Diferencia entre revisiones de «Guerra justa»

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== Antecedentes en la antigüedad ==
== Antecedentes en la antigüedad ==


Encontramos los primeros antecedentes sobre normas que regulan la guerra entre los [[fenicios]]. Éste constituye el primer pueblo en [[occidente]] cuyos magistrados dictan normas que han llegado a nosotros gracias a los relatos del historiador griego [[Heródoto]]; entre ellas la más relevante es la relativa a la justa distribución del botín de guerra (bienes no personas); en virtud de las normas dictadas, los bienes obtenidos se repartían en relación directa a las fuerzas aportadas por cada ciudad, siendo los botines bélicos (armas, escudos, corazas) potestad de los combatientes.<ref>Hawa,Samy.(2000). Historia y concepto de la guerra justa en ''Revista de Marina''. Enero - febrero 1. Valparaíso: Armada de Chile.</ref>
El pueblo [[fenicio]] constituye el primer pueblo en [[occidente]] del que tenemos pruebas de la existencia de normas que regulan la actividad bélica. Los magistrados fenicios dictaron algunas normas que han llegado a nosotros gracias a los relatos de [[Heródoto]]; entre ellas la más relevante es la relativa a la justa distribución del botín de guerra (bienes no personas); en virtud de las normas dictadas, los bienes obtenidos se repartían en relación directa a las fuerzas aportadas por cada ciudad, siendo los botines bélicos (armas, escudos, corazas) potestad de los combatientes.<ref>Hawa,Samy.(2000). Historia y concepto de la guerra justa en ''Revista de Marina''. Enero - febrero 1. Valparaíso: Armada de Chile.</ref>


En [[Grecia]], la [[esclavitud]] fue un modo de salvar a los vencidos de la [[muerte]]. Los derrotados en el campo de batalla pasaban, en calidad de esclavos, a formar parte de las tropas vencedoras. [[Aristóteles]] afirmó que la guerra puede originarse en casos en que el agresor posee una autoestima de su fortaleza o a la prudente necesidad de enfrentamiento. Para el estagirita, la guerra si bien podrá comenzar por causas honorables, por desgracia generará durante su desarrollo vicios típicamente humanos tales como la intolerancia, soberbia y egoísmo<ref>Hawa, S. (2000). Op Cit.</ref>
En Grecia, hubo al menos dos "Guerras Sagradas" en defensa del [[Apolo|templo de Apolo]]. Una en 595 - 85, cuando los griegos del sur dejaron de pagar los pesados derechos que imponían los de la vecina Cirra a los peregrinos que pasaban por su puerto destino a [[Delfos]]; y la otra en 356 - 46, cuando un [[ejército]] griego combinado, conducido por [[Filipo de Macedonia|Filipo de Macedonia]], expulsó a los focences que se habían apoderado de Delfos adueñándose de sus riquezas. La pimera guerra condujo a la neutralización de Delfo y al establecimiento de los [[Juegos pitios]], y la segunda a la conquista de Grecia por Macedonia.<ref>Durant, W. (1957).La vida de Grecia.Buenos Aires: Sudamericana, pág. 167.</ref>

Fue también en [[Grecia]], que la [[esclavitud]] aperecio como una norma para salvar a los vencidos de la [[muerte]]. Los derrotados en el campo de batalla pasaban, en calidad de esclavos, a formar parte de las tropas vencedoras. [[Aristóteles]] afirmó que la guerra puede originarse en casos en que el agresor posee una autoestima de su fortaleza o a la prudente necesidad de enfrentamiento. Para el estagirita, la guerra si bien podrá comenzar por causas honorables, por desgracia generará durante su desarrollo vicios típicamente humanos tales como la intolerancia, soberbia y egoísmo<ref>Hawa, S. (2000). Op Cit.</ref>


Los [[Romanos]] no fueron tan innovadores ni fecundos en la promulgación de normas como los griegos. Sin embargo, es en el [[Derecho romano]] donde encontramos el concepto de ''Justa causa''. La causa justa permite tomar determinadas acciones, inclusive la violencia o la defensa en términos bélicos.<ref>Hawa, S. (2000). Idem.</ref>
Los [[Romanos]] no fueron tan innovadores ni fecundos en la promulgación de normas como los griegos. Sin embargo, es en el [[Derecho romano]] donde encontramos el concepto de ''Justa causa''. La causa justa permite tomar determinadas acciones, inclusive la violencia o la defensa en términos bélicos.<ref>Hawa, S. (2000). Idem.</ref>
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=== <small>Algunas reflexiones sobre las proposiciones</small> ===
=== <small>Algunas reflexiones sobre las proposiciones</small> ===


