Religión en la Antigua Roma

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Los romanos disponían de numerosos dioses. De ellos citaremos solo a los principales: Júpiter o Jovis (dios principal del cielo resplandeciente) y su compañera Juno (diosa del nacimiento y de la prole), Marte (dios de la guerra), Jano (dios del acceso a la casa), Vesta (diosa del hogar), Los Penates (dioses de la despensa), Los Silvanos (genios de los bosques y las selvas), Los Lares (genios de la casa), Hércules Itálico (dios de la alquería cultivada en paz, más tarde dios de la buena fe), Vertumno (dios del año y sus estaciones), Saturno (dios de la Sementera), Ops (dios de los Campos), Flora (diosa de las flores), Bellona (diosa de la guerra), Terminus (dios de los limites), Juventus (dios de la juventud), Salus (diosa de la salud), Fides (diosa de la fe), Concordia (diosa de la concordia), Fors (diosa de la Fortuna), Las Camoneae (diosas de las fuentes) y Dea o Ceres (diosa de la fecundidad).

El primer rey romano, Rómulo, fue elevado a la categoría de dios, con el nombre de Quiri-no y este dios era el principal junto a Júpiter y Marte, más tarde sustituidos por la triada Júpiter, Juno y Minerva, ya con influencias exteriores (eran los dioses de Latinos, Etruscos y Sabinos respectivamente).

Existían además dioses negativos: Vejovis, Laverna (diosa de los ladrones), dioses del aire pestilente, de la fiebre, de las enfermedades y otros. También existían los fantasmas (Lémures) que despertaban un gran temor en el pueblo.

Para las actividades humanas existían dioses muy específicos:

Así el campesino invocaba al dios del barbecho, al de la labor, al de los surcos, al de las sementeras, al de los enterramientos de simientes, al dios de escardar, al de segar, al de trillar, y al de encerrar el trigo en los graneros (entre los dioses agrícolas citemos a [Runcina], Messia, Tutulina, Terensis, Tellumo vervactor, Tellumo obarator, Tellumo occator, Tellumo Messor, Tellumo convector, Tellumo promitor, etcétera). Los ganaderos disponían también de divinidades propias: Bubona (que velaba por los rebaños de bueyes), Epona (que velaba por las yeguadas), [Pales] (que velaba por los rebaños de carneros), Flora y Silvanus (dioses tutelares de los pastores), Puta y Pomona (diosas tutelares de jardineros y hortelanos), etcétera.

También tenían dioses específicos el matrimonio, el nacimiento y otros actos de la vida. Así los Numina eran los dioses o genios protectores del nacimiento y desarrollo del hombre: Educa y Pontina eran los dioses del comer y del beber; Cuba el dios de guardar la cuna; Ossipago el dios robustecedor de los huesos; Carna, el dios que fortalecía la carne; Statanus el dios que enseñaba a tenerse en pie; Abeona y Adeona las diosas que enseñaban a andar; Fabulinus, Farinus y Locutius los dioses que enseñaban a hablar; Terduca el dios de la escuela; Domiduca la diosa que lo llevaba a casa; Mens, Catius, Consus y Sentia eran los dioses de la comprensión; Voleta y Stimula eran los dioses de la voluntad; Pollentia, Peragenor, Praestrana y Strenia eran los dioses que daban fuerza para ejecutar los actos, etcétera.

Existían diversas organizaciones religiosas para cada divinidad, con sus correspondientes sacerdotes:

Así al dios Marte correspondía el Flamen Martialis (sacerdote de Marte), mientras que los jóvenes que bailaban y cantaban la danza de las armas eran los Salii (saltadores o Salios). El dios Quirino tenía también su sacerdote ((Flamen Quirinalis) y un grupo de jóvenes danzantes (Salii Colini); estaban también los hermanos de los Campos

Los sacerdotes, augures, pontífices y feciales

Los sacerdotes principales (Flamines maiores) eran los dos sacerdotes de Marte y el de Jú-piter, y se elegían entre las mejores familias de la ciudad. Para su mantenimiento los diversos templos disponían de tierras propias, y contaban además con los ingresos procedentes de los depósitos judiciales.

Los sacerdotes (Flamines) tenían por objeto el culto. Junto a ellos estaban los adivinos (Augures) Y finalmente estaban los Pontífices (literalmente los constructores de puentes) que formaban el calendario, los días de fiesta, los días propicios, las solemnidades, los días de culto y los destinados a la justicia, y concedían la palabra en reuniones y otros actos. Con el tiempo los pontífices fueron los guardianes supremos del culto y sus anexos. El Colegio de los Pontífices era elegido entre personajes respetados por todos. Otra institución vinculada a la religión era la de los Feciales o Mensajeros del Estado, que perpetuaban por tradición oral los tratados concertados con otras ciudades, emitían dictámenes sobre violaciones y sobre derechos relativos a los tratados.

Prácticas religiosa. Santuarios y templos

En la religión romana no se practicaban los sacrificios humanos, salvo en casos de criminales. A los dioses se les dedicaron santuarios (Aedicula) y Templos (Templum), y en algunos de ellos se encontraba la estatua del dios correspondiente.

La maldición religiosa (sacer = excomulgación) tenía fuerte incidencia en la vida del ciudadano romano. La maldición la lanzaban los dioses contra el que incumplía ciertas normas: el marido que vendía a su mujer, o el padre que vendía al hijo; el hijo o la nuera que herían al padre o al suegro; el patrono que violaba la fe jurada al huésped o al cliente.

Independientemente de la pena civil correspondiente, los pontífices lanzaban el anatema, que aunque era cuestión privada influía moralmente en las personas que creían ciegamente en ello. El anatema público, más infrecuente, causaban gran conmoción en la población.

La religión romana dictaba para los difuntos la necesidad de incineración.

Dioses extranjeros

A la religión romana de los primeros tiempos se fueron añadiendo cultos y dioses extranjeros: Los Lascivus, genios buenos, de origen etrusco; Minerva, diosa de la Memoria, la razón, el calculo y la invención, también de origen etrusco; Cástor y Pólux (dioses de los navegantes); Esculapio (dios de la salud); Mercurio (dios del comercio); Liber (dios del vino); Plutón (dios de los Abismos); Proserpina (la que hace germinar); Diana (diosa de la caza); Neptuno (dios del mar), Vulcano (dios de los rayos), Apolo o Aperta (dios bienhechor que cura las enfermedades) y otros.