Jornada de Argel

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Jornada de Argel
Lucha por la supremacía en el Mediterráneo entre españoles y turcos
Parte de guerras habsburgo-otomanas y sin etiquetar

Sitio de Argel en 1541, grabado de 1555
Fecha 21 - 25 de octubre de 1541
Lugar Argel (Argelia)
Coordenadas 36°46′35″N 3°03′31″E / 36.776388888889, 3.0586111111111
Resultado Victoria turca
Beligerantes
Bandera de España España Argel, vasalla del Imperio otomano
Comandantes
Carlos I
Andrea Doria
Jeireddín Barbarroja
Fuerzas en combate
65 galeras
300 barcos menores
23.000 infantes
2.000 caballeros
4.000 marinos
5.000 moros
800 turcos
Bajas
Enormes pérdidas materiales y personales Sin datos

Se conoce como la Jornada de Argel a la expedición efectuada por Carlos I para arrebatar Argel al almirante otomano Barbarroja.

Antecedentes

El almirante Barbarroja amenaza desde Argel las costas cristianas del Mediterráneo. Debido a las relaciones de los otomanos con los moriscos, el peligro para España es doble, por lo que Carlos I decide conquistar Argel. El Papa intenta disuadirle planteando que es más importante atacar a los turcos en el corazón de Europa, ya que acababan de tomar Budapest. Por otro lado, Andrea Doria y el Marqués del Vasto también tratan de disuadirle, considerando que se estaba acabando el verano de 1541 y que se acercaba la época de los temporales. Pese a ello, Carlos I emprende la aventura.

La escuadra

La flota y los tercios se concentran en la bahía de Palma de Mallorca y en Menorca, de donde salen hacia Argel el 18 de octubre de 1541. La escuadra de Málaga, junto con los galeones del Cantábrico, se dirige directamente hacia Argel. El encuentro se efectúa en Cabo Cajina, al oeste de Argel.

La escuadra que sale de Palma (en la que va embarcado Carlos I) está formada por:

La de Málaga sale con las 15 galeras de Bernardino de Mendoza y hasta 200 embarcaciones de todos los tamaños. Manda esta escuadra el Duque de Alba y van embarcados en ella muchos nobles y personajes famosos, de los que merecen especial mención Hernán Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca y conquistador de México, y el poeta Gutierre de Cetina.

En total son 65 galeras y unas 300 naves de guerra y transporte, llevando 12.000 hombres de mar y para el desembarco 8.000 infantes españoles, 6.000 alemanes y 6.000 italianos, 3.000 aventureros y 2.000 caballeros, más unos 4.000 soldados de dotación de las galeras.

La operación

El 21 de octubre la flota se encuentra en la costa argelina. Durante la travesía desde Mahón a Argel, se desata una tormenta que casi lleva a la flota a pique. Al fin, llegan a costas argelinas, pero el mal tiempo hace retrasar el desembarco, y los marinos más avezados aconsejan a Carlos I que desista de la operación, pues además de que el tiempo les es contrario, el gobernador de la ciudad, Hassan-Agá, había defendido bien la costa. Pero él insiste en ejecutar su plan, a pesar de que se estaban empezando a producir daños en las embarcaciones.

La escuadra de Bernardino de Mendoza queda al resguardo de una ensenada, y el resto de los buques siguen la costa buscando un lugar propicio para el desembarco. Lo escogen entre los riachuelos Khemir y Harzach, a pocos kilómetros de Argel.

El domingo 23, al amanecer, amaina el temporal y se inicia el desembarco. Las tropas tienen que vadear un largo trecho con el agua a la cintura, llevando sus armas, impedimenta y víveres para tres días. Al mediodía casi toda la tropa ha desembarcado, pero arrecia el temporal, lo que impide desembarcar el material pesado, los caballos y los víveres.

Al desembarcar Carlos I, envía un correo a Hassan-Agá, que está a cargo de la defensa de Argel, exigiendo la rendición, pero no obtiene respuesta.

