Usuario:Angie Mor/borrador

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La violación en la cultura popular[editar]

La representación de la violación sexual es común en los medios de comunicación en masa. Sara Projanski, profesora del departamento de cine y estudio de medios en la Universidad de Utah, hace un análisis de estudios culturales en películas y televisión que nos dice que “a pesar de que el número de representaciones explícitas de violación en el cine han variado durante la historia […] se mantiene un constante número alto de representación en las películas en general.”[1]: 28 

En las películas que tratan el tema de la violación se pueden identificar que las mujeres son vistas como vulnerables, aunque la relación entre la vulnerabilidad y las mujeres es compleja pues existen dos tipos de narrativas que pueden ser utilizadas. En primer lugar están aquellas películas que muestran la vulnerabilidad de la mujer como la causa de la violación. Este tipo de narrativa sugiere que las mujeres deben ser más autosuficientes para evitar ser violadas. El segundo por otro lado muestra como la violación de un mujer independiente la convierte en vulnerable, sugiriendo que el comportamiento independiente (algunas veces incluyendo a la sexualidad) pueden llevar a la violación.[1]: 30 

La violación también es un tema constante en las noticias y se puede notar que la manera en que ciertos eventos son cubiertos pueden ser vistos como problemáticos desde un punto de vista feminista, ya que muchas veces la violencia hacia las mujeres se ven como accidentes aislados culpando el crimen solamente en el color y clase social del perpetuador.[2][3]


Culpar a la víctima y tildar de prostituta[editar]

Culpar a la víctima es un fenómeno en donde a la víctima de un crimen o de un accidente se le atribuye parcial o completamente la responsabilidad de las transgresiones cometidas hacia ellos.[4]​ Un ejemplo de esto puedo tomar lugar cuando una víctima de un crimen, (en este caso de violación o asalto sexual), es cuestionada por la policía, en el hospital o en la corte con preguntas que sugieren que la víctima ha hecho algo, actuado en cierta manera, o llevaba puesto un atuendo que pudo provocar al perpetrador, por lo tanto diciendo que las transgresiones contra la víctima fueron su culpa.[5][6]​ Este es un ejemplo de culpar a la víctima cometido por las autoridades. Sin embargo esto puede ocurrir alrededor de compañeros de la víctima.[7][8]​ También, aunque no hay una gran discusión de la violación sexual facilitada en las casas, la poca información que se puede obtener de las escuelas, o agencias del gobierno, es muchas veces perpetua la cultura de la violación por el énfasis que se da a las técnicas de “como no ser violado”, vs. “como no violar.”[9][10]​ Estos es problemático por el estigma creado y transgredido control los individuos ya victimizados en lugar de estigmatizar las acciones agresivas de la violación sexual a los violadores.[10]

Tildar de prostituta es una variación de culpar a la víctima, que tiene que ver con la humillación de la conducta sexual. Es descrita como una forma en la que a las personas las hacen sentir culpable o inferior por ciertos comportamiento o deseos sexuales que se desvía de las expectativas tradicionales u ortodoxas del género.[11]

La defensa en el asalto sexual y el tratamiento[editar]

Enfermeras, doctores y otros miembros del equipo en un hospital son usualmente entrenados para lidiar con el bienestar emocional de las víctimas de violación sexual.[12]​ Los individuos que trabajan constantemente con víctimas después de la agresión son usualmente las primeras personas que la víctima ve después del evento traumático y pueden jugar un papel importante en su recuperación.[13]​ El personal de hospital que muestra comprensión y un comportamiento atento pueden ayudar a la víctima a tener un sentido de control y tener una actitud positiva acerca de su futuro a pesar de la su experiencia.[14]

Los defensores en la violación muchas veces juegan un papel importante en la recuperación de las víctimas de violación sexual. Un defensor en la violación sexual es un individuo, ya sea contratado o voluntario, que trabaja directamente con las víctimas de asalto sexual; abogando en el nombre de la víctima durante los procedimientos hospitalarios e informándoles acerca de sus derechos y recursos locales abiertos para ellos. Los defensores en violación sexual muchas veces entrenan por medios de agencias de servicio social y programas de recuperación para víctimas de asalto sexual. Dentro de las agencias de servicio social, se pueden encontrar defensores especializados en diferentes campos de asesoramiento, asistencia legal, terapia grupal y activismo.[15]

SlutWalk[editar]