Según Vitoria, para hacer la guerra no basta la simple creencia del príncipe en que una causa es justa , ya que si se da el caso, la guerra sería justa para ambos bandos en conflicto. Por lo tanto, aconseja revisar la justicia y sus causas, así como las razones aducidas por los adversarios. Por otra parte, si a los súbditos les consata la injusticia de una guerra no les es lícito ir a ella aún por mandato del príncipe. esto en virtud de la ilicitud de dar muerte a inocentes.<ref>ídem: 831</ref> Esta preocupación por la justicia de la guerra obliga a los consejeros del rey a examinar las causas de una guerra justa ya que si se concreta una guerra injusta, parecería contar con el consentimiento de ellos ya que "a cada uno se imputa lo que puede y debe impedir si no lo impide".<ref>ídem:832</ref> Luego, Vitoria reflexiona sobre el caso de que ambas partes beligerantes tengan razones aparentes y probables y enumera algunas reglas prácticas para tal situación para entonces preguntarse por la posibilidad que una guerra sea justa para ambas partes, lo que resuelve afirmando que tal probabilidad se daría sólo en el caso de ignorancia "porque si consta la justicia de la contraparte, no es lícito ofenderse ni defenderse de él."Luego se pregunta si es lícito matar inocentes en una guerra justa a lo que responde que nunca es lícito matar a un inocente con intención directa pero si se les puede despojarlos de armas, naves y máquinas.<ref>ídem:844</ref>
Según Vitoria no basta la simple creencia del príncipe en una causa justa para la guerra, ya que si se da el caso, la guerra sería justa para ambos bandos en conflicto. Por lo tanto, aconseja revisar la justicia y sus causas, así como las razones aducidas por los adversarios. Por otra parte, si a los súbditos les consata la injusticia de una guerra no les es lícito ir a ella aún por mandato del príncipe. esto en virtud de la ilicitud de dar muerte a inocentes.<ref>ídem: 831</ref> Esta preocupación por la justicia de la guerra obliga a los consejeros del rey a examinar las causas de una guerra justa ya que si se concreta una guerra injusta, parecería contar con el consentimiento de ellos ya que "a cada uno se imputa lo que puede y debe impedir si no lo impide".<ref>ídem:832</ref> Luego, Vitoria reflexiona sobre el caso de que ambas partes beligerantes tengan razones aparentes y probables y enumera algunas reglas prácticas para tal situación para entonces preguntarse por la posibilidad que una guerra sea justa para ambas partes, lo que resuelve afirmando que tal probabilidad se daría sólo en el caso de ignorancia "porque si consta la justicia de la contraparte, no es lícito ofenderse ni defenderse de él."Luego se pregunta si es lícito matar inocentes en una guerra justa a lo que responde que nunca es lícito matar a un inocente con intención directa pero si se les puede despojarlos de armas, naves y máquinas.<ref>ídem:844</ref>

== Carl Schmitt ==

Según [[Carl Schmitt|Carl Schmitt]] (1991)<ref>Schmitt, 1991</ref> existen al menos dos tipos de guerra que pueden ser llamadas “justas”. Aquellas de causa formal (la ''iusta causa'' del derecho romano) y aquellas de causa moral (las de justificación moral indeterminada del derecho natural). Las guerras de causa formal son ''iustum bellum'', ''iustum'' por darse entre ''iusti hostes'' según el derecho de gentes y atenerse a las reglas del derecho de guerra. Aquí, la razón de guerra es una razón formal no de fondo y por lo mismo es más objetiva y fácil de determinar. En la hostilidad admitida por el derecho de gentes, no existe el riesgo de la criminalización de los vencidos. El destino de los beligerantes puede ser la muerte, incluso, temporalmente el [[campo de concentración]], pero nunca el juicio criminal por el simple hecho de su beligerancia. <ref>D' Ors, 1996: 42</ref>

El segundo tipo de [[guerra]] llamada justa es el resultado del corrimiento del ''bellum iustum'' (formal) a la “guerra justa” (moral). Esto es el resultado del [[Pacifismo|pacifismo]] que promueve la renuncia a la guerra, el olvido del [[Ius ad bellum|ius bellum]] y que ha transformado la guerra en pretexto para criminalizar al vencido. <ref>Schmitt, 1991:70</ref> La guerra justa de los pacifistas no es ''bellum iustum'' es ''bellum politicum'', por lo tanto el vencedor hace hincapié en la distinción entre enemigo y criminal. <ref>“Der gerechte Krieg ist ein bellum politicum; der Sieger im gerechten Krieg hebt den Unterschied von Feind und Verbrecher auf”</ref>.

