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Eritema tóxico

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Eritema tóxico
Especialidad pediatría

El eritema tóxico es una afección cutánea común y no cancerosa que se observa en los recién nacidos.[1]​Es una enfermedad cutánea inflamatoria benigna de origen desconocido descrita en 1826. Ha recibido nomenclaturas muy diversas tales como exantema toxoalérgico, urticaria neonatal , dermatitis por picadura de pulga» etc. Es la erupción más frecuente en el neonato, afectando a aproximadamente la mitad de los recién nacidos a término, siendo rara en el prematuro.


Causas, incidencia y factores de riesgo

El eritema tóxico, cuya causa se desconoce, puede aparecer en un 50% o más de todos los bebés recién nacidos normales. Generalmente aparece en bebés a término entre las edades de 3 días a 2 semanas.

La afección puede estar presente en las primeras horas de vida, pero generalmente aparece después del primer día y puede durar varios días. Aunque la afección no es peligrosa, puede ser de gran preocupación para quienes son padres por primera vez.[2]

Síntomas

El principal síntoma es una erupción de pápulas pequeñas y de color amarillo a blanco, circundada por piel enrojecida. Puede haber unas pocas o varias pápulas, las cuales generalmente aparecen en la cara y en la parte media del cuerpo, pero también se pueden observar en la parte superior de los brazos y en los muslos. La erupción aparece temporalmente durante horas o días y luego desaparece.[3]​Las lesiones aparecen en la mayoría de los casos entre el primer y el tercer día de vida, aunque pueden hacerlo más tardíamente incluso a las tres semanas de edad. La lesión cutánea básica es una pequeña pápula de 1 a 3 mm de diámetro que evoluciona a una pústula con un prominente halo eritematoso. Las lesiones se presentan en número variable y pueden unirse en placas de varios centímetros. Este exantema se localiza en cualquier parte del cuerpo aunque el lugar más frecuente es el tronco, respetando casi siempre palmas y plantas.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial incluye otros procesos benignos y autolimitados como son la melanosis pustulosa neonatal transitoria, la miliaria, la acropustulosis del lactante y la foliculitis pustulosa eosinofílica; lesiones infecciosas como la foliculitis bacteriana, impétigo bulloso, candidiasis, herpes y sarna. Hay lesiones de enfermedades más graves, la urticaria pigmentosa y la incontinencia pigmentaria, que pueden confundirse con el eritema tóxico. En los casos atípicos puede ser útil la biopsia de piel que demuestra vesículas intraepidérmicas llenas de eosinófilos.[4]

Tratamiento

No requiere ningún tratamiento. Es asintomático y desaparece de forma espontánea.

Referencias

  1. «Eritema tóxico». Consultado el 5 de junio de 2009. 
  2. «Información general sobre el eritema tóxico». Consultado el 5 de junio de 2009. 
  3. «Eritema tóxico alérgico». Consultado el 5 de junio de 2009. 
  4. Ribes, C. «Recién nacido: lesiones cutáneas benignas transitorias». 

Véase también