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A partir de entonces y durante casi un año, los soldados realistas del coronel [[Manuel Arredondo]] -que a petición de Ruíz de Castilla había llegado desde [[Lima]] para sofocar la revolución- intentar imponer el orden, en algunos casos violentamente, habiendo también saqueos. Los quiteños que, cansados de sus abusos, formaron nuevos comités para defensa de los vecinos y prepararon un plan para liberar a los prisioneros.
A partir de entonces y durante casi un año, los soldados realistas del coronel [[Manuel Arredondo]] -que a petición de Ruíz de Castilla había llegado desde [[Lima]] para sofocar la revolución- intentar imponer el orden, en algunos casos violentamente, habiendo también saqueos. Los quiteños que, cansados de sus abusos, formaron nuevos comités para defensa de los vecinos y prepararon un plan para liberar a los prisioneros.


Matanza del 2 de agosto de 1810 ===QUE TONTERA
Matanza del 2 de agosto de 1810 ===


Llegó entonces el [[2 de agosto]] de [[1810]]. Ese día, poco antes de las dos de la tarde las campanas de la [[Catedral Metropolitana de Quito|Catedral]] tocaron a rebato, y seis hombres armados con cuchillos vencieron la guardia del Cuartel Real y penetraron al interior; sembraron el pánico entre los soldados dispersos en los corredores y el patio de la planta baja y se dirigieron denodadamente a cumplir su principal objetivo: liberar a los próceres.<ref>DE LA TORRE Reyes, Carlos. La Revolución de Quito del 10 de agosto de 1809. Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador. Quito, 1990</ref>
Llegó entonces el [[2 de agosto]] de [[1810]]. Ese día, poco antes de las dos de la tarde las campanas de la [[Catedral Metropolitana de Quito|Catedral]] tocaron a rebato, y seis hombres armados con cuchillos vencieron la guardia del Cuartel Real y penetraron al interior; sembraron el pánico entre los soldados dispersos en los corredores y el patio de la planta baja y se dirigieron denodadamente a cumplir su principal objetivo: liberar a los próceres.<ref>DE LA TORRE Reyes, Carlos. La Revolución de Quito del 10 de agosto de 1809. Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador. Quito, 1990</ref>

Revisión del 21:24 25 jul 2010

Capítulo de la historia colonial de la actual República del Ecuador, previo a su independencia definitiva del dominio español en las tierras de la otrora Real Audiencia de Quito; en el que se desarrolló el ajusticiamiento de los independentistas que un año antes (10 de agosto de 1809) habían declarado la independencia del poder español en Quito en el conocido "Primer Grito de Independencia Americana".

Antecedentes

Primer Grito de Independencia

La revolución del 10 de agosto de 1809, conocida comunmente como «Primer Grito de Independencia», fue un movimiento autonomista el cual proclamaba el retorno del rey Fernando VII, quien había sido derrocado debido a la invasión de los franceses, al mando de Napoléon Bonaparte, a España. Esta revolución fue liderada por una élite criolla, descendientes de españoles nacidos en América, la cual destituyó al presidente de la Real Audiencia de Quito, conde Ruíz de Castilla, y se instaló en el poder bajo la administración de quiteños y no de españoles.

La Junta Soberana de Quito

Se formó entonces la Junta Soberana de Quito bajo el liderazgo de Juan Pío Montúfar Marqués de Selva Alegre; quienes tomaron posesión de la administración de la Audiencia en la sala capitular de San Agustín, en la que redactaron además los lineamientos que seguirían. "La junta de gobierno establecida el 10 de agosto de 1809 se titulaba suprema y debía mandar a la prvincia de Quito, y a las de Guayaquil y Panamá si voluntariamente querían unirse; y atribuyéndose el tratamiento de Majestad, dió a su presidente el de Alteza Serenísima y a sus miembros el de Excelencia... El juramento que hizo la junta y que exigió a cada uno de los empleados y corporaciones del nuevo gobierno fue de obediencia y fidelidad al monarca español Fernando VII...".[1]

Disolución de la Junta Soberana

Fue tal la falta de principios ideológicos y la incapacidad de sus miembros para administrar la Audiencia, que antes de cumplir un mes ya habían empezado a buscar la manera de devolver la presidencia al anciano conde Ruíz de Castilla. Finalmente, aislada y bloqueada, huérfana de ideales e incapaz de administrar, el 13 de octubre de 1809 la Junta entregó el mando al enviado español, Conde de Selva Florida, poniendo fin a 75 días de incertidumbre y zozobra política.

