Ir al contenido

La conclusión del sistema marxiano

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 18:29 25 ago 2013 por LizardCZ (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

La conclusión del sistema marxiano (Zum Abschluss des Marxschen Systems) es una obra de Eugen von Böhm-Bawerk publicada originalmente en 1896, y cuya edición en español es del año 2000, en la que su autor introduce la noción de intensidad psíquica en el meollo mismo de la teoría del capital con el fin de poder dar una definición adecuada de conceptos económicos clásicos tales como la tasa o tipo de interés.

Argumento

Según esta obra, Marx procede por eliminación a la hora de averiguar cuál es el elemento clave que permite la conmensurabilidad de dos mercancías fenomenológicamente distintas. Pero no habría sido honesto intelectualmente. La demostración está formalmente trucada porque no busca el elemento común conferidor del valor en otros bienes “como la tierra, la leña de los árboles, los recursos hídricos, las minas de carbón, los yacimientos de petróleo, las aguas minerales, las minas de oro, etc.” El ser humano, en su escala valorativa, valora siempre más, a igualdad de circunstancias los bienes presentes que los bienes futuros. Sin embargo, la intensidad psíquica relativa de dicha diferencia de valoración subjetiva varía mucho de unos seres humanos a otros, e incluso para un mismo ser humano puede también variar mucho a lo largo de su vida en función de sus circunstancias particulares. Esta diferente intensidad psíquica de la valoración subjetiva de los bienes presentes en relación con los bienes futuros, recogida en la escala valorativa de cada ser humano actor, da lugar a que en un mercado en el que existan muchos agentes económicos, cada uno de ellos dotado de una distinta y variable preferencia temporal, surjan múltiples oportunidades para efectuar intercambios mutuamente beneficiosos.

Conclusión

Para la Escuela austríaca, el socialismo será imposible y el papel de las instituciones no podrá quedar reducido al de mera superestructura ideológica. Pero, además, la crisis en la praxeología -fruto de un cúmulo cada vez mayor de evidencias de que la racionalidad plena no es posible pues los factores psicológicos, subjetivos, infestan por doquier todos los momentos de las acciones, pues no son las decisiones ya lo importante sino el curso de las elecciones que constituye una acción económica- que fundamentaba el paradigma clásico en Economía (la Teoría de la elección racional), dará lugar, al abrigo de planteamientos como el de los austriacos, a lo que se ha venido en llamar Nueva Economía Institucional (NEI), por un lado, y a algunas teorías locales pero no secundarias si se tiene en cuenta el papel central que la Escuela austriaca otorga al empresario –en concreto, la Teoría de los costes de transacción-.

Enlaces externos