San Buenaventura revela el crucifijo a santo Tomás de Aquino

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San Buenaventura revela el crucifijo a Santo Tomás de Aquino

Fotografía antigua del cuadro tomada antes de su destrucción
Año 1629
Autor Francisco de Zurbarán
Técnica pintura al óleo sobre lienzo
Estilo Barroco
Tamaño 226 cm × 256 cm
Localización cuadro destruido o desaparecido en 1945
País de origen España

San Buenaventura revela el crucifijo a Santo Tomás de Aquino era un cuadro de Francisco de Zurbarán pintado en 1629. La obra estaba pintada al óleo sobre lienzo y medía 226 cm de alto por 256 cm de ancho.[1]​ Estaba firmada y fechada por el autor cerca de la esquina izquierda del cuadro (DeZVRBARAN. FATA 1629). Fue destruida en 1945, o bien está perdida desde entonces.[1]

Historia

La obra, que se conoce también con otros nombres ('San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino ante el crucifijo', o 'La visita de Santo Tomás de Aquino a San Buenaventura'), era uno de los 4 cuadros que pintó en 1629 para el Colegio de San Buenaventura en Sevilla, formando parte de una serie sobre la vida del santo;[2]​ sus otras 3 obras eran: Oración de san Buenaventura (Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde), San Buenaventura en el concilio de León (Museo del Louvre) y Exposición del cuerpo de San Buenaventura (Museo del Louvre).[2]

Fue robada del Colegio de San Buenaventura por el mariscal francés Soult durante el saqueo napoleónico de Sevilla, junto con los demás cuadros y la biblioteca del colegio. Más tarde fue parte de la colección del Kaiser Friedrich Museum de Berlín (en la actualidad llamado Museo Bode).[1]​ Desapareció al final de la Segunda Guerra Mundial, en mayo de 1945, durante el saqueo e incendio de la Flakturm Friedrichshain de Berlín, a donde el cuadro había sido enviado junto a cientos de otras obras de arte con la intención de protegerlas de la destrucción de la guerra. Presumiblemente la obra está destruida pero, dada la confusión que rodeó el incendio de la Flakturm Friedrichshain, la existencia de saqueos y el comportamiento del ejército soviético, no se tiene la absoluta certeza de su destrucción.

Descripción

La escena representa el momento en el que san Buenaventura muestra a santo Tomás de Aquino el crucifijo como fuente de todo su conocimiento, durante una vista de santo Tomás a san Buenaventura.[3]​ El crucifijo aparece representado junto a los estantes de los libros, en el lugar que habrían ocupado estos si hubiera habido más, con la intención de sugerir visualmente la idea de que el crucifijo los sustituye. Delante, una mesa de trabajo con libros abiertos situada ante el crucifijo acaba por conformar la impresión de la cruz como fuente para el trabajo intelectual de san Buenaventura. Santo Tomás, acompañado en su visita por cuatro frailes franciscanos, muestra su sorpresa con su actitud corporal.

Se consideraba este cuadro como el más completo estudio realizado por Zurbarán de un espacio interior de entre todos los que pintó.[2]

Referencias

  1. a b c Baticle, Zurbarán, p. 83
  2. a b c Moreno, Alcolea, Zurbarán, p. 7
  3. Baticle, Zurbarán, p. 241

Bibliografía