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El folclore de Paraguay es fruto del sincretismo de las tradiciones, creencias y costumbres de origen criollo-guaraní. Se manifiesta en la danza, la música, las cábalas, y la difusión oral de las leyendas y mitos de la región guaranítica del centro-sur de Sudamérica.

Tradición literaria oral[editar]

El Paraguay cuenta con gran cantidad de leyendas y mitos los cuales son el ingrediente especial en el folklore de este país, son vivas muestras de las creencias, el arte y la imaginación de los pobladores de la zona. Así también, son los principales temas que manifiestan la belleza literaria de los pueblos. Estas leyendas fueron creadas para argumentar hechos difíciles de explicar. Entre las leyendas más conocidas se encuentran: "La leyenda de la Yerba Mate", "la del ñanduti" entre otras.

Además de ser un país rico en fauna, flora, artesanía y música, es además exquisito en el ámbito cultural. Esta tierra cuenta con mitos y leyendas que la hacen aún mucho más exótica y mística. La mitología guaraní presenta una gran profundidad y variedad, pero lo más importante de estos mitos y leyendas es que no son sólo personajes netamente ficticios, difíciles de imaginar y adaptarlos a la vida cotidiana, sino que no cuentan con poderes que sobrepasen el límite de lo que podía ser real.

Los mitos guaraníes son algo más increíbles, animales feos, personas que sufren maldiciones, historias que pueden ser adaptadas a la vida cotidiana. Los mitos guaraníes forman parte del tesoro nacional, parten de una nación especial que resultó de la unión de americanos y europeos, es decir, guaraníes y españoles.

Entre las leyendas más conocidas están: la leyenda de la Yerba Mate, la leyenda del Karau, el Ñandutí, Tupi y Guaraní, Tupa ha Aña (Dios y el diablo), Ka`a, Urutau, leyenda de la Virgen de Caacupé y otras más.

Mitos[editar]

De la leyenda de Taú y Keraná nacieron los 7 mitos guaraníes: Teju Jaguá, Jasy Jateré, Moñái, Mbói Tu'î, Kurupí, Ao ao, Luisón. Otros mitos famosos son Jaguareté Avá (El indio tigre) o “tigre-capiango”, Póra (fantasma), ka`aguy póra (fantasma del bosque), Mbói Tata (serpiente de fuego), Pira Ñu (pez del campo), Kuarahy Ra’y, Pombero, Jaguaru y Mala visión. [1]

Keraná, que significa dormilona, era una bella mujer que se pasaba el día durmiendo, vivía en una tribu y era la hija de Marangatu. Tau, era un espíritu malo que se enamoró perdidamente de Keraná. Para poder estar junto a ella, se transformó en un joven e intentó raptarla. Angatupyry, que era el espíritu del bien, creado por Tupã (Dios), se interpuso para defenderla. Tau y Angatupyry se dieron a una pelea que duró 7 días y 7 noches en la que finalmente venció Angatupyry. Tau fue exiliado por Pytajovái (dios del valor y de la guerra). En su desesperación, Tau raptó a Keraná y por esto Tupã lo maldice. Tau y Keraná tuvieron 7 hijos con apariencia de monstruos o fenómenos: los 7 mitos.

Leyendas[editar]

Yerba Mate[editar]

Ka'a vivía cerca de la selva misionera. Era bella y joven, y cuidaba con afecto a su viejo padre, un indio casi ciego que se había negado a seguir el curso de la tribu nómada a la que pertenecían. "Ya no tengo fuerzas para cambiar de morada explicó. Sólo les pido que se lleven a mi hija, cuya juventud merece la compañía de otros jóvenes y no esta soledad". Pero la joven afirmó: "Estaré donde tú estés; seré tu hija y tu hijo a la vez: aprenderé a cazar como hombre y a guisar como mujer".

Y así fue. Solícita y cariñosa, pronto Ka'a aprendió a pescar, cazar y a recoger los frutos de la apretada selva donde habían quedado. Su padre, agradecido, rogaba a Tupã que recompensara a la joven por tantos desvelos.

