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Síntoma (psicoanálisis)[editar]

El síntoma para el psicoanálisis es una de las formaciones del Inconsciente cuya principal característica es ser una formación transaccional de fuerzas opuestas en conflicto. Se trata de un acto nocivo o inútil que el sujeto realiza contra su voluntad experimentando sufrimiento que puede agotar su energía psíquica y llegar incluso a incapacitacitarlo para realizar otras actividades. Todos los síntomas psicoanalíticos poseen un sentido inconsciente aunque el sujeto lo ignore. El síntoma es uno de los resultados posibles de un proceso epresivo.

Definición[editar]

Los síntomas son actos nocivos o inútiles que el sujeto realiza contra su voluntad, experimentando displacer, sufrimiento y a veces incluso dolor, que agotan su energía psíquica y algunas veces lo incapacitan para realizar otras actividades. Todos los síntomas psicoanalíticos poseen un sentido inconsciente aunque el sujeto lo ignore.

Síntoma para el psicoanálisis no es lo mismo que síntoma para la psiquiatría. Por ejemplo, los signos de la esquizofrenia no cumplen con los requisitos para ser llamados síntomas desde el punto de vista psicoanalítico pero sí para la psiquiatría.

Historia[editar]

Primera teoría del síntoma[editar]

La primera teoría psicoanalítica del síntoma aparece en 1895 cuando Breuer y Freud recién estaban descubriendo el Inconsciente. En ese momento descubrieron en sus pacientes histéricas que cuando el sentido del síntoma llegaba a ser comprendido por la conciencia de la paciente el síntoma desaparecía. Este fue el primer método terapéutico ideado por Freud: hacer consciente lo inconciente.

En esa época Josef Breuer y Sigmund Freud pensaban que la génesis de los síntomas histéricos que estaban tratando era un proceso anímico cargado con intenso afecto al cual se le había impedido el acceso a la Conciencia, y por lo tanto la abreacción, por lo cual el efecto estrangulado había optado por una vía alternativa y en vez de llegar a la Conciencia había encontrado su desagote en una inervación corporal, es decir, en una conversión.

Las oportunidades en que se engendraron esas representaciones patógenas fueron designadas traumas psíquicos. Era la época de la teoría de la seducción.

Freud creía que cuando una nueva escena activaba el recuerdo de esas tempranas escenas de seducción, el síntoma aparecía como sustituto de ese recuerdo: en vez de recordar se hacía un síntoma histérico.Es por eso que ellos utilizaban el método catártico y la abreacción como métodos terapéuticos para levantar los síntomas. Aún desconocían la etiología sexual de los síntomas, el concepto de represión y el concepto de transferencia.[1][2]

Segunda teoría del síntoma[editar]

Cuando Freud descubre la represión, postula su segunda teoría del síntoma. En ella sostiene que lo reprimido inconciente puede procurarse una descarga dando rodeos porque conceptualiza el retorno de lo reprimido. Entonces el síntoma pasa a ser el resultado de una formación de compromiso entre el deseo y la defensa. La represión se produce porque la satisfacci¢n de esa pulsión provocaría un displacer muy grande al Yo. El síntoma no es más que una satisfacción sustitutiva del deseo reprimido pero desfigurado y desviado de su meta por la resistencia del Yo. El síntoma es un sustituto de una satisfacci¢n pulsional interceptada resultado de un proceso represivo.

Por eso, para el psicoanálisis, a diferencia de la psiquiatría, las actuaciones no son síntomas, las adicciones no son síntomas, los delirios no son síntomas, ni las alucinaciones, el fetichismo, voyeurismo, sadismo, masoquismo, la angustia o la inhibición, porque no cumplen con los requisitos de ser formaciones transaccionales entre un deseo y una defensa.

Por ejemplo, la impotencia sexual, la frigidez o la eyaculación precoz no son síntomas sino inhibiciones de funciones sexuales. En ellas el Yo renuncia a funciones que le competen para no tener que realizar una represión. La inhibición, a diferencia del síntoma, es algo que sucede dentro del Yo.

La angustia, en cambio, funciona como una señal que le avisa al sujeto de un peligro eminente por lo cual tampoco es un síntoma desde el punto de vista psicoanalítico.

Teoría del síntoma en Lacan[editar]

Esta satisfacción sustitutiva a la que se refiere Freud el sujeto no la siente como placentera sino como dolorosa y esto es lo que más tarde Lacan va a conceptualizar como goce.

Para Jacques Lacan el síntoma no es más que su formulación, su puesta en palabras, un síntoma hablado por el paciente. El síntoma es lo que el paciente cuenta de su síntoma a su analista, quien lo escucha y lo interpreta. Para el psicoanálisis el síntoma no es el afecto o la vivencia sino un hecho del discurso porque conocemos sólo el texto que el paciente relata en sesión.

El síntoma es una de las formaciones del Inconsciente.

Para Lacan el síntoma es el significante de un significado reprimido de la conciencia del sujeto, lo reprimido es el significado, y el síntoma que aparece es su significante. El síntoma, como formación del Inconsciente debe ubicarse en relación al discurso del Amo porque el síntoma incluye el discurso del Otro en el secreto de su desciframiento: el Inconsciente es el discurso del Otro, es el discurso Amo.

Lo propio del psicoanálisis es operar sobre el síntoma mediante la palabra, ya sea la palabra del paciente en su relato, ya sea la palabra del analista en su interpretación. El síntoma analítico es un síntoma que habla y se vuelve hablante a partir del momento en que es desplegado en el análisis. El analista levanta síntomas con su palabra y eso prueba que el síntoma está en la estructura misma del lenguaje. Para Lacan los síntomas son efectos del lenguaje, no hay una esencia de la enfermedad, los fenómenos psicopatológicos son efectos que la estructura del significante produce en el sujeto. Pero no son solamente lenguaje, el síntoma es una manera que encuentra el sujeto de gozar. Gozar que no es placer, sino una satisfacción paradójica que implica a las pulsiones parciales y conlleva a la vez sufrimiento.