SlutWalk es una organización feminista que fue formada en respuesta a la declaración pública hecha por el oficial de la policía de Toronto, Michael Sanguinetti, el 24 de Enero de 2011.[16]​ Mientras hablaba acerca de las violaciones sexuales en universidades en un foro de seguridad de la Universidad de York, Sanguinetti dijo que “las mujeres deberían evitar vestirse como putas para no ser víctimas.”[17]

Los movimientos SlutWalk y Besharmi Morcha son acreditados con la popularización del término por medio de reportes de protestantes en medios masivos angloparlantes de occidente.[18]​ Las manifestaciones intentan aumentar la conciencia acerca la cultura de violación – que es definido como una cultura en donde “la violencia sexual es tanto invisible como inevitable – y buscan terminar con la tilda a prostitutas y la culpa a la víctima.[19][20]​ Uno de los principales goles de esta organización es destruir el estigma que muchas veces se le da a las víctima de violación o asalto sexual. Algunas ciudades que han sido sedes de SlutWalk incluyen, pero no se ven limitada a: (En Estados Unidos) Seattle, Boston, Chicago, Spokane, Austin y Filadelfia.[cita requerida] La SlutWalk original tomo lugar en la ciudad de Toronto, Canadá.[16]

Críticas[editar]

RAINN, una de las principales organizaciones contra la violencia sexual en Norteamérica, en un reporte detallando las recomendaciones a la Casa Blanca para combatir la violación en los campus universitarios, desacredita el énfasis excesivo en el concepto de cultura de violación como una manera de prevenir la violación y una causa de la violación diciendo, “En los últimos años, ha habido una desafortunada tendencia de culpar a la ‘cultura de la violación’ por el problema extensivo de la violencia sexual en las universidades. Mientras que si ayuda establecer barreras sistemática para abordar el problema, es importante no perder de vista un simple hecho: La violación no es causada por factores culturales sino por decisiones consientes, de un pequeño porcentaje de la comunidad, de cometer un crimen violento.”[21]​ Es estimado que en las universidades, 90% de las violaciones son hechas por 3% de la población masculina, aunque es estipulado que no se tienen número confiable para perpetuadores femeninas. RAINN argumenta que la violación es producto de individual que han decidido no tomar en cuenta el abrumador mensaje cultural que la violación es mala. El reporte argumenta que una tendencia hacia el enfoque de los factores culturales que supuestamente condonan la violación “tiene el paradójico efecto de hacer más difícil la detención de la violencia sexual, ya que mueve la concentración en el individuo que actuó mal, y aparentemente reduce la responsabilidad de sus propias acciones.”[22]

Caroline Kitchens, en un artículo del 2014 en la revista Time titulado “Es Tiempo de Terminar Con la ‘Cultura de Violación’” se sugería que “Aunque la violación es ciertamente un problema serio, no hay evidencia de que sea considerada una normal cultural. […] En los campus universitarios, la obsesión con la eliminación de la ‘cultura de violación’ ha llevado a censura e histeria.”[23]​ Heather MacDonald sugiere que “En una deliciosa ironía histórica, los baby boomers que desmantelaron la arquitectura intelectual de la universidad en favor del sexo desenfrenado y protesta han burocratizado ambos.”[24]​ Según Joyce E. Williams, “la mayor crítica de la cultura de la violación y la teoría feminista de la cual emana es la implicación monolítica que en última instancia todas las mujeres son victimizadas por todos los hombres.”[25]

Christina Hoff Sommers ha cuestionado la existencia de la cultura de violación, argumentando que el común “una de cuatro mujeres será violada durante su vida” argumento es basado en un estudio imperfecto, pero frecuentemente citado porque ayuda a los grupos anti-violación de la universidades a recibir fondos. Sommers también ha examinado y criticada muchos otros estudios de violación por su metodología y estados, “Hay muchas investigaciones que estudian la victimización de la violación, pero estos sus relativamente bajas figuras no generan titulares.”[26]

Sommer y otros[27]​ específicamente han cuestionado el estudio de 1984 de Mary Koss, usualmente citado, que declara que 1 en cada 4 mujeres universitarias han sido víctimas de violación, atribuyendo carga exagerada a la violación de mujeres y minimizando la incidencia de hombres como víctimas de sexo no consensual. Según Sommers, hasta 73% de los sujetos en el estudio de Koss no estuvieron de acuerdo con la caracterización de haber sido violados,[28]​ mientras otros han dicho que el estudio de Koss se enfocó en la victimización de las mujeres, minimizando la significancia de la victimización sexual de los hombres,[27]​ aunque su propios datos indican que en uno de cada siete universidades los hombres han sido víctimas de sexo sin consentimiento.[29]​ Sommers nos dice que Koss deliberadamente delimitó la definición de los encuentros de sexo sin consentimiento para hombres a instancias en donde los hombres fueron penetrados.[30]