Cierto día, en la casa, apareció un hombre con hábito de peregrino, que no era otro que el mismo Tupã. Ka'a lo recibió generosamente, cazó y cocinó para él un exquisito acutí y le preparó una confortable cama.

Al día siguiente, el peregrino se preparó para partir:"No me iré sin recompensarte —dijo—. Haré brotar una nueva planta que llevará tu nombre, y tú serás, desde ahora, la inmortal Ka'ajarýi (hada de los bosques)". Diciendo así, Dios hizo nacer la yerba mate, cuyas virtudes refrescantes y terapéuticas son conocidas por todos los que la consumen.

Karãu[editar]

Según la leyenda, Karãu fue un joven que, en una noche en que su madre estaba muy enferma, este salió a buscar remedios para ella. Pero en el camino encontró una fiesta y allí se quedó a bailar con la señorita más linda de la noche, prometiéndose que sólo se quedaría un momento.

A la medianoche, cuando la diversión empezaba a aumentar, se le acercó un amigo que muy serio le empezó a hablar. Le dijo que deje de bailar, que traía la noticia de que su madre había muerto. El joven, como si no le importara lo que había escuchado, pidió que siguiera sonando la música, pues seguiría bailando, y dijo a su amigo que el que murió ya murió y el que está vivo sigue vivo, y que habría tiempo para llorar.

Ya por la madrugada, el joven preguntó a su dama dónde quedaba su casa, a lo que la mujer le respondió que su casa quedaba lejos, pero que podría ir a visitarla los días en que extrañe a su madre. Luego de escuchar estas palabras, el joven se dio cuenta de lo que había hecho y se arrepintió. Salió del lugar llorando amargada mente, repitiendo que su madre ya se murió.

Dijo que desde ahora vagaría sin rumbo por los esteros y en esos lugares se vestiría por siempre de luto. Por haber sido un mal hijo, Tupã (Dios) lo castigó y lo convirtió en un pájaro negro y estaría condenado a llorar en los bordes de los arroyos.

Ñandutí[editar]

Cuenta la leyenda sobre una dama muy bella y amable llamada Samimbi. Dos hombres, bravos guerreros [guaraníes], luchaban por su amor. Uno de los jóvenes se llamaba Yasyñemoñare (hijo de la luna) y el otro Ñanduguazú (ñandú).

Una noche en que Yasyñemoñare suplicaba a Tupã (Dios) que lo ayude a conquistar el amor de Samimbí, vio en lo alto de un enorme árbol una especie de encaje de color plateado, era perfecto y la luz de la luna lo hacía aún más bello. Esto deslumbró a Yasyñemoñare y entonces trepó al árbol para bajarlo y regalárselo a su amada.

En ese momento también pasó por allí Ñanduguazú, que al ver aquel tejido tan hermoso, se puso furioso por los celos al saber que su enemigo lo conseguiría antes que él. Sin pensarlo dos veces, le disparó una flecha. Yasyñemoñare cayó muriendo en el acto. Entonces, rápidamente Ñanduguazú trepó al árbol, pero cuando quiso tomarlo, sólo quedó en sus dedos el tejido que se rompió al instante, comprobando que se trataba de una tela de araña

El remordimiento persiguió por varios meses a Ñanduguazú, hasta que un día su madre logró sacarle el terrible secreto. La mujer pidió entonces a su hijo que la llevase hasta aquel árbol. Así lo hizo Ñanduguazú, y cuando ambos llegaron hasta el lugar, vieron con sorpresa que en ese mismo sitio se encontraba un tejido idéntico al anterior.