[[Álvaro D'Ors]], dice que esta perversión criminalizadora de la guerra denunciada por Schmitt, deja sin paliativos formales la discriminación de la justicia moral. Esta criminalización es un retroceso jurídico, como muestra la historia del derecho privado, afirma el catedrático español.<ref>D' Ors, 1996: 42</ref>
El ''bellum politicum'' es de hecho [[guerra civil]] y de ahí que resulte criminalizadora con los vencidos. En otras palabras explica D' Ors : el pacifismo al proscribir el derecho del ''bellum iustum'', ha venido a “politizar” toda guerra y a dar el resultado criminalizante del “enemigo” vencido. Por eso toda guerra civil termina argumentando con razones de justicia moral.<ref>D' Ors, 1996: 43</ref>


== Otros tratadistas ==
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* [[John Stuart Mill]]
* [[John Stuart Mill]]
* [[Paul Tillich]]
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* [[Reinhold Niebuhr]]
* [[Reinhold Niebuhr]]
* [[Murray Rothbard]]
* [[Murray Rothbard]]
* [[Michael Walzer]]
* [[Michael Walzer]]
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* De Aquino, Tomás (1882). Ultrum bellare semper sit pecar en ''Summa Teológica'', Tómo III, q.40,1; q.40.1 ad 3
* De Aquino, Tomás (1882). Ultrum bellare semper sit pecar en ''Summa Teológica'', Tómo III, q.40,1; q.40.1 ad 3
* Vitoria, Francisco de.(1960).Relecciones teológicas.Obras de Francisco de Vitoria.Madrid:BAC
* Vitoria, Francisco de.(1960).Relecciones teológicas.Obras de Francisco de Vitoria.Madrid:BAC
* D' Ors, Álvaro. (1996). El “Glossarium” de Carl Schmitt en ''Estudios sobe Carl Schmitt. Dalmacio Negro Pavón'' (Coordinador). Madrid: Veintiuno.
* Schmitt, C. (1991). ''Glossarium. Aufzeichnungen der Jahre 1947-1951''. Berlín: Duncker und Humblot.


== Véase también ==
== Véase también ==
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== Enlaces externos ==
== Enlaces externos ==
* [http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2009/12/11/obama-y-la-guerra-justa-966/ Obama y la guerra justa]
* [http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2009/12/11/obama-y-la-guerra-justa-966/ Obama y la guerra justa]
* [http://www.libertaddigital.com/ilustracion_liberal/articulo.php/819/ Carl Schmitt o la humanización de la guerra]
* [http://nucleodelalealtad.blogspot.com/2007/02/la-guerra-santo-toms-de-aquino-suma.html/Doctrina tradicional de la “guerra justa”]


[[Categoría:Guerra]]
[[Categoría:Guerra]]

Revisión del 23:59 28 jun 2010

Guerra justa es un concepto teológico - político desarrollado fundamentalmente por teólogos y juristas católicos y cuya definición ha constituido un esfuerzo serio para regular el derecho a la guerra y en la guerra. Hoy, este concepto es parte importante del Derecho Internacional y entorno a él se configura el “Ius ad bellum y el Ius in bellum.”

Antecedentes en la antigüedad

El pueblo fenicio constituye el primer pueblo en occidente del que tenemos pruebas de la existencia de normas que regulan la actividad bélica. Los magistrados fenicios dictaron algunas normas que han llegado a nosotros gracias a los relatos de Heródoto; entre ellas la más relevante es la relativa a la justa distribución del botín de guerra (bienes no personas); en virtud de las normas dictadas, los bienes obtenidos se repartían en relación directa a las fuerzas aportadas por cada ciudad, siendo los botines bélicos (armas, escudos, corazas) potestad de los combatientes.[1]

