Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace,
y, sin mirar cómo nace,
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y, si es honrado,
pobre y desnudo un soldado,
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí, a lo que sospecho,
no adorna el vestido el pecho,
que el pecho adorna al vestido.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de parecer lo menos.
Aquí, la más principal
hazaña es obedecer;
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir, ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son:
caudal de pobres soldados;
que, en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.