La mujer, queriendo consolar a su hijo, que desde la muerte de Yasyñemoñare vagaba sin rumbo por la selva, decidió regalarle un tejido igual al de aquel árbol. Para esto, la anciana se puso a estudiar con mucha atención la ida y venida de las arañas mientras hilaban con tal perfección hasta lograr aquel encaje. Entonces tomó sus agujas de tejer y empezó a copiar los círculos y rectas que las arañas dibujaban, y utilizando como hilo las hebras blancas de sus cabellos, logró reproducir aquel delicado y singular tejido.[2]

Pombero[editar]

El Pombero, también conocido como "Pomberito", es una especie de duende o espíritu de la mitología guaraní. Este mito es propio del acervo cultural de Paraguay, del noreste de Argentina, sur de Brasil y nordeste de Uruguay. Puede tener pelo blanco o negro. Puede llegar a ser tanto amigo como enemigo del hombre, según la conducta de este. Según se cuenta, el hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (aguardiente, en otros lados). Generalmente, la gente del campo le pide favores tales como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días, porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar. Es capaz de llevarse la cerveza de una reunión dejando a los invitados en estado de conmoción.

Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando, ensañando e incluso golpeando a esa persona. Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Se dice que si se le imita el silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente creyente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.

Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Puede molestar a sus enemigos tirándoles piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles o imitar voces de animales salvajes o aparecerse como un asno sin cabeza y cosas por el estilo. Abre puertas y ventanas con violencia. Anuncia su presencia por un silbido agudo en medio de la callada noche. Busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol, es otra forma de saber que el pombero está muy cerca. Se dice que le gusta rondar a mujeres embarazadas porque piensa que es el padre, o también a madres con bebés pequeños que no han sido bautizados y se les anuncia por las formas ya mencionadas.

Yasy Yatere[editar]

El Yasy Yateré es una especie de niño pequeño de la mitología guaraní. Su creencia se extiende por todo el territorio del Paraguay ,aunque también se lo conoce y se cree en la zona de influencia guaraní como el norte del Litoral argentino

Muchas de las características de este personaje se confunden con las del Pombero. El Yasy Yateré suele ser representado como un enano o un niño pequeño, desnudo, hermoso, de cabellos dorados, (en algunas variantes barbudo), con un sombrero de paja y un bastón de oro donde residen sus poderes mágicos .

Suele recorrer el monte a la hora de la siesta, atrayendo a los niños con un silbido hipnótico que imita al de un ave. Se dice que aparece sobre todo durante la época del avatiky (cosecha del choclo o maíz tierno) que gusta comer.

El Yasy Yateré se vale de su silbido o de su bastón mágico para atraer a los niños, a los que rapta. Los lleva al monte donde los retiene un tiempo para jugar con ellos y alimentarlos con miel y frutas. Luego los abandona o los deja enredados en un ysypo (liana).

Antes de abandonarlos, el Yasy Yateré los lame o los besa, dejándolos tontos o idiotas (tavy: akã tavy), mudos (ñe' engu) o sordomudos. Sin embargo, éstos se recuperan después de un cierto tiempo. En algunas zonas se cree que al cumplirse un año del rapto, el niño tiene un "ataque" con convulsiones (epilepsia).

En otras versiones, si el Yasy Yateré se cansa del niño, puede llevarlo al río donde lo ahoga.

Una forma de volver inofensivo a este personaje es quitándole su bastón dorado, sin el cual se carece de poderes. Entonces el Yasy Yateré se pone a llorar como un niño pequeño. Para conseguir esto, basta con embriagarlo con caña (aguardiente), bebida a la que es muy aficionado.

Otra forma de congraciarse con él es ofreciéndole pencas de tabaco, que se dejan en zonas aledañas a la casa o bien en los caminos de entrada al monte.

En la versión de Rosicrán de la mitología guaraní, Yasy Yateré es el cuarto hijo de Taú (espíritu del mal) y de Keraná (diosa del sueño). Es un mito Guaraní, con gran difusión en Paraguay y en algunas pocas partes de Argentina. Escritores de la provincia de Misiones lo describen como un hombre de baja estatura, algunos dicen que es un duende, de melena rubia, usa un sombrero de paja y lleva un bastón de oro el cual contiene sus "Poderes".

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. «Ta’u y Kerana – Así como te contaba abuela». Consultado el 23 de abril de 2016. 
  2. «Leyenda del ñandutí». abc. 16 de agosto de 2011. Consultado el 21 de septiembre de 2013. 

Enlaces externos[editar]