El trágico 2 de agosto de 1810

El 25 de octubre de 1809, tras 12 días de encargo del poder, el conde de Selva Florida entregó de manera oficial la presidencia de la Audiencia de Quito al anciano Conde Ruíz de Castilla, quien la había administrado antes de la revuelta independentista.

Aprehensión de los patriotas

Instalado nuevamente en el poder, y a pesar de haberse comprometido a no tomar represalias, Ruíz de Castilla traicionó su palabra y desató una persecución en contra de quienes habían participado en la revolución del 10 de agosto de 1809, capturando a un gran número de ellos y encerrándolos en los calabozos del Cuartel Real de Lima, en Quito. Al mismo tiempo, hizo promulgar la advertencia de que se aplicaría la pena de muerte a todo aquel que, conociendo el paradero de algun insurgente, no lo denunciara.[2]

A partir de entonces y durante casi un año, los soldados realistas del coronel Manuel Arredondo -que a petición de Ruíz de Castilla había llegado desde Lima para sofocar la revolución- intentar imponer el orden, en algunos casos violentamente, habiendo también saqueos. Los quiteños que, cansados de sus abusos, formaron nuevos comités para defensa de los vecinos y prepararon un plan para liberar a los prisioneros.

Matanza del 2 de agosto de 1810 ===

Llegó entonces el 2 de agosto de 1810. Ese día, poco antes de las dos de la tarde las campanas de la Catedral tocaron a rebato, y seis hombres armados con cuchillos vencieron la guardia del Cuartel Real y penetraron al interior; sembraron el pánico entre los soldados dispersos en los corredores y el patio de la planta baja y se dirigieron denodadamente a cumplir su principal objetivo: liberar a los próceres.[3]

En el primer momento, y tomados por sorpresa, los soldados españoles no ofrecieron resiustencia; pero después reaccionaron y disparando un cañón barrieron con casi todos los atacantes. Seguidamente bajaron a los calabozos donde permanecían encerrados los revolucionarios y tomaron sus represalias contra ellos.

Es entonces cuando los soldados matan a los revolucionarios Salinas, Ascázubi, Aguilera, Quiroga, Juan Pablo Arenas, el teniente coronel Juan Salinas, el teniente coronel Antonio Peña, el capitán José Vinueza, el joven teniente Juan Larrea, entre otros, que hoy son considerados héroes en Ecuador. [4]

El saqueo español a Quito

Los soldados españoles entonces salieron y saquearon el pueblo como represalia. Al caer la tarde, las víctimas mortales sobrepasaban las 300; La ciudad era un escenario deprimente como nunca antes lo había sido.[5]

Gracias a la intervención del obispo José Cuero y Caicedo se pudo detener el saqueo, logrando pacificar a los soldados.

Referencias

  1. BENEDETTI, Carlos. Historia de Colombia, pág 377. Imprenta del Universo de Carlos Prince. Lima, 1887
  2. AVILÉS Pino, Efrén. Historia del Ecuador, pág 66. Editorial Diario El Universo. Guayaquil, 2002
  3. DE LA TORRE Reyes, Carlos. La Revolución de Quito del 10 de agosto de 1809. Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador. Quito, 1990
  4. AVILÉS Pino, Efrén. Historia del Ecuador, pág 68. Editorial Diario El Universo. Guayaquil, 2002
  5. AVILÉS Pino, Efrén. Historia del Ecuador, pág 69. Editorial Diario El Universo. Guayaquil, 2002