Estepicursor

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 21:50 30 oct 2020 por Balles2601 (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Salsola tragus
Un estepicursor (Lechenaultia divaricata)

En botánica, se denomina estepicursores, «nubes del desierto» o «noria» a las especies de plantas que viven en zonas esteparias o eriales y que, una vez fructificadas, son arrastradas por el viento, que las transporta de un sitio a otro, haciéndolas rodar o arrastrándolas, de manera que sus diásporas (semillas o frutos) se sueltan y se dispersan. También reciben la denominación de plantas corredoras, plantas rodadoras o "bolas pancracias". [1]

Se trata de una modalidad, si se quiere, de la anemocoria, en la que el elemento dispersado, también llamado diáspora o disemínulo, es la totalidad o casi totalidad del individuo, si bien esta definición es interpretable al revés, es decir, el elemento dispersable per se incorpora partes de la planta que no tienen función germinativa, en mayor o menor cantidad.

Otros nombres

Rodamundos, sorrasca, churumico, calamino, boja, salicón (como se la conoce en la zona sur de Toledo), salicor, salicornio, salicornia, barrilla, corredora del desierto, bola del oeste, apretaculos, capitana, ontina, malvecino, rascavieja (denominado así en algunas zonas de Segovia) y alicornio en España; cardo ruso, pastito, planta rodadora, planta rodante, yuyo bola y bolita del desierto en Argentina; pelusa del desierto en Chile; bruja, chamizo, cachanilla, maromera, salsola, rodadora y voladora en México y en el sur de los Estados Unidos.[1]

Simbolismo

Este tipo de planta se popularizó en las películas del Oeste, que le han otorgado un significado altamente visual. Ha pasado a representar lugares desolados, secos, a menudo desangelados, con pocos o ningún ocupante. En ocasiones se usa cuando los personajes llegan a un lugar abandonado o de aspecto siniestro; en ese momento, un estepicursor cruzará rodando, a menudo acompañado por un viento seco y sibilante. A veces se usa para dar efecto cómico a lugares donde no se espera ver un estepicursor, pero donde la vacuidad se hace evidente. Junto con el sonido de los grillos, los rodamundos se emplean para dar énfasis a un silencio incómodo tras un chiste malo o la declaración absurda de algún personaje, a los que le seguirá el sonido del viento y dicha planta rodando de fondo.

Véase también

Referencias

  1. a b Quer, Font (1982). Diccionario de Botánica (Octava edición). Barcelona: Editorial Labor. ISBN 84-335-5804-8.