Diferencia entre revisiones de «Mantuano»

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'''Mantuano''' es el nombre que se dio en [[Venezuela]], desde el [[siglo XVII]] (y a lo largo del [[período colonial español]] y también por algún tiempo luego de la independencia), a los [[aristócrata]]s de raza blanca, descendientes de los conquistadores [[España|españoles]]. Hubo familias mantuanas en diferentes regiones del país. El escritor [[Francisco Herrera Luque]], por ejemplo, se refiere a los mantuanos del centro como '''los amos del valle''' en su libro homónimo, en clara referencia al valle de [[Caracas]]. Según Herrera, ''mantuanos'' de Caracas son sólo aquellos que poseen los apellidos: [[Familia Palacios|Palacios]], [[Familia Blanco|Blanco]], [[Familia Bolivar|Bolívar]], [[Familia Herrera|Herrera]], [[Familia Tovar|Tovar]], [[Familia Madriz|Madriz]], [[Familia Rivas|Ribas]], [[Familia Salías|Salías]] y [[Familia Ustariz|Ustáriz]].
'''Mantuano''' es el nombre que se dio en [[Venezuela]], desde el [[siglo XVII]] (y a lo largo del [[período colonial español]] y también por algún tiempo luego de la independencia), a los [[aristócrata]]s de raza blanca, descendientes de los conquistadores [[España|españoles]]. Hubo familias mantuanas en diferentes regiones del país. El escritor [[Francisco Herrera Luque]], por ejemplo, se refiere a los mantuanos del centro como '''los amos del valle''' en su libro homónimo, en clara referencia al valle de [[Caracas]]. Según Herrera, ''mantuanos'' de Caracas son sólo aquellos que poseen los apellidos: [[Familia Palacios|Palacios]], [[Familia Blanco|Blanco]], [[Familia Bolivar|Bolívar]], [[Familia Herrera|Herrera]], [[Familia Tovar|Tovar]], [[Familia Madriz|Madriz]], [[Familia Rivas|Ribas]], [[Familia Salías|Salías]] y [[Familia Ustariz|Ustáriz]].

En Maracaibo, según el autor Kurt Nagel von Jess (en sus obras ''Algunas Familias Maracaiberas'', 1969, y ''La Familia Lossada de Maracaibo'', 2007) eran famosas las casas solariegas de familias mantuanas como la de los [[Lossada y Antúnez|Lossada y Antúnez]], localizada exactamente detrás de Catedral y la de los [[Troconis|Troconis]], diagonal a la misma; todas ellas con sus escudos labrados en piedra. También existían las casas mantuanas de los [[Campos|Campos]] y de los [[Pineda|Pineda]], los [[Antúnez Pacheco|Antúnez Pacheco]], [[Ramírez Rus|Ramírez Rus]], [[Gutiérrez de Celis|Gutiérrez de Celis]], [[Urdaneta|Urdaneta]], Andrade, [[Tubiñez Bocanegra|Tubiñez Bocanegra]], [[García de la Lastra|García de la Lastra]], y Osorio, entre otros. Existieron otras familias mantuanas de mucho celo y abolengo en regiones todavía conocidas por sus grandes haciendas: en Perijá (como los García, los Romero, y los de la Vega, entre otros); en La Cañada (como los [[Rincón|Rincón]], y los [[Urdaneta|Urdaneta]]); y en la región Andina (como los Picón, Lares, y Febres Cordero), con sus grandes haciendas de café y caña. En el Estado Falcón, específicamente en la ciudad de Coro y en la Península de Paraguaná quedan aún en pie las solidas casonas de las familias de la Colina Peredo, Garcés, Garcia de Quevedo y Fernandez de Lugo. Este estamento social a lo largo de la historia colonial, republicana y contemporanea sigue emparentándose entre si.

En esta época las diferencias de razas y castas sociales eran muy marcadas, y los mantuanos eran los que poseían mayores privilegios. Una de las causas que originó la [[independencia de Venezuela|guerra de independencia de Venezuela]] fue el interés de los mantuanos por ganar el poder político que poseían los gobernantes impuestos por la corona española. Los mantuanos, o grandes cacaos, llamados así porque su riqueza se basaba en la posesión de enormes haciendas de cacao, podían usar bastón, cadenas, y sombrero; las mujeres usaban mantos y campanillas o cascabeles en los ruedos de sus faldas - para así ir advirtiendo que se acercaban y se les cediera el paso; y eran llamadas por ende, “damas de linajudas campanillas”. Los mantuanos tenían sus bancos asignados en las iglesias, podían usar quitasoles, y ser escoltados por esclavos guiándoles el camino; con lamparitas si era de noche o siendo cargados en sillas gestatorias de día. Eran los únicos que podían usar el título de Don o de Doña, cosa que se nota en sus partidas de nacimiento. En ellas se asentaban todos estos derechos, así como la filiación de hijo legítimo de legítimo matrimonio, y mencionaban también a la generación de los abuelos. Tenían derecho a tener su escudo de armas colocado en el frontispicio de sus casas, estos mismos labrados en piedra.

