Entre 1625 y 1900 se sucedieron doce reyes en el trono del poderoso reino de Abomey. Todos ellos hicieron construir su propio palacio dentro un mismo recinto cercado por muros de adobe, excepto el rey Akaba que edificó su mansión en un recinto aparte. Cada palacio presenta características arquitectónicas comunes con los construidos precedentemente, en lo que respecta a la estructuración del espacio y los materiales utilizados. Los palacios reales de Abomey constituyen un testimonio excepcional de este reino hoy desaparecido. (UNESCO/BPI)[1]
Esta extensión transnacional (Benín y Burkina Faso) del Parque Nacional W de Níger, inscrito en 1996 en la lista del Patrimonio Mundial, cubre una gran expansión de la intacta sabana sudanesa-saheliense, con tipos de vegetación que incluyen praderas, matorrales, sabanas arbóreas y una extensiva galería de bosques. Incluye el ecosistema terrestre, semi-acuático y acuático continuo más grande y más importante el cinturón de sabanas del África occidental. El sitio es un refugio para especies de fauna salvaje que han desaparecido o están gravemente amenazadas. Es el hábitat de la mayor población de elefantes del África Occidental y de la mayoría de los mamíferos típicos de la región, como el manatí africano, el guepardo, el león y el leopardo. También alberga la única población viable de leones de la región. (UNESCO/BPI)[2]
La inscripción en esta lista es la primera etapa para cualquier futura candidatura. Benín,[3] cuya lista indicativa fue revisada por última vez el 22 de enero de 2013, ha presentado los siguientes sitios:
Los sitios que siguen estuvieron anteriormente en la lista Indicativa, pero fueron retirados o rechazados por la UNESCO. Los sitios que aún se incluyen en otras entradas en la lista Indicativa o que fueron aceptados y son parte de sitios del Patrimonio Mundial no se incluyen aquí.
Bien inmaterial inscrito en 2008 (originalmente proclamado en 2001).
Este elemento es compartido con NigeriaNigeria y Togo
El Gelede es practicado por la comunidad yoruba-nago, establecida en Benín, Nigeria y Togo. Desde hace más de un siglo, esta ceremonia tiene por objeto rendir homenaje a la madre primordial, Iyà Nlà, y al papel que desempeñan las mujeres en la organización social y el desarrollo de la sociedad yoruba. El Gelede se celebra después de las cosechas, con motivo de acontecimientos importantes, o en caso de sequías o de epidemias. El espectáculo, que se caracteriza por el uso de máscaras talladas, se canta en lengua yoruba y narra la historia y los mitos del pueblo yoruba-nago.
Las ceremonias tienen lugar de noche en una plaza pública, cerca de una casa donde se visten los bailarines. Los primeros que salen son los cantantes acompañados por el hombre que toca el tambor y por la orquesta. Luego hacen su aparición los bailarines, vestidos con magníficos atuendos. La ceremonia requiere un gran trabajo artesanal preparatorio, particularmente para tallar las máscaras y confeccionar los trajes. Gracias a este ritual, se garantiza la transmisión del patrimonio oral, en el que se mezcla poesía épica y lírica, todo ello entreverado con ironía e irrisión. Se suelen utilizar figuras de animales, como la serpiente, símbolo de poder, o el pájaro, mensajero de “las madres”. La comunidad se organiza en grupos de hombres y de mujeres dirigidos respectivamente por un personaje masculino y femenino. Se trata del único grupo de máscaras dirigido por mujeres. Aunque el Gelede parece haberse adaptado a la sociedad más patriarcal de hoy, su patrimonio oral y sus danzas son testimonio de un antiguo orden matriarcal.
El desarrollo técnico entraña una pérdida de las competencias técnicas tradicionales, y el turismo contribuye a transformarlo en un producto folclórico. Sin embargo, la comunidad Gelede tiene clara conciencia del valor de su patrimonio inmaterial, como prueba el intenso trabajo de preparación y la afluencia de nuevos participantes. (UNESCO/BPI)[4]