Bibliografía[editar]

  1. Estudios sobre la histeria.
  2. Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos
  • Freud Sigmund (1984). «Conferencia 17: El sentido de los síntomas». Conferencias de introducción al psicoanálisis. Amorrortu editores. pp. 235/249. ISBN 950-518-591-X. 
  • Freud Sigmund (1984). «Conferencia 23: Los caminos de la formación de síntomas». Conferencias de introducción al psicoanálisis. Amorrortu editores. pp. 326/343. ISBN 950-518-591-X. 
  • Freud Sigmund (1985). «Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar (Breuer y Freud 1893)». Estudios sobre la histeria. Amorrortu editores. pp. 27/44. ISBN 950-518-578-2. 
  • Freud Sigmund (1985). «Inhibición, síntoma y angustia». Sigmund Freud Obras Completas, tomo XX. Amorrortu editores. pp. 71/164. ISBN 950-518-596-0. 
  • Conferencia en Ginebra sobre el s¡ntoma en "Intervenciones y Textos 2" de ed. Manantial. 
  • Funci¢n y campo de la palabra y del lenguaje en psicoan lisis" en Escritos 1. 

Sigue[editar]

Lo que queda de su primer teor¡a del trauma son las nociones de s¡ntoma como sustituto, y que lo que se sustituye tiene que ver con la vida sexual del enfermo.

En las neurosis los s¡ntomas no se originan nunca a costa de las pulsiones sexuales denominadas normales, sino a costa de la sexualidad anormal.

Para hablar de s¡ntomas hay que referirse a la neurosis: ni la psicosis ni la perversi¢n hacen s¡ntomas para Freud.

Para hablar de neurosis hay que hablar de conflicto en el aparato ps¡quico, el conflicto se da porque existe la represi¢n como defensa frente a mociones pulsionales prohibidas, la represi¢n se produce porque la satisfacci¢n de esa pulsi¢n provocar¡a un displacer muy grande al Yo.

Esta ser¡a una de las acepciones de represi¢n: represi¢n como defensa. Hay otras defensas posibles. Ni en la psicosis ni en la perversi¢n hay represi¢n, por eso no se habla de conflictos ni de s¡ntomas.

Eso no quiere decir que en un perverso pueda aparecer algo que le haga s¡ntoma gracias al trabajo anal¡tico, si es que en alg£n punto le funciona la represi¢n. Eso es lo que intenta el analista para trabajar.

En el neur¢tico, un fragmento de su personalidad tiene ciertos deseos, y otra parte de su personalidad se revuelve contra tales deseos y se defiende contra ellos, provocando la represi¢n. Por ejemplo: el ello tiene un deseo sexual, y el Yo se niega a llevarlo a cabo, entonces reprime.

Sin un conflicto de esta clase no hay neurosis. El aparato ps¡quico pensado por Freud es un aparato continuamente en conflicto.

Los s¡ntomas aparecen por los deseos insatisfechos. Es la significaci¢n sexual que el paciente no puede tolerar, que tienen que ver con la vida sexual del enfermo, lo que desencadena la represi¢n.

Esta satisfacci¢n el sujeto no la siente como placentera, sino como dolorosa, esto es lo que mas tarde Lacan va a conceptualizar como goce. Los s¡ntomas sustituyen una modificaci¢n del mundo exterior (acci¢n) por una acci¢n interior (modificaci¢n som tica, por ejemplo, en la histeria).

Sustituyen un acto (sexual) por una adaptaci¢n. Como el sue¤o, los s¡ntomas presentan algo en estado de realizaci¢n, procurando al paciente una satisfacci¢n al modo infantil, mediante una condensaci¢n y un desplazamiento.

Partiendo del an lisis de los s¡ntomas se llega a conocer los sucesos infantiles a los cuales qued¢ fijada la libido. Pero lo interesante que descubre Freud es que tiene la misma importancia que esos sucesos infantiles hallan sido reales o fantaseados.

Este es el concepto de realidad ps¡quica. Las fantas¡as producen el mismo efecto que los hechos reales, y pueden producir s¡ntomas tambi‚n.

Las fantas¡as poseen realidad ps¡quica en Freud. En la histeria, por ejemplo, las fantas¡as se convierten en s¡ntomas.

El sentido del s¡ntoma reside en un v¡nculo con el vivenciar del paciente. Cuanto mas individual sea el s¡ntoma tanto mas f cilmente lograremos establecer el nexo de su sentido. La tarea del analista es para una idea sin sentido y una acci¢n carente de fin, descubrir aquella situaci¢n del pasado en que la idea estaba justificada y la acci¢n respond¡a a un fin.

Las actuaciones no son s¡ntomas, las adicciones no son s¡ntomas, los delirios no son s¡ntomas para al psicoan lisis, ni las alucinaciones, el fetichismo, voyeurismo, sadismo, masoquismo, etc, no son s¡ntomas, la angustia no es un s¡ntoma. No son s¡ntomas porque no cumplen con los requisitos de la formaci¢n de s¡ntomas, no son formaciones transaccionales entre un deseo y una defensa, no son producto de la represi¢n.

DIFERENCIAS ENTRE INHIBICION, SINTOMA Y ANGUSTIA[editar]

La inhibici¢n no necesariamente designa algo patol¢gico, se puede dar ese nombre a una limitaci¢n normal de una funci¢n. S¡ntoma en cambio equivale a indicio de un proceso patol¢gico Las inhibiciones son limitaciones funcionales del Yo, esta es la definici¢n de inhibici¢n. Siempre se refieren a una funci¢n. A veces son renuncia a ciertas funciones para evitar la aparici¢n de la angustia. Pueden ser inhibiciones de funciones sexuales, como la impotencia o la frigidez, la eyaculaci¢n precoz, etc. Puede ser de funciones nutricias, como la anorexia. Pueden ser inhibiciones intelectuales, problemas para estudiar o para trabajar. Pueden ser problemas para dormir: el insomnio es una inhibici¢n, las apat¡as y el desgano de las depresiones. Un s¡ntoma significa que hubo represi¢n, pero en las inhibiciones el Yo renuncia a funciones que le competen para no tener que realizar una represi¢n, para evitar un conflicto con el ello, o con el super yo. En cambio el s¡ntoma no es un proceso que suceda dentro del Yo como las inhibiciones, pues es un sustituto de una satisfacci¢n pulsional interceptada, es el resultado de un proceso represivo, y esta represi¢n la llev¢ a cabo justamente el Yo o el Super Yo. Por eso muchas veces se dice "convertirlo en s¡ntoma". Cuando un paciente aparece con algo que para nosotros es un problema, pero a ‚l no le molesta, por ejemplo la frigidez, no se lo considera un s¡ntoma, pero el analista puede intentar convertirlo en algo molesto para el paciente, o que le haga una pregunta, y hacerlo sintom tico. Porque si se hace sintom tico, se puede analizar, sino no.

