Batalla de La Albuera (1479)

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Batalla de La Albuera
Parte de la guerra de sucesión castellana

Embalse de Proserpina, lugar donde se desarrolló la batalla.
Fecha 24 de febrero de 1479
Lugar Alrededores del embalse de Proserpina, Mérida (España)
Resultado Victoria isabelina
Consecuencias
  • Los portugueses refuerzan las plazas de Mérida y Medellín
  • Las fuerzas isabelinas cercan Mérida y Medellín, que resisten hasta el Tratado de Alcazobas.[1][2]
Beligerantes
Reino de Portugal

Condesa de Medellín
Corona de Castilla
Corona de Aragón
Comandantes
García de Meneses (Obispo de Évora)
Alfonso de Monroy
Gonzalo Falcón
Cristóbal Bermúdez
Alonso de Almeida
Pedro Pareja
Adelantado de Galicia
Alonso Pérez de Vivero
Gonzalo Muñoz de Castañeda
Gonzalo de Anaya
Diego de Anaya
Álvaro de Luna
Juan Sarmiento
Alonso de Cárdenas
Martín de Córdoba
Sancho del Aguilar
Alonso Enríquez
Gonzalo Fernández de Córdoba
Fuerzas en combate
700 hombres:[3][4]
500 caballeros portugueses y 200 castellanos
500 caballeros de la Orden de Santiago
400 caballeros de la Hermandad Popular
100 infantes
Bajas
85 caballeros 15 caballeros

La batalla de la Albuera, o Albuhera de Mérida,[5]​ fue una confrontación militar ocurrida el 24 de febrero de 1479 entre una fuerza castellana leal a la reina Isabel I de Castilla y una fuerza portuguesa enviada por Alfonso V de Portugal en las cercanías de la ciudad de Mérida.[6]​ Esta sería la última batalla de la guerra de sucesión castellana, donde la victoria isabelina no logró impedir que el grueso de la fuerza portuguesa alcanzara su objetivo estratégico de reforzar y mantener las ciudades extremeñas de Mérida y Medellín. Las tropas leales a Isabel la Católica, al mando de Luis Portocarrero, sitiaron las dos plazas, pero sus guarniciones, fundamentalmente portuguesas, resistieron con éxito hasta la paz alcanzada en el Tratado de Alcazobas el 4 de septiembre de ese mismo año.[1][2]

Antecedentes[editar]

Tras la indecisa batalla de Toro (1476),[7]​ cuyas consecuencias políticas fueron aprovechadas por los Reyes Católicos, las confrontaciones terrestres llegaron a un punto muerto, ya que las fuerzas portuguesas tuvieron que retirarse de la campaña militar en Castilla, mientras que las fuerzas isabelinas aún tenían que someter ciudades castellanas ocupadas como Zamora, Toro o Cantalapiedra.[8]

Por su parte, los castellanos también atacaron el território português, donde conquistaron -y luego perdieron- las plazas fuertes de Ouguela (1475), Noudar (1475) y Alegrete (1476), mientras un ejército al mando de Alonso de Cardenas, maestre de la Orden de Santiago y futuro comandante de las tropas castellanas en la batalla de La Albuera, invadió Portugal, siendo derrotado en la batalla de Mourão (1477).[9]

Además, numerosos nobles castellanos que defendían la causa de Alfonso V de Portugal fueron desposeídos de sus títulos y sus tierras, entre ellas los Pacheco.

La guerra de sucesión castellana enfrentó a los partidarios de Isabel I (izq) frente a los de Juana apodada La Beltraneja (dcha).

A D.ª Beatriz Pachecho, condesa de Medellín, se le exigió tanto la entrega del Señorío de Medellín como de la Encomienda de Mérida, las cuales recaerían en su hijo de 5 años. La Condesa, negándose a aceptar la pérdida de sus posesiones, encerró a su hijo en el castillo de Medellín y se alió con una causa que ya simpatizaba desde hacía tiempo, pidiendo auxilio al rey portugués. Este respondió con la ayuda de un cuerpo de caballeros bajo el mando de García de Meneses, Obispo de Évora, cuyo objetivo era reforzar las plazas fuertes de Mérida y Medellín, ahora contrarios a Isabel.

