Curaca

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José Gabriel Condorcanqui Noguera, Curaca de Surimaná, Tungasuca y Pampamarca, bisnieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del último soberano inca, Túpac Amaru I (ejecutado por los españoles en 1572).

El curaca era el jefe político y administrativo del ayllu. Después de la Conquista del Perú por parte de Francisco Pizarro pasaron a ser conocidos como caciques. Curac o curaca es una voz quechua que significa el primero o el mayor entre todos los de su agrupación.

Originariamente debió ser el más anciano y más sabio, y gobernar de manera paternalista; pero como su autoridad la heredaba aquel de sus hijos que denotaba especial capacidad, es obvio que el criterio de la edad no fue siempre seguido. Los incas, a su vez, nombraron curacas para reemplazar a los que hubiesen demostrado resistencia tenaz contra su dominación. Entre sus funciones se hallaban:

  • Reparto de topos o lotes de tierras agrícolas.
  • Protección de los pobres o huacchas.
  • Labores de mantenimiento de la red hidráulica (limpieza y reparación de canales de riego).
  • Resguardo de los linderos de la comunidad.
  • Organización de la minka o trabajo comunal.
  • Redistribución de los excedentes almacenados en pirguas o collcas.

Debido a su autoridad, tenían derecho a poseer tierras y ganado de carácter privado, y acceso a pastos de la comunidad. Disponía del trabajo de mitayos, cuyo servicio lo canalizaba en su propio beneficio. El curaca, por lo tanto, podía exigir prestaciones personales, pero no se apropiaba de bienes en especie, salvo de los mercaderes. Asimismo, vivía en una casa amplia con servidumbre de ambos sexos. Tenía varias esposas, provenientes de su mismo ayllu o de pueblos vecinos, y a veces incluso, cedidas como favor especial, por el propio Sapa Inca.

El curaca, sin embargo, no actuaba sólo, compartía su poder con un yanapaque o segunda persona, como lo conocieron los españoles. Éste generalmente era un pariente cercano, o usualmente su hermano, quien lo reemplazaba cuando se enfermaba, envejecía, estaba incapacitado físicamente o se ausentaba. El símbolo supremo de su autoridad era la tiana (quechua: tiyana, 'asiento') o dúho, un asiento de madera, piedra o metal, de apenas 20 cm de altura aproximadamente, objeto del cual tomaban posesión el día de su asunción al mando.

Los pueblos originarios no tenían el concepto de poderío o imperio, como era entendido por los españoles.[cita requerida] Para ellos la autoridad no estaba basada en el poder, sino en el ejemplo.[cita requerida] Por eso el curaca debía ser una persona experimentada y sabia, no alguien ambicioso.[cita requerida] Además la autoridad era compartida con su segundo.[cita requerida] El concepto de cacique proviene del pueblo gitano y fue traspolado por los españoles. El concepto de imperio también tiene origen español.[cita requerida] Los pueblos originarios se consideraban a sí mismos una nación, sin fronteras. Y no un imperio.[cita requerida]

Véase también

Bibliografía

  • Espinoza Soriano, Waldemar (1987). Los Incas. Lima: Amaru. 
  • Falen, Abel (2012). Los Incas. Lima. 
  • Tauro del Pino, Alberto (2001). Enciclopedia Ilustrada del Perú. Lima: PEISA.