La angustia funciona como una se¤al que nos avisa de un peligro eminente: el peligro de la castraci¢n. Tan pronto como discierne el peligro real de la castraci¢n, el Yo da la se¤al de angustia. Por ejemplo: una histeria de angustia es anterior a una neurosis f¢bica. Si el paciente logra armar un s¡ntoma, entonces desaparece la angustia como desarrollo de afecto displacentero y aparece una fobia: por ej: fobia a animales. Los s¡ntomas son creados para evitar la situaci¢n de peligro (1925/26) que es se¤alada mediante el desarrollo de angustia. El s¡ntoma ac protege contra el peligro externo, no contra la angustia. La angustia fuerza al Yo a reprimir, y entonces lo placentero se transforma en displacentero y aparece el s¡ntoma. El miedo es miedo al objeto, la angustia es sin objeto dice Freud, Lacan va a decir que la angustia no es sin objeto, ese objeto ese el plus de goce, aunque no es nombrable se traduce en plus de goce, sin este objeto no hay angustia: es el objeto a (petit a), la plusval¡a. La angustia designa cierto estado como de expectativa frente al peligro y de preparaci¢n para ‚l, aun si el peligro es desconocido. El miedo requiere de un objeto determinado en presencia del cual uno se siente, dice Freud.

El s¡ntoma en la neurosis obsesiva[editar]

En toda obsesi¢n hay dos cosas:

1) una idea que se impone al paciente

2) un estado emotivo asociado que puede ser la ansiedad, la duda, el

   remordimiento o la c¢lera.

El estado emotivo es lo principal, pues permanece inalterado, en cambio la idea asociada var¡a. La idea asociada obsesiva no es nunca la idea original, siempre es un reemplazo, un sustituto. Recordemos la definici¢n que hab¡amos dado de s¡ntoma, ademas la definici¢n de represi¢n, que divid¡a el afecto de la idea, la idea se iba al Icc y el afecto quedaba. Al reemplazar esta idea original por la nueva y ligarla al afecto original realiza un enlace falso y esto es lo que le da el car cter absurdo a las ideas obsesivas. La desaparici¢n del estado emotivo se vuelve imposible por el hecho mismo de la sustituci¢n. El afecto no es suprimido sino desplazado, y por este desplazamiento se vulve irreconocible. El obsesivo disoci¢ la idea del afecto, pero ¨que pas¢ con el afecto? permaneci¢ en el psiquismo. La definici¢n de Freud de representaciones obsesivas en 1896 ("Nuevas aportaciones sobre las neuropsicosis de defensa") es que son reproches mudados que retornan de la represi¢n y estan referidos siempre a una acci¢n de la infancia. Mudados significa que los reproches formados nunca ingresan inalterados a la conciencia, lo que deviene conciente como representaci¢n y afectos obsesivos, sustituyendo el recuerdo pat¢geno en el vivir conciente, son formaciones de compromiso entre las representaciones repudiadas y las represoras. Lo que el paciente registra concientemente son productos desfigurados por la represi¢n.

d) El cuarto per¡odo se caracteriza por el retorno de los recuerdos reprimidos, fracaso de la defensa, en este momento los recuerdos reanimados y los reproches surgidos por estos recuerdos no pasan nunca a la conciencia sin sufrir grandes alteraciones, y as¡, aquello que se hace conciente como idea obsesiva y que sustituye el recuerdo pat¢geno en la conciencia, es una transacci¢n entre las representaciones reprimidas y las represoras.

Estos s¡ntomas transaccionales son el retorno de lo reprimido. Pero resulta que no todo termina ah¡: al lado de estos s¡ntomas aparecer n otros, resulta que el Yo intentar defenderse de las ramificaciones del recuerdo reprimido, y en esta segunda lucha defensiva que es la defensa secundaria crea nuevos s¡ntomas secundarios a los anteriores.

e) Estos s¡ntomas son las medidas preventivas que sirven para luchar contra las representaciones y los afectos obsesivos. Son las medidas de penitencia: ceremoniales molestos, observaci¢n de los n£meros; las medidas de preservaci¢n: fobias, superstici¢n, minuciosidad, incremento de los esr£pulos y el miedo a delatarse, aturdimiento. Si estos s¡ntomas auxiliares consiguen reprimir de nuevos los s¡ntomas del retorno de lo reprimido impuestos al Yo, entonces la obsesi¢n se transferir a las medidas preventivas mismas, y crear n: Una tercera forma de la neurosis obsesiva: los actos obsesivos. Estos actos no son nunca primarios no contienen otra cosa que una defensa, jamas una agresi¢n. Resultan explicables si los referimos al recuerdo contra el cual combaten. El afecto aparece como dislocado, lo llamativo es su enlace a una idea que no es digna de ‚l, pero el afecto siempre es verdadero y justificable. Hay dos clases de s¡ntomas obsesivos: 1) s¡ntomas negativos, mas antiguos, precauciones y prohibiciones. 2) formaciones sustitutivas El s¡ntoma obsesivo 2 para Freud se da en dos tiempos: a la acci¢n que ejecuta cierto precepto sigue inmediatamente una segunda acci¢n que cancela la anterior (ejemplo del hombre de las ratas que pone la piedra en el camino y luego la saca) y la deshace. Es una anulaci¢n retroactiva, hay dos acciones sucesivas, que se contradicen entre s¡, y una anula a la otra, entonces el s¡ntoma se desarrolla en dos tiempos: la primera escena es cancelada por el segundo acto de la anulaci¢n.

Mecanismos de defensa de la neurosis obsesiva:

  • aislamiento
  • anulaci¢n
  • formaci¢n reactiva
  • regresi¢n
  • transformaci¢n en lo contrario

Diferencia entre neurosis obsesiva e histeria en cuanto al s¡ntoma[editar]

