Diferencia entre revisiones de «Folclore de Paraguay»

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Tau no pudo quedarse con los brazos cruzados, de igual manera raptó a Keraná. Por esto, Arasy lo maldice y también a Keraná. Ellos procrearon hijos y, a causa de la maldición, éstos nacieron con aspecto de monstruos. Este es el origen de los 7 mitos del Paraguay: Teju Yagua, Mbói Tu'i, Moñái, Jasy Jateré, Ao Ao y Luisón.
Tau no pudo quedarse con los brazos cruzados, de igual manera raptó a Keraná. Por esto, Arasy lo maldice y también a Keraná. Ellos procrearon hijos y, a causa de la maldición, éstos nacieron con aspecto de monstruos. Este es el origen de los 7 mitos del Paraguay: Teju Yagua, Mbói Tu'i, Moñái, Jasy Jateré, Ao Ao y Luisón.


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== Referencias ==
== Referencias ==



Revisión del 18:21 14 jul 2009

Las leyendas que envuelven al Paraguay y son el ingrediente especial en el folklore de este país, son vivas muestras de las creencias, el arte y la imaginación de los pobladores de la zona. Así también, son los principales temas que manifiestan la belleza literaria de los pueblos. Estas leyendas fueron creadas para argumentar hechos difíciles de explicar. Entre las más conocidas están: la leyenda de la Yerba Mate, del Ñanduti, del Karau, Tupí y Guaraní, la leyenda de la Virgen de Caacupé, del Chajá, de la Azucena, etc.

Yerba Mate

La leyenda de la yerba mate

En una gran selva, cerca de los Saltos del Guairá, vivía un señor con su esposa y su hija. La muchacha era muy buena y hermosa. Esta era una familia pobre, pero sus integrantes vivían libres y felices.

Un día llegó al rancho una persona de aspecto agradable. Con buenas palabras pidió al dueño de casa que le cediera permiso pasar la noche con ellos, había caminado mucho y estaba cansado. Prometió que al día siguiente, al salir el sol, iba a seguir su camino.

El dueño de casa aceptó y lo atendió como un miembro más de la familia. Cuando ameneció, el forastero tomó sus cosas para seguir su camino, pero antes de irse dijo al dueño de casa que él era un enviado del cielo, que había venido a la tierra para premiar a los buenos.

Afirmó que sabía que la familia era de escasos recursos y agradeció que de igual manera le dieran de cenar la única gallina que tenían y una cama, esto no lo haría cualquier persona, sólo los de buen corazón.

Como premio a su amabilidad, hizo que su hija no muriera jamás, la convirtió en una planta. Dijo que los hombres cortarían sus ramas y le arrancarían las hojas, pero que ella volvería a brotar más frondosa y bella.

El viajero se despidió y siguió su camino. Fue hacia el lado del alba, caminando de la mano de Dios. Y así fue, la bella joven se transformó en la planta del Ka’a.

Desde aquel día, las ramas y las hojas cortadas de la yerba mate son tostadas y molidas para que después sean utilizadas como bebida estimulante en el mate y tereré.

Karau

Cuenta la leyenda del Karau, que una noche en que la madre de un joven estaba muy enferma, éste salió a buscar remedios para ella. Pero en el camino encontró una fiesta y allí se quedó a bailar con la señorita más linda de la noche, prometiéndose que sólo se quedaría un momento.

A la medianoche, cuando la diversión empezaba a aumentar, se le acercó un amigo que muy serio le empezó a hablar. Le dijo que deje de bailar, que traía la noticia de que su madre había muerto. El joven, como si no le importara lo que había escuchado, pidió que siguiera sonando la música, pues seguiría bailando, y dijo a su amigo que el que murió ya murió y que habría tiempo para llorar.

Ya por la madrugada, el joven preguntó a su dama dónde quedaba su casa, a lo que la mujer le respondió que su casa quedaba muy lejos, pero que podría ir a visitarla los días en que extrañe a su madre. Luego de escuchar estas palabras, el joven se dio cuenta de lo que había hecho y se arrepintió. Salió del lugar llorando amargamente, repitiendo que su madre ya se murió.

Dijo que desde ahora vagaría sin rumbo por los esteros y en esos lugares se vestiría por siempre de luto. Por haber sido un mal hijo, Tupã lo castigó; lo vistió con un plumaje negro y lo condenó a llorar.

Ñanduti

Archivo:Nanduti.jpg
Nuestra de un bello Ñanduti

Cuenta la leyenda que existía una mujer morena, muy bella y amable llamada Samimbí. Dos hombres, bravos guerreros guaraníes, luchaban por su amor. Uno de los jóvenes se llamaba Yasyñemoñare (hijo de la luna) y el otro Ñanduguazú (araña grande).

Una noche en que Yasyñemoñare suplicaba a Tupã (Dios) que lo ayude a conquistar el amor de Samimbí, vio en lo alto de un enorme árbol una especie de encaje de color plateado, era perfecto y la luz de la luna lo hacía aún más bello. Esto deslumbró a Yasyñemoñare y entonces trepó al árbol para bajarlo y regalárselo a su amada.

En ese momento también pasó por allí Ñanduguazú, que al ver aquel tejido tan hermoso, se puso furioso por los celos al saber que su enemigo lo conseguiría antes que él. Sin pensarlo dos veces, le disparó una flecha. Yasymoñare cayó muriendo en el acto. Entonces, rápidamente Ñanduguazú trepó al árbol, pero cuando quiso tomarlo, sólo quedó en sus dedos el tejido que se desgarró al instante, comprobando que se trataba de una tela de araña.

El remordimiento persiguió por varios meses a Ñanduguazú, hasta que un día su madre logró sacarle el terrible secreto. La mujer pidió entonces a su hijo que la llevase hasta aquel árbol. Así lo hizo Ñanduguazú, y cuando ambos llegaron hasta el lugar, vieron con sorpresa que en ese mismo sitio se encontraba un tejido idéntico al anterior.

La mujer, queriendo consolar a su hijo, que desde la muerte de Yasyñemoñare vagaba sin rumbo por la selva, decidió regalarle un tejido igual al de aquel árbol. Para esto, la anciana se puso a estudiar con mucha atención la ida y venida de las arañas mientras hilaban con tal perfección hasta lograr aquel encaje. Entonces tomó sus agujas de tejer y empezó a copiar los círculos y rectas que las arañas dibujaban, y utilizando como hilo las hebras blancas de sus cabellos, logró reproducir aquel singular tejido.

Tau y Keraná

Tau y Keraná

Dice la leyenda que existió una mujer asombrosamente hermosa llamada Keraná (dormilona). Esta era hija de Marangatu, y para desdicha de su padre, se pasaba el día durmiendo.

Un día, Tau, el espíritu maligno, se enamoró perdidamente de ella. Para lograr estar junto a ella y conquistar su amor, se convirtió en un joven humano e intentó raptarla y así tenerla para siempre a su lado. A este acto tan perverso, se interpuso Katupyry, el espíritu del bien que ayuda a las personas que se encuentran en peligro, enfermas o tristes. Intervino en los planes de Tau para evitar que la raptase.

Tau y Katupyry tuvieron una larga y feroz pelea que duró siete días y también siete noches. Katupyry venció a Tau, venciendo así el bien contra el mal. Tau fue entonces exiliado por Pytayovái, que es el dios de la guerra y el valor. Pytayovaí es conocido por llevar el fuego de la destrucción muy dentro de él.

Tau no pudo quedarse con los brazos cruzados, de igual manera raptó a Keraná. Por esto, Arasy lo maldice y también a Keraná. Ellos procrearon hijos y, a causa de la maldición, éstos nacieron con aspecto de monstruos. Este es el origen de los 7 mitos del Paraguay: Teju Yagua, Mbói Tu'i, Moñái, Jasy Jateré, Ao Ao y Luisón.

Yasy Yatere

Referencias

  • Mitos Guaraníes. Ramón Elías. 1980.

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