Portal:Melilla/Artículo destacado

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Eduardo Morillas García (Melilla, 10 de julio de 1932) es un pintor español.

Eduardo Morillas nace en Melilla (ciudad española situada en el norte de África), en 1932, en la calle Bilbao, de la barriada El Real. Desde la infancia muestra interés por la pintura, tal como señala el crítico de arte Antonio Abad en su obra sobre la biografía del pintor.

«Nací con ella. En mis primeros años, de niño, unos lápices y unos colores eran suficientes para sentirme feliz. De una manera obsesiva dibujaba y dibujaba de día y de noche»

Pasa gran parte de esa infancia en Taza y Tánger —tres y cinco años, respectivamente—, ciudades del norte de Marruecos, por entonces bajo el protectorado español, cuyo patrimonio cultural y paisajístico deja una imborrable huella en su obra.

Estudia Peritaje Mercantil en su ciudad natal, motivado por exigencias del entorno familiar —su familia regentaba una empresa de elaboración de helados— más que por vocación. Cuando concluye, se matricula en la Escuela de Artes y Oficios de Melilla y se gradúa en Artes Plásticas en 1969.

En 1956, tras el reconocimiento de la independencia de Marruecos, viaja a Huesca en compañía de Victorio Manchón —a quien había conocido tres años antes en la Escuela de Artes y Oficios— y plasman con sus pinceles, con la técnica de la acuarela, los rincones y paisajes de sus pueblos: Sabayés, Castejón de Sos, Perarrúa, Benabarre, Sabiñánigo y Graus, que expondrán un año más tarde.

Al regreso, a su paso por Madrid, conocen a Ceferino Olivé, quien ejercería una gran influencia en ambos por su facilidad con que resolvía las grisallas en los grandes formatos de sus acuarelas.

En 1958 es becado por la Obra Sindical de Educación y Descanso para estudiar en Madrid. A su vuelta a Melilla, continúa su formación en la Escuela de Artes y Oficios y sus exposiciones tanto individuales como colectivas.

En su primera etapa, utiliza tanto el óleo como la acuarela y expone su obra —muy heterogénea: paisajes y composiciones— en múltiples lugares y ciudades, en busca aún de su sello personal. Sus composiciones presentan una estructura planimétrica cuando utiliza el óleo, fragmenta el color (emplastado), dando al conjunto la impresión de mosaico. En 1971, a partir del encuentro con Michel Chemin, toma conciencia de las posibilidades crómáticas y temáticas del entorno magrebí, pero no es hasta 1976 cuando inicia una nueva etapa con las exposiciones de «Temas melillenses» y «Temas marroquíes», utilizando la técnica de la acuarela. Tras un paréntesis —entre los años 1977 y 1978 realiza una aproximación a la abstracción y durante los años 1979 y 1981 trabaja en la serie «Homenaje a Goya»—, en 1983 se ocupa de forma continuada del tema magrebí.

La luz de su ciudad natal y el exotismo del entorno circundante son los dos elementos determinantes de su obra. El pintor a través de cuadros hace una crónica paisajística de la ciudad de Melilla, de sus calles y su puerto. Refleja las aglomeraciones erráticas de los zocos, mercaderías, cabilas, rostros, chalanes, el batiburrillo y la arquitectura de barro del sur de Marruecos con todo su cromatismo y luminosidad. Crea la unidad del espacio a partir de la luz.

{{cita|«Yo soy mediterráneo y tengo la luz del mar dentro. El artista, si es honrado, tiene que seguir los impulsos lógicos. Yo conozco los países nórdicos, he intentado pintar cosas de allí y veo que eso lo pinto y no es real, es falso, algo no funciona porque no soy de allí. Sin embargo, en mi exposición verás una explosión de luz, todos los cuadros son muy luminosos y no lo hago adrede, sino por el entorno. Una de las cosas que llaman la atención al crítico es ese sentir la luminosidad de los nacidos por el Mediterráneo. Parece una permanente primavera. Se nota en mi pintura que soy del sur».