En la histeria existe siempre una regresi¢n de la libido a los primeros objetos sexuales de naturaleza incestuosa, pero falta todo retorno a una fase primaria de la organizaci¢n sexual, siendo, en cambio, la represi¢n la que desempe¤a en el mecanismo de esta enfermedad el papel principal. Recordemos las fases: oral primaria canibal¡stica-oral s dico-anal: retenci¢n y expulsi¢n f lica genital Al contrario de lo que sucede en la histeria, que queda en la fase f lica, el proceso que en la neurosis obsesiva presenta mayor importancia y regula la aparici¢n de los s¡ntomas es la regresi¢n de la libido a la fase s dico-anal. El impulso amoroso tiene que presentarse en estos casos bajo una m scara s dica, y la representaci¢n obsesiva "quisiera matarte" no significa otra cosa que "quisiera gozarte". A esto simult neamente se le corrsponde una regresi¢n con respecto al objeto y por eso tales impulsos recaen sobre las personas mas pr¢ximas y amadas. Recordemos el hombre de las ratas cuya obsesi¢n consist¡a en que algo malo le suceder¡a a su padre y su amada. Pero tambi‚n aqu¡ la represi¢n desempe¤a un important¡simo papel, pues la regresi¢n de la libido no podr¡a producir por s¡ s¢la y sin el acompa¤amiento de la represi¢n una neurosis, sino que conducir¡a a una perversi¢n. En la obsesi¢n la separaci¢n del afecto lleva al mecanismo de defensa que es el aislamiento, mas que le represi¢n pura como en la histeria, lo que aparece ac es el aislamiento. La diferencia en la tramitaci¢n del afecto es lo que marca la diferencia con la histeria, en el obsesivo el afecto no tiene descarga. El obsesivo se angustia, como el f¢bico o en la histeria de angustia, en cambio en la histeria de conversi¢n no aparece la angustia, porque hubo facilitaci¢n som tica, descarga. En la segunda teor¡a de las pulsiones, la regresi¢n se debe a la defusi¢n instintual que tiende a separar pulsiones de vida de pulsiones de muerte. Los componentes er¢ticos amorosos que se hab¡an sumado a las investiduras destructivas de la fase s dico-anal en la fase f lica, son separados por esta regresi¢n, entonces se forma un Super Yo sever¡simo y muy s dico, duro, martirizador, desamorado, a ra¡z de esta defusi¢n y la regresi¢n. De los numerosos cuadros sintom ticos que presenta la neurosis obsesiva, los mas importantes son los provocados por la presi¢n de las pulsiones sexuales intensamente s dicas, o sea perversas, con respecto a su fin. Los s¡ntomas obsesivos son medios de defensa contra tales deseos s dicos, y por eso las formaciones reactivas dominan el cuadro cl¡nico como forma de tramitar el conflicto de ambivalencia. Por eso es caracter¡stico del obsesivo la ambivalencia amor-odio y la duda cont¡nua, Freud dice: "quien duda de su amor tiene que dudar de todo".

Lacan[editar]

El síntoma es una de las formaciones del Icc. Lo propio del psicoan lisis es operar sobre el síntoma mediante la palabra, ya sea la palabra del paciente en su relato, ya sea la palabra del analista en su interpretación. El síntoma analítico es un síntoma que habla, y se vuelve hablante a partir del momento en que es desplegado por el an lisis.

El síntoma es su formulación, su puesta en palabras, el síntoma de la clínica freudiana es un síntoma hablado por el paciente, es lo que el paciente cuenta de su síntoma, y es un síntoma hablante en la medida en que encuentra el interlocutor válido en el el proceso analítico; el analista que lo escucha y lo interpreta.

Para Lacan la lectura pasa por lo textual, por el significante, hay un determinante significante del síntoma. Para Lacan el síntoma es el significante de un significado reprimido de la conciencia del sujeto, lo reprimido es el significado, y el síntoma que aparece es su significante. En la neurosis permanecemos siempre en el orden simbólico, con esa duplicidad del significado/significante que Freud traduce por el compromiso neurótico.

El síntoma incluye el discurso del otro en el secreto de su desciframiento, el Icc es el discurso del otro, es el discurso amo, es por eso que Lacan va a decir que el síntoma, como formación del Inc. debe ubicarse en relación al discurso del Amo.

El mecanismo que Freud individualizó respecto de la neurosis es la represión, que implica una sustracción de satisfacción pulsional.

Lacan supo reconocer aquí un mecanismo significante de sustitución metafórica: un significante expulsa a otro, y esta es la estructura de la represión. Este otro no es un significante cualquiera, sino el del trauma sexual, sea el que fuere, que expulsado sigue estando presente, latente, en la metonimia de las asociaciones del paciente, y es correlativo de un efecto de p‚rdida que Lacan denomina castración de goce.

Lo reprimido aparece ahí donde fue reprimido, en ese lugar, en el elemento mismo de los simbolos, y bajo una m scara. El síntoma aparece como enigm tico para el paciente porque desconoce la verdad deseante que allí se pone en juego. En su car cter enigm tico el síntoma evoca la verdad, verdad desconocida para el paciente y que el psicoan lisis le ayuda a descubrir.

Es la verdad de su propio deseo, verdad singular para cada sujeto. Si el dispositivo de la cura analítica afecta lo real del síntoma es porque entre el síntoma y la palabra hay una medida com£n, el analista levanta síntomas con su palabra, y eso demuestra que el síntoma est estructurado en la estructura misma del lenguaje.

Pero ademas el síntoma es real, y la palabra es simbólica, en ese sentido el síntoma se debería a un defecto de simbolización, porque lo real es lo no simbolizable, así el síntoma sería algo reprimido que no pudo ser puesto en palabras: cuando es puesto en palabras desaparece. El síntoma constituye un centro de opacidad en el paciente porque no fue verbalizado, no se hizo palabra. Esto significa que los pacientes igmoran siempre el sentido de sus síntomas.

El síntoma desaparece en cuanto se hace palabra, es eso lo que Lacan llama el momento de la palabra plena en que la verdad se pudo verbalizar.

La cura dentro del psicoan lisis sería entonces una cura por simbolización, que opera dando significación retroactiva a lo que permaneció opaco hasta ese momento para el sujeto. Para Lacan el síntoma es el mutismo del sujeto que se supone hablante. Si no habla, el paciente act£a en el peor de los casos, y en el mejor de los casos hace síntomas. De lo que se trata en el an lisis es de hacerlo hablar, pero no de hablar de cualquier cosa, palabra vacía, sino de su verdad.

El nudo sintomal anuda la aparición de los síntomas, siempre abordamos lo angustiante desde el síntoma, la angustia es lo £nico que no miente, es lo que va a indicar la presencia del deseo en an lisis, pero si el monto es muy grande no se puede trabajar, es importante escuchar cuando aparece la angustia y ahí parar al paciente y trabajar sobre eso, si no aparece no se puede analizar.

El síntoma est fundado en la existencia del significante en cuanto tal, en una relación compleja de totalidad a totalidad, de sistema entero al sistema entero, de universo de significante a universo de significante.

No puede darse otro sentido al término de sobredeterminación y al hecho de que Freud postula que para que haya síntoma es necesario que haya al menos duplicidad, al menos dos conflictos en causa, uno actual y uno antiguo. Sin la duplicidad fundamental del significante y el significado no se puede concebir el determinismo psicoanalítico.