Por otra parte, Alfonso de Monroy, también conocido como el Clavero de Alcántara, aliado de la Condesa, se unió a esta fuerza debido a la negación, por parte de los Reyes Católicos, de la maestría de la Orden de Alcántara.

Los Reyes Católicos se encontraban por entonces en tierras extremeñas. El 8 de enero de 1479, en Guadalupe (Cáceres), realizando el acto de perdón al Obispo de Toledo D. Alonso Carrillo, el cual se había levantado contra la causa isabelina, y el 22 de ese mismo mes en Trujillo, donde establecieron la Corte para atender la guerra contra Portugal, además de firmar la paz con Francia.

Expedición portuguesa de socorro[editar]

Las fuerzas de la condesa rebelde se unieron al Maestre de la Orden de Alcántara, D. Juan de Zúñiga y ocuparon numerosos castillos extremeños como Montánchez, Castilnovo, Magacela, Deleitosa, Benquerencia y Almorchón, además del propio castillo de Medellín.

Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, tuvo en esta batalla su «bautismo de sangre» al ser la primera batalla en la que participaría.

Tras la pérdida de estas plazas, los Reyes Católicos encomiendan al Maestre de la Orden de Santiago, D. Alonso de Cárdenas, interceptar la marcha de los portugueses del Obispo de Évora hacia Mérida y Medellín para impedir su unión con los rebeldes de la condesa.

La batalla[editar]

Junto al arroyo Albuhera, en las cercanías del embalse romano de Proserpina, se encontraban las fuerzas isabelinas, siendo descubiertas por Monroy. Sin embargo, tal como rezan las crónicas, la fuerza de la crecida del arroyo, debido a las lluvias invernales de la época, le impidieron comunicarle la posición al obispo de Évora, pudiendo por tanto el ejército isabelino no perder el factor sorpresa y mantener la ventaja táctica.

La lucha duró alrededor de tres horas, desarrollándose como un típico combate medieval:[10]​ choque frontal de la caballería seguido de combates personales, con escasez de bajas. Al final de la batalla, las fuerzas portuguesas huyeron del lugar, confirmando su derrota. El Obispo de Évora, aunque fue capturado, logró huir junto a su captor al lograr sobornarlo.

Tratado de Alcáçovas

Debido al escaso número de combatientes y pérdidas, Luis Suárez Fernández, uno de los más destacados medievelistas españoles, describe el combate de la Albuera como ... una simples escaramuza de poca importancia. [11]

Consecuencias[editar]

Tras la derrota, las fuerzas portuguesas se reagruparon en Mérida, y continuaron hasta Medellín, logrando cumplir su objetivo de reforzar ambas plazas; siendo sitiadas posteriormente por las fuerzas isabelinas de Luis Portocarrero, resistieron exitosamente hasta la firma del tratado de paz de Alcáçovas:[1][2]​ Mérida y Medellín solo aceptaron abrir sus puertas, respectivamente, ocho y diez días después de firmado el tratado que garantizaba que no habría represalias.[12]

Las tropas de los reyes católicos recapturaron el resto de fortalezas en manos de castellanos rebeldes, pero los portugueses mantuvieron algunas plazas castellanas tomadas u ocupadas (Azagala, Tuy, y Ferrera),[13]​ lo que aumentaría su poder negocial en las conversaciones de paz.

Tras el combate de La Albuera, las hostilidades continuaron durante medio año más (teniendo como telón de fondo las negociaciones de paz) con la defensa de las plazas fuertes que los portugueses tenían en Extremadura y con la guerra naval y colonial, que terminaría con victoria portuguesa.[14]

El 4 de septiembre de 1479 fue firmado el Tratado de Alcazobas, que puso fin a la guerra.

