Diferencia entre revisiones de «Caperucita Roja»

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== Argumento ==
== Argumento ==
Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Había una vez unabassurs

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...


De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.
De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

Revisión del 15:31 17 dic 2009

Caperucita Roja

Representación por Gustave Doré
Género Cuento
Subgénero Cuento de hadas, Literatura infantil
Tema(s) Impostor y peligro Ver y modificar los datos en Wikidata
País Europa Ver y modificar los datos en Wikidata

Caperucita Roja es una fábula transmitida de manera oral en gran parte de Europa y luego en escritos. El relato marca un claro contraste entre el pueblo seguro y el peligroso bosque, normal antítesis del mundo medieval.

Argumento

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

—¿A dónde vas, niña? —le preguntó el lobo con su voz ronca.

—A casa de mi abuelita —le dijo Caperucita.

—No está lejos —pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: «El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.»

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

Caperucita Roja, ilustración de Albert Anker.

—Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

—Son para verte mejor —dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

—Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

—Son para oírte mejor —siguió diciendo el lobo.

—Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

—Son para...¡comerte mejoooor! —y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un serrador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

Ilustración de Gustave Doré que representa el asombro de Caperucita al ver como su «abuela» la miraba

Caperucita de Charles Perrault

Perrault fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos (1697), donde destacaba sobre los otros por ser, más que un cuento, una leyenda bastante cruel, destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos, y cuyo ámbito territorial no iba más allá de la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.

Este autor suprimió el lance en que el lobo, ya disfrazado de abuelita, invita a la niña a consumir carne y sangre, pertenecientes a la pobre anciana, a la que acaba de descuartizar. Al igual que en el resto de sus cuentos, quiso dar una lección moral a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, añadiendo una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia.

Caperucita de los hermanos Grimm

Ilustración publicada en 1868 para una edición holandesa

En 1812, los hermanos Grimm, dieron otra vuelta de tuerca a la historia. Retomaron el cuento, y escribieron una nueva versión, que fue la que hizo que Caperucita fuera conocida casi universalmente, y que, aún hoy en día, es la más leída.

En contra de lo que se pueda pensar, los hermanos Grimm no se limitaron a transcribir palabra por palabra la tradición oral. Partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault de 1697; la segunda, una versión oral de una chica que había tenido acceso a una buena educación, y que, por tanto, es probable que conociera el escrito de Perrault; y la tercera, una obra escrita en 1800 por el autor Ludwig Tieck, Leben und Tod des kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de la joven Caperucita Roja: Una tragedia)[cita requerida], en la que se introduce la figura del leñador, que salva a la niña y a su abuelita.

Los hermanos Grimm escribieron una versión más inocente, y con menos elementos eróticos que las publicadas anteriormente. Además añadieron un final feliz para el cuento, tal y como solían tener los cuentos de la época. Propusieron un final alternativo, en el que la abuelita, en un alarde de valor y heroísmo, salva a su nieta y a sí misma sin ayuda alguna. Este segundo final enlaza con la tradición italiana del cuento, en la que la mujer sabe arreglárselas sola ante la amenaza del peligro. [cita requerida].

Todo un icono popular

Archivo:Lrrh.jpg
«Érase una vez...». Póster norteamericano de 1939

Aunque Walt Disney nunca lo llevó al cine junto a los otros cuentos clásicos, Caperucita Roja es todo un icono de la cultura popular y, en muchas ocasiones, ha influido en la sociedad urbana la creencia de que los lobos son peligrosos para los seres humanos. Al contrario que otras obras y mitos como el de Rómulo y Remo[1]​ o El libro de la selva,[2]​ donde son las lobas las que cuidan de los niños, los protegen y les dan calor hasta que pueden valerse por sí mismos, este cuento nos presenta a un lobo inteligente y cruel, o al menos eso parece intentar, porque muchos autores y artistas no se han podido resistir a realizar ciertas interpretaciones de situaciones extrañas. Se han señalado algunas quizá fuera del contexto en que se escribió:

  • ¿Qué tipo de mujer era su madre que, conociendo los peligros que acechan en el bosque, mandara sola a su hija?
  • ¿Cómo el lobo, siendo el dueño y señor del bosque, no ataca a la niña en sus dominios sino que la espera metido en la cama?
  • ¿Cómo se explica que la muchacha no sea capaz de reconocer las diferencias, que sí nota, entre su abuela y una bestia disfrazada?
  • Quizá la más sarcástica es la que hace hincapié en las continuas preguntas de la niña al lobo sobre el tamaño de su cuerpo o, al menos, el gran tamaño de algunas partes de su cuerpo.

Una de estas interpretaciones la ilustró la Orquesta Mondragón en la portada de su álbum Caperucita feroz, donde mostraba al lobo asustado de una Caperucita ya dentro de la cama y con mirada insinuante.

Algunas versiones

  • La finta nonna ('La falsa abuela')
  • Le Petit Chaperon Rouge ('La Caperucita Roja') dentro de Histoires et contes du temps passé, avec des moralités. Contes de ma mère l'Oye ('Historias y cuentos del pasado con moralejas. Cuentos de mi madre la Oca') en 1697 por Charles Perrault.
  • Rotkäppchen dentro de Kinder- und Hausmärchen ('Cuentos para la infancia y el hogar') en 1812 por los hermanos Grimm.
  • Caperucita Verde, capítulo de la telenovela argentina, Casi Ángeles.
  • En compañía de lobos, del director Neil Jordan, es una versión cinematográfica del cuento en el que Sarah Paterson hacía el papel de Caperucita y Angela Lansbury el de la abuela del cuento.
  • Tokyo Akazukin es un manga japonés creado por Benkyo Tamaoki, el cuál describe la historia de una niña llamada Akazukin (que literalmente significa Caperucita Roja) que tiene sólo un deseo en la vida: ser devorada por una criatura llamada Sr. Lobo.

También se han realizado películas de terror, obras pornográficas[3]​ y adaptaciones a los tiempos actuales sustituyendo a los protagonistas y lugares por elementos de Internet o cambiando los personajes por personas reales.

En la serie de videojuegos Darkstalkers de la compañía Capcom hay un personaje parecido a Caperucita Roja llamado Baby Bonnie Hood; en la versión japonesa del juego recibió el nombre de Bulleta. El personaje es una pequeña asesina despiadada que aparenta inocencia y porta el disfraz de Caperucita. En algunas de sus técnicas llora por su abuelita, mientras que muchas otras incluyen bombas, armas de fuego y la invocación de un leñador con un rifle junto a un soldado de la segunda guerra mundial.

El dibujante y empresario de juguetes Todd McFarlane, creó la línea de juguetes McFarlane Toys; Twisted Fairy Tales, versión gore de los cuentos clásicos, incluye una muñeca de Caperucita Roja con aspecto gótico sosteniendo a un lobo descuartizado.

Bibliografía

== Referencias == helloww

  1. Virgilio Maron, Publio, La Eneida. Madrid: Espasa-Calpe, 2007. ISBN 84-670-2233-7
  2. Kipling, Rurdyard, Cajón de cuentos. Barcelona: Zendrera Zariquiey, 2002. ISBN 84-8418-108-1
  3. Cohn, Gary (guión) & Texeiro, Mark (ilustración), Red. http://673.gxp-network.com/members/comics-gal/red-riddinghood/html/01.html, última visita 31 de enero de 2007.

Véase también

Enlaces externos

Media:Caperucita.ogg