Otros escritores, como bell hooks, han criticado el paradigma de la cultura de violación al tener un enfoque muy delimitado; en 1984 ella escribió que se ignora el lugar de la violación en una “cultura de la violencia” general.[31]​ En 1993 contribuyó con un capítulo de un libro acerca de la cultura de la violación, enfocándose en la cultura de violación en un contexto patriarcal de la cultura negra.[32]

Barbara Kay, una periodista canadiense, ha criticado a la feminista Mary Koss por su discusión de la cultura de la violación, describiendo que la noción que “la violación representa un comportamiento extremo pero uno que continúa con el comportamiento masculino normal dentro de la cultura” habla “remarcablemente de misandria.[33]

Jadaliyya, una iniciativa académica por el Instituto de Estudios Árabes, publicó otra crítica acerca del concepto de cultura de violación, criticando la apropiación del término por el orientalismo para promover los estereotipos racistas de hombres árabes y musulmanes, así como los estereotipos de acerca de los asiáticos del sur en los medios y academia occidentales. La crítica crea conexiones entre los reportes de prensa demonizando a los hombres del Medio Oriente y el Sur de Asia como “racialmente propensos a violar” y tácticas similares utilizadas por los ingleses como parte de la campaña de propaganda racista Anti-India durante la rebelión de 1857, nombrando a los hombres de la resistencia como violadores.[34]

En 2008 la ONU condujo el ‘Estudios Multi-nacional de Hombres y Violencia en Asia y el Pacífico’ en seis países a lo largo del continente asiático. Sus conclusiones, publicadas en 2013, parecen indicar que un gran número de hombres en países asiáticos admiten haber participado en alguna forma de violación sexual.[35]​ La conclusión general del estudio acerca de los altos niveles de violación sexual ha sido reconocido como creíble; sin embargo, se han hecho preguntas acerca de su exactitud, perpetuando el debate de cómo las sociedades perciben la violación sexual y las normas sociales. Una inspección a la metodología del estudio revela preguntas acerca de las definiciones culturales de la violación sexual, el tamaño de la muestra, el diseño del cuestionario, y la exactitud lingüística, lo que subraya los diferentes obstáculos al tratar de cuantificar la prevalencia de la violación sexual.[36]

