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Ricardo Miró (1912-1996), historiador y ensayista panameño, cita a Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés como el autor del primer cuento panameño, la historia de un personaje conocido como Andrea de la Roca, publicado como parte de la "Historia General y Natural de Las Indias" (1535). Sin embargo, no fue hasta la mitad del siglo XIX cuando surgieron los primeros escritores panameños, primero poetas y narradores que sentaron las bases de lo que sería la literatura panameña.
Rodrigo Miró (1912-1996), historiador y ensayista panameño, cita a Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés como el autor del primer cuento panameño, la historia de un personaje conocido como Andrea de la Roca, publicado como parte de la "Historia General y Natural de Las Indias" (1535). Sin embargo, no fue hasta la mitad del siglo XIX cuando surgieron los primeros escritores panameños, primero poetas y narradores que sentaron las bases de lo que sería la literatura panameña.


== Poesía ==
== Poesía ==

Revisión del 19:18 13 jun 2009

Rodrigo Miró (1912-1996), historiador y ensayista panameño, cita a Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés como el autor del primer cuento panameño, la historia de un personaje conocido como Andrea de la Roca, publicado como parte de la "Historia General y Natural de Las Indias" (1535). Sin embargo, no fue hasta la mitad del siglo XIX cuando surgieron los primeros escritores panameños, primero poetas y narradores que sentaron las bases de lo que sería la literatura panameña.

Poesía

El modernismo

Entre los primeros poetas panameños podemos mencionar a Manuel María Ayala (1785-1824) y Tomás Miró Rubini (1800-1881), nacidos antes de la independencia de Panamá de España en 1821 y luego, propiamente panameños, José María Alemán (1830-1887), Gil Colunje (1831-1899), Tomás Martín Feuillet (1832-1899), José Dolores Urriola (1834-1883), Amelia Denis de Icaza (1836-1911), Manuel José Pérez (1837-1895), Jerónimo Ossa (1847-1907), Federico Escobar (1861-1912) y Rodolfo Caicedo (1868-1905).

Luego llegó la separación de Panamá de Colombia en (1903) en el momento de auge del Modernismo en las letras hispánicas. El primer modernista fue Darío Herrera (1870-1914), amigo y seguidor de Rubén Darío, al que conoció en Buenos Aires. También Nicole Garay (1873-1918). Otro poeta de importancia fue León Antonio Soto (1874-1902), prematuramente muerto a causa de las torturas a las que le sometió la gendarmería por haber defendido la causa panameña.

Dos revistas literarias se ocuparon principalmente de la difusión del movimiento modernista: El Heraldo del Istmo (1904-1906), dirigida por Guillermo Andreve (1879-1940), y Nuevos Ritos (1907), cuyo fundador fue Ricardo Miró (1883-1940). Este último es quizá el poeta más destacado del Modernismo panameño. Es muy conocido también su poema "Patria" (1909).

En esta época desarrolló también su obra Gaspar Octavio Hernández (1893-1918), autor de Melodías del pasado (1915) y La copa de amatista (1923). Otros destacados poetas de la misma generación fueron María Olimpia de Obaldía (1891-1985) y Demetrio Korsi (1899-1957). Moisés Castillo (1899-1974), que como prosista se dedicó principalmente al costumbrismo (Fiestas escolares, 1937) cultivó una poesía de corte popular, en obras como Romances de mi tierra (1939).

De la vanguardia al momento actual

A partir de 1930, coincidiendo con la revolución juvenil de "Acción Comunal", una nueva generación de poetas, agrupada en torno a la revista Antena, se distanció de la retórica modernista y se aproximó a las vanguardias. El principal referente de esta transformación fue Rogelio Sinán (Taboga, 1902 - Panamá, 1994), autor que había viajado por Europa y frecuentado en París a los surrealistas. En Onda (1929) muestra la influencia de la poesía pura; otras obras suyas de importancia son Incendios (1944) y Semana Santa en la niebla (1949), en que el recurso a lo onírico evidencia su filiación surrealista.

