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Zarabanda

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La zarabanda es una danza lenta escrita en un compás ternario[1]​ y se distingue en que el segundo y tercer tiempo van a menudo ligados, dando un ritmo distintivo de negra y blanca alternativamente. Las blancas corresponden a los pasos arrastrados en el baile.

Historia

Se tiene primera constancia de la zarabanda en América Central: en 1539, un baile llamado zarabanda se menciona en el poema Vida y tiempo de Maricastaña escrito en Panamá por Fernando de Guzmán Mejía.[2][3]​ Sus orígenes no están claros, de acuerdo con la dicha primera constancia escrita puede que el baile se popularizase en la América española, aunque de origen incierto, antes de cruzar el Atlántico para llegar a España. Otros autores otorgan a la zarabanda un origen exclusivamente español[4]​ o africano, habiendo llegado a España a través de la invasión musulmana. Alonso López, "el Pinciano" remonta sus orígenes incluso al culto dionisiaco. [5]

Ritmo habitual de la Zarabanda durante la primera mitad del siglo XVII.

right|thumb|200px|Ritmo habitual de la Zarabanda en la primera mirad del siglo XVIISe la consideraba un baile obsceno y despreciable por los moralistas de la época,[6]​ y fue por ello prohibida en España en una orden fechada el tres de agosto de 1583, bajo pena de doscientos azotes y seis años de galeras para los hombres y destierro del reino para las mujeres, la zarabanda fue citada con frecuencia en la literatura de la época (por ejemplo de Góngora, Cervantes, Lope de Vega y otros) y gozó de enorme popularidad hasta entrado el siglo XVII.

Posteriormente, y ya mucho más reposada, se convirtió en un movimiento tradicional en la suite durante el Barroco. La zarabanda barroca suele ser más lenta que la española original, siguiendo la interpretación cortesana europea de las danzas latinas. La zarabanda fue resucitada en el siglo XX por compositores como Claude Debussy, Erik Satie y, con otro estilo, Vaughan Williams (en Job) y Benjamin Britten (en Simple Symphony).

Quizá la zarabanda más famosa es la anónima La Folía, cuya melodía aparece en piezas de varios compositores desde la época de Claudio Monteverdi y Arcángelo Corelli hasta la actualidad. Stanley Kubrick utilizó en la banda sonora de su película Barry Lyndon, una zarabanda de Georg Friedrich Händel (tema del cuarto movimiento de su suite en Re menor para clavecín), que es una variación de esta pieza (La Folía).

Referencias

  1. Métrica ternaria (en inglés)
  2. «Richard Hudson and Meredith Ellis Little: "Sarabande", New Grove Online (subscription access)». Consultado el 13 de noviembre de 2006. 
  3. Rodriguez Pitti, Jose Luis, "Panama Blues" (Panama: El Hacedor, 2010).
  4. "solo quiero decir que entre las otras invenciones ha salido estos años un baile y cantar tan lacivo en las palabras, tan feo en los meneos, que basta para pegar fuego aun á las personas muy honestas. Llámanle comúnmente zarabanda, y dado que se dan diferentes causas y derivaciones de tal nombre, ninguna se tiene por averiguada y cierta; lo que se sabe es que se ha inventado en España, que la tengo yo por una de las graves afrentas que se podian hacer á nuestra nacion". Juan de Mariana. Tratado contra los juegos públicos. España, ca. 1609. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [consultado el 11-12-10]
  5. Los gentiles griegos hazían a Baco, hazen éstos a Venus con las tres imitaciones: canto, música y dança juntamente. Esso mismo haze[n] los de Ethiopía, si queréys mirar en ello, en essos choros y danças; Etymología de zarabanda.. y éstos, a mi parecer, traxeron a este mundo la zarabanda, a la qual ansí llamaron algunos hombres leydos de la dithiramba; y esso fue el principio della. [...] Aquí dixo el Pinciano: Por qué razón a la dithiramba digan zarabanda, me parece auer ente[n]dido bien, pero por qué la dithiramba se diga assí, o no lo he oydo, o se me ha ydo de la memoria. Alonso López, Filosofía antigua poética. España, 1596.
  6. "Estos lascivos bailes parece que el demonio los ha sacado del infierno, y lo que aun en la república de los gentiles no se pudo sufrir por insolente, se mira con aplauso y gusto de los cristianos, no sintiendo el estrago de las costumbres y las lascivias y deshonestidades que suavemente bebe la juventud con ponzoña dulce, que por lo menos mata al alma; y no sólo un baile, pero tantos, que ya parece que faltan nombres y sobran deshonestidades: tal fue la zarabanda, la chacona, la carretería, la japona, Juan Redondo, rastrojo, gorrona, pipirronda, guriguirigaí y otra gran tropa de este género, que los ministros de la ociosidad, músicos, poetas y representantes inventan cada día sin castigo." Rodrigo Caro Días geniales o lúdricos. España 1626. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [consultado el 11-12-10]

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