Diferencia entre revisiones de «Sublime»

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Según el concepto original de [[Longino]], que sería recuperado por [[filosofía|filósofos]] y críticos de [[arte]] posteriores, lo sublime se caracteriza por una [[belleza]] extrema, que produce en el que la percibe una pérdida de la [[racionalidad]], una identificación total con el proceso creativo del [[artista]] y un gran [[placer]] [[estética|estético]]. En ciertos casos, lo sublime puede ser tan puramente [[belleza|bello]] que produce [[dolor]] en vez de [[placer]].
Según el concepto original de [[Longino]], que sería recuperado por [[filosofía|filósofos]] y críticos de [[arte]] posteriores, lo sublime se caracteriza por una [[belleza]] extrema, que produce en el que la percibe una pérdida de la [[racionalidad]], una identificación total con el proceso creativo del [[artista]] y un gran [[placer]] [[estética|estético]]. En ciertos casos, lo sublime puede ser tan puramente [[belleza|bello]] que produce [[dolor]] en vez de [[placer]].


Según [[Longino]], hay cinco caminos distintos para alcanzar lo sublime: "grandes pensamientos, emociones fuertes, ciertas figuras de habla y de pensamiento, dicción noble y disposición digna de las palabras".por el cual nda pasaaaaa
Según [[Longino]], hay cinco caminos distintos para alcanzar lo sublime: "grandes pensamientos, emociones fuertes, ciertas figuras de habla y de pensamiento, dicción noble y disposición digna de las palabras".


==Siglos XVI-XVII: el redescubrimiento de lo sublime==
==Siglos XVI-XVII: el redescubrimiento de lo sublime==

Revisión del 19:05 20 oct 2009

Para la banda estadounidense de rock véase Sublime (banda).

El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich, representación prototípica de lo sublime

Lo sublime es una categoría estética, derivada principalmente de la obra Περὶ ὕψους ("Sobre lo sublime") del poco conocido escritor griego Longino, y que consiste fundamentalmente en una belleza extrema, capaz de arrebatar al espectador a un éxtasis más allá de su racionalidad, o incluso de provocar dolor por ser imposible de asimilar. El concepto de lo "sublime" fue redescubierto durante el Renacimiento, y gozó de gran popularidad durante el Barroco, durante el siglo XVIII alemán e inglés y sobre todo durante el primer Romanticismo.

Definición

Según el concepto original de Longino, que sería recuperado por filósofos y críticos de arte posteriores, lo sublime se caracteriza por una belleza extrema, que produce en el que la percibe una pérdida de la racionalidad, una identificación total con el proceso creativo del artista y un gran placer estético. En ciertos casos, lo sublime puede ser tan puramente bello que produce dolor en vez de placer.

Según Longino, hay cinco caminos distintos para alcanzar lo sublime: "grandes pensamientos, emociones fuertes, ciertas figuras de habla y de pensamiento, dicción noble y disposición digna de las palabras".

Siglos XVI-XVII: el redescubrimiento de lo sublime

El tratado de Longino sobre lo sublime, y por lo tanto el concepto mismo, permanecieron desconocidos durante toda la Edad Media. Sólo comenzaron a recuperar cierta notoriedad e influencia en el siglo XVI, después de que Francesco Robortello publicase una edición de la obra clásica en Basilea en 1554, y Niccolo da Falgano otra en 1560. A partir de estas dos ediciones originales, las traducciones en lenguas vernáculas proliferaron.

Durante el siglo XVII, los conceptos de Longino sobre la belleza gozan de gran estima, y son aplicados al arte barroco. La obra es objeto de decenas de ediciones durante este siglo. La más importante de todas ellas se debe a Nicolás Boileau, en 1674, que sitúa nuevamente al tratado y al concepto en el centro del debate estético de la época. Sin embargo, durante este periodo todavía se considera a De lo sublime como una obra demasiado primitiva como para ser aceptable por el civilizado hombre moderno.

El siglo XVIII: Inglaterra

La recuperación moderna del concepto de lo sublime se produjo en Inglaterra, en el siglo XVIII. Ya Anthony Ashley Cooper, tercer conde de Shaftesbury, y John Dennis, tras un viaje por los Alpes, expresaron su admiración por las formas sobrecogedoras e irregulares de la naturaleza exterior, apreciaciones estéticas que Joseph Addison sintetizó en su revista The Spectator (1711) en una serie de artículos intitulados Pleasures of the Imagination.

Esta obra de Addison, en la que el concepto de grandeza se une al de sublimidad, junto con la obra de Edward Young Night Thoughts (1745), suelen considerarse como los puntos de partida de Edmund Burke a la hora de escribir su A Philosophical Inquiry into the Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful ("Una investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello") (1756). La importancia de la obra de Burke radica en que fue el primer filósofo en argüir que lo sublime y lo bello son categorías que se excluyen mutuamente, del mismo modo en que lo hacen la luz y la oscuridad. La belleza puede ser acentuada por la luz, pero tanto una luz demasiado intensa como la total ausencia de luz son sublimes, en el sentido de que pueden nublar la visión del objeto. La imaginación se ve así arrastrada a un estado de horror hacia lo "oscuro, incierto y confuso". Este horror, sin embargo, también implica un placer estético, obtenido de la conciencia de que esa percepción es una ficción.

El siglo XVIII: Alemania

El concepto de lo sublime también fue adoptado por dos de los filósofos alemanes más influyentes del siglo XVIII: Emmanuel Kant y Arthur Schopenhauer.

Emmanuel Kant

Emmanuel Kant publicó en 1764 sus Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen ("Observaciones sobre el carácter de lo bello y lo sublime"), que retomaría más tarde en su Crítica del Juicio (1790). En ambas obras, Kant investiga el concepto de lo sublime, que define como "lo que es absolutamente grande", que sobrepasa al espectador causándole una sensación de displacer, y puede darse únicamente en la naturaleza, ante la contemplación acongojante de algo cuya mesura sobrepasa nuestras capacidades.

"El sentimiento de lo sublime es, pues, un sentimiento de displacer debido a la inadecuación de la imaginación en la estimación estética de magnitudes respecto a la estimación por la razón, y a la vez un placer despertado con tal ocasión precisamente por la concordancia de este juicio sobre la inadecuación de la más grande potencia sensible con ideas de la razón, en la medida en que el esfuerzo dirigido hacia éstas es, empero, ley para nosotros."

Así, lo bello es una tranquila contemplación, un acto reposado, mientras que la experiencia de lo sublime agita y mueve el espíritu, causa temor, pues sus experiencias nacen de aquello que es temible, y se convierte en sublime a partir de la inadecuación de nuestras ideas con nuestra experiencia. De tal manera, para sentir lo sublime, a diferencia de para sentir lo bello, es menester la existencia de una cierta cultura: el hombre rudo, dice Kant, ve atemorizante lo que para el culto es sublime. El poderío de esta experiencia estética invoca nuestra fuerza, y la naturaleza es sublime porque eleva la imaginación a la presentación de los casos en que el ánimo puede hacer para sí mismo sensible la propia sublimidad de su destinación, aún por sobre la naturaleza. De tal modo, Kant interpreta la naturaleza como fuerza, y en ella está lo sublime:

"rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder devastador, huracanes que van dejando tras de si desolación, el océano sin límites rugiendo de ira, una cascada profunda en un río poderoso, etc, reducen nuestra facultad de resistir a una insignificante pequeñez, comparada con su fuerza. (...) llamamos gustosos sublimes a esos objetos porque elevan las facultades del alma por encima de su término medio ordinario".

Arthur Schopenhauer

Para esclarecer el concepto del sentimiento de lo sublime, Arthur Schopenhauer hizo una lista de las etapas intermedias desde lo bello hasta lo más sublime en su El mundo como voluntad y representación (capítulo 39). Para este filósofo, el sentimiento de lo bello nace simplemente de la observación de un objeto benigno. El sentimiento de lo sublime, en cambio, es el resultado de la observación de un objeto maligno de gran magnitud, que podría destruir al observador. Las fases entre uno y otro sentimiento serían por tanto las siguientes:

  • Sentimiento de lo bello - La luz reflejada en una flor (placer por la percepción de un objeto que no puede dañar al observador)
  • Sentimiento muy débil de lo sublime - La luz reflejada en unas rocas (placer por la observación de objetos que no suponen una amenaza, pero carentes de vida)
  • Sentimiento débil de lo sublime - Un desierto infinito sin movimiento (placer por la visión de objetos que no pueden albergar ningún tipo de vida)
  • Sentimiento de lo sublime - Naturaleza turbulenta (placer por la percepción de objetos que amenazan con dañar o destruir al observador)
  • Sentimiento completo de lo sublime - Naturaleza turbulenta y abrumadora (placer por la observación de objetos muy violentos y destructivos)
  • Sentimiento más completo de lo sublime - La inmensidad de la extensión o duración del universo (placer por el conocimiento del observador de su propia insignificancia y de su unidad con la naturaleza)

El Romanticismo

El concepto de lo sublime se incorporó a la estética romántica desde sus orígenes, tanto en Inglaterra como en Alemania. La concepción panteísta de algunos de los primeros románticos, o la visión arrebatada y violenta de la naturaleza propia del Sturm und Drang, se corresponden muy bien con los últimos estadios de lo sublime tal y como los define Arthur Schopenhauer.

En Francia, el mayor valedor del concepto de lo sublime fue Víctor Hugo, tanto en sus poesías como en su prefacio a su obra de teatro Cromwell, donde define lo sublime como una combinación de lo bello y lo grotesco, opuesta a la idea clásica de perfección. En su propia obra, tanto El jorobado de Notre Dame (en Nuestra Señora de París) como muchos de los elementos de Los Miserables pueden ser considerados propiamente dentro de la categoría de lo sublime.

Revisiones postrománticas del concepto

Las últimas décadas del siglo XIX vieron el nacimiento de la Kunstwissenschaft o "ciencia del arte", un movimiento que intentaba discernir las leyes de la apreciación estética y alcanzar un acercamiento científico a la experiencia estética.

Al comienzo del siglo XX, el filósofo neo-Kantiano alemán Max Dessoir fundó la revista Zeitschrift für Ästhetik und allgemeine Kunstwissenschaft, y publicó su Ästhetik und allgemeine Kunstwissenschaft, en la que distinguía cinco formas estéticas básicas: lo bello, lo sublime, lo trágico, lo feo y lo cómico. La experiencia de lo sublime implica para Dessoir un olvido del propio yo, en el que el miedo es sustituido por una sensación de bienestar y seguridad al enfrentarse a un ser superior. Esta sensación es similar a la experiencia trágica: la "conciencia trágica" es la capacidad de lograr un estado exaltado de la conciencia, logrado a partir de la aceptación del sufrimiento inevitable destinado a todos los seres humanos, y de las oposiciones irresolubles de la vida.

Lo sublime, como concepto estético, estaba también en la base del modernismo, que intentaba reemplazar a lo meramente bello, mediante la liberación del observador de las limitaciones de su condición humana. En la obra del teórico Jean-François Lyotard, lo sublime apunta a una aporía de la razón: indica el límite de nuestras capacidades conceptuales y revela la multiplicidad e inestabilidad del mundo posmoderno.

Sublime histérico

Fredric Jameson da a la categoría "sublime" un sentido distinto de Kant, más próximo a la concepción de Burke, de estupor y el horror, para describir la experiencia estética del hiperrealismo, al que considera el arte del capitalismo tardío. Encuentra en el hiperrealismo el síntoma de un mundo dominado por la imagen en que es posible no distinguir la verdad de la falsedad, en que la vida diaria de la ciudad es alienante, en que la vista se deleita con imágenes convertidas en mercancía: la pobreza urbana es mostrada con brillantes superficies, y hasta los automóviles destruidos brillan con una especie de resplandor alucinatorio. (También lo denomina “sublime Camp”).

Véase también


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