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Glosolalia

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El vocablo glosolalia (del griego γλώσσα [glossa], ‘lengua’, y λαλεῖν [laleín], ‘hablar’) tiene dos significados distintos:

1. Don de lenguas:[1]​ la capacidad sobrenatural para la vocalización de un idioma existente pero desconocido al que habla (xenoglosia) o de palabras de un lenguaje espiritual desconocido.

2. Lenguaje ininteligible, compuesto por palabras inventadas y secuencias rítmicas y repetitivas, propio del habla infantil, también común en estados de trance o en ciertos cuadros psicopatológicos, intoxicaciones o problemas neurológicos.[2]

El vocablo glossa tiene en castellano un significado variado según su uso. Se traduce como ‘lengua’, refiriéndose al órgano físico, que se utiliza para hablar, como puede verse en Lucas 1:64 y 16:24, Marcos 7:35 y Santiago 3:1-12, entre otros. En Hechos 2:11, es claro que la referencia es a idioma, lenguaje, pues la multitud reunida en el momento entendió las lenguas que los discípulos hablaban.

El término glosolalia no debe su uso original a la literatura bíblica. El fenómeno de la glosolalia es mencionado en la literatura clásica de los griegos y en el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, así como en la literatura apócrifa judía. El hablar en lenguas era un fenómeno manifestado en las religiones de los griegos. Ejemplos de esto se pueden encontrar en los relatos sobre el culto a Dionisio y en el oráculo de Delfos, en el santuario de Delfos, donde los pronunciamientos del oráculo se emitían en una lengua desconocida que procedía de los dioses y que se utilizaba para comunicarse con los mismos. El oráculo de Delfos estaba localizado en la ciudad de Delfos, al nordeste de la ciudad de Corinto. La consulta a este oráculo era muy popular entre los griegos del periodo clásico. Para los tiempos del Nuevo Testamento su popularidad había disminuido, aunque todavía se le consultaba. El interesado llegaba al santuario de Delfos, donde se encontraban los sacerdotes y las sacerdotisas del dios pagano Apolo. Después de ser recibido por un sacerdote y haber ofrecido su ofrenda a los dioses, el interesado era llevado delante de una doncella o sacerdotisa pitonisa, la cual habría de emitir el oráculo o respuestas de los dioses. Esta pronunciaba las respuestas de los dioses en lenguas desconocidas, que eran interpretadas por los sacerdotes y así le hacían saber la voluntad de los dioses al interesado. Algunos comentaristas creen que el énfasis que algunos creyentes en Corinto le daban al hablar en lenguas, se debía en parte al deseo de igualar la práctica de la glosolalia al uso dado por los paganos en el oráculo de Delfos.

Referencias

  1. Artículo “Don de Lenguas” en la Enciclopedia Católica (en español).
  2. «Glosolalia», segunda acepción. Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001.

Fuentes