Cable (náutica)
En náutica, cable (del bajo latín capium, latín capulum o capulus, cuerda) es un cabo muy grueso, generalmente de cáñamo, formado por tres guindalezas colchadas, y con el que se amarra un buque.
En la actualidad está muy generalizado el empleo de cadenas para amarras de los barcos, principalmente si se sujeta mediante anclas fondeadas, a cuyas cadenas se les denomina cables de cadena.
Expresiones relacionadas[editar]
- Cable lavado: el que está ya servido, ha dado de sí y tiene por consecuencia gastados los hilos exteriores.
- Recorrer o requerir el cable: pasarlo por encima de la lancha y palmeándose por él, llegar hasta cerca del ancla para ver si está enredado con algún otro objeto, rozado, etc. y dejarlo en la disposición conveniente.
- Estar claros de cables: tenerlos en la dirección que se dio a cada uno al fondear el ancla respectiva o sin que estén cruzados por delante de la proa.
- Trabajar tal cable: resistir solo el cable de que se trata los esfuerzos de la mar y del viento contra el buque, por hacerse estos en dirección que no deja actuar al otro cable.
- Correrse el cable: salirse más o menos del escobén para afuera con riesgo del buque en ciertos casos.
- Salvarse sobre el cable: librarse de un naufragio próximo, por haber resistido el cable del ancla a que se dio fondo, cuando ya no quedaba otro recurso.
- Arrizar el cable o los cables: suspender las adujas que están tendidas a la guacaresca o el cable que va de las bitas a la escotilla mayor, y dejarlos sujetos a la cubierta superior.
- Picar el cable o los cables: cortarlos ejecutivamente a golpe de hacha en la necesidad urgente de dar la vela en el momento, para salvar el buque.
- Correr con cables por la popa a la rastra: echar uno o más por la popa, teniéndolos amarrados por su extremo al palo mayor, para que arrastrando por el agua, hagan disminuir la velocidad de la embarcación que se ve precisada a correr un tiempo en poca extensión de mar.
- El viento no rompe cables: proverbio y principio o axioma sentado entre los marinos que significa que la masa y velocidad de las olas del mar o los grandes golpes de percusión que producen son las únicas fuerzas capaces de hacer faltar los cables y que en efecto los rompen, no el viento, por fuerte que sea.[1]
Véase también[editar]
Referencias[editar]
-
El contenido de este artículo incorpora material del tomo 10 de la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana (Espasa), cuya publicación fue anterior a 1938, por lo que se encuentra en el dominio público.