El material vinculado al antiguo conflicto es conservado en el Icc a título de significante en potencia, de significante virtual, para poder quedar capturado en el sentido del conflicto actual y servirle de lenguaje, es decir de síntoma.

El síntoma es siempre un cumplimiento de deseo, y tiene dos momentos:

  1. ) hay un primer momento metonímico (desplazamiento,

deslizamiento en la cadena significante)

  1. ) y un segundo momento metafórico (es una met fora).

El síntoma tiene algunas características desde el análisis:

  • un efecto sorpresa
  • una satisfacción característica
  • el sin-sentido, lo inintiligible del síntoma
  • sustitución metafórica, el síntoma es una met fora al modo
 del lenguaje, sólo que no es aparente de entrada su
 sentido, resguarda algo del ser del sujeto.
  • deslizamiento por semejanza en la metonimia -las cadenas
 sustitutivas por semejanza son metonímicas, pero el síntoma
 aparece como algo en el sentido de la metáfora-.

El síntoma es un saber, el saber no sabido se reproduce en los síntomas, saber del Icc. Para Lacan el síntoma no es el índice, el signo, el indicio de un proceso mórbido, sino que es un proceso en sí mismo, ligado a la relación del hombre con el significante.

Se desmonta la estructura formal del síntoma para llegar a lo m s cercano al ser del sujeto, a la estructura deseante. Cuanto menos el sujeto quiere saber de eso m s se le impone, m s est sometido, hablado por eso.

Siempre el sujeto es hablado, por ejemplo: en la histeria habla la sexualidad, en la psicosis habla el Otro (A). El mundo hablar de todo aquello que el paciente no est dispuesto a hablar o no quiere que se hable: hablar en forma de síntomas.

Los síntomas tienen un sentido y sólo se interpretan correctamente en función de las primeras experiencias del sujeto, en la medida en que encuentre lo que Lacan llama la realidad sexual. La realidad del Icc es sexuada. El ni¤o descubre primero esa realidad sexual en su propio cuerpo - lo que para Freud era autoerotismo -. Hay una cierta coalescencia - unión - de la realidad sexual y el lenguaje.

El síntoma es algo que va en el sentido del reconocimiento del deseo, pero bajo la forma de un disfraz, de una forma cerrada, ilegible si nadie posee la clave. Reconocimiento del deseo, y deseo de un reconocimiento pero reprimido, por eso la intervención del analista es mucho m s que una simple lectura. El síntoma es una interpretación del deseo, el deseo aparece disfrazado como síntoma.

El síntoma es una de las formaciones del Icc, por lo tanto expresa algo del órden del deseo del sujeto.

Hay una vertiente del síntoma que es la de su prevalencia en la entrada en an lisis.

¿Qué quiere decir esto? Que un paciente viene a consultar porque tiene síntomas, por eso lo de la entrada en an lisis. El síntoma aparece a los ojos del mismo sujeto como un enigma, como una opacidad subjetiva. El paciente no sabe que hacer con esa irrupción y por eso demanda interpretación, entonces va a un analista a quejarse de sus síntomas. El deber del analista tiene que ver con los síntomas, pero no se queda sólo en un deseo terap‚utico, tambi‚n es necesario un recorrido a traves del fantasma, el inter‚s no es levantar los síntomas, pero al analizar, eso se da por añadidura.

Hay otra vertiente del síntoma que es la de su articulación significante:

Para admitir un síntoma en la psicopatología psicoanalítica, Freud exige el mínimo de sobredeterminación que constituye un doble sentido, el síntoma se resuelve por entero en el terreno del lenguaje, porque ‚l mismo est estructurado como un lenguaje, los síntomas son hechos, acontecimientos del lenguaje, porque las acciones sintom ticas se resuelven en una frase, como los sue¤os al ponerlos en palabras, el sue¤o es el relato que de ‚l se hace, la puesta en palabras. El sueño tiene la estructura de una frase, de un rebus, es en la versión del texto donde empieza lo importante, es decir, en su retórica.

El síntoma es un hecho del discurso, no est en el afecto ni en la vivencia, pues conocemos sólo el texto que se nos relata: su formulación.

El síntoma es la formulación del síntoma, así como el sue¤o es el relato del sue¤o. El síntoma se descifra - lo cual no podría realizarse fuera del lenguaje - y al descifrarse cambia, porque el Icc est estructurado como un lenguaje. Pero eso no significa que el síntoma sea sólo lenguaje, pues el síntoma es una manera de gozar.

Gozar que no es placer, sino una satisfacción paradójica que implica a las pulsiones parciales y se enlaza al síntoma a despecho del displacer. La sobredeterminación freudiana implica que existe mas de una cadena significante inconciente y asociativa que puede determinar un síntoma.

Por otro lado se relaciona con los mecanismos que regulan el proceso primario -característico del Icc- que son el desplazamiento y la condensación.

Desplazamiento en Freud es metonimia en Lacan, y condensación en Freud es met fora en Lacan.

La idea de formación transaccional que tiene Freud, la idea de transacción, ya implica una división del sujeto, sujeto dividido. Lo que lo divide es la barra de la represión. Freud demuestra que el síntoma remite a una dimensión fantasm tica en la que tienen lugar el recuerdo-pantalla, el desplazamiento, la condensación, la sobredeterminación, la simbolización, la representación del deseo y el fantasma.

Y hay una tercera vertiente que es la del displacer del síntoma. Se relaciona con el desplazamiento y la transformación en lo contrario, que son destinos de la pulsión, aquello que debería causar placer es experimentado como un displacer.

Pero recordemos que Freud descubrió un mas allá del principio del placer:

hay un goce propio del síntoma que se observa en la RTN (reacción terap‚utica negativa), el objeto a como plus de gozar tambi‚n est presente en el síntoma.

Plus de gozar quiere decir que sirve para la recuperación del goce que se pierde. El síntoma es goce, porque el goce es satisfacción de la pulsión, y el síntoma tiene esta vertiente de satisfacción, pero su costo es el gran sufrimiento del sujeto, por eso el goce es tambi‚n sufrimiento, no sólo placer.

Goce se opone a deseo, cuando aparece el deseo del paciente, desaparece el síntoma. Cuando aparece una pregunta, desaparece el síntoma, pues el síntoma es una respuesta que el sujeto se ha dado.

El efecto de verdad con el que est articulado el síntoma se relaciona con el deseo reprimido inconciente.

