Diego y yo

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Diego y yo
Autor Frida Kahlo
Creación 1949
Ubicación Colección particular
Material Óleo sobre lienzo motado sobre fibra dura
Dimensiones 28 X 22 cm

Diego y yo es una obra de la pintora mexicana Frida Kahlo realizada en 1949. Se trata de un autorretrato que muestra el rostro de Frida llorando, mientras en su frente, apoyado sobre sus tupidas cejas reproduce un retrato de su esposo Diego Rivera. El cuadro pertenece a una colección particular (Mary Anne Martin Fine Arts Nueva York) y fue subastado en Sotheby's en 1990, alcanzando un valor de 1.430.000 dólares.[1]

Contexto biográfico del cuadro

Frida era su chiquita y Diego su "príncipe sapo". Sin embargo, el transcurrir de este amor no fue nunca fácil para Frida y Diego.

La miniatura de Diego en su propia frente indica el amor obsesivo que Frida sentía por el pintor de frescos. Él está constantemente en sus pensamientos.

Frida pintó este autorretrato en el período en que su marido tenía una aventura amorosa con la actriz de cine mexicana María Félix, quien además era amiga de Frida. Pese a que en su momento ella se tomó dicha relación con bromas, la pintura muestra sus verdaderos sentimientos.[2]

Elementos simbólicos e interpretaciones posibles

Tercer ojo: Este elemento simbólico denota la admiración de Frida por la inteligencia y sabiduría de Diego. Sugiere la convicción de entonces de Frida acerca de la superioridad intelectual y artística de Rivera.

Diego en la frente de Frida: Diego está presente en los pensamientos de Frida, tal como lo sugiere el retrato de Diego entre las oscuras cejas de Frida. El mismo recurso simbólico ya había sido utilizado por Frida en su Autorretrato como Tehuana o Diego en mi pensamiento de 1943.

Lágrimas de Frida: Por años, Frida hizo chistes y se rio de las infidelidades e indiscreciones de Diego. Conservó además su relación de amistad con María Félix durante y después de este incidente. Pero las lágrimas de Frida en este retrato nos muestran su pena y el dolor que le causa en este momento de la vida la posibilidad de perderlo nuevamente. Sentimientos ambivalentes que en muchos sentidos eran recíprocos:

«...ella admitía que sufrió dos accidentes en su vida, el del tranvía y el de Diego Rivera. (…) Él lo admitía:

mientras más amaba a Frida, más quería dañarla. Ella le devolvió el favor con muchos amantes, hombres y mujeres. (…) Ella lo absorbió todo gracias a su manera de amar, casi panteísta, amor de madre tierra, amor de Coatlicue y Dama de Elche. (…) Amor de Frida, en todo caso, devorador, purificador, como el de la diosa buitre. Quería parir a Diego. Soy él, escribió o dijo un día, desde mis primitivas y antiguas células, él es en todo momento mi hijo, mi niño nacido a cada

momento, todos los días, de mi propia entraña…»[3]

Cabello: En la mayoría de los retratos — sin contar, por cierto, el Autorretrato con pelo cortado de 1940 — el cabello de Frida aparece recogido elegantemente en un moño. En éste, por el contrario, su cabello se encuentra suelto y enredado en el cuello, sugiriendo un estado de ahogamiento o estrangulamiento. Sin Diego, Frida pierde el respiro por la vida.

Referencias

  1. «Diego y Yo 1949». Consultado el 24 de julio de 2012. 
  2. «Frida». 
  3. Fuentes, Carlos, Introducción en: El diario de Frida Kahlo. Un íntimo autorretrato, México, 2010.