El lunes, las tropas desembarcadas comienzan su avance, divididas en tres cuerpos. Los españoles en vanguardia, al mando de Hernando Gonzaga; los alemanes, en medio, mandados por el Duque de Alba y acompañados por el Emperador, y los italianos al mando de Camilo Collona, y acompañados por 400 caballeros de la Orden de Malta por la costa. Son hostigados por jinetes indígenas irregulares, armados de escopetas y ballestas.

Plano de argel en el siglo XVI.

La ciudad estaba bien fortificada pero contaba con pocas tropas. Unos 800 turcos y unos 5.000 moros y moriscos españoles.

Se establece el sitio y se prepara el plan para el asalto, para el que se contaba con el apoyo de las galeras desde el mar. Pero al no disponer del material pesado (artillería de asedio, herramientas de escalada de los muros, etc.), se va retrasando el ataque.

Empeora el tiempo, con lluvias torrenciales y vientos huracanados, que derrumban las tiendas del campamento. Con el suelo embarrado y sin resguardo, las tropas no pueden dormir en toda la noche. Al día siguiente, el tiempo sigue malo, y los sitiados hacen una salida obligando a huir a un destacamento italiano. Acuden en su ayuda los alemanes y los caballeros de Malta, y la escaramuza se mantiene en las puertas de Argel. Hay unos 300 muertos y otros tantos heridos, pero las tropas invasoras han conseguido cerrar el cerco. Ya confían en tomar la ciudad al día siguiente.

Los días 24 y 25 se recrudece el temporal. En poco tiempo se hunden 150 naves cargadas de víveres, municiones y caballos. Las tripulaciones de las naves que han quedado varadas por el temporal son pasadas a cuchillo por los argelinos. Muchas naves consiguen salvarse tirando al agua elementos pesados, como la artillería. Doria reúne a las supervivientes y las lleva al abrigo del cabo Matefu.

A la vista de la situación y la falta de víveres, en tierra se celebra consejo y los generales deciden levantar el asedio y dirigirse hacia las naves de Doria para reembarcar. Carlos I acepta la decisión. Se inicia la retirada casi sin víveres y con los españoles protegiendo la retaguardia. Al llegar al cabo Matefu, Hernán Cortés propone al Emperador que embarque y que le deje las tropas para volver a intentar la conquista de Argel. Pero Carlos no lo acepta.

Para efectuar el reembarque, se tiraron al agua los caballos para hacer sitio a los hombres. Casi terminado el reembarque, el tiempo vuelve a empeorar, por lo que se termina precipitadamente, y se hacen a la mar. Algunas naves se estrellan contra los arrecifes, otras se dirigen a Argel, entregándose a los turcos bajo promesa de que les respetasen la vida.

La flota se dispersa, dirigiéndose unos a Orán, otros a Italia, Cerdeña o España. Las galeras de Doria, en las que iba Carlos I, recalan en Bujía, donde pasan veinte días. Hasta el 23 de noviembre no amaina el temporal, y se dirigen a Ibiza y Cartagena, a donde llegan a primeros de diciembre.

El Tercio Viejo de Sicilia debe ir a socorrer a Túnez, sitiada por un ejército formado en su mayor parte por caballería mora, pero el tercio, consigue salvar la ciudad tras la buena actuación del maestre de campo Álvaro de Sande.

Las pérdidas fueron muchas, pero no se contabilizaron, ni al parecer hubo voluntad de hacerlo.

Bibliografía

  • La Marina Cántabra, de Antonio Ballesteros-Beretta, editada por la Diputación Provincial de Santander el año 1968. Depósito legal SA 75 - 1968 (Editor Aldus Velarde SA).
  • Enciclopedia General del Mar. Ediciones Garriga, Barcelona (1957).
  • Tercios de España. La infantería legendaria. Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca. EDAF. 2006.

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