El efecto de verdad es el que hace valiosa la intepretación que hace el analista del síntoma, el asombro del paciente frente a ese efecto, y la consecuente desaparición del síntoma.

El síntoma neurótico cumple el papel de lalengua que permite expresar la represión, porque la represión es la lengua que fabrica el neurótico con sus síntomas, es una otra lengua. El síntoma es un suplente del nombre del padre, porque suple una falla parcial del nombre del padre.

El síntoma sirva para controlar el deseo del otro, ya que es el deseo del otro lo que angustia. El síntoma protege, no de la angustia, sino del peligro externo que daría lugar a la angustia.

Un síntoma se lee a partir de la angustia de castración, remite a la castración, y a su significado generalizable que es la significación f lica.

Sólo cuando el "¿Qué‚ soy yo(je)?" se plantea, se puede decir que el síntoma es neurótico. El síntoma es por esencia neurótico si responde en el lugar de la verdad del sujeto. La formación de síntomas responde a leyes generales, pero los significantes que lo articulan son particulares, por eso el síntoma es singular en cada sujeto.

Lo que sucede en el Inconciente est condicionado por el sistema significante de la lengua que tiene ciertas particularidades que especifican las sílabas, los empleos de las palabras, las locuciones en que se agrupan, y entonces, un retru‚cano que no exista en una lengua vecina puede en sí mismo ser la clavija que sostiene un síntoma, pues el síntoma est fundado en la existencia del significante en cuanto tal, en una relación compleja de totalidad a totalidad, o mas exactamente de sistema entero a sistema entero, de universo de significante a universo de significante.

Para que haya síntoma es necesario que haya al menos duplicidad, al menos dos conflictos en causa, uno actual y otro antiguo.

Sin la duplicidad fundamental del significante y del significado no hay determinismo psicoanalítico concebible (sobredeterminación del síntoma).

Los síntomas estriban en la implicación del organismo humano en algo que est estructurado como un lenguaje debido a lo cual determinado elemento de su funcionamiento entrar en juego como significante.

SINTOMA, diferencias entre psiquiatr¡a y psicoan lisis[editar]

El m‚todo psiqui trico es un m‚todo de la observaci¢n, el s¡ntoma en psiquiatr¡a se v‚ en signos. El signo es signo de un efecto, por ejemplo, no hay signo sino como efecto de un fumador, el humo es signo de que alguien est fumando, el signo es algo para alguien, y pertenece al registro de lo imaginario. Debe encontrarse en una manifestaci¢n que se califica de exterior, como cuando se dice "no hay humo sin fuego". El signo es captado de inmediato as¡: si hay humo, alguien lo hizo. El signo es inmediatamente captado como intencional, se inclina hacia el sujeto, no es el significante. En psicoan lisis el s¡ntoma es significante, en psiquiatr¡a el s¡ntoma es signo. Por ejemplo: la huella del pie de Viernes es un signo, pero se convierte en significante en el momento en que Robinson Crusoe la borra, no dejando mas que su presencia pasada. Para la psiquiatr¡a por ejemplo, la esquizofrenia tiene s¡ntomas, que para el psicoan lisis ser¡an signos, para el psicoan lisis la esquizofrenia no tiene s¡ntomas, los signos de esta enfermedad no cumplen con los requisitos para ser llamados s¡ntomas desde el punto de vista psicoanal¡tico. Otro ejemplo ser¡a que la angustia o la ansiedad para la psiquiatr¡a es un s¡ntoma, y para el psicoan lisis no. Las adicciones tampoco son s¡ntomas anal¡ticos, por ejemplo. El s¡ntoma en psicoan lisis es un significante, el significante es vac¡o, en s¡ mismo no significa nada, pero la psiquiatr¡a establece s¡ntomas que poseen un valor en s¡ mismos, y que se pueden agrupar en conjuntos o s¡ndromes. S¡ndrome es un conjunto de s¡ntomas, y puede definir una enfermedad. Se utiliza para hacer diagn¢sticos diferenciales. El diagn¢stico diferencial, que es reconocer y diferenciar una enfermedad de otra, se bas¢ al principio en las peque¤as diferencias entre los distintos signos, se intent¢ describir signos caracter¡sticos, a los que se llam¢ patognom¢nicos, que son aquellos que son totalmente espec¡ficos de una enfermedad. Esto pertenece al discurso m‚dico. Pero las diferentes escuelas no se pusieron de acuerdo respecto de cuales eran los signos patognom¢nicos de cada enfermedad, y ‚sto di¢ lugar a muchas discusiones. El m‚todo de la psiquiatr¡a se caracteriza en la ubicaci¢n frente a la enfermedad seg£n Foucault por el prejuicio de la esencia. La medicina mental del mismo modo que la medicina org nica ha intentado descifrar la esencia de la enfermedad, logrando un agrupamiento coherente de los signos que la hacen evidente. Se creo una sintomatolog¡a psiqui trica en la que se destacan las correlaciones constantes entre tal tipo de enfermedad y tal manifestacion m¢rbida: la alucinaci¢n auditiva por ejemplo como signo de esquizofrenia, la confusi¢n mental como signo de tal forma demencial, etc. En la nosograf¡a psiqui trica se describen las fases de evoluci¢n de las enfermedades mentales como se hace con las org nicas, con la misma estructura conceptual. El modelo de enfermedad para el discurso m‚dico es: agente etiol¢gico, lesi¢n y s¡ntoma. Al hablar de enfermedad mental para Foucault se est utilizando una met fora, y se hace un reduccionismo. Se entra en el modelo m‚dico, y el paradigma del modelo an tomo-patol¢gico es la PGP, par lisis general progresiva, donde hay una lesi¢n demostrable (por la s¡filis) un agente etiol¢gico, y una expresi¢n en el campo sintom tico. Es el modelo excelso del positivismo y de la medicina. Al reducirse la locura a un aenfermedad se entra en el mundo m‚dico, pero hablar de enfermedad mental es s¢lo una met fora que se aplica al problema de la locura. Se postula la enfermedad como una esencia, una entidad espec¡fica se¤alable por los s¡ntomas que la evidencian, pero anterior a ellos, e independiente de ellos. Este es el prejuicio de esencia al que se refiere Foucault. Actualmente tiende a borrarsse ese concepto de la medicina org nica, de enfermedad como realidad independiente como cuerpo extra¤o respecto del organismo, ahora tiene mas importancia el car cter global de los procesos patol¢gicos. En la medicina, ese modelo de enfermedad como esencia ten¡a un fin terap‚utico, pero la psiquiatr¡a se agota en el diagn¢stico, en lo descriptivo, por eso para Foucault la psiquiatr¡a es una parodia de la medicina, y critica el paralelismo que se hizo entre la patolog¡a mental y la patolog¡a org nica basado en el prejuicio de la esencia como naturaleza de la enfermedad, esencia natural manifestada en los s¡ntomas espec¡ficos. Durante a¤os los psiquiatras se dedicaron a estudiar y describir los grandes s¡ndromes, pero sin tener una terap‚utica. La psiquiatr¡a intent¢ pasar de la dimensi¢n del s¡ndrome, del conjunto de s¡ntomas y su agrupaci¢n en s¡ndromes a la descripci¢n de enfermedades, con su etiolog¡a, patogenia, curso evolutivo, formas de terminaci¢n, pron¢stico y tratamiento. Utiliza para el psiquismo los mismos par metros que se utilizan para el cuerpo. La psiquiatr¡a es una exhaustiva descripci¢n fenomenol¢gica de las manifestaciones m¢rbidas pero se agota en formulaciones descriptivas y se bas¢ en una psicolog¡a de las facultades mentales (memoria, juicio, afectividad, pensamiento, etc), el £ltimo dispositivo psiqui trico es la medicalizaci¢n, que es una medicaci¢n que act£a sobre los s¡ntomas. Actualmente los psiquiatras llaman signo a lo observable objetivable, y s¡ntoma a lo que el paciente refiere. La psiquiatr¡a se maneja con una ‚tica positivista, el discurso psiqui trico dice que busca el bienestar de todos, se basa en un criterio pragm tico de eficacia y utilidad, la ‚tica utilitaria de la medicaci¢n: si alguien no est internado puede ir a trabajar, la medicaci¢n sirve a esa ‚tica. Para la psiquiatr¡a la locura es s¢lo responsable de su parte visible, de lo que la mirada alcanza a descubrir, no se le juzga sino por sus actos,el resto queda reducido a silencio: la locura no existe sino como ser visto, mirado, observado. La mirada vigila, esp¡a, se aproxima para ver mejor, y se aleja, no hay reciprocidad. La ciencia de las enfermedades mentales, tal y como se desarrolla en los hospitales y asilos, no ser nunca mas que ciencia de la observaci¢n y de la clasificaci¢n, no ser nunca un di logo. La victoria de la raz¢n sobre la sin-raz¢n se aseguraba antiguamente por la fuerza material, a partir del siglo XIX la locura es dominada en los hospicios y asilos, no hay mas necesidad de cadenas, Pinel le saca las cadenas a los locos, es la liberaci¢n de los alienados, pero la enfermedad mental se convierte en degradaci¢n, se relaciona la locura con la decadencia social, con ni¤ez (de ah¡ que se le quitan los derechos civiles a los insensatos y se los declara menores jur¡dicamente) el asilo de Pinel llega a ser un instrumento de uniformidad moral donde se reeduca a los insanos. El vigilante act£a sin armas, con la mirada y el lenguaje solamente. Esta liberaci¢n de los alienados es un gigantesco aprisionamiento moral va a decir Foucalt. Ahora la locura ya no provoca temor como antes, sino que tendr miedo, estar sin recursos, gobernada por la pedagog¡a y la moral social. La cultura es quien marca quien est loco y quien no, en base a la norma social, el que se aleja de la norma es el enfermo, la norma se mide estad¡sticamente, por promedios, la alienaci¢n es el extra¤amiento del discurso social, el psiquiatra es el sano y el paciente el enfermo. Para el psicoan lisis no hay diferencia entre el analista y el paciente en ese sentido de salud-enfermedad, el analista a su vez es paciente, pues debe analizarse tambi‚n, y no se basa en la norma, en la mayor¡a.