Referencias[editar]

  1. a b c Pulgar: En esta manera fue hecha y firmada la paz (…). Y luego fueron alzados los sitios, que estaban puestos sobre las fortalezas, y la villa de Mérida fue restituida…y la de Medellín [...]. Véase Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y de Aragón, Hernando del Pulgar (1780), capítulo CXI, p. 158.
  2. a b c Rui de Pina: [...] [Los Portugueses de Mérida y Medellín, liderados por el Obispo de Évora] se mantuvieron durante todo el verano hasta la firma de la paz [...]. Véase Chronica de El-Rei D. Affonso V, Rui de Pina (1902), 3º libro, capítulo CCV.
  3. 700 hombres es el único número que es corroborado por fuentes de ambos lados (castellanas y portuguesas). El cronista real castellano Hernando del Pulgar: [...] El Obispo de Évora capitán mayor traía en su batalla setecientos hombres de caballo, en los cuales había doscientos hombres de armas castellanos [...]. Véase Crónica de los señores reyes católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y de Aragón, Hernando del Pulgar (1780), capítulo LXXXVII, p.152.
  4. El cronista real portugués, Rui de Pina: [...] El rey D. Afonso … envio ..setecientos de caballo, sin algunos de pie[...]. Véase Chronica de El-Rei D. Affonso V, Rui de Pina (1902), 3º libro, capítulo CCV.
  5. «La batalla de la Albuera». Consultado el 1 de junio de 2017. 
  6. Garibay y Zamalloa, Esteban (1571). Los XL libros d'el compendio historial de las chronicas y vniuersal historia de todos los reynos de España (en castellano antiguo). p. 1295. 
  7. [...] la batalla de Toro (1476), que, aunque de resultado no muy claro, permitió a Isabel y Fernando reclamar para sí la victoria, en un contexto de definitivo desmoronamiento de la causa juanista. Véase María del Pilar Rábade de Obradó (2015), Una Reina en la Retaguardia: las Intervenciones Pacificadoras de Isabel la Católica en la Guerra de Sucesión en e-Spania, Revue Interdisciplinaire D'Études Hispaniques Médievales et Modernes, 20 de febrero, 2015.
  8. [...] Aunque el grueso de las tropas portuguesas salió de Castilla pocos meses después de la citada batalla, la guerra todavía no había terminado: aún permanecían en Castilla combatientes lusos, así como castellanos empeñados en seguir el partido de Juana. Sin embargo, la suerte estaba echada. Isabel y Fernando iniciaron un paulatino pero exitoso proceso de recuperación de las plazas fuertes que todavía estaban en manos enemigas. Véase María del Pilar Rábade de Obradó (2015), Una Reina en la Retaguardia: las Intervenciones Pacificadoras de Isabel la Católica en la Guerra de Sucesión en e-Spania, Revue Interdisciplinaire D'Études Hispaniques Médievales et Modernes, 20 de febrero, 2015.
  9. Damião de Góis (1724). Chronica do Principe D. Joam, capítulo XCVI, p. 361-365.
  10. Rades y Andrada, Francisco (1572). Chrónica de las tres Ordenes y Cavallerías de Santiago, Calatrava y Alcantara. p. 7. 
  11. Luis Suárez Fernández (1989), Los Reyes Católicos. La Conquista del trono, Vol.1, p. 319
  12. Rufo Ysern, Paulina (1998), Sevilla, Ecija y Carmona En El Conflito Castellano-Portugues (1475-1479) en Revista da Faculdade de Letras. História. Porto, Nr. 15, p. 522.
  13. [...] y las capitulaciones [tratado de Alcáçovas] con respecto a la devolución de las fortalezas [castellanas] de Azagala, Tuy, y Ferrera [...].Véase As navegações atlânticas no Séc. XV Archivado el 6 de octubre de 2011 en Wayback Machine., Fernandes Costa (1979), p.34.
  14. [...] . Después de algunas escaramuzas preliminares, en 1475 eclosionó una guerra naval regular cuando Isabel ordenó a sus subditos que tomasen lo que pudieran de las riquezas africanas de sus vecinos. Los portugueses emergieron como vencedores en los combates sanguinarios que se sucedieron, y de acuerdo con los términos del tratado de Alcáçovas, los españoles tuvieron que [...]. Véase Cortés and the Downfall of the Aztec Empire: A Study in a Conflict of Cultures (en inglés), John Ewbank M. White (1971), Hamilton, p. 39

Bibliografía[editar]

Artículos

Crónicas

Libros