Anfiteatro de Mérida

Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 10:38 25 oct 2014 por Alonso de Mendoza (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Conjunto arqueológico de Mérida

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

El anfiteatro romano de Mérida.
Localización
País Bandera de España España
Coordenadas 38°54′58″N 6°20′16″O / 38.91619444, -6.33772222
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios iii, iv
Identificación 664
Región Europa y
América del Norte
Inscripción 1993 (XVII sesión)

El Anfiteatro de Mérida fue construido en la colonia romana de Emerita Augusta, que fue fundada en el 25 a. C. por Octavio Augusto como lugar de residencia para los soldados eméritos licenciados del ejército romano, de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras: Legio V Alaudae y Legio X Gemina. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania. El término emeritus significaba en latín "retirado" y se refería a los soldados jubilados con honor.

El anfiteatro forma parte del Conjunto arqueológico de Mérida, uno de los principales y más extensos conjuntos arqueológicos de España, que declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la Unesco.

Historia

La construcción del anfiteatro se planificó junto con la del teatro y se levantó muy poco después. Según se deduce de las inscripciones halladas en su interior, fue inaugurado en el año 8 a. C. Con esta obra se completaba el proyecto de dotar a la colonia Augusta Emerita, ya entonces capital de la provincia Lusitania, de una gran área pública para espectáculos, acorde con su categoría política y administrativa. Este edificio estaba destinado a las luchas entre gladiadores, entre fieras o entre hombres y fieras, las denominadas venatio, que junto a las carreras en el circo fueron las preferidas por el pueblo romano.[1]

Tras su abandono, ligado a la oficialización del cristianismo en el siglo IV d. C., parte de su estructura se fue ocultando bajo tierra y la que quedó descubierta, sobre todo la summa cavea, sirvió como cantera de extracción de materiales para otras obras.[2]​ Desde el siglo XVI algunos autores llamaron al edificio naumaquia con la creencia errónea de que era el lugar de celebración de simulacros de batallas navales, para lo que se basaban en la profundidad de su foso central y la proximidad de algunos tramos de acueducto. Las excavaciones a partir de 1919 subsanaron el error y le devolvieron su verdadera identidad.[2]

Características arquitectónicas

Restos de las gradas del anfiteatro.

El anfiteatro tiene forma elíptica, con un eje principal de 126 m y uno menor de 102 m, mientras que la arena mide 64 m por 41 m. Las gradas o cáveas de su lado este se construyeron sobre el cerro de San Albín, al igual que las del teatro adyacente. Dieciséis puertas se abren al exterior en la fachada, la principal de las cuales es la que se encuentra en el extremo del eje occidental. Dos de las puertas situadas al noreste están cerradas por la muralla y no hay opinión unánime del por qué de ello.[2]

Como en casi todos los edificios romanos de este tipo, sus gradas se dividen en tres sectores: ima, media y summa cavea —inferior, media y superior—. De la superior no quedan apenas restos y en la ima cavea se pueden observar las restauraciones que efectuó José Menéndez Pidal a mediados del siglo XX.[2]

Sobre las primeras gradas se construyeron dos tribunas, una en cada extremo del eje menor del anfiteatro. A la del oeste, reservada para las autoridades, se accede por dos escalerillas que parten de la galería que viene de la puerta principal. La del este, que cuenta con dos escaleras que la comunican directamente con la arena, era ocupada por la persona que financiaba el espectáculo. En los frentes de ambas estuvieron colocadas las inscripciones que han permitido conocer la fecha de inauguración del edificio y que hoy se hallan en el cercano Museo Nacional de Arte Romano (MNAR).[3]​ Algunos restos encontrados hacen suponer la existencia de otros dos palcos de honor sobre las puertas de acceso a la arena que se abren en los extremos del eje mayor.[3]

Pintura que describe una venatio, hallada en el anfiteatro y hoy expuesta en el cercano Museo Nacional de Arte Romano.

La arena, de forma elíptica, era donde se desarrollaban los espectáculos. Está separada de la cávea por un alto podio para proteger al público. En la antigüedad este murete estuvo recubierto de mármol, rematado por una cornisa y decorado con las pinturas murales que hoy se custodian en el MNAR y que representan los espectáculos que se desarrollaban en el anfiteatro. En el centro de la arena se cavó una gran fosa en forma de cruz sobre la que se han vertido numerosas opiniones. Casi sin ninguna duda estuvo recubierta por un entarimado que la hacía invisible y su interior sirvió para almacenar las jaulas de las fieras y material escénico.[4]

Dos largas galerías en los extremos del eje mayor permitían, además del acceso a las gradas, la entrada de los gladiadores a la arena. A ambos lados de cada una de ellas, junto a la arena, se abren habitaciones reservadas para los gladiadores o para las fieras. Según se deduce de una inscripción encontrada en la galería sur, es probable que algunas de estas estancias estuvieran dedicadas al culto de la diosa Némesis, a la que se encomendaban los participantes en los juegos.[4]

A la búsqueda de la puerta triunfal del Anfiteatro de Mérida

Túnel que comunica el anfiteatro y el teatro romanos de Mérida.

La segunda de las cuatro campañas de excavaciones trata de desvelar los misterios de este acceso. Mientras el interrogante sigue en el aire y se ignora si esta puerta fue un arco de grandes dimensiones o un espacio marcado con pilares, los arqueólogos e investigadores tratan de resolverlo y buscan denodadamente sus restos, en una segunda fase de excavaciones en la participa el especialista Antonio Pizzo: «Queremos saber cómo era antes, como funcionaba el Teatro. No hay ningún hipótesis, hay que ver los restos». Sostiene.

El proyecto, financiado por la Junta de Extremadura, tendrá una duración de cuatro campañas, tiempo, en teoría, suficiente para desvelar los misterios que esconde esta puerta, que en su época de esplendor permitía el acceso al recinto desde la antigua ciudad. En ese sentido, los objetivos pasan por avanzar en el conocimiento de la relación entre este monumento, la muralla de Emérita Augusta y la zona extramuros aledaña.

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • Barroso, Yolanda; Morgado, Francisco (1996). Mérida, Patrimonio de la Humanidad. Conjunto monumental. Mérida: Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida (Depósito legal: BA-335-1996). 
  • Bruno Cardeñosa (2007) - Historia de Iberia Vieja - Nº 29 - La Armada Invencible. Editorial: Améria Iberica. ISSN: 1699-7913.

Enlaces externos