Ya podemos pensar algunas diferencia marcadas entre s¡ntoma para la psiquiatr¡a y s¡ntoma para el psicoan lisis:

En primer lugar, si la psiquiatr¡a es una cl¡nica de la mirada, el psicoan lisis es una cl¡nica de la escucha. No es lo mismo mirar al s¡ntoma que escucharlo, el analista no mira al paciente, ‚ste se acuesta en el div n, lejos de la mirada del m‚dico, y habla. El m‚dico no lo mira, sino que lo escucha. La mirada esp¡a cualquier incongruencia, cualquier desorden, cualquier torpeza que denuncie la locura, se gu¡a por los actos y las conductas de los pacientes, los estudia observ ndolos, mir ndolos. El loco se objetiva as¡ ante los ojos de la raz¢n, y se lo juzga no s¢lo por sus apariencias, sino por lo que estas puedan revelar a pesar de s¡ mismas. Esta ceremonia no es de di logo ni de reconocimiento mutuo. De ah¡ viene la prosograf¡a, que es la graf¡a del aspecto, de la apariencia del paciente, de sus actitudes y h bitos (por ejemplo los tipos nosol¢gicos de Kreschner: p¡cnico, atl‚tico, longuil¡neo, y dism¢rfico), las descripciones de la vestimenta del paciente, etc. Ser una ciencia de la clasificaci¢n hasta el d¡a que el psicoan lisis halla exorcizado el fen¢meno de la mirada, esencial en el asilo del siglo XIX, y que haya sustitu¡do su magia silenciosa por los poderes del lenguaje. El psicoan lisis agrega a la consideraci¢n absoluta del vigilante, la palabra del vigilado, que es un mon¢logo indefinido y que ha conservado la estructura de la consideraci¢n no rec¡proca, pero equilibr ndola en una reciprocidad asim‚trica, por la nueva estructura del lenguaje sin respuesta. El an lisis tampoco es un di logo, la relaci¢n con el paciente no es sim‚trica, y no hay respuesta a su demanda.

En segundo lugar el psicoan lisis introduce una ‚tica totalmente diferente: si la psiquiatr¡a busca el bienestar de todos, el psicoan lisis es una ‚tica del deseo individual,el deseo de cada uno es absolutamente singular, la ‚tica del psicoan lisis no es una ‚tica de los ideales, sino del deseo. Es una ‚tica particular que va mas all del bien com£n, el goce va mas all del principio del placer. Cada cual tiene su deseo y hay que encontrarlo.

El dispositivo psiqui trico se basa en la medicaci¢n de los s¡ntomas para hacerlos desaparecer, y en la descripci¢n fenomenol¢gica de los mismos, en cambio el dispositivo anal¡tico se basa en la asociaci¢n libre del paciente,es una cl¡nica de la transferencia, una cl¡nica de la escucha y la palabra. El instrumento del psicoan lisis es la palabra, la interpretaci¢n anal¡tica.