  1. Benedict, Helen (1992). Virgin of Vamp: How the Press Covers Sex Crimes. Nueva York: Oxford University Press. 
  2. Meyers, Marian (1997). News Coverage of Violence against Women. California: Sage. 
  3. Buchwald, Emilie (1985). Boxelder bug variations : a meditation on an idea in language and music. Minneapolis, Minn.: Milkweed Editions. ISBN 0915943069. 
  4. Cole, J; Logan, TK (Feb 2008). «Negotiating the challenges of multidisciplinary responses to sexual assault victims: sexual assault nurse examiner and victim advocacy programs.». Research in Nursing and Health 31 (1): 76-85. doi:10.1002/nur.20234. 
  5. Fehler-Cabral, G; Campbell, R (2011). «Adult sexual assault survivors' experiences with sexual assault nurse examiners (SANEs)». Journal of Interpersonal Violence 26 (18). doi:10.1177/0886260511403761. 
  6. Reddington, ed. by Frances P.; Kreisel, Betsy Wright (2005). Sexual assault : the victims, the perpetrators, and the criminal justice system. Durham, N.C.: Carolina Academic Press. ISBN 9780890893340. 
  7. Sanday, Peggy Reeves (2007). Fraternity gang rape : sex, brotherhood, and privilege on campus (2nd ed. edición). New York: New York University Press. ISBN 9780814740385. 
  8. Schwartz, RH; R Milteer (June 2000). «Drug-facilitated sexual assault ('date rape')». Southern Medical Journal: 558-561. 
  9. a b Basile, KC; Lang, KS (April 2002). «Report from the CDC: Evaluability assessment of the rape prevention and education program: summary of findings and recommendations». Journal of Women's Health 14 (3): 201-207. 
  10. Albury, Kath; Crawford, Kate (18 de mayo de 2012). «Sexting, consent and young people's ethics: Beyond Megan's Story». Continuum: Journal of Media & Cultural Studies 26 (3): 463-473. doi:10.1080/10304312.2012.665840. «Certainly the individualizing admonishment to 'think again' offers no sense of the broader legal and political environment in which sexting might occur, or any critique of a culture that requires young women to preserve their 'reputations' by avoiding overt demonstrations of sexual knowingness and desire. Further, by trading on the propensity of teenagers to feel embarrassment about their bodies and commingling it with the anxiety of mobiles being ever present, the ad becomes a potent mix of technology fear and body shame.» 
  11. «Emergency Nurses Association». ENA. Consultado el 4 June 2013. 
  12. «Receiving Medical Attention». Rainn. Consultado el 4 June 2013. 
  13. «The Effectiveness of Sexual Assault Nurse Examiner (SANE) Programs». National Resource Center on Domestic Violence. Consultado el 4 June 2013. 
  14. «Sexual Assault & Family Trauma (SAFeT) Response Center». Lutheran Community Services Northwest. Consultado el 4 June 2013. 
  15. a b «SlutWalk Toronto». WordPress. Consultado el 4 June 2013. 
  16. Rush, Curtis (February 18, 2011). «Cop apologizes for ‘sluts' remark at law school». Toronto Star (Toronto). Consultado el 29 de mayo de 2011. 
  17. Gibson, Megan (12 August 2011). «Will SlutWalks Change the Meaning of the Word Slut?». TIME Magazine. Consultado el 18 October 2011. 
  18. «Slutwalk Joburg takes to the streets». Times LIVE. 23 September 2011. Consultado el 18 October 2011. 
  19. «FAQ». Slutwalk NYC. Consultado el 18 October 2011. 
  20. http://www.rainn.org/news-room/rainn-urges-white-house-task-force-to-overhaul-colleges-treatment-of-rape
  21. http://rainn.org/images/03-2014/WH-Task-Force-RAINN-Recommendations.pdf
  22. Kitchens, C. (2014). It’s Time to End ‘Rape Culture’ Hysteria. Time Magazine, March 20, 2014.
  23. MacDonald, H. (2008). The Campus Rape Myth. City Journal, Winter 2008, 18 (1).
  24. Williams, Joyce E. (31 December 2010). George Ritzer, J. Michael Ryan, ed. The Concise Encyclopedia of Sociology. Wiley-Blackwell. p. 493. ISBN 978-1405183529. 
  25. Sommers, Dr. Christina Hoff. Researching the "Rape Culture" of America. Retrieved 4 March 2010.
  26. a b Gilbert, Neil. Realities and mythologies of rape. Society, Jan-Feb 1998 v35 n2 p356(7)
  27. Christina Hoff Sommers, Who Stole Feminism? How Women Have Betrayed Women, Simon and Schuster, 1994, 22. ISBN 0-671-79424-8 (hb), ISBN 0-684-80156-6 (pb), LCC HQ1154.S613, p. 213
  28. Robin Warshaw, I Never Called It Rape, Harper & Row, 1988 (cited here)
  29. Christina Hoff Sommers, Who Stole Feminism? How Women Have Betrayed Women, Simon and Schuster, 1994, 22. ISBN 0-671-79424-8 (hb), ISBN 0-684-80156-6 (pb), LCC HQ1154.S613
  30. bell hooks, Feminist Theory: From Margin to Center, quoted in Feminism is for Everybody by bell hooks, ISBN 0-89608-628-3
  31. hooks, bell (1993). «Editor's Preface». En Buchwald, Emilie; Fletcher, Pamela; Roth, Martha, eds. Transforming a Rape Culture. Milkweed Editions. p. 391. ISBN 0915943069. 
  32. Barbara Kay, (2014) ‘Rape culture’ fanatics don’t know what a culture is", National Post, http://fullcomment.nationalpost.com/2014/03/08/barbara-kay-rape-culture-fanatics-dont-know-what-a-culture-is/
  33. Gupta, Amith (2 January 2013). «Orientalist Feminism Rears its Head in India». Academic. Arab Studies Institute. Consultado el 28 January 2013. 
  34. Multi-country Study on Men and Violence in Asia and the Pacific
  35. «How many men in Asia admit to rape?». Article. BBC. 1 November 2013.