronología de obras” cervantes.org. Consultado el 3 de junio de 2024.
  5. Suh, Mingyo (13 de noviembre del 2017) “Concientización y patriarcado en “Desastres íntimos” de Cristina Peri Rossi”, Journal of Arts & Humanities, vol.6, no.11, 2017.
  6. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.9
  7. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.23
  8. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.25
  9. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.26
  10. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.37
  11. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.64
  12. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.71
  13. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.99
  14. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.125
  15. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p. 129
  16. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.137
  17. Peri Rossi, Cristina, Desastres íntimos, (1997). Edición consultada: Casa editorial LUMEN, 2022, p.149
  18. Quevedo Gómez, Andrés (11 de mayo del 2022) ““Desastres íntimos”, de Cristina Peri Rossi” en A librazos, On Cuba News. Consultado el 3 de junio de 2024.
  19. Quevedo Gómez, Andrés (11 de mayo del 2022) ““Desastres íntimos”, de Cristina Peri Rossi” en A librazos, On Cuba News. Consultado el 3 de junio de 2024.
  20. Quevedo Gómez, Andrés (11 de mayo del 2022) ““Desastres íntimos”, de Cristina Peri Rossi” en A librazos, On Cuba News. Consultado el 3 de junio de 2024.