Los s¡ntomas en psiquiatr¡a son objetivables, para el psicoan lisis se leen en transferencia, para Freud se leen retroactivamente desde la castraci¢n. Para Lacan los s¡ntomas son efectos del lenguaje, no hay una esencia de la enfermedad, los fen¢menos psicopatol¢gicos son efectos que la estructura del significante produce en el sujeto. La semiolog¡a psiqui trica es muy fina, muy cuidadosa para diferenciar compulsiones, delirios, ilusiones, alucinaciones, trastornos del pensamiento, etc, la semiolog¡a freudiana en cambio, se construye en transferencia y por la asociaci¢n libre, dentro del campo psicoanal¡tico, Freud estudi¢ el mecanismo de la formaci¢n de los s¡ntomas.

La nosograf¡a (nosograf¡a es el diagn¢stico diferencial) freudiana no es un inventario de formas cl¡nicas al estilo psiqui trico, sino que est basado en el despejamiento de las estructuras nosol¢gicas (nosolog¡a es el estudio de los s¡ndromes) y de producci¢n de s¡ntomas. La nosograf¡a psicoanal¡tica no tiene una nomenclatura de todas las formas posibles, sino una econom¡a nosogr fica que permite delimitar grandes formas de estructuraci¢n.

La psiquiatr¡a establece s¡ntomas que tienen un valor en s¡ mismos (esencia), y son agrupables en conjuntos, en cambio desde el punto de vista psicoanal¡tico el s¡ntoma tiene una singularidad tal que impide transferirlo fuera del contexto en el que se da, el mismo s¡ntoma en dos sujetos diferentes va a tener distintos significados, y va a ser le¡do de forma diferente, no son comparables.

La psiquiatr¡a hace una clasificaci¢n de los delirios por su contenido, Freud los clasifica seg£n su mecanismo de producci¢n. El punto de vista psiqui trico apunta al contenido de la idea delirante.

El m‚todo de la nosograf¡a psiqui trica es fenom‚nico, son descripciones que apuntan a aplicar nominaciones a manifestaciones que se supone an¢malas partiendo del supuesto de que estas manifestaciones se pueden aislar como unidades simples, que son esencias puras, y que es posible a partir de ellas tener unidades te¢ricas puras.

Para Freud el psicoan lisis y la psiquiatr¡a no se contraponen, sino que se complementan, y que el psicoan lisis es a la psiquiatr¡a lo que la histolog¡a es a la anatom¡a, mientras que una estudia las formas exteriores de los ¢rganos, la otra estudia los tejidos y las c‚lulas que los componen. A pesar de que el objeto de estudio de el psicoan lisis y de la psiquiatr¡a es el mismo, la legalidad de sus conocimientos es aut¢noma. La psiquiatr¡a no aplica los m‚todos t‚cnicos del psicoan lisis ni intenta encontrarle un sentido a los s¡ntomas, mas bien intenta encontar en la herencia un factor etiol¢gico. Ahora utiliza los modernos estudios gen‚ticos y los mas avanzados aparatos, como el mapeo cerebral, el electrencefalograma, las tomograf¡as computadas, la resonancia magn‚tica, el centellograma, etc. Las t‚cnicas del psicoan lisis son bien distintas, utiliza la transferencia y la palabra para sus investigaciones.

El diagn¢stico es lo primero en psiquiatr¡a, en psicoan lisis reci‚n se diagnostica al final del tratamiento, y ademas se hacen los diagn¢sticos en transferencia.

Otra diferencia es que para la psiquiatr¡a la desparici¢n de los s¡ntomas representa la curaci¢n de la enfermedad, y ese es el objetivo del tratamiento y la direcci¢n de la cura. Para el psicoan lisis la direcci¢n de la cura es otra, y la remisi¢n de s¡ntomas se da por a¤adidura: uno analiza y los s¡ntomas van desapareciendo, pero el objetivo es analizar, no levantar s¡ntomas.






                       BIBLIOGRAFIA:



FOUCAULT. MICHEL:

"Enfermedad mental
           y personalidad";
           editorial Paidos, cap¡tulo 1:
           Medicina mental y medicina org nica.
           "Historia de la locura en la ‚poca cl sica",
           Fondo de cultura econ¢mica, cap¡tulo IV de la
           tercera parte: El nacimiento del asilo.
           "El nacimiento de la cl¡nica", Siglo XXI editores


FREUD. SIGMUND:


          "Conferencias de introducci¢n al psicoan lisis";
          Tomo XVI editorial Amorrortu:
          Conferencia 16: Psicoan lisis y psiquiatr¡a.
          Conferencia 17: El sentido de los s¡ntomas.
          Conferencia 23: Los caminos de la formaci¢n de
          s¡ntomas.
          "Inhibici¢n, s¡ntoma y angustia", Tomo XX
          "Obsesiones y fobias" 1895
          "Las neuropsicosis de defensa" 1894
          "Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis
          de defensa" 1896
          "La predisposici¢n a la neurosis obsesiva" 1913


LACAN. JACQUES:


            Conferencia en Ginebra sobre el s¡ntoma
            en "Intervenciones y Textos 2" de ed. Manantial
            "Funci¢n y campo de la palabra y del lenguaje en
            psicoan lisis" en Escritos 1.
              SEMINARIO  SOBRE  EL  SINTOMA:


S¡ntoma: diferencias entre la psiquiatr¡a y el
          psicoan lisis
 Conferencia 16 de las
          Conferencias de introducci¢n al psicoan lisis Tomo
          XVI editorial Amorrortu:
          "Psicoan lisis y psiquiatr¡a"


 El s¡ntoma: distintas formulaciones en Freud.
conferencia 17:
         El sentido de los s¡ntomas.
 Freud: el s¡ntoma y sus mecanismos de formaci¢n.
conferencia 23:
         Los caminos de la formaci¢n de s¡ntomas.
El s¡ntoma en la teor¡a lacaniana.
    "Conferencia en Ginebra sobre el
        s¡ntoma" en Intervenciones y Textos 2 de editorial
        Manantial









Diferencias en las distintas patolog¡as

        S¡ntomas en las neurosis obsesivas, en las histerias
        y en las fobias.
        Conferencia 16: El sentido de los s¡ntomas.
        "Obsesiones y fobias" 1895
        "Las neuropsicosis de defensa" 1894
        "Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de
        defensa" 1896