Hay muchas referencias a las diferencias que marcaban los mantuanos con otros españoles recién llegados, especialmente los [[Islas Canarias|canarios]] que además no estaban beneficiados por el poder político. Según estimaciones de [[Alexander von Humboldt]], citadas por el historiador [[Federico Brito Figueroa]], para [[1802]] los '''mantuanos''' eran 12.000, el 1,4% de la población.

El nombre proviene de la [[mantilla]] utilizada por las mujeres mantuanas para asisitir a [[misa]].



== Véase también ==
* [[Historia de Venezuela]]
* [[Aristocracia]]

[[Categoría:Venezuela colonial]]
[[Categoría:Nobles de Venezuela|Mantuano]]

Revisión del 00:38 23 may 2009

Mantuano es el nombre que se dio en Venezuela, desde el siglo XVII (y a lo largo del período colonial español y también por algún tiempo luego de la independencia), a los aristócratas de raza blanca, descendientes de los conquistadores españoles. Hubo familias mantuanas en diferentes regiones del país. El escritor Francisco Herrera Luque, por ejemplo, se refiere a los mantuanos del centro como los amos del valle en su libro homónimo, en clara referencia al valle de Caracas. Según Herrera, mantuanos de Caracas son sólo aquellos que poseen los apellidos: Palacios, Blanco, Bolívar, Herrera, Tovar, Madriz, Ribas, Salías y Ustáriz.

En Maracaibo, según el autor Kurt Nagel von Jess (en sus obras Algunas Familias Maracaiberas, 1969, y La Familia Lossada de Maracaibo, 2007) eran famosas las casas solariegas de familias mantuanas como la de los Lossada y Antúnez, localizada exactamente detrás de Catedral y la de los Troconis, diagonal a la misma; todas ellas con sus escudos labrados en piedra. También existían las casas mantuanas de los Campos y de los Pineda, los Antúnez Pacheco, Ramírez Rus, Gutiérrez de Celis, Urdaneta, Andrade, Tubiñez Bocanegra, García de la Lastra, y Osorio, entre otros. Existieron otras familias mantuanas de mucho celo y abolengo en regiones todavía conocidas por sus grandes haciendas: en Perijá (como los García, los Romero, y los de la Vega, entre otros); en La Cañada (como los Rincón, y los Urdaneta); y en la región Andina (como los Picón, Lares, y Febres Cordero), con sus grandes haciendas de café y caña. En el Estado Falcón, específicamente en la ciudad de Coro y en la Península de Paraguaná quedan aún en pie las solidas casonas de las familias de la Colina Peredo, Garcés, Garcia de Quevedo y Fernandez de Lugo. Este estamento social a lo largo de la historia colonial, republicana y contemporanea sigue emparentándose entre si.

En esta época las diferencias de razas y castas sociales eran muy marcadas, y los mantuanos eran los que poseían mayores privilegios. Una de las causas que originó la guerra de independencia de Venezuela fue el interés de los mantuanos por ganar el poder político que poseían los gobernantes impuestos por la corona española. Los mantuanos, o grandes cacaos, llamados así porque su riqueza se basaba en la posesión de enormes haciendas de cacao, podían usar bastón, cadenas, y sombrero; las mujeres usaban mantos y campanillas o cascabeles en los ruedos de sus faldas - para así ir advirtiendo que se acercaban y se les cediera el paso; y eran llamadas por ende, “damas de linajudas campanillas”. Los mantuanos tenían sus bancos asignados en las iglesias, podían usar quitasoles, y ser escoltados por esclavos guiándoles el camino; con lamparitas si era de noche o siendo cargados en sillas gestatorias de día. Eran los únicos que podían usar el título de Don o de Doña, cosa que se nota en sus partidas de nacimiento. En ellas se asentaban todos estos derechos, así como la filiación de hijo legítimo de legítimo matrimonio, y mencionaban también a la generación de los abuelos. Tenían derecho a tener su escudo de armas colocado en el frontispicio de sus casas, estos mismos labrados en piedra.

Hay muchas referencias a las diferencias que marcaban los mantuanos con otros españoles recién llegados, especialmente los canarios que además no estaban beneficiados por el poder político. Según estimaciones de Alexander von Humboldt, citadas por el historiador Federico Brito Figueroa, para 1802 los mantuanos eran 12.000, el 1,4% de la población.

El nombre proviene de la mantilla utilizada por las mujeres mantuanas para asisitir a misa.


Véase también