En Grecia, la esclavitud fue un modo de salvar a los vencidos de la muerte. Los derrotados en el campo de batalla pasaban, en calidad de esclavos, a formar parte de las tropas vencedoras. Aristóteles afirmó que la guerra puede originarse en casos en que el agresor posee una autoestima de su fortaleza o a la prudente necesidad de enfrentamiento. Para el estagirita, la guerra si bien podrá comenzar por causas honorables, por desgracia generará durante su desarrollo vicios típicamente humanos tales como la intolerancia, soberbia y egoísmo[2]

Los Romanos no fueron tan innovadores ni fecundos en la promulgación de normas como los griegos. Sin embargo, es en el Derecho romano donde encontramos el concepto de Justa causa. La causa justa permite tomar determinadas acciones, inclusive la violencia o la defensa en términos bélicos.[3]

Santo Tomás de Aquino

Tomás de Aquino, escribe al referirse a la guerra justa: "Para que la guerra sea justa, se requieren tres condiciones. Primera: la autoridad del príncipe bajo cuyo mandato se hace la guerra.No incumbe a la persona particular declarar la guerra, porque puede hacer valer su derecho ante tribunal superior; además, la persona particular tampoco tiene competencia para convocar a la colectividad, cosa necesaria para hacer la guerra. Ahora bien, dado que el cuidado de la república ha sido encomendado a los príncipes, a ellos compete defender el bien público de la ciudad, del reino o de la provincia sometidos a su autoridad. Pues bien, del mismo modo que la defienden lícitamente con la espada material contra los perturbadores internos, castigando a los malhechores, a tenor de las palabras del Apóstol: «No en vano lleva la espada, pues es un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal» (Rm 13,4), le incumbe también defender el bien público con la espada de la guerra contra los enemigos externos. Por eso se recomienda a los príncipes: «Librad al pobre y sacad al desvalido de las manos del pecador» (Ps 81,41), y San Agustín, por su parte, en el libro Contra Faust. enseña: «El orden natural, acomodado a la paz de los mortales, postula que la autoridad y la deliberación de aceptar la guerra pertenezca al príncipe»[4]

Segunda. Se requiere causa justa.Es decir, que quienes son atacados lo merezcan por alguna causa. Por eso escribe también San Agustín en el libro Quaest: «Suelen llamarse guerras justas las que vengan las injurias; por ejemplo, si ha habido lugar para castigar al pueblo o a la ciudad que descuida castigar el atropello cometido por los suyos o restituir lo que ha sido injustamente robado»[5]

Tercera. Se requiere, finalmente, que sea recta la intención de los contendientes; es decir, una intención encaminada a promover el bien o a evitar el mal.Por eso escribe igualmente San Agustín en el libro De verbis Dom.: "Entre los verdaderos adoradores de Dios, las mismas guerras son pacíficas, pues se promueven no por codicia o crueldad, sino por deseo de paz, para frenar a los malos y favorecer a los buenos". Puede, sin embargo, acontecer que, siendo legítima la autoridad de quien declara la guerra y justa también la causa, resulte, no obstante, ilícita por la mala intención. San Agustín escribe en el libro Contra Faust.: «En efecto, el deseo de dañar, la crueldad de vengarse, el ánimo inaplacado e implacable, la ferocidad en la lucha, la pasión de dominar y otras cosas semejantes, son, en justicia, vituperables en las guerras»[6]

Francisco de Vitoria

El samaltisense Francisco de Vitoria escribió en 1538 Reelecciones del Estado, de los indios, y del derecho de la guerra. En ésta obra formuló los títulos jurídicos para legitimar la ocupación española en América. En la reelección segunda desarrolla una teoría general del derecho a la guerra. Su exposición se divide en cuatro proposiciones: licitud de las guerras para los cristianos, autoridad competente para declarar y hacer la guerra, causas justas de la guerra y actos lícitos contra el enemigo en la guerra.[7]

La licitud de la guerra para los cristianos

Vitoria establece la distinción entre enunciados de precepto y enunciados de consejo. Como precepto acepta que la guerra está prohibida para los cristianos por las sagradas escrituras.[8]​ Como enunciado de consejo argumenta que es licito para los cristianos hacer la guerra, para lo que se basa en las palabras que San Juan Bautista dirige a los soldados: no maltraten ni hagan daño y, en el comentario de San Agustín a éstas: "si la religión cristiana prohibiera totalmente las guerras se les hubiese ordenado dejar las armas.[9]​ Luego, citando el Evangelio y a Santo Tomás, llega a probar la licitud de la guerra defensiva y ofensiva. Es lícito repeler una agresión con la fuerza y lícito reclamar por una injuria recibida.[10]

La autoridad competente para declarar y hacer la guerra

Vitoria, divide esta proposición en tres argumentos. Primero, afirma que cualquier particular puede hacer la guerra defensiva y no sólo para defenderse a sí mismo sino que sus bienes y sus cosas.Segundo, afirma que cualquier república tiene derecho a declarar y hacer la guerra y, tercero dice que el príncipe tiene la misma autoridad que la república.[11]

Las causas justas de la guerra

Según Vitoria, la única causa justa de guerra, respetando el principio de proporcionalidad de los medios, es la injuria recibida. Funda su afirmación en la definición de guerra justa que da San Agustín: "Las guerras justas suelen definirse diciendo que son aquellas en que se toma satisfacción de las injurias, si ha de castigarse a una ciudad o a una nación que no se ocupa en reparar el daño causado por sus súbditos ni de devolver lo quitado injustamente.[12]

Actos lícitos contra el enemigo en guerra justa

Esta parte de la reelección esta subdividida en varias proposiciones, entre ellas están:

  • Primera proposición: En la guerra es lícito hacer todo lo necesario para la defensa del bien público.
  • Segunda proposición: Es lícito recobrar las cosas perdidas y sus intereses.
  • Tercera proposición: Es lícito resarcirse con los bienes del enemigo de los gastos de la guerra y de todos los daños causados por el injustamente
  • Cuarta proposición; El príncipe que hace una guerra justa podrá hacer cuanto sea necesario para mantener la paz y la seguridad frente a sus enemigos.
  • Quinta proposición: Después de obtenida la victoria, recobradas las cosas y asegurada la paz, se puede vengar la injuria recibida de los enemigos y castigarlos por las injurias inferidas.[13]

Algunas reflexiones sobre las proposiciones

Según Vitoria no basta la simple creencia del príncipe en una causa justa para la guerra, ya que si se da el caso, la guerra sería justa para ambos bandos en conflicto. Por lo tanto, aconseja revisar la justicia y sus causas, así como las razones aducidas por los adversarios. Por otra parte, si a los súbditos les consata la injusticia de una guerra no les es lícito ir a ella aún por mandato del príncipe. esto en virtud de la ilicitud de dar muerte a inocentes.[14]​ Esta preocupación por la justicia de la guerra obliga a los consejeros del rey a examinar las causas de una guerra justa ya que si se concreta una guerra injusta, parecería contar con el consentimiento de ellos ya que "a cada uno se imputa lo que puede y debe impedir si no lo impide".[15]​ Luego, Vitoria reflexiona sobre el caso de que ambas partes beligerantes tengan razones aparentes y probables y enumera algunas reglas prácticas para tal situación para entonces preguntarse por la posibilidad que una guerra sea justa para ambas partes, lo que resuelve afirmando que tal probabilidad se daría sólo en el caso de ignorancia "porque si consta la justicia de la contraparte, no es lícito ofenderse ni defenderse de él."Luego se pregunta si es lícito matar inocentes en una guerra justa a lo que responde que nunca es lícito matar a un inocente con intención directa pero si se les puede despojarlos de armas, naves y máquinas.[16]

Otros tratadistas

Referencias

  1. Hawa,Samy.(2000). Historia y concepto de la guerra justa en Revista de Marina. Enero - febrero 1. Valparaíso: Armada de Chile.
  2. Hawa, S. (2000). Op Cit.
  3. Hawa, S. (2000). Idem.
  4. Aquino, Tomás de. (1882). Suma Teológica Madrid: Moya y Plaza Editores. II-II Qu. 40, a 1 ad 3
  5. Santo Tomás, Op. Cit
  6. Santo Tomás, ibidem
  7. Vitoria, Francisco de (1960). Relecciones teológicas.Obras de Francisco de Vitoria. Madrid: Biblioteca de autores cristianos
  8. Vitoria, 1960:815
  9. ibídem
  10. ídem: 817
  11. Ídem:817
  12. ibídem
  13. ibídem
  14. ídem: 831
  15. ídem:832
  16. ídem:844

Bibliografía

  • De Aquino, Tomás (1882). Ultrum bellare semper sit pecar en Summa Teológica, Tómo III, q.40,1; q.40.1 ad 3
  • Vitoria, Francisco de.(1960).Relecciones teológicas.Obras de Francisco de Vitoria.Madrid:BAC

Véase también

Enlaces externos