Hay surrealismo también la obra de Ricardo J. Bermúdez (1914), cuya obra principal es Laurel de cenizas (1951). También se sitúa en la órbita de la vanguardia la obra de Demetrio Herrera Sevillano (1902-1950), muy influenciado por el ultraísmo, que en su última época abandonó la experimentación para recalar en una poesía popular y de denuncia, no exenta de logros estéticos.

Otro poeta de esta época es el también cuentista y periodista Mario Augusto Rodríguez (1917-2009), que publicó en 1957 su poemario Canto de amor para la patria novia en la que hace una relación poética de la historia de la nación panameña.

Otros poetas destacados de esta etapa, que puede considerarse la de madurez de la poesía panameña, son Esther María Osses (1914-1990), Stella Sierra (1917-1997), Roque Javier Laurenza (1910-1984), Ofelia Hooper (1905-1981), Tobías Díaz Blaitry (1919-2006), Tristán Solarte (1934), José de Jesús Martínez (1929-1991), Diana Morán (1932-1987), Alvaro Menéndez Franco (1932), Luis Carlos Jiménez Varela, José Guillermo Ross-Zanet (1930), José Franco (1931), y Elsie Alvarado de Ricord (1928-2005).

Entre los poetas de la generación siguiente cabe mencionar, entre otros muchos, a Benjamín Ramón (1939), Bertalicia Peralta (1939), Ramón Oviero (1939-2008), Moravia Ochoa López (1941), Dimas Lidio Pitty (1941), Roberto Fernández Iglesias (1941), Eric Arce (1942), Juan Dal Vera (1958-2002), Mireya Hernández (1942-2006),Enrique Jaramillo Levi (1944), Jarl Ricardo Babot (1945), Giovanna Benedetti (1949), Manuel Orestes Nieto (1951), Luz Lescure (1951), Viviane Nathan (1953), Moisés Pascual (1955), Pedro Correa Vásquez (1955-1995), Consuelo Tomás (1957), Héctor M. Collado (1960), Pablo Menacho (1960), David C. Robinson O. (1960), Martín Testa Garibaldo (1962), entre otros.

Al finalizar el siglo XX surge una nueva generación de poetas, que empieza a publicar después de 1990. Entre ellos, por los premios recibidos y obras publicadas, se debe mencionar a Javier Romero Hernández (Chorrera, 1983), Sofía Santim (Panamá, 1982), Javier Alvarado (Santiago de Veraguas, 1982), Salvador Medina Barahona (Mariabé de Pedasí, 1973), Eyra Harbar Gomez (Bocas del Toro, 1972), Edilberto "Songo" González Trejos (Santiago de Veraguas, 1971), Lucy Chau (Panamá, 1971), Porfirio Salazar (Penonomé, 1970), Katia Chiari (Panamá, 1969), Alexander Zanchez (David, 1968), Genaro Villalaz García (Panamá, 1967).

Entre los poetas que publican sus obras a partir del año 2001 están Franz Castro (Panamá, 1989), Magdalena Camargo Lemieszek (panameña nacida en Polonia, 1987), y Lil María Herrera C. (Panamá, 1965).

Narrativa

El modernismo y los primeros libros panameños

Se puede decir que el género cuento en Panamá empieza formalmente en 1903, cuando Darío Herrera (1870-1914) publica el primero libro de cuentos de autor panameño, Horas lejanas, en Buenos Aires, Argentina. A partir de esta fecha, según algunos autores (Jaramillo Levi, Enrique; Gajes del oficio, Panamá, 2007) y según lo que se puede ver en la bibliografía nacional, el cuento es el género literario que más se ha practicado en Panamá, superando en producción a la poesía y, en mucho mayor medida, a todos los otros géneros.

Junto a Dario Herrera, publicaron cuento en Panamá casi todos los poetas modernistas y postmodernistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De ellos sobresalen Salomón Ponce Aguilera (1868-1945), Guillermo Andreve, Gaspar Octavio Hernández (1883-1940) y Ricardo Miró (1883-1940) cuya obra cuentística, dispersa y mucha de ella inédita, fue recogida y comentada por el escritor Mario Augusto Rodríguez en 1956. También, en la misma época, hay que mencionar a los autores José María Núñez (1894-1990), Moisés Castillo (1899-1974) y Gil Blas Tejeira (1901-1975).

La temática campesina y del canal en la narrativa

En la siguiente generación cabe destacar a Rogelio Sinán, autor de la novela Plenilunio y las colecciones de cuento A la orilla de las estatuas maduras (1946), La boina roja y cinco cuentos (1954), Cuentos de Rogelio Sinán (1971) y El candelabro de los malos ofidios (1982). También pertenecen a la misma Lucas Bárcenas (1906-1992), César Candanedo (1906-1993), Renato Ozores (1910-2001), Ricardo Bermúdez (1914-2000), Mario Augusto Rodríguez (Santiago de Veraguas, 1917), autor de Campo Adentro (1947), Luna en Veraguas (1948) y Los ultrajados (1994), José María Sánchez (1918-1973), Ramón H. Jurado (1922-1978), Joaquín Beleño (1921), Carlos Francisco Changmarín (1922), Jorge Turner (1922), Tristán Solarte (1924) y José Guillermo Ros-Zanet (1930). En esta generación hay que destacar que sus autores cultivaron la temática nacionalista, ya sea desde el punto de vista de las ciudades a ambos extremos del Canal de Panamá y su relación con la Zona del Canal, o desde el punto de vista campesino y del interior del país.

Los temas universales

La generación que sigue es la de autores nacidos a partir de 1932. Entre ellos que se cuenta un gran número que aún está produciendo obras literarias. Entre ellos se debe mencionar a Ernesto Endara (1932), Álvaro Menéndez Franco (1932), Enrique Chuez (1934), Justo Arroyo (1936), Rosa María Britton (1936), Victoria Jiménez Vélez (1937), Pedro Rivera (1939), Benajamín Ramón (1939), Beatríz Valdés (1940), Gloria Guardia (1940), Dimas Lidio Pitty (1941), Moravia Ochoa López (1941), Mireya Hernández (1942-2006), Enrique Jaramillo Levi (1944), Isabel Herrera de Taylor (1944), Raúl Leis (1947), Giovanna Benedetti (1949), Lupita Quirós Athanasiadis (1950), Rey Barría (1951), Ramón Fonseca Mora (1952), Herasto Reyes (1952-2005), Claudio de Castro (1957), Consuelo Tomás (1957), Yolanda Hackshaw (1958), Allen Patiño (1959), Rafael Alexis Álvarez (1959), Ariel Barría Alvarado (1959), Héctor Collado (1960), David Robinson (1960), Erika Harris (1963) y Rogelio Guerra Ávila (1963). Esta generación se destaca por haber abandonado el criollismo como temática de sus narraciones y abordar la creación literaria con temas universales y, en algunos casos, dando relevancia a lo onírico y la fantasía.

La narrativa del siglo XXI

Publicando por primera vez entre 1996 y 2006 surge la generación más reciente de narradores panameños, entre los que se debe mencionar a Carlos Fong (1967), Francisco J. Berguido (1969), Carlos Oriel Wynter Melo (1971), José Luis Rodríguez Pittí (1971), Melanie Taylor (1972), Roberto Pérez-Franco (1976), Gloria Melania Rodríguez (1981) y Annabel Miguelena (1984). Esta generación se caracteriza por el cultivo de la ficción breve, de lenguaje poético y plena de imaginación, pero de temática humana, en la que el individuo se destaca por encima de un entorno